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Discursos dados por Sai Baba

54. 20/11/82 La joya de la caja fuerte

20 de Noviembre de 1982

Prashaanthi Nilayam

Annual Day of Shri Sathya Sai Hospital

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Buenos pensamientos, buenas palabras, buenas acciones,

Escuchar lo bueno, ver lo bueno, ser bueno,

Esto confiere buena salud a los humanos.

Este cuerpo es una caja fuerte de escaso valor.

Pero, como en una caja fuerte se guardan joyas y gemas,

en esta pobre caja se guarda el divino Atma.

Esta es la Verdad, la Palabra de Sai.

La salud es la mayor bendición. Sin ella, el hombre no puede hacer ni el trabajo más liviano. La salud es un requisito indispensable para el progreso en los campos material, moral, político, económico, artístico y espiritual de la vida.

Los hábitos alimentarios son de primordial importancia cuando se trata de obtener y mantener la salud. Cuando estos no están regulados, la salud se resiente. El axioma es: «Sin moderación no hay éxito». A cada paso hay que respetar restricciones, controles y límites. Hay que refrenar las locas aventuras de la lengua. Entre los ocho millones cuatrocientas mil especies de seres vivos, todos excepto los humanos viven de los alimentos que les proporciona la Madre Naturaleza. Sólo el hombre se esfuerza por hacerlos más apetecibles, más atractivos para los sentidos de la vista, el tacto y el olfato, hirviéndolos, friéndolos, congelándolos, mezclándolos, triturándolos y remojándolos. La consecuencia de esta codicia es la mala salud y la debilidad. Hay que darse cuenta de que los alimentos, tal como los ofrece la naturaleza, son realmente más beneficiosos. Cuando se les aplica calor, pierden los componentes que aportan vitalidad y no pueden tener fuerza ni eficacia. La persona envejece rápidamente y pierde la vitalidad de la juventud. Satisfacer los antojos de la lengua e ingerir alimentos pesados tres o cuatro veces al día no hace más que agravar la situación. Sólo una ingesta regular y limitada puede permitir a una persona cumplir con sus deberes.

Una mente inquieta es otra fuente importante de mala salud. El hombre está constantemente afligido por una u otra fuente de preocupación. Nunca está libre de ansiedad. ¿Por qué? Porque se identifica con el cuerpo. ¿Cómo adquirió este cuerpo? A través de sus actividades y acciones pasadas. ¿Por qué fueron causadas? Por las atracciones gemelas del amor y el odio. ¿Cómo se originaron? Nacieron de haberse enredado en la dualidad, en los opuestos. Y, ¿por qué se deja el hombre atrapar por ellos? Por ignorancia de la Verdad, del Uno.

Ustedes deben saber que cada uno es un peregrino, y que cada vida no es más que una etapa en el viaje hacia la ciudad de la liberación. Este cuerpo es una casa de reposo, en la que nos quedamos por poco tiempo, durante el peregrinaje. La mente es el cuidador, el vigilante del lugar donde descansamos. No debemos tratarla como si fuera la ama ni la dueña. Pero debemos cuidar que la casa que tenemos el privilegio de ocupar no se dañe ni se contamine. Debemos cuidar bien de ella y de su mobiliario, y tratar cortésmente al vigilante.

Las travesuras de la mente ayudan o perjudican al peregrino. La mente tiene como urdimbre y trama el deseo o la sed de una cosa u otra, de obtener alguna ganancia o evitar alguna pérdida. El deseo surge del apego, a menudo consecuencia de un error de concepto. El deseo distorsiona y denigra la mente. Mantiene la mente incesantemente agitada. Ningún espejo de agua puede estar tranquilo cuando caen piedras sobre él, y si hay una lluvia perpetua de deseos, la mente también estará lastimosamente inquieta.

El ananda (la bienaventuranza) que emana del Atma en el hombre tiene, de hecho, que ser almacenado, con la ayuda del buddhi como canal, en el estanque que es la mente. Esa es su verdadera función. Pero, si el estanque tiene grietas y fisuras, que son los sentidos, el ananda se desperdiciará y el estanque se secará. Cuando se intenta apaciguar el hambre de los sentidos, la mente se vuelve vacilante y caprichosa. La mente es el ama de los sentidos. Ese es su papel legítimo. Los sentidos son los sirvientes. Cuando el ama sirve a los sirvientes, pierde el respeto de sí misma y pierde la estima de todos.

En la historia del Ramayana, la reina cede a las artimañas egoístas de su criada y, como consecuencia, su señor, el rey Dasaratha, pierde la vida. Rama, que era como su aliento vital, fue desterrado al bosque, su hijo la repudió y ella atrajo sobre sí la condena del reino de Ayodhya. Esta historia es una alegoría. Dasaratha es el cuerpo humano con los cinco sentidos de la percepción y los cinco sentidos de la acción: los diez carruajes o dasha-ratha. Este cuerpo se casó con la reina, la mente, y la mente cedió ante la sierva, causando la caída.

La única manera eficaz de conquistar todas las fuentes de enfermedad y debilidad física y mental es tomar consciencia de la propia realidad átmica. Cuando uno reconoce que es el Atma, reconoce el mismo Atma en todos, comparte la alegría y el dolor de todos, participa de la fuerza y la debilidad de todos. Cuando uno anhela la felicidad y la prosperidad de toda la humanidad, es bendecido con la sabiduría y la fuerza para marcar el camino y guiar a los hombres hacia él. Esta persona ve a su Dios en cada uno. Cada acto suyo será tan puro, tan sincero y tan sagrado como una ofrenda a Dios.

La salud no depende de los medicamentos. Las buenas palabras, los buenos modales, ver lo bueno, tener buenos pensamientos, todo esto es esencial. ¿Qué pueden hacer los medicamentos más potentes o costosos si uno está enfermo de malos pensamientos y malos sentimientos? Por otra parte, la vida virtuosa, los pensamientos beneficiosos, los ideales elevados y la conducta recta pueden conferir no sólo la salud, sino lo que es aún más precioso, Atma ananda, la extática consciencia de la Realidad misma.


Traduccion SBd