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Discursos dados por Sai Baba

34 Disc. en 1984 sobre Bhagavad Gita, caps. 12 y 2

06/09/84 d-25 Envidia y odio, las plagas gemelas que destruyen vuestra paz

6 de Setiembre de 1984

Prashanti Nilayam

  

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El Morador Interno es la entidad permanente. Él es que impregna todo ésto. Él se encuentra en todos los seres y en todo lugar. El cuerpo es impermanente: los cuerpos van y vienen, pero el Morador permanece inalterable. El mero hecho de que algo more dentro del cuerpo no basta para llamarlo el ‘Morador’. En este mundo que puede compararse con un cuerpo, viene a ser la Persona Cósmica que puede ser llamada el Morador Interno. Otro nombre para el es Atma. Es esta Persona Cósmica o Atma la que reúne los requisitos como para ser descrita como el Morador Interno de todos los cuerpos individuales. Este Principio Atman es permanente y eterno. Es el Dehi, el Morador Interno del Deha, el cuerpo.

Las Escrituras o Shastras nos proveen las directrices para reconocer a este Dehi; mas, en sí mismas, las verdades de las escrituras no serán suficientes para conocerle. No podemos alcanzar al Dehi estudiando solamente las Escrituras. Haciendo uso de lo expresado en las Escrituras como base, debemos realizar un resuelto esfuerzo por lograr la visión interna. Varias Escrituras, como los Upanishads, los Vedas, los Puranas etc., no pueden hacer sino mostrar el sendero. Son como señalizadores que muestran la dirección. Para alcanzar la meta, debemos recorrer nosotros mismos el camino. Siguiendo las direcciones que indican los Shastras, debemos emprender el viaje y hacer el recorrido hasta la meta. El Bhagavad Gita ha marcado la senda para ello.

En el Gita, las directrices respecto del trayecto comienzan con el sloka 11 en el segundo capítulo. Ello marca el comienzo de las Enseñanzas de Krishna. Se inicia con “Ashochyan" [1] lo que significa ‘estás afligido por aquellos que no son dignos de lamentos’.

¿Por qué medio se previene el pesar? El Gita Acharya ha expresado que de nada sirve nuestro pesar por cosas que son pasajeras y transitorias. "Oh Arjuna, estás afligido por un asunto por el que no deberías afligirte”. Todo en este Universo manifestado tiene cinco características; en la terminología védica se les llama Asti, Bhãti, Priyam, Nama y Rupa, lo que significa ‘existe’, ‘brilla con una luz interior’, ‘tiene un propósito y trae alegría’, ‘tiene un nombre y una forma’. El equivalente sánscrito para Asti, Bhãti y Priyam es Sat-Chit-Ananda. Este Sat-Chit-Ananda es la Verdad Eterna, la Realidad permanente. Se asocia a la Divinidad. Para Sat-Chit-Ananda no hay nacimiento ni muerte. De modo que Asti, Bhãti y Priyam, o Sat-Chit-Ananda, pueden describirse como la impronta o firma de la Divinidad. Nombre y forma son transitorios e ilusorios. En realidad son solo imaginación.

Todas estas cosas creadas que vemos, son artificiales. Tienen la tendencia a venir e ir, en otras palabras, tienen nacimiento y muerte. Se pueden comparar con los parientes. Los parientes vienen por un tiempo, se quedan con nosotros y luego parten, no se quedan permanentemente en la casa. También la felicidad y el pesar pueden compararse a los parientes. Vienen y se van. Del mismo modo, ninguna entidad que tenga nombre y forma puede considerarse permanente. En el contexto de entender la espiritualidad, todas las cosas creadas deben verse como transitorias y temporales. Cualquier día, estas cosas se van, están sujetas constantemente al cambio; afligirse por cosas que no son permanentes es de hecho, no correcto.

Si queremos entender las tres cualidades básicas de Asti, Bhãti y Priyam que son permanentes, debemos refugiarnos en algunas virtudes. Como ha sido explicado en el Bhakti Yoga y expresado por Krishna, aquel que posee las 26 cualidades del Bhakta le es caro al Señor. Pero no es necesario llegar a poseer todas estas 26 cualidades. En una caja de cerillas puede haber un gran número de ellas, pero si quieren fuego, no hay necesidad que las enciendan todas, con una basta. Si desean inquirir en el Principio de Atman, pueden emprender la práctica con ayuda de algunos atributos importantes. Ayer hablamos de las importantes virtudes de la mansedumbre y la paciencia. Hoy nos referiremos a los males que son sus opuestos: los celos y el odio.

Los celos y el odio son ladrones gemelos. Ninguno puede vivir sin la compañía del otro. Se refugian mutuamente el uno en el otro y, en muchos aspectos, existe entre ellos una relación inextricable. El odio puede ser comparado a una peste y los celos pueden compararse a otro tipo de peste. Son pestes gemelas y entre ambas pueden destruir a un árbol. Piensen en un árbol completamente verde, que tiene flores y frutos, un árbol que es hermoso de mirar. Cuando una peste llega hasta las raíces de este árbol, se puede secar en cuestión de días. Una de estas pestes ataca las raíces, en tanto que la otra ataca por arriba las hojas y las ramas. La primera intenta destruir la vida misma del árbol y la otra trata de echar a perder su belleza. Ambas trabajan de común acuerdo. En donde no haya celos, no habrá odio. En donde es visible el odio, encontraremos también de manera invisible a los celos.

El odio adopta formas particulares, se manifiesta de varias maneras. Para los celos no existe una forma, se mantienen ocultos bajo la superficie. Se ha dicho que no hay persona alguna en el mundo que no sufra de algún tipo de celos, o que hay al menos una leve tendencia a los celos en cada persona. Para asegurarnos que estos celos y odio no entren en nuestro sistema, debemos desarrollar un amor desinteresado. En dondequiera que encontremos un amor desinteresado, no habrá lugar para que los celos ni el odio sienten pie. Cuando se les mantiene fuera, pueden lograr la experiencia de la dicha divina. La belleza es una forma de dicha. En dondequiera que haya belleza, también encontrarán alegría. El objeto bello es alegría para siempre.

¿Qué es la belleza? ¿Es el mundo el que le imparte belleza a una cosa, o es la belleza algo que le es inherente al objeto? Hemos visto como las cosas sufren cambios. Consideremos todas estas cosas que sufren cambios, ¿por cuánto tiempo permanecen bellas? Solo aquello que es permanente puede ser bello. La sola entidad permanente es Dios, de modo que únicamente Dios es bello. No hay nada en el mundo que sea más bello que Dios. El deber más importante de un devoto es el de beber el néctar de la dicha que emana de esa belleza. El embebernos y llenarnos de esta Divinidad, tan llena de belleza, requiere de la necesidad de adquirir ciertas virtudes. Con el objeto de desarrollar estas virtudes deberemos destruir las flaquezas y defectos que se encuentran enquistados dentro de nosotros. Los celos, por ejemplo, pueden filtrarse incluso dentro de nuestra relación con la Divinidad misma. Veamos un ejemplo.

Arjuna estaba sentado en el carro, Krishna lo conducía. En esos momentos Arjuna, probablemente, no era aún capaz de entender la plena divinidad del Señor, pero sentía que Krishna era una gran persona. Arjuna había escuchado todas las cosas que Krishna había explicado y expuesto, pero aún no estaba completamente preparado para practicarlas. La gran guerra se libraba en el campo de batalla y algunas de las armas más terribles estaban siendo empleadas. Un día en particular, Arjuna estaba luchando con Bhishma. Durante ese enfrentamiento varios poderosos y terribles proyectiles disparados por Bhishma se introdujeron en el carro de Arjuna, mas no lo lesionaron. La batalla continuó sin cesar durante la mayor parte del día sin que ninguna de las partes ganara la delantera, hasta que, finalmente, Bhishma se desplomó en su carro. En ese momento, Arjuna pudo haber reclamado la victoria en la lucha de aquel día.

Arjuna siempre había tenido fe en la Divinidad, mas en aquel momento también se sentía algo arrogante, pensando que solamente él era responsable por este éxito en la batalla. El sol ya se había puesto cuando enfilaron el carro de regreso a casa. Arjuna seguía sintiéndose orgulloso de ser el responsable de la victoria y Krishna se limitaba a conducir el carro. Tan pronto Ilegaron al campamento de los Pãndava, Krishna lo detuvo a cierta distancia de la tienda y, volviéndose hacia Arjuna, le dijo: "Arjuna, por favor baja del carro y ve a la tienda". Arjuna estaba tan sumido en su egoísmo, que pensó para sí mismo: "Yo soy el señor, Krishna no es más que mi auriga, bien podría haberse bajado él primero y haberme abierto la puerta. Entonces yo, como señor, habría descendido. Eso es ceñirse al protocolo", y dirigiéndose a Krishna, le dijo: “Cuñado, por favor, baja tu primero". Mas Krishna insistió: "Arjuna, bájate, por favor." Y este intercambio siguió igual por algunos momentos.

Los pensamientos de Arjuna se fueron obscureciendo, comenzó a sentir envidia de Krishna y pensó para sí: "Y yo que había pensado que Krishna era una gran persona... De seguro que, debido a que lo he estado felicitando y expresándole mi admiración, actúa ahora de este modo... como si fuera él el más importante. Bueno, no es más que mi propio error. En todo caso, la guerra continúa y necesito a Krishna, así que es mejor no enemistarme con él. Ello me perjudicaría." Y fue así que, muy a su pesar, Arjuna descendió primero del carro. Luego se paró cerca de él, mas Krishna lo siguió presionando: “Arjuna, no te quedes allí parado, entra por favor a la tienda". Sin otra alternativa, Arjuna entró en la tienda. Krishna descendió de inmediato del carro y con un gran salto puso distancia entre el carro y Él. En el instante mismo en que Krishna abandonó el carro, este estalló en llamas y en un momento quedó reducido a cenizas.

Dharmaraja y Arjuna que lo habían visto todo desde la distancia, le preguntaron a Krishna: “¿Qué pasó? ¿Cuál es la causa de todo este espectáculo?" y Krishna les respondió: "Oh Arjuna, nadie puede esperar comprender las acciones de la Divinidad. Para la Divinidad no existe el egocentrismo ni el egoísmo. Mi única preocupación es proteger a los devotos. Mi único deseo es impulsarlos y favorecerlos. Todos esos terribles proyectiles que utilizó Bhishma y que entraron en nuestro carro, los mantuve inofensivos bajo mi pie. Mientras mantuviera el pie sobre ellos, no podían ejercitar sus poderes en ti. Si me hubiera bajado primero del carro, los proyectiles te habrían destruido a ti y al carro. Estarías reducido a cenizas...Pero, al no reconocer la verdad me pedías que me bajara primero". Tan pronto Arjuna escuchó estas palabras de Krishna, se dio cuenta de su propia arrogancia y de su ignorante conducta. Había mostrado todos los signos de la envidia: el encontrarle defectos a la Divinidad puede considerarse un tipo de envidia.

Hay varios signos importantes que muestran la envidia. La envidia o los celos hacen su aparición cuando nos ponemos en contacto con una persona cuyo renombre es mayor que el nuestro. O se desarrollan cuando alguien gana más que nosotros. También surge la envidia cuando encontramos a una persona que es más bella o atractiva que nosotros. Si hay algún otro alumno que logra mejor puntaje que nosotros, la envidia puede asomar su cabeza. El desarrollar envidia hacia personas que los sobrepasan en fortuna, posición, belleza, inteligencia y otras cualidades, es una debilidad de los seres humanos ordinarios. En el momento que la envidia entra en una persona, serán destruidas todas las virtudes que pueda haber estado cultivando por mucho tiempo. La envidia no se conformará con vivir inofensivamente dentro de una persona. Destruirá todas las cualidades y virtudes que hayan en ella. Desarrollará una naturaleza demoníaca, destruirá la naturaleza humana, fortalecerá la naturaleza animal. No mira ni hacia adelante ni hacia atrás. Carece de escrúpulos. Por ello, cada cual debe cuidar, ante todo, que la envidia no entre en él. Deben alegrarse ante la prosperidad de los demás. Deben alegrarse del progreso de otros. Deben alegrarse ante el bienestar de otros. Esto es la real virtud. Esto es lo que nos ha enseñado el Bhagavad Gita. Desear el bien y el bienestar de otros es una buena e importante cualidad que debemos poseer.

Krishna le dijo a Arjuna: "Arjuna, debes estar libre de celos o envidia, deberías ser un Anasuya. No seas celoso", Anasuya significa aquel que no siente envidia. Si estamos libres de envidia y celos, seremos capaces de controlar y conquistar los tres Gunas: Satva, Rajas y Tamas. En verdad, una vez que están libres de envidia pueden conquistarlo todo. Y no se puede dejar de enfatizar que la envidia puede destruir todas nuestras buenas cualidades. Pueden pensar que solo destruirá a otros, pero de hecho, destruirá a la persona que es envidiosa y no a otra. La enfermará. No podrá dormir bien, no podrá alimentarse bien. Incluso aunque la persona comience estando totalmente sana, la envidia hará que pronto desarrolle todo tipo de problemas físicos y enfermedades. La envidia es como un deterioro interior, al igual que la tuberculosis, la cual irá debilitando a la persona sin que ella lo note. Tiene la capacidad de entrar en una persona de infinitas maneras, para terminar destruyéndola.

La envidia es una enfermedad maligna a la que no se le debe permitir que asiente un pie. Debemos sentir que Dios siempre nos bendecirá con Su Gracia, incluso aunque estemos en una posición inferior a la que creamos merecer. Deberíamos gozar con la felicidad de otros, deberíamos alegrarnos al escuchar de sus logros y no sentirnos apenados simplemente porque otros tienen cosas que nosotros no tenemos.

La envidia es omnipresente en este Kali Yuga. Domina en todo tipo de gente, ya sean yoguis, bogis o rogis [2]. Es debido a ella que la gente pierde la paz mental y desperdicia su vida.

Veamos una breve ilustración. Hace mucho tiempo, Buda [3] iba mendigando limosnas. Estaba por llegar a una aldea en la cual vivían algunos de sus devotos. Toda la gente de la aldea sentía un gran afecto por Buda, pero antes de que pudiera llegar a las afueras lo interceptaron unos jóvenes rufianes que comenzaron a criticarlo. Algo sorprendido con la recepción, se quedó allí y se sentó en una roca. Les dijo: "Y bien, señores, ¿cuál es el placer que les produce el criticarme?" Sin contestarle, siguieron con sus críticas. Buda les dijo: "Sigan adelante, todo lo que quieran". Ellos siguieron con sus diatribas, hasta que se cansaron y se fueron.

Antes de que se fueran, Buda les dijo: "Niños, quiero decirles una verdad. En la aldea a la que voy, toda la gente me quiere mucho, si saben que me han estado criticando de la manera insultante en que lo han hecho, los cortarán en pedazos. Para salvarles de ese peligro es que me he quedado aquí, y les he permitido continuar con sus críticas. De modo que, en realidad, les he hecho un regalo. Normalmente, cuando uno desea brindar alegría a ciertas personas, debe gastar mucho dinero y realizar toda clase de preparativos, mas sin gastar ni un solo céntimo, sin haber planificado todo esto, he sido capaz de brindarles gran satisfacción. ¡Qué feliz me siento! Puesto que les ha alegrado tanto el criticarme, soy el responsable de vuestra alegría. Sin haberlo pensado antes, me ha sido posible darles esta satisfacción y ello hace que también yo me sienta satisfecho. Piensen un poco en lo mucho que hay que hacer, normalmente, para darle algo de alegría a la gente.

En cambio, yo, sin hacer nada, he podido darle tanta satisfacción a gente mala. Como pueden ver, en vez de sentirme infeliz por vuestras críticas, me siento realmente feliz de haber podido hacerlos felices". Luego Buda les explicó otro punto importante de una manera tal, que dejó una impresión indeleble en sus corazones. “Supongamos que llega un mendigo hasta vuestra puerta y pide limosna. Le traen algo de alimento, pero piensan que no es el tipo de limosna que está pidiendo. Imaginemos que no acepta lo que le ofrecen. ¿Qué harían entonces? Le dirían 'Si no quieres aceptar lo que te doy, ¿me lo llevo y lo aprovecharé yo'? De manera similar, me dan críticas y quizás piensan que es la limosna que me estén dando. Seguro es que creen que necesito vuestro consejo y me lo están dando gratis. Pero no lo he aceptado... Entonces ¿a dónde va? Se vuelve a dirigir hacia ustedes, se queda con ustedes y les pertenece. ¿Ven? En realidad no están sino criticándose a sí mismos... A mí no me tocan en absoluto."

Uno puede enviarle una carta certificada a un amigo. Si el amigo no la acepta, ¿qué hace el servicio de correos? La hará retornar al remitente. Si critican o insultan a una persona y esta no lo acepta, las críticas y los insultos volverán inevitablemente a ustedes. Constituye una vil satisfacción el hecho de pensar que podemos crearles problemas a otros a través de nuestra envidia y nuestro odio. En realidad, no les estamos creando problema alguno: solo nos los creamos nosotros mismos. De innumerables maneras, la envidia le crea problemas a la persona infectada con ella. Al respecto, aquí va otra breve historia.

Un Sannyasin cultivaba un huerto lleno de flores y frutas. Pese a ser un Sannyasin había desarrollado un fuerte rasgo de egoísmo, y, tan pronto lo invadió el egoísmo, también hizo su entrada en él la envidia. Cuando ambos aparecen, automáticamente se une a ellos el odio. Dios vio que esta persona que vestía el ropaje de un Sannyasin había llenado su corazón de veneno, y decidió corregirle por medio de una lección. Dios se disfrazó como un viejo Brahmin y llegó hasta el huerto. Se acercó a un árbol recién plantado y con grandes aspavientos alabó la belleza de ese árbol en particular. Dijo: “¿quién es la persona responsable del cultivo de este precioso árbol?" El Sannyasin se le acercó y le contestó: "¡Oh Brahmin! Soy yo el que ha cultivado todo este huerto, no solo he cuidado de este Árbol, sino también de todos los demás. También he arreglado todos estos agradables senderos y he logrado cultivar este hermoso huerto y jardín por mi propio esfuerzo. Solo realizo todos los trabajos, ya que no hay ningún jardinero. Soy yo el que trae el agua, el que pone el abono y mantiene los senderos despejados. Estoy cultivando estas hermosas flores y frutas, y todo ello lo hago para darle alegría a los demás".

Sin decir palabra, el Brahmin se fue. Al poco rato una vaca entró en el jardín. Estaba tan débil que estaba a punto de desplomarse y destrozar las plantas que quedaban bajo su cuerpo. Al verla, el Sannyasin levantó un palo y se lo lanzó para que el animal no le destrozara sus plantas. Pero, en el momento en que el palo la tocó, el animal se desplomó y murió. El Sannyasin se sintió desesperado, ya que tendría que llevar sobre si el inmenso pecado de haber muerto a una vaca. No mucho tiempo después, retornó al jardín el mismo viejo Brahmin que había estado antes. Tomando el mismo sendero que había tomado la vaca, preguntó, al verla muerta: "¿Quién mató a esta vaca? ¿Quién es la persona que cometió este ultraje?" Al ver que el Sannyasin no le contestaba de inmediato, el Brahmin le preguntó directamente: "Señor, me puedes decir, por favor, ¿quién mató a esta vaca?" El Sannyasin replicó: “Debe haber sido, seguramente, la voluntad del Señor. Si no fuera la Voluntad del Señor, ¿podría haber muerto así? A menos que hubiera sido su destino el morir, ¿podría haber simplemente caído como fulminada solo porque la tocó un pequeño palo?"

Tan pronto el Brahmin escuchó esto, le dijo al Sannyasin: "Previamente me has dicho que solo tú eras el responsable de haber cultivado todo este jardín, que solo tú habías plantado todo lo que se ve y que habías abierto los senderos. Te estabas llevando el crédito por todo lo bueno que ha sucedido aquí, pero para cualquier cosa que vaya mal pones la culpa en Dios. Todo esto no es sino egoísmo y manifestación de envidia. Estás tomando el crédito sobre aquello que le corresponde a Dios". En este punto, el viejo Brahmin le reveló su identidad y le dijo: "Yo soy el Señor mismo. He descendido para destruir tu egoísmo." No es posible predecir en qué forma se presentará Dios para corregir a un individuo lleno de egoísmo y envidia. Puede asumir cualquier forma y aparecer en cualquier momento.

Debemos cuidar de no desarrollar ningún tipo de egoísmo, odio o envidia, porque una vez que han echado raíces son muy difíciles de erradicar. No es posible exterminar la envidia mediante la mera lectura de las Escrituras. Mas bien debemos emplear el esfuerzo propio, llevar a cabo ejercicios espirituales, transformar nuestros pensamientos y desarrollar un amor desinteresado para destruir esta peste y ofrecer todos nuestros pensamientos negativos a los Pies de Loto del Señor. En tanto alberguemos envidia, no podremos brillar, ella destruirá todas las grandes virtudes en nosotros. El Bhagavad Gita nos ha enseñado que resulta primordial para cada persona el velar por el desarrollo de las grandes virtudes y el aplicarlas en su vida diaria. De este modo uno creará circunstancias favorables para sí mismo. Cuando uno lleva una vida virtuosa, podrá llegar a experimentar el Principio de Atman. Pero si no llegamos a desarrollar estas grandes cualidades en nuestra vida cotidiana, no seremos capaces de entender la Divinidad.

La Luz de Atman se encuentra por doquier. No está asociada a alguna persona en particular, sino que brilla como un resplandor que llena todo el Universo. No existe forma alguna para este resplandor. Puede asumir cualquier forma y cualquier nombre. Representa la base misma de todo nombre y toda forma. Tomen como ejemplo la luz que emana de una bombilla eléctrica, o la brisa que reciben de un ventilador, o el calor que reciben de una estufa, o el trabajo que les brinda un motor eléctrico. Los efectos son todos diferentes. El trabajo del motor difiere de la brisa que produce el ventilador. La luz que se obtiene de la bombilla es diferente del alimento que se cocina en la estufa. Difieren los efectos, difieren las máquinas pero la corriente eléctrica que pasa por todas ellas es la misma. Lo mismo vale para el Principio de Atma, Se manifiesta de manera diferente en diferentes cuerpos, pero por debajo existe la misma unidad. Para obtener luz no importa si ella proviene de una bombilla eléctrica o de un tubo fluorescente.

Puede ser que la lámpara del comedor entregue una luz muy brillante y que la del dormitorio sea más tenue. Movidos por nuestra ignorancia, puede que arguyamos que, si es la misma corriente eléctrica la que las enciende a ambas, ¿por qué habría de haber una diferencia en la intensidad de la luz? La diferencia radica en las bombillas. De manera similar, se advierte una diferencia en la expresión del amor en diferentes corazones. Si vuestro amor es saludable, pleno y total, podrán manifestar la plenitud del resplandor Atmico y brillar luminosos. Si lo que tienen es un amor mezquinamente egoísta, no mostrarán sino una tenue lucecita. El problema no reside en la corriente: está siempre está disponible y pronta. Deben cambiar la bombilla si desean tener más luz. Si albergan envidia, el poder de la luz se verá grandemente disminuido. Si poseen la luminosidad plena del amor desinteresado, la potencia será algo así como una bombilla de 1000 watts. Por ello, desarrollen el amor. La Divinidad es posible de reconocerla únicamente con la ayuda del amor.

Para poder ver y reconocer a la Luna, no hay necesidad de ir por una linterna y buscarla. La Luna se hace visible por su luz misma. Si desean ver y percibir a Dios, quien es Amor, será a través de Su Amor mismo que podrán verLo. Les será imposible verLe si están llenos de odio. El odio es el opuesto del amor. El odio es algo así como la ceguera. Por poderosa que sea la luz que dirijan hacia un ciego, él no la verá. En tanto uno albergue malas cualidades, no podrá reconocer a la Divinidad, por próxima que esta esté. Cualquier persona que esté libre de envidia, que esté libre de egoísmo y libre de odio será capaz de experimentar directamente el resplandor de lo Divino. Una persona que haya abierto el ojo de la sabiduría resplandecerá con la presencia de Dios.

Una persona que haya cerrado sus ojos con la ignorancia no podrá percibirlo. Si están tomando un baño y cierran los ojos, tendrán que buscar a tientas por todas partes por la toalla; si los abren, pueden estirar la mano directamente hacia ella. Asi también es que el Jnani, el sabio, puede alcanzar directamente a Dios.

Aquél que está lleno de virtudes es un Jnani. La persona saturada de cualidades negativas, de dudas y de todo tipo de envidias y odios, no será capaz de entender absolutamente nada. Es por ello que se dice: "La muerte es más dulce que la ceguera de la ignorancia". Deberíamos cuidarnos de entrar en el área de la ignorancia. La envidia es uno de los males que produce este tipo de ignorancia.

Es debido a ello que los estudiantes de corazón tierno y que tienen un brillante futuro por delante y mucho progreso que realizar, no deben abrirle ningún espacio a la envidia. Si cualquier compañero de clase logra obtener el primer lugar, no deben dejarse llevar por la envidia. También ustedes pueden esforzarse para alcanzar este primer puesto. Si no obtienen un primer puesto y, al mismo tiempo, se sienten envidiosos, estarán cometiendo dos equivocaciones. En primer lugar, el hecho de no haber estudiado como corresponde, ya que, si lo hubieran hecho, les habría ido mejor. Y, en segundo lugar, habrán obscurecido su corazón con la envidia. Y el lamentarse por ello vendría a ser una tercera equivocación. No deberíamos desarrollar estas cualidades negativas que pueden acarrearnos tanto daño. Pueden llegar a destruir familias que antes fueron felices y que gozaban de la bondad de la vida.

Mientras le explicaba esto mismo a Arjuna, Krishna dijo: "Estos 101 niños de Dhritarashtra desean destruir la alegría y felicidad de los Pãndava. Junto a las cualidades negativas de esta gente se encuentra su Karma que les envalentona a llevar a cabo estas cosas malas. La gente que es envidiosa atrae a gente mala como compañía y es así que los Kaurava tienen de su lado a su malvado tío Shakuni, quien los incita en su enemistad hacia los Pãndava. Él también está lleno de envidia. Todos ellos están ciegos y habiéndose juntado habrán de caer todos juntos. Y las cualidades negativas de todos ellos de seguro los destruirán". Y fue así que ni siquiera uno solo ha sobrevivido para llevar a cabo los ritos funerarios cuando sus padres murieron.

Si queremos realmente entender el Gita, debemos en primer lugar desarrollar todas las cualidades y virtudes positivas sobre las cuales hemos estado discurriendo. Una vez que estas buenas cualidades se manifiesten, estaremos en la capacidad de comprender el Principio Divino.

El Gita es el Árbol que cumple los deseos. Él nos entrega el significado particular y el grado de comprensión de acuerdo a nuestros propios deseos. No obstante, en esta época, la gente le da un significado erróneo al Gita, por el hecho de estar repletos de deseos equivocados. Es por eso que el Gita está siendo desperdiciado. Si desean entenderlo, deben comenzar por desarrollar la virtud y llenarse de amor... El mensaje elevado del Gita resplandecerá en ustedes y los ayudará a alcanzar la Divinidad, vuestra Realidad Inmutable.

"Prema mudita manase kaho, Rama Rama Ram..."

Notas del revisor :

[1] Ashochyan: (NR) Existen varias interpretaciones del Sloka y dos de ellas dicen y explican lo que Bhagavan Krishna quiso decir con lo que dijo:

shri bhagavan uvacha ashochyan-anvashochas-tvam prajña-vadansh cha bhashase gatasun-agatasunsh-cha nanushochanti panditah

“Arjuna, aunque puedas sentir que estás hablando palabras de sabiduría, en realidad estás hablando y actuando por ignorancia. Ninguna razón posible justifica el lamento. Los pandits, los sabios, nunca se lamentan, ni por los vivos ni por los muertos. Por lo tanto, el dolor que visualizas al matar a tus familiares es ilusorio y prueba que no eres un pandit". Otra versión dice: “Mientras hablas con palabras cultas, te lamentas por los que no son dignos de lamento. Aquellos que son sabios no se lamentan ni por los vivos ni por los muertos”.

[2] Rogi (NR) es un pícaro o un sinvergüenza, un bogi está en los placeres y en complacer los sentidos, mientras que un yogui es un buscador de la verdad.

Un rogi siempre piensa en sí mismo primero, puede herir y aprovecharse de las debilidades de otras personas; causa disensiones y peleas innecesarias y culpa a todos los demás. Es un pícaro, un deshonesto y un alborotador:

Un bogi, es una persona a la que le gusta el sexo, las drogas y la música pesada. Todos podemos pasar por esto en algún momento, pero un bogi es alguien que constantemente intenta obtener satisfacción de todo lo externo. “Más, dame más”, es su lema. El reino del deseo es infinito y, en última instancia, insatisfactorio. El bogi es como el fantasma hambriento de la Rueda de la Vida Tibetana que tiene una garganta larga pero muy delgada y una barriga enorme. No importa cuánto lo intente el fantasma hambriento, nunca podrá consumir lo suficiente para satisfacer su hambre.

Un yogui es una persona que se da cuenta de que todas las acciones del rogi y del bogi son en última instancia infructuosas, que todos los antojos o deseos en general son realmente insatisfactorios por mucho que los siga viviendo. Un yogui es alguien que vive desde el corazón, con compasión y bondad, es dichoso y se deleita en el bienestar de los demás.

[3] Buda: Bhagavan se refiere a Siddhartha Gautama


Traduccion Herta Pfeifer

Revision Marcos Erize