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Discursos dados por Sai Baba

Discurso del 24/04/93

24 de Abril de 1993

Sai Sruti, Kodaikanal

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Si faltan la verdad, la rectitud, el amor y la paz, el valor de la educación es cero.

Si están desprovistas de verdad, rectitud, amor y paz, las elevadas posiciones que podamos ocupar equivalen a cero.

Sin verdad, rectitud, amor y paz, todos los actos de caridad y buenas acciones valen cero, porque faltan los cuatro pilares de esta antigua mansión.

Más que esto, ¿qué puedo transmitirles, augusta asamblea de piadosos y nobles devotos?

(Poema en telugu)

Encarnaciones del amor: la vida humana tiene una misteriosa divinidad. Para ser respetado, para ser conocido por los demás, para ganar renombre y fama en la sociedad, para ser apreciado por un grupo de por lo menos diez personas, uno tiene que realizar acciones sagradas, o bien puede llegar a la fama mediante actos profanos. Quien hace actividades sagradas ganará renombre y fama, respeto y estima. Quien hace actividades profanas puede tener cierto atractivo. Para ambos aspectos, la base es el texto del Mahabharata.

Lo que se encuentra en el sagrado texto del Mahabharata no está presente en ninguna otra parte. Los Pandavas ganaron renombre y prestigio por ser justos, hacer buenas acciones, actos sagrados y nobles emprendimientos. Por el contrario, los Kauravas, que se dedicaron a acciones malvadas y ajenas a la fe, son notorios por haber hecho todo lo injusto. El placer es un intervalo entre dos dolores.

En realidad, sin los Kauravas, la gloria y grandeza de los Pandavas no habría sido conocida. Debido a los Kauravas conocemos todos aquellos pensamientos malvados, malas acciones, maniobras arteras y manipulación de personas. Debido a ellos, el mundo conoce la grandeza de los Pandavas, que defendieron la verdad, la rectitud, la paz y el amor. Si no hay oscuridad, la luz no tiene valor. Si no hay dolor, no tiene valor el placer. El dolor y el placer, la luz y la oscuridad, se siguen unos a los otros de manera interrelacionada.

La condición humana está ausente en el hombre moderno. Sin embargo, los grandes individuos son muchos, aunque su grandeza y su esplendor no se difiundan en el mundo. Cada vez más encontramos en el mundo los efectos de personas malvadas, acciones malvadas y pensamientos malvados. ¿Cuál es la razón detrás de esto? Hay personas de sagrado corazón, que defienden sus ideales con total fe en Dios, pero de alguna manera debe haber algún defecto entre estas personas, y por esa razón su gloria y grandeza no están floreciendo, no se están extendiendo ni se están expresando hoy en el mundo.

Esta es una caja de fósforos. Cuando los fósforos se mojan por contacto con el agua, aunque se los frote contra la caja no se obtiene el fuego. Sin embargo, el fuego sigue latente en ellos. Por más que se los frote contra la caja, el fuego no brotará. De la misma manera, en cada hombre existe el fuego de la sabiduría, existe el fuego de la divinidad y el fuego de la consciencia divina. Para que este fuego pueda arder, muchos recurren a las prácticas espirituales.

A pesar de todas las austeridades, meditaciones y bhajans, esa llama interior no se está expresando en el exterior. ¿Cuál es la razón? Meditamos, cantamos bhajans, hacemos austeridades, emprendemos yajnas, yagas y rituales. También leemos libros espirituales. ¿Cuál es la causa de que el poder divino latente no se haga patente? Esto merece ser investigado. El hombre hace toda clase de prácticas y rituales espirituales exteriores, pero su mente está empapada de placeres sensuales. No tiene ningún valor rezar a la Divinidad, que es la eterna Verdad, mientras se mantiene la mente en cuestiones mundanas, poniendo la fe en este mundo transitorio y efímero.

El hombre hace sus prácticas espirituales como un fósforo mojado que se raspa contra la caja. Si realmente quiere que el poder divino se haga patente, tiene que poner los fósforos mojados bajo la brillante luz del sol de la renuncia (vairagya). Entonces brotará el fuego. Sin la renuncia, las prácticas espirituales otorgan solo una satisfacción temporaria, no la bienaventuranza de la verdad eterna.

Na karmana, na prajaya, dhanena, tyagenaike amritatvamanasuh (la inmortalidad no se alcanza mediante la acción, la progenie ni la riqueza, sino mediante la renuncia).

Aunque hagan buenas acciones, tengan una buena progenie o ganen mucho dinero, si ustedes no tienen el espíritu de sacrificio y renuncia, no podrán alcanzar la paz mental ni el esplendor de la vida espiritual y la dicha de la Divinidad.

Comemos, pero luego el alimento ingerido debe ser desechado. Sin este sacrificio, el sistema digestivo sería trastornado y perderíamos la salud. Inhalamos aire, pero luego el aire debe ser exhalado, para mantener la salud de los pulmones. De la misma manera, a todos los poderes que ganamos tenemos que sacrificarlos en bien de los demás. Si no lo hacemos, estamos dando cabida a la inquietud, la falta de paz (ashanti) y nada de ello nos servirá. En el Mahabharata, Karna es sumamente inteligente, tiene la fuerza física y la fuerza de la excelencia personal. Sin embargo, no tiene la fuerza de la Divinidad. La fuerza del Señor, la fuerza de Dios, está del lado de los Pandavas.

Aun teniendo el poder físico y el poder de la inteligencia, al faltarle el sostén y la fuerza del Señor, Karna se debilita. ¿Cuál es el fin del gran Karna? A pesar de todas las fuerzas, si falta la fuerza del Señor, todas las facultades se hacen débiles. Todo hombre debe hacer un esfuerzo para conocer el valor de la vida humana. ¿Qué pasó con los Kauravas, que tenían posición, poder y riqueza? Habían capturado el reino entero. ¿Qué tipo de guerreros había en su ejército? Guerreros como Bhismacharya, Krupacharya, Dronacharya, Aswattama y el gran Karna. Su ejército estaba poblado de acharyas.

¿De qué le sirvieron todos esos acharyas? Si les faltaba la fuerza del Señor, el acharya de todos los acharyas, qué podían hacer ellos? Si está desconectado el interruptor eléctrico general, es inútil accionar los interruptores en cada habitación. Exactamente eso sucedió en el Mahabharata. En primer lugar, Arjuna y Duryodhana fueron a pedir a Krishna su ayuda y cooperación. Krishna era un excelente actor, y por eso era el director. Habiendo conquistado tantos reinos, Él no se coronó rey; coronó a muchos reyes, pero nunca fue rey. De ese modo ganó mucho respeto. Si hubiera sido rey de todos los reinos que conquistó, no habría sido respetado.

Él había descendido a la Tierra para hacer reyes, no para gobernar el reino. Krishna había comprendido claramente que tanto Duryodhana como Arjuna venían a pedirle ayuda. Observaba como estos dos venían, uno tras otro. Primero llegó Duryodhana, lleno de ego y malos sentimientos, siempre tratando de maniobrar con malas acciones y apegos indebidos. Krishna estaba acostado. Si Duryodhana se sentaba cerca de los pies del Señor, iba a sentir que no era respetado. Por lo tanto, movido por su ego, se sentó en una silla cerca de la cabeza de Krishna.

Arjuna llegó con toda humildad, y se sentó en una silla cerca de los pies del Señor Krishna. ¿Qué estaba haciendo Krishna? Simulaba dormir. ¿Quién podría despertarlo? Si realmente hubiera estado dormido, habría sido fácil despertarlo. No estaba dormido, no estaba despierto, era una simulación. Nadie puede despertar a quien hace esto.

Es imposible despertar a alguien que cierra los ojos y simula estar dormido. “¡Ya es suficiente, Krishna, basta de estos leelas!”. Arjuna rogó así para que Krishna se levantara. Inmediatamente, Krishna se levantó.

¿A quién mira una persona en el momento de despertar? Naturalmente nota primero a quien esté sentado a sus pies. Nadie gira la cabeza hacia atrás para mirar a la persona que está tras de su cabeza. Naturalmente, Krishna vio primero a Arjuna. Este se incorporó e hizo namaskar. Krishna comenzó a hablar cariñosamente con él. Duryodhana estaba lleno de ira. Krishna no lo miraba ni conversaba con él, de modo que su ira iba aumentando cada vez más.

¿Por qué hacía esto Krishna? Yad bhavam tad bhavathi (según como sea el sentimiento, será el resultado). Para el necio Duryodhana, la necedad es el testigo. Krishna pensó: “Será mejor no ver a este hombre más enojado aún”, y dijo:

—Oh, Duryodhana, ¿cuándo llegaste?

—¡Krishna, llegué hace largo rato!

—¿Para qué has venido, cuñado?

—Mañana va a haber una gran batalla, va a haber una guerra entre los hijos de hermanos, los Pandavas y los Kauravas. He venido a pedir tu ayuda.

—¡Oh, mi ayuda, bien! Arjuna, ¿para qué has venido tú?

Arjuna no dijo que venia a pedir ayuda. En cambio, dijo:

—Krishna, he venido a pedir tu gracia.

Duryodhana había ido en busca de fuerza y ayuda mundanas, en tanto que Arjuna había ido en busca de la gracia de Krishna. Krishna lo dividió en dos partes:

—Mi ejército y todo mi equipamiento estará en un lado. Del otro lado, estaré solo Yo. Ustedes pueden elegir cuál de las dos partes.

Duryodhana tenía gran cantidad de deseos físicos, mundanos. Deseaba toda clase de fuerza física, y dijo:

—Krishna, dame tu ejército.

—Sí, te lo daré.

Luego Krishna se dirigió a Arjuna:

—Cuñado, ¿qué eliges tú?

—Es suficiente con que Tú estés allí. No deseo nada más.

Entonces, Krishna palmeó la espalda de Arjuna, y dijo:

—Arjuna, mi ejército y mi armamento son como los vagones de un tren. Duryodhana se lleva todos los vagones. Para ese tren, la máquina soy Yo. Toma esta máquina.

¿Cómo se podrían mover los vagones sin una máquina? Toda la fuerza de este mundo es como los vagones. Solo Dios es la máquina que los impulsa.

Arjuna quiso solo a Krishna, el todopoderoso. Arjuna hizo namaskar y se sentó junto a los pies. Krishna comenzó a relatarle todo lo que iba a suceder en el futuro. “¡Levanta ese ánimo, Arjuna! El destino es fuerte, la justicia triunfará. Los egoístas serán derrotados. Esta es la ley en todas las edades, compréndelo. El padre de cien hijos, al final se quedará sin ninguno. ¡Qué destino! Dhritharashtra quedará sin un solo hijo que le ofrende los últimos ritos. Apartándose de Dios y la rectitud, buscando tener dinero y autoridad, él tiene total fe en los placeres mundanos. Ellos son solo reflejo, reacción y resonancia. Hay solo una realidad, que es Dios. Tú quieres a Dios, y por lo tanto no tienes nada que temer. Con Dios lo lograrás todo. Ten valor, y marcha adelante”.

¡Qué maravillosa verdad propaga el Mahabharata para el mundo entero! Si se lo considera externamante, el Mahabharata solo trata de una guerra, de la violencia. Sin embargo, es el reflejo del conflicto interior. Es un reflejo del ser interior. Hay una constante lucha interior entre el bien y el mal. En medio del bien y del mal está Krishna.

En esta guerra entre ambos, Krishna viene a ser quien conduce la carroza hacia el bien: es Partha Sarathi. ¿Quién es Partha? El hijo de la Tierra. Partha Sarathi es el conductor para todos los hijos de la Tierra. Es Dios mismo. Él está en cada persona. El Uno Mismo está presente en todos los seres. Todos son chispas de la Divinidad. Ekam sath viprah bhahuda vadanti: la verdad es una sola, y es llamada con diferentes nombres por los eruditos. Dios está instalado en todos los seres.

El universo entero está lleno de Dios. Teniendo en el corazón a tal Divinidad, ¿para qué luchar en busca de placeres sensuales, exteriores? Por supuesto, se necesitan cosas materiales en la vida cotidiana, como alimentos, vestimenta y habitación. Pero si ustedes tienen fe en Dios, ¿acaso Él no los cuidará? Ustedes malgastan sin límite el tiempo, desde que se levantan de la cama hasta que se van a dormir. Tambíen malgastan el tiempo en el proceso de aprender. Olvidando a Dios, pasan todo el tiempo estudiando. ¿Qué beneficio lograrán?

¡Oh, hombre, di la verdad! ¿Qué es lo que has logrado? Nada en absoluto. Estás desperdiciando el tiempo. Ustedes cansan demasiado el cuerpo. El hombre tiene la responsabilidad de santificar el cuerpo y cumplir con su deber. El hombre tiene que pensar en la responsabilidad; entonces tendrá naturalmente su derecho. Lamentablemente, hoy hemos dejado de lado la responsabilidad, y peleamos por los derechos. ¡No! Los derechos y las responsabilidades son como un par de alas, o como un par de ruedas. Lo más importante que debe tener el hombre es la responsabilidad. Debe cumplilr con su deber. Cumplir con el deber es yoga.

Habiendo olvidado el deber, ¿cómo podría el hombre esperar la recompensa? A menos que haga algún trabajo, no puede esperar nada a cambio. Sin embargo, el hombre hace cierto trabajo, pero ¿cómo lo hace? Anticipando que recibirá algo a cambio.

Un pequeño ejemplo. En una familia, los hijos, la esposa y demás parientes hacen las tareas domésticas de la mañana a la noche, sin recibir ningún pago. El jefe de familia cumple con su deber de ocuparse de ellos, hagan su trabajo o no. Por otra parte, está el sirviente, que trabaja de la mañana a la noche, y al final del día solicita su pago. Quien trabaja por un salario es un sirviente. Quien trabaja por su responsabilidad es el amo. ¿Ustedes se van a convertir en amos o en sirvientes?

Los sirvientes piensan en todas las cosas exteriores. El sirviente cuida las cosas que el amo deja de lado. Pero el amo mantiene todo lo valioso en una caja fuerte. Solo el amo puede ver esos elementos valiosos y tiene autoridad sobre ellos. El sirviente no tiene ninguna autoridad.

Hoy todos llevan vidas de sirvientes. Estando el Uno Mismo presente en todos, todos deben ser amos. La naturaleza de Uno Mismo es la misma en todos. Por eso, cada uno debe considerarse un amo. Cuando alcancemos esa posición, podremos comprender la verdadera naturaleza de Uno Mismo. No necesitamos buscarlo. Pensamos que estamos en busca de la Divinidad. Swami dice: “Buscar es una palabra errónea” ¿Dónde van a buscarse a sí mismos? ¿Dónde? ¿Acaso se buscan a sí mismos fuera? ¿Han perdido la razón? Si son necios o locos se buscan a sí mismos fuera. Si son cuerdos no se buscan a sí mismos.

De la misma manera, Dios está en ustedes, con ustedes, debajo de ustedes, por encima de ustedes y alrededor de ustedes. ¿Adónde buscarlo? Los Vedas dicen: “Dios está presente dentro de ustedes, fuera de ustedes y en todas partes”. No necesitan buscarlo. Si ustedes desarrollan ese amor, Él mismo vendrá a ustedes. Cuando hay una lámpara encendida, todos los insectos acuden, sin preocuparse por si se quemarán o no. Con solo ver la luz, los insectos se reúnen allí. Cuando se abren las flores, ¿alguna de ellas invita a las abejas? ¡No! Las abejas vienen y reciben el néctar de las flores. La flor y la abeja saben bien qué hacer. El corazón (hridaya) es la flor, y tiene el néctar de la divinidad.

El devoto debe entrar en esta flor y beber el néctar. Las Gopikas buscaban la unidad. “¡Krishna, Krishna! Si fueras una flor, yo sería una abeja dando vueltas a tu alrededor. Si fueras un árbol gigantesco, yo sería una enredadera trepando abrazada a Ti. Si fueras un infinito océano, yo sería un río y me fundiría en Ti. ¡Krishna, Krishna! Si fueras el monte Meru, yo sería una cascada, cayendo muy cerca de Ti. Si fueras el firmamento infinito, yo brillaría en Ti como una estrellita”. Las Gopikas aspiraban así a la unidad con Dios.

“Si naces como una flor, haz que yo nazca como una abeja. Si naces como un árbol, haz que yo sea una enredadera trepando a tu alrededor”. Uno tiene que adoptar esta inspiración. Eso es la unidad en la diversidad; ellas ansiaban esta unidad. Pero hoy los devotos dicen: “Tú eres tú, y yo soy yo”. ¿Así, podrán llegar a ser uno? ¡No! Deberían decir: “Tú y yo somos nosotros”. Y después, “nosotros y nosotros somos uno”. Aquí y allá, dondequiera que se mire, solo Uno existe. Esta es la auténtica práctica espiritual (sadhana).

El río Godavari, el río Krishna, el río Cauveri, el río Yamuna y el río Saraswathi, todos los ríos fluyen con diferentes nombres y formas. Finalmente, se funden en el mar. Habiéndose fundido en el mar, ¿dónde está el Godavari? ¿Dónde está el agua del Cauveri? ¿Dónde está el agua del Ganges? ¿Dónde está el agua del Saraswathi? Todas se convierten en agua de mar. Brahmavid bhramaiva bhavati: quien conoce a Brahman se convierte en Brahman. Todo se convierte en Uno. Tiene el sabor del mar, la forma del mar y el nombre del mar. Los nombres y las formas de los ríos son sacrificados. Primero tenemos que sacrificar nuestro nombre y nuestra forma (nama y rupa). Debemos fundirnos en la divina forma y el divino nombre. Esto es la auténtica indagación (vichara).

Sin embargo, tenemos que hacer nuestras tareas. Todo lo que hacemos hagámoslo por Dios. Ir a la oficina, hacer negocios, cumplir tareas, hacer muchas acciones. No es necesario dejar de hacerlo. Hagan lo que hagan, tómenlo como una acción del Señor. Entonces, el trabajo será transformado en adoración. Swami nunca dijo: “Abandonen el trabajo, vayan al bosque y tápense la nariz”. ¿Qué obtienen en el bosque? No es un bosque, es para el descanso. Para eso pueden ir.[1]

¿Cuándo necesitan descanso? Cuando están agotados. ¿Y cuándo están agotados? Cuando hay polvo acumulado. ¿Y por qué se acumula el polvo y el herrumbre? Por demasiada inactividad. La Divinidad brilla todo el tiempo en todo ser humano. Piensen en Dios todo el tiempo; ofrenden todas sus acciones a los pies de loto para agradarle a Él, y tendrán la sensación de que Dios está en ustedes.

En Kodaikanal pueden escuchar en la radio una canción que proviene de Dehli, ajustando el dial. Eso son ondas eléctricas, y es sonido. Eso es Dios. Dios es llamado Sabdhabrahmamayi porque es el sonido; Charaacharamayi por el movimiento; Jyothirmayi por la luz; Vaakmayi por la palabra; Nithyanandamayi por la bienaventuranza; Parathparamayi por ser Lo Supremo; Mayamayi por la ilusión; Srimayi por la riqueza. Dios tiene estas ocho Aiswaryas, o facultades. Ellas están presentes en todas partes. Eso es el divino Atma. Con esta profunda fe, debemos emprender la práctica. Debemos pensar solo en esto. Cumplan con sus deberes de todo corazón, por amor, pensando en el Señor. Dios se hará cargo de todas sus responsabilidades.

Chitthi Babu dijo: “Tú estás en todas partes. Tú me haces hablar. Tú me haces escuchar. Tú me haces pensar. Todo, Tú”. Pero dijo: “Lo bueno y lo malo van a Ti, no a mí. Lo malo también va a Ti, junto con lo bueno”. Cuando alguien llega a esta posición, Dios se hace cargo de todo. Pero hoy no se encuentran esta sinceridad y esta devoción. Si algo resulta un éxito, la persona se adjudica el mérito por el éxito. Si resulta un fracaso, dice “Dios me hizo fracasar”. ¡No! El éxito y el fracaso, lo bueno y lo malo, son iguales. Para llegar a ese estado de ecuanimidad, es necesario mucho control de los sentidos. Este control de los sentidos solo es posible mediante el amor. Piensen en el Señor con amor.

[1] Juego de palabras en inglés entre “forest” (bosque) y “for rest” (para el descanso).


Traduccion SBd