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Discursos dados por Sai Baba

06. 11/03/84 Los estudiantes y la práctica espiritual

Los estudiantes y la práctica espiritual

Los estudiantes y la práctica espiritual

11 de Marzo de 1984

El poder del espíritu es indescriptible. Es ilimitado. Puede elever al hombre de la animalidad hasta la divinidad. Todo el conocimiento que uno adquiera no servirá de nada si no es puesto en práctica. Es como una lámpara en la mano de un ciego.

El sabio Nárada, que dominaba las sesenta y cuatro ciencias y artes, incapaz de lograr paz mental, fue a ver al sabio Sanatkumara para aprender cuáles eran los medios para obtener la tranquilidad. Sanatkumara le preguntó si él había tratado de encontrar la verdad acerca de sí mismo. Nárada confesó que esa era la única cosa que él no había aprendido. Sanatkumara entonces le dijo que esta ignorancia era la causa de su falta de paz mental.

Hoy en día desde que se levanta, el hombre está ansioso de saber lo que está sucediendo en los E.U.A., Rusia, el Punjab o Delhi. La persona que está tan preocupada por las noticias de todas partes, no está consciente del estorbo que está surgiendo dentro de sí. Sólo la persona que se ha transformado puede reformar a otros.

Los antiguos Yoga Shâstras (las ciencias espirituales de la divina comunión) de la India han indicado diferentes métodos para la autorrealización. El despertamiento del dormido poder del Kundalini es uno de ellos. La durmiente energía espiritual (Kundalini Shakti) en el hombre es despertada por medio del control de la respiración y es llevada gradulamente hasta el tope de la cabeza donde se funde con el loto de los mil pétalos (sahasrâra) asentado en el cerebro.

La meditación es equivocadamente considerada igual a la concentración

La fuerza vital que está en el hombre es también conocida como conciencia. El fundir esta conciencia en la Conciencia Universal ha sido descrito como liberación en el Vedânta (la esencia final de los Vedas). Hoy en dia se están promoviendo varios tipos de meditación en la India y en otras partes. Muchas personas equivocadamente confunden la meditación (dhyâna) con la concentración en un solo punto (ekagrata). No hay ninguna relación entre las dos. La concentración es un fenómeno rutinario de cada día en la vida en cualquier forma de actividad humana - el leer, el caminar o el comer. ¿Dónde está la necesidad de perder el tiempo tratando de lograr algo que viene naturalmente? Lo que debemos averiguar es cómo ocurre esta concentración.

Tenemos aquí un libro en la mano. Vemos este libro con nuestros ojos. El momento en que lo vemos, somos capaces de leer las letras. Tan pronto como hemos leído las letras, el intelecto trata de entender el significado y de cavilar sobre ello en la memoria. La mano que sostiene el libro es un miembro del cuerpo. Los ojos que lo ven es un órgano de los sentidos. El intelecto que comprende y la memoria que cavila son igualmente órganos sensorios. Es la acción coordinada de todos los órganos la que nos permite examinar cualquier objeto. Así, la concentración toma lugar en el nivel más bajo de los órganos de los sentidos.

La meditación es un proceso que tiene lugar más allá de los sentidos. Entre la concentración al nivel sensorio y la meditación que está por encima de los sentidos hay una línea fronteriza en la cual ocurre la contemplación (chintana). La contemplación es la segunda mitad de la inteligencia (chit) cuya otra función es la discriminación entre lo correcto y lo equivocado.

Ejemplo de la rosa y de las espinas

Una ilustración aclarará esto. Tenemos un rosal, con ramas, hojas, flores y espinas. El ubicar el lugar donde hay una flor exige concentración. En esta etapa, estamos ocupados únicamente en localizar la flor. Pero la flor debe ser cortada sin tocar las espinas. El amor es la flor. La lujuria es la espina. No hay rosa sin espina. Cómo llegar a la flor del amor sin tocar la espina de la lujuria es el problema. Allí es donde se necesita la contemplación. Habiendo cortado la flor, ¿cómo vamos a usarla? Ofreciéndola a lo Divino.

Meditación significa ofrecer la flor del amor a lo Divino. En el rosal de nuestro cuerpo, está la rosa del amor puro y sagrado que emite la fragancia de las buenas cualidades. Debajo de la rosa, sin embargo, están las espinas en la forma de deseos sensorios. El propósito de la meditación es separar la rosa del amor desinteresado de los sentidos y ofrecerla al Señor.

Desde tiempos remotos, la meditación (dhyâna) ha ocupado un lugar prominente en la India. Hoy en día la gente se sienta en meditación, considerándola como una clase de píldora que se toma cuando se tiene un dolor de cabeza o algún otro dolor. La meditación no es tan sencilla. En el pasado remoto, sabios como Sanatkumara, Nárada y Tumburu se dedicaron a la meditación como un medio para despertar el poder del kundalini y llevarlo hasta el sahasrâra. Ahora bien, la meditación debe ser practicada como un medio para cultivar amor puro y desinteresado, renunciando a todos los apegos a las cosas mundanas.

Las cosas que se deben hacer y las que no se deben hacer en la meditación

Hasta para sentarse para meditar, se deben observar ciertas reglas. El primer requisito es sentarse en la postura del loto (padmâsana),. En esta posición, se debe tener cuidado de mantener la espalda derecha y firme, sin que se doble de un lado o del otro. Algunas personas doblan el cuello durante la meditación. Esto es muy dañino, ya que el detener la elevación del poder del kundalini en la garganta, donde funcionan algunos canales (nâdis) sutiles, puede poner en peligro todo el sistema físico. Muchos han sufrido desarreglos mentales debido a la mala dirección del poder del kundalini. Durante la meditación tampoco debe uno doblarse hacia atrás. Esto es también dañino. La ropa que se use durante la meditación debe estar muy suelta de manera que no haya ninguna presión en la cintura. Los ojos deben estar concentrados en la punta de la nariz. Si los ojos están abiertos, pueden irse en diferentes direcciones y la atención de uno puede distraerse. Los ojos deben estar medio abiertos. Si están totalmente cerrados, el sueño puede vencerlo.

Antes de sentarse a meditar, la mente debe ser liberada de malos pensamientos y llenada de pensamientos santos. Esto exige control sobre todos los órganos de los sentidos. Los oídos deben ser adiestrados para escuchar sólo asuntos relacionados con lo Divino y evitar las malediciencias. Los ojos deben ver sólo a Dios. La mente debe ser tranquilizada haciéndola concentrarse en el proceso de respiración y relacionando la inhalación y la exhalación a la repetición del mantra “So Ham”, “So Ham” (“Yo soy Él”). Por medio de este proceso, el aliento vital es controlado. Esto revela el gran poder del Yoga. No hay necesidad de emprender un ejercicio separado para despertar el poder del kundalini. El proceso del control de la respiración por sí mismo logrará este propósito.

Las tres etapas de la meditación sobre una forma

Algunas personas usan una lámpara (jyoti) como base para la meditación. La lámpara revela la unicidad que es la base de la Unidad o de lo Divino así como la multiplicidad que refleja las manifestaciones de lo Divino. En este método, la experiencia de la bienaventuranza no viene rápido. Hay tres etapas en este tipo de meditación: el imaginar la forma (ûha), el experimentar la forma (bhâva) y el verla como una realidad (sâkshâtkâra). Por ejemplo, si uno desea meditar sobre Baba, debe primero tratar de imaginar con los ojos cerrados la figura de Baba como la ha visto anteriormente. Esta figura desaparece a los pocos momentos. En el experimentar la figura, el proceso es más largo y la impresión también dura más. En este proceso, uno empieza a visualizar la figura de los pies a la cabeza y de la cabeza a los pies. Gradualmente, mediante este proceso, la imagen de Baba se va implantando firmemente y se vuelve una realidad interna. Mientras que el proceso imaginario da sólo un vislumbre momentáneo, el método del experimentar lleva a la completa identificación del buscador con la Forma Divina. El tener conciencia de lo Divino resulta en unidad con lo Divino (Brahmavid Brahmaiva Bhavati).

Cuando experimentamos la forma divina, ¿qué es lo que está sucediendo con nuestra mente? La mente experimenta cada parte del Señor de la cabeza a los pies y finalmente se vuelve una con la forma. Es el proceso de identificación de la mente con la forma divina lo que constituye la verdadera meditación. La meditación no es el fundir la forma en la mente. Es fundir la mente en la forma para que la mente como tal no exista.

Conserven su energía por todos los medios posibles

Cuando se medita en un grupo, no se debe tener ningún contacto con nadie. Esto es altamente importante. La meditación es como el proceso de electrificar un alambre. Si un alambre vivo entra en contacto con algo, producirá un shock. Durante la meditación, se genera energía espiritual. ¿Cómo se pierde esta energía? Se pierde por las uñas y los cabellos en el cuerpo. Esta es la razón por la cual los antiguos yoguis y personas espiritualmente adelantadas permitían que sus uñas y cabellos crecieran libremente. La energía espiritual debe ser conservada por todos los medios posibles. Los santos rishis practicaban el silencio para conservar la energía que se pierde al hablar.

No desarrollen una relación demasiado estrecha los unos con los otros. Tal relación resulta en íntima amistad que produce obligaciones y expectativas mutuas. De éstas surge el sentido de ego. Cuando las expectativas no son cumplidas, surge el resentimiento. Cuando son realizadas, el ego se infla. De cualquier manera, las consecuencias de entretener deseos son indeseables. Cuando crece el resentimiento, el poder de discriminación es debilitado. Uno pierde control sobre la lengua y puede dedicarse a toda clase de abusos. El abuso lleva a una conducta pecaminosa. Todo el proceso es generado por una excesiva asociación los unos con los otros.

Los jóvenes tienden a dejar que su mente divague por aquí y por allá. Deben concentrarse en sus estudios y no darle rienda libre a sus mentes. Deben reducir sus preocupaciones mundanas y dedicar algún tiempo a la meditación cada mañana y tarde. Esto ayudará a purificar sus mentes y a ponerlos en el camino a la Divinidad como el río que se pierde en el océano, la mente debe fundirse en lo Divino. Entonces no habrá ninguna mente en absoluto. Este bienaventurado estado puede ser realizado sólo por medio del camino del amor. El amor es Dios. Vivan en amor. La realización del poder del amor es la verdadera meta de la meditación. Ese amor es totalmente desinteresado y está dedicado a lo Divino.

Los métodos de meditación son muchos, pero la meta es una sola

En la práctica de la meditación, se debe tener conciencia de que todos no pueden seguir el mismo patrón o método. Varía de acuerdo con la evolución y las circunstancias de cada individuo y su capacidad y seriedad. Algunos adoran al Supremo como la Madre Universal. Algunos miran al Todopoderoso como al Padre. Otro ven a Dios como el Amigo Supremo. Otros devotos se acercan a lo Divino como el Amado o el Maestro. Jayadeva, Gauranga y Râmakrishna Paramahamsa pertenecían a la última categoría. No practicaban la meditación. Sentían la presencia de Dios en todas partes. ¿Adónde podrían haber ido para meditar? Esa era su experiencia. Para el verdadedo aspirante, la evidencia de la omnipresencia de Dios puede encontrarse en todas partes. Cerrando simplemente los ojos, uno no se dedica a la meditación. Hay que sentir la unidad con Dios en el ser interno de uno.

La oración es para la mente lo que el alimento es para el cuerpo. De la misma forma como el alimento sano da salud y fuerza al cuerpo, la oración purifica la mente y fortalece el espíritu. Si los cantos devocionales o bhajans se hacen con ostentación, el ego se infla. Los jóvenes deben proseguir desde la oscuridad de la ignorancia (tamas) hasta la austeridad espiritual (tapas). Deben ser firmes en la persecución de cualquier cosa que emprendan. No tiene sentido meditar por dos días y abandonarlo al tercer día. La meditación debe volverse una parte integral de la propia vida. Junto con ello, deben adquirise todos los conocimientos y destrezas de la profesión o vocación escogida.

Al estar en el Colegio de Swami y residir en la residencia de Swami, todos ustedes son considerados estudiantes ejemplares y respetados como tales. Pero no ganarán ese respeto a menos que, cuando salgan al mundo exterior, mantengan la misma disciplina y fortaleza de carácter dondequiera que se encuentren y preserven la sagrada atmósfera y sublimidad asociada con las Instituciones Sathya Sai.

Discursos a los estudiantes de la Residencia del instituto Sathya Sai

Prashanti Nilayam, 11 marzo 1984

Dios no es un benefactor parcializado; Él da la fruta de cada árbol de acuerdo con la semilla. Si han sembrado un mango ácido, para usar la fruta para encurtidos, ¿por qué entonces lamentarse de que el fruto no sea dulce a la lengua? Hagan el bien y aspiren a obtener la fruta de la bondad - esto es perdonable. No es tan malo como hacer el mal y culpar a Dios de que Él les ha dado la necesidad de hacer malas acciones.

Shri Sathya Sai