.



 

Discursos dados por Sai Baba

34 Disc. en 1984 sobre Bhagavad Gita, caps. 12 y 2

13/08/84 d-11 La verdadera renunciación implica volver la mente hacia Dios

 

 

13 de Agosto de 1984

Prashanti Nilayam

 

***************************************************

Una vez que uno llega a reconocer los defectos y debilidades de las cosas, uno pierde rápidamente el deseo de poseerlas. Para una persona que anhela llegar hasta el Señor y tener una visión de Él, el requisito primordial y más importante es el Vairagya, que significa desapego o renunciación. El desapego dotará a una persona de la capacidad de interiorizar su visión, de introvertir su mente y de permanecer en las bellezas interiores. La mente es muy fuerte, muy voluble y muy determinada en sus enfoques. Arjuna le rogó al Señor que le ayudara a controlar su mente. Le dijo a Krishna: "Señor, la mente es muy poderosa y voluntariosa." El Señor le respondió: "Arjuna, si practicas el desapegarte de las cosas, podrás controlar con seguridad la mente‘‘.

La mente puede ser comparada con el árbol peepal [1]. Sus hojas siempre están agitándose, haya o no viento. De manera similar, la mente está siempre inquieta e inestable. Además de su calidad de inestable, la mente es también fuerte y obstinada. Tomen por ejemplo a un elefante, este también es muy fuerte y puede ser, también, bastante cruel. Sin embargo, con la ayuda de un focino (vara para gobernar un elefante) se le puede poner bajo control. Un caballo rara vez se queda quieto, es por esta razón que se le ha dado el nombre de Ashok, que significa vacilación. Está siempre moviendo sus extremidades, sus orejas, su cabeza o su cola. Como es inestable, irá primero en una dirección y luego en otra; mas, con el bocado se le puede controlar y llevar en la dirección que quiere el jinete. Otro ejemplo es el mono, que anda vagando por varios lugares .como la imagen misma de la inestabilidad y la inconstancia; mas con entrenamiento, también él puede ser controlado. De modo que, así como se puede controlar a un elefante, por muy fuerte y cruel que sea, por medio del focino, y se puede controlar a un caballo que es nervioso e inestable, por medio del bocado, e incluso a un mono con algo de entrenamiento, también la mente, pese a su inconstancia y su fuerza, puede ser controlada mediante el desapego y la práctica constante, o el Vairagya y Abhyasa.

El desapego se refiere al darse cuenta del aspecto temporal de la naturaleza de los objetos y al no permitirle a la mente de apegarse a cosas transitorias como estas.

No significa necesariamente que sientan disgusto u odio por ellas, sino que no sientan vinculación mental hacia ellas. El renunciar por completo a todos los objetos del mundo fenoménico, es algo imposible. Sin embargo, uno puede renunciar al sentido del "mí-mismo", el sentido de la posesividad. Una vez que se ha renunciado a esto, uno puede seguir adelante y gozar de los variados objetos del mundo y ello ya no causará daño alguno. En el mundo fenoménico, cada cosa, cada persona y cada objeto están sujetos al cambio. El mundo consiste de tres tipos principales de cambio: el crecimiento, la existencia y la decadencia. Y estos son los cambios a los que están sujetos todos los objetos. El Gita ha enseñado que el pensar que este mundo transitorio e impermanente es permanente y el apegarse a él, es realmente una locura.

En el templo dedicado a Vishnu nos encontraremos con imágenes de Garuda. En el templo dedicado a Shiva, encontraremos representaciones de Nandi. En el templo de Rama veremos representado a Hanuman. Todos ellos demuestran el tipo de apego al Señor que es permanente y el tipo de desapego del mundo que es transitorio, que deberíamos cultivar. Toda la concentración de Garuda, de Nandi y de Hanuman se centra exclusivamente en los Pies de su Señor, no en el mundo. La importancia de estas imágenes radica en que nos muestran que no debemos preocuparnos tanto por lo pasajero, sino concentrarnos y afincarnos siempre en la entidad permanente, el Señor mismo. Una vez que reconocemos los defectos de los objetos, su transitoriedad e impermanencia, perdemos también, gradualmente, el deseo de poseerlos. Hay una serie de historias que muestran que emperadores, que tenían enormes riquezas a su disposición y que poseían todos los lujos y bienes que uno pudiera soñar, no lograban por ello ninguna satisfacción, alegría ni paz mental. Para lograr satisfacción, alegría o paz mental, tenían que aislarse en la floresta y hacer penitencia. Gracias a esto, finalmente, lograban esa serenidad y satisfacción que anhelaban.

El desapego no implica meramente el reconocer los defectos y debilidades en los objetos, significa también tener conciencia y extraer lo mejor de ellos. Siempre deberíamos empeñarnos por derivar lo mejor de cada objeto y por apreciarlo en lo que vale. El sólo reconocer las limitaciones de los objetos del mundo y los pesares que producen, no nos conferirá alegría alguna. También debemos saber cómo adquirir alegría. El renunciar al pesar y el aspirar a la dicha y la alegría puede ser descrito como real desapego. En cambio, no puede llamarse desapego el renunciar a la familia, la mujer, los hijos y los bienes, para irse a la selva. El desapego representa el reconocer los aspectos de debilidad en la naturaleza de los objetos, aceptando también sus puntos positivos y de fuerza.

Cada vez que nos vemos enfrentados a dificultades, ya sea físicas, mentales, financieras o de cualquier otro tipo, logramos a veces desarrollar un sentimiento de desapego hacia los objetos que las han causado. Esto es algo bastante natural en estos tiempos. Ello puede entenderse a través de un ejemplo. Una persona muere y su cuerpo es llevado al cementerio, en donde es cremado y enterrado. Cuando se observa esta situación, uno desarrolla un especial tipo de desapego, filosofando que el cuerpo ha de llegar a su fin en uno u otro momento. Mas este desapego no es sino un fenómeno temporal, un sentimiento temporal, no puede ser considerado como verdadero Vairagya. Otro ejemplo lo presenta la madre que está dando a luz. Al sentirse en el límite de lo que cree poder resistir como dolor, grita que preferiría morir. Esto tampoco es verdadero desapego. Tan pronto como ha nacido el bebé y supongamos que es una niña, de inmediato desea tener un niño en la próxima oportunidad. Una situación similar se produce cuando uno no ve cumplidos sus deseos. Aquí también se desarrolla un cierto tipo de desapego. Mas todas estas actitudes son temporales; el desapego permanente es algo muy diferente.

Otra forma de referirse al desapego es en términos de un desapego intenso o de uno débil u opaco. Una persona puede haber resuelto emprender un peregrinaje a Badri, Kasi o algún otro lugar, mas surge entonces una fuerte tendencia a posponerlo hasta el mes próximo. Si se trata de algo positivo como el ir de peregrinación, lo pospone; en cambio, si se trata de algo negativo, prefiere realizarlo en el acto, sin pérdida de tiempo. La gente, en general, no pondrá gran empeño en llevar a cabo cosas positivas. Esto puede ser considerado como un tipo de Vairagya débil, que tiende a posponer la implementación de las resoluciones positivas y la realización de buenas acciones. Mas, ello no es bueno. Lo que es esencial para el hombre, es el Vairagya intenso, el desapego intenso. Si llega a saber y decide que una actividad en particular es buena y sagrada, no deberá posponerla. Deberá implementarla de inmediato y cuidar de que esta acción se lleve a cabo con éxito. Este fue el camino real que el Buda estableció para todos. Una vez que Gautama Buda se dio cuenta que el cuerpo era impermanente, que ninguna de las cosas mundanas perdurarían, resolvió buscar y tratar de descubrir la Verdad Invariable; renunció a su familia y a su reino, y se marchó a la foresta a realizar la Realidad Última.

Otro gran monarca llamado Harichandra llegó a ser, pese a haber sido un emperador, encargado de un sitio de cremaciones, llevado por circunstancias desafortunadas. Poseía un intenso espíritu de sacrificio y sentido del desapego. Un buen día, cuando comenzó a realizar sus tareas en el cementerio, fue traído el cuerpo de un hombre rico, acompañado por un gran número de amigos. Estos trajeron el cuerpo, lo colocaron en la pira funeraria y, de inmediato, se volvieron a sus casas. Habitualmente, cuando se va a cremar un cuerpo, se le coloca encima algún peso, ya que en caso contrario, por la acción del calor, el cuerpo tiende a encorvarse como si se estuviera levantando, para luego volver a caer en la posición yacente. Harichandra se quedó solo ese día, ninguno de los amigos o parientes del muerto permaneció allí para cuidar del cuerpo. Harichandra fue en busca de algo más de combustible que agregar al fuego y, de pronto, vio que el cuerpo se levantaba. Ello le sorprendió y se acercó para observarlo más de cerca. Al acercarse a la pira, notó que el cuerpo había vuelto a la posición yacente. Por un instante, había pensado que aún estaba vivo y que se había sentado para mirar a sus parientes y amigos, pero luego se dio cuenta que no había sido más que una ilusión momentánea de la vida aparente del cuerpo debida a la acción del calor del fuego. Harichandra pensó para sí mismo, "Del mismo modo en que pensé que el cadáver estaba vivo, también he pensado que este mundo era real; mas es irreal, entrega sólo la ilusión de realidad". Por otra parte, lamentó que un hombre tan rico como el que ahí yacía, no tuviera parientes o amigos que permanecieran junto a su cuerpo hasta el final. Reflexionó que sea cual fuere la posición y la riqueza de una persona, ni siquiera su mujer o sus hijos, retienen algún apego por ella después de su muerte. Como resultado de esta experiencia, Harichandra sintió surgir en él un intenso desapego respecto de los objetos y formas del mundo.

Diariamente y en cada instante se están produciendo cambios en todos los objetos de la creación. Estos cambios no son artificiales, ni son imaginarios, sino que le son inherentes y connaturales a la naturaleza misma de los objetos. Una vez que hayan llegado a reconocer que el mundo es, básicamente, un escenario para la natural ocurrencia de un cambio continuo y que ese cambio le es inherente a la naturaleza misma de los objetos del mundo, podrán liberarse del sufrimiento. Todo aquel que tome conciencia que los colmillos de una serpiente venenosa encierran una toxina letal, no se acercará premeditadamente a ella. Si una persona descubre que se le acerca un escorpión venenoso, con la cola levantada, lista para atacar, ¿no se alejará de él? Solo un niño pequeño e inocente o una persona totalmente ignorante se le podría acercar como para ser picada y morir.

El Gita Acharya ha enseñado que, en lugar de soportar todos los sufrimientos que van unidos al desarrollo de apegos y a la desilusión que surge cuando empiezan a producirse los inevitables cambios, resultaría mucho mejor el mantenerse desvinculado, desde un principio, de las cosas y objetos del mundo. Y se debe al hecho de no reconocer esta verdad inherente, que el hombre sigue planeando tantas cosas. Se agota pensando y planeando "debería hacer esto, debería hacer aquello"      o "debería hacer esto en lugar de aquello". Sean cuales fueren las semillas que hayan sembrado por medio de sus acciones, ellas son las que madurarán y retornarán a ustedes como cosecha, bajo la forma de consecuencia de vuestras acciones. Y si una semilla pertenece a una cierta variedad, no pueden esperar que lo que cosechen sea una consecuencia de tipo distinto. Cualesquiera sean los actos a los que se hayan dejado arrastrar, Brahma les entregará los frutos correspondientes ensartados en una guirnalda. Cuando nacen del útero materno, no llevan ninguna guirnalda visible; no llevarán collares de perlas o de oro en torno al cuello, ni gemas ni piedras preciosas que puedan verse. No obstante, hay ciertamente una guirnalda que llevan: aquellas que se componen de las consecuencias de vuestras acciones pasadas, todas las que hayan llevado a cabo durante un buen número de nacimientos. Esa guirnalda que les entregue Brahma adornará ciertamente vuestro cuello, aunque no pueda verse con los ojos físicos. La persona que reconozca la verdad de que para cada acción habrá una consecuencia, no emprenderá sino actividades positivas y dedicará su vida a llevar a cabo acciones que le reditúen buenos resultados. Esto ha sido enseñado por el Gita como un Sadhana especial que reviste particular importancia para los devotos. Esta práctica puede, eventualmente, conducir a desarrollar indiferencia y desapego de las cosas del mundo y a adquirir la verdadera sabiduría. Lo que sigue es un ejemplo que servirá para ilustrar esta naturaleza ilusoria del mundo y el desapego que deberíamos mantener respecto de él.

El rey Janaka había adquirido una notable profundidad en el Brahmajnana, el conocimiento de Brahman. Se le llamaba "El Rey de Videha" y, puesto que Videha significa "privado de cuerpo", ello intimaba que Janaka carecía del sentido de la conciencia corporal. Una buena noche, después de la comida, se quedó discutiendo algunos problemas administrativos con sus ministros. Se retiró a su dormitorio algo tarde.

Se le había servido una cena, mas no la tocó. Se tendió en un sofá, en tanto que la reina le masajeaba los pies. Pronto el rey Janaka se quedó dormido. La reina le indicó a los diferentes servidores presentes que abandonaran la habitación y que se aseguraran que el rey no fuera molestado durante su sueño. Luego lo cubrió con un cobertor, atenuó las luces y se ubicó quedamente a su lado. Al poco rato, el rey abrió los ojos, se sentó y miró sorprendido en torno suyo, y de manera muy extraña, comenzó a preguntar: ¿Es real esto o es real aquello, es esta la verdad o es aquella la verdad?

La reina se atemorizó un poco ante su mirada extraviada y la extraña pregunta. Trató de averiguar qué era lo que estaba preguntando exactamente, mas él no le explicó nada ni respondió a sus interrogantes, simplemente siguió diciendo: ¿Es esta la verdad o es aquella? Entonces, ella hizo llamar a los ministros, a los consejeros y a otros altos funcionarios. Todos se reunieron y empezaron a interrogar al rey. "Maharaja, ¿cuál es tu duda? ¿Qué es exactamente lo que estás preguntando?" Mas el Maharaja no quiso responderles. Finalmente, los ministros trajeron hasta la corte al gran sabio Vasishtha. Este le preguntó al rey "¿Qué estás indagando? ¿Cuál es tu duda? ¿Puedo yo aclarártela?" Pero el rey contestaba a todas sus preguntas con la misma interrogante "¿Es aquella la verdad o es esta? ¿Es realidad esto o es realidad aquello?" El Maharishi Vasishtha, siendo omnisciente, cerró sus ojos y meditó por unos momentos para descubrir la causa de la extraña conducta del rey.

Vasishtha se dio cuenta que el rey Janaka había despertado súbitamente de un sueño muy vívido, en el cual él había perdido su reino y se encontraba vagando solo, perdido y abatido en una floresta. Se sentía hambriento, agotado y abandonado. Vagando de un lado a otro, no dejaba de clamar "Estoy hambriento, estoy hambriento". Y sucedió que había unos ladrones en la floresta, los que estaban en un claro cercano, comiendo en platos hechos de hojas. Sintiendo compasión por él, los ladrones fueron a buscarle y le invitaron a compartir su comida, ofreciéndole una porción de sus alimentos. Más justo en ese momento, apareció un tigre y todos huyeron para salvar la vida. El tigre engulló todo lo que había para comer. Nuevamente Janaka se encontró errando vacilante por la floresta y clamando: "Estoy tan hambriento. Tengo tanta hambre". Cuando despertó, descubrió que estaba en un palacio, tendido en la recámara real al lado de la reina, y que había una bandeja de plata en una mesilla cercana, llena de exquisitos manjares y golosinas. Y entonces comenzó a preguntarse si era el hambriento y abandonado infeliz que mendigaba alimentos de los ladrones en una tenebrosa selva, o el emperador que vivía en un magnífico palacio rodeado de lujos : "¿Es verdad esto o aquello?"

El Maharishi Vasishtha comprendió de inmediato la confusión del rey y le dijo : "Rey Janaka, ninguno de los dos papeles es real. Sólo tú eres verdadero. Tú mismo eres la Verdad. Tú eres la entidad que existe tanto en el sueño como en la vigilia, y ese "tu" que fue testigo de ambos estados es la Verdadera Realidad. La vida, durante el estado de vigilia, es un soñar despierto, y durante la noche, es un sueño. .Ambos son ilusiones. No pueden ser reales, porque están llenos de defectos e imperfecciones, puesto que cambian de una cosa a otra. Sólo tú, que te mantienes invariable a través de todos estos estados, eres real, estás libre de todo cambio y toda ilusión".

El Gita Acharya ha declarado que la verdad más importante que debemos reconocer, es que el mundo cambia constantemente y que solamente el Yo es real.

El desapego no implica que debamos dejar todo atrás e irnos a la floresta para adoptar la vida de un sannyasin. La penitencia o Tapas no se refiere a ciertas posturas o privaciones corporales. Tapas se refiere a la angustia que surge debido a nuestra separación de Dios. El experimentar esta angustia de la separación en todo momento, en donde quiera que estén, eso es real Tapas. Durante esta experiencia de angustia, con su intensa aspiración por alcanzar a Dios, no podrán caer bajo el hechizo de los tres Gunas: Satva, Rajas y Tamas. Durante este período de Tapas los tres Gunas se fusionarán para convertirse sólo en uno. Y es esta unión o unidad de los tres Gunas lo que puede describirse como Tapas. Y con ello se produce una alegría inefable que constituye la dicha misma del Ananda. De modo que el verdadero Tapas es representado por el punto en que los tres Gunas se fusionan en el Uno y resultan en Ananda. Para entender esto de manera más clara, veamos un ejemplo de la vida diaria.

Cada día gozamos de los beneficios de la electricidad. Piensen en un ventilador eléctrico, por ejemplo. Este tiene tres aspas conectadas a su motor. Si ellas rotaran cada una en una dirección diferente, no nos sería posible obtener un movimiento refrescante del aire. Más rotando al unísono, como si no fueran sino un aspa, nos llega una brisa agradable. De modo que la brisa la obtenemos únicamente cuando las tres aspas rotan en conjunto como una. De manera bastante similar, cuando se fusionan los tres Gunas y actúan como uno solo, obtenemos una dicha real. En este ejemplo, nuestro corazón puede ser comparado con la habitación que tiene este ventilador. Estos tres Gunas o atributos se pueden comparar a las aspas del ventilador. Nuestro Buddhi o Intelecto puede pensarse en cuanto al interruptor eléctrico. Nuestro poder Atmico, vale decir nuestro poder espiritual, puede equipararse a la electricidad que provee de energía al ventilador. Nuestro Sadhana corresponde al proceso de clarificar y de activar nuestro Intelecto, con lo cual se conecta el interruptor. Cuando éstos tres Gunas trabajan en conjunto y en armonía, al igual que giran en conjunto y armónicamente las aspas del ventilador, toda nuestra angustia es transformada en dicha. Y de este modo podemos convertir toda nuestra fuerza vital y todo nuestro poder espiritual en Tapas y dicha. Más, en lugar de seguir esta senda del Tapa Guna, el hombre impulsa hoy en día al Tamo Guna, que implica pereza e inercia intelectual. Ha descuidado y olvidado la cualidad y la habilidad para llevar a cabo el Tapas.

Cuando permiten que vuestra visión vague por el mundo temporal y transitorio se vuelve Tamas. Cuando concentran la visión y la conciencia en Dios que es permanente, se convierte en Tapas. Swami ha dado a menudo ejemplos ilustrativos para esto. Una puerta puede estar cerrada con llave. Para abrirla, tendrán que insertar la llave en la cerradura y girarla hacia la derecha, mas si la giran hacia la izquierda la cerradura permanecerá cerrada. Se trata de la misma cerradura y de la misma llave; la diferencia reside en la dirección en que giran la llave. Nuestro corazón es esa cerradura y nuestra mente es la llave. Si tornamos la mente hacia Dios, logramos la liberación. Si la tornamos hacia la Naturaleza o el mundo físico, seguiremos aprisionados. Y es la misma mente la que es responsable tanto para la liberación como para la esclavización.

El verdadero Vairagya puede ser descrito como el volver nuestra mente hacia Dios, hacia la Entidad Permanente. Este desapego y sacrificio debe desarrollarse hasta llegar a un sentimiento intenso. No deberíamos seguir posponiendo la práctica de un día para otro, y para el siguiente. Supongamos que tienen la intención de asistir a un matrimonio, de seguro que encargarían la vestimenta adecuada para el día previo a la ocasión. O, supongamos que tienen la oportunidad de ir al cine, es seguro que se aprontarían con bastante rapidez. Incluso para salir a dar un paseo se arreglan en un dos por tres. Y bien, si no pueden ir hoy al cine, lo pueden posponer para otro día sin dificultades. Si no pueden salir a dar un paseo hoy día, siempre podrán ir en otro momento. Mas el viaje de Dios no puede ser pospuesto ni cancelado. Debemos estar prontos a aceptar todo lo que venga. El tiempo no espera por nadie. No es el tiempo el que sigue al hombre, sino es el hombre el que debe seguir al tiempo. El tiempo fluye continuamente y lo arrastra todo consigo.

Es así que el Gita ha enseñado que pueden gozar de los diferentes objetos del mundo, sin embargo, mientras los gozan, no deben apegarse a ellos, pensando que los poseen.

Este sentir de renunciación o desapego representa uno de los aspectos más esenciales de la filosofía espiritual que presenta el Gita.

. Notas del revisor :

[1] peepal: Los seguidores del budismo, el hinduismo y el yainismo consideran sagrado a este árbol, y según la tradición budista, Siddhartha Gautama alcanzó el nirvana después de haber estado meditando bajo un árbol de esta especie, el árbol Bodhi.


Traduccion Herta Pfeifer

Revision Marcos Erize