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Discursos dados por Sai Baba

34 Disc. en 1984 sobre Bhagavad Gita, caps. 12 y 2

08/08/84 d-07 Refrenar la lengua – para comer y para hablar

 

 

8 de Agosto de 1984

Prashanti Nilayam

 

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            La puerta principal que conduce al Yoga o unión, es el control de la lengua, lo que debe llevarse a cabo tanto en el área del gusto como en el del habla. El Gita ha declarado que sin el control de la lengua, resulta imposible entrar en la mansión del Yoga ni seguir la senda de la devoción. Cada ser viviente tiene una serie de órganos sensoriales diferentes y hay que hacer un uso extremadamente cuidadoso de estos sentidos, con pleno conocimiento de sus capacidades y limitaciones. En este sentido hay que actuar de manera similar a como se hace con una serie de poderosos instrumentos e implementos en la vida. Por ejemplo, si el fuego se usa con precaución e inteligencia resultará útil; en caso contrario puede resultar muy perjudicial.

            Podemos tomar también el ejemplo de la electricidad o de un cuchillo; si conocemos su uso adecuado, resultarán beneficiosos, mas, si no los usamos apropiadamente, pueden resultar bastante peligrosos. Todo dependerá del cuidado que pongamos y de nuestra inteligencia. Vedanta ha puesto especial énfasis en el apropiado empleo de los órganos sensoriales y en la aplicación a nuestra vida diaria de ese entendimiento. Cada órgano sensorial que se ha otorgado al hombre tiene un uso particular, más la lengua está dotada de doble poder: tiene el poder del lenguaje y el poder del gusto. Es por ello que el Señor del Gita nos ha advertido de ser muy cuidadosos en el uso que hagamos de la lengua. El Gita también ha enseñado que el individuo que tenga un completo control de la lengua, también será capaz de mantener un corazón puro y estable y, así, podrá sentir constantemente la presencia del Señor. Para lograr este control, los Sadhakas han estado practicando una serie de disciplinas específicas, como el observar silencio, el controlar la dieta o el mantener un completo ayuno.

            El ayuno promueve la salud del cuerpo físico y en el ámbito mental, otorga alegría y bienaventuranza. Una alimentación ilimitada y no reglamentada resulta muy perjudicial para los Sadhakas. El dejarse llevar por una variedad de alimentos sabrosos, puede conducir al Sadhaka al Tamo Guna. El pensar que uno puede seguir indefinidamente solazándose con todo tipo de preparaciones sabrosas y con los placeres de la comida, gozando al mismo tiempo de la cercanía de Dios, es una soberana tontería. Ambos, el goce de comer y el buscar la proximidad de Dios, no son compatibles. Es por ello que, desde el comienzo mismo, uno debe realizar un esfuerzo resuelto por mantener bajo control la lengua. Una vez que se haya adquirido el dominio de la lengua, será casi automático el lograr el control sobre los demás órganos sensoriales.

            Los Sadhakas de hoy se han impuesto a sí mismos toda una serie de reglas y normas para llevar una vida espiritual disciplinada. Lamentablemente ellas no han sido efectivas en cuanto al control de la lengua. En realidad, no es necesario llevar a cabo tan ingentes esfuerzos para controlar los diferentes órganos sensoriales; si llega a controlarse adecuadamente la lengua, los demás se dejarán manejar también. Y el hecho que el hombre se vea afligido por tantas dudas, agitaciones emocionales, contradicciones y confusión, se debe a que no ha sido capaz de lograr el control sobre la lengua. Cabe notar que el control de la lengua no se refiere únicamente a los alimentos, sino también al lenguaje. Debemos reconocer que no hay nada tan poderoso como el poder de las palabras. Es por esta razón que cada Sadhaka debe mantener su lenguaje bajo el más estricto control.

            Se puede observar en la vida que, incluso para las cosas más pequeñas, deben realizarse una serie de sacrificios. Nada podemos obtener, sin que paguemos por ello. Y el hombre está dispuesto a sacrificar hasta su vida para obtener artículos ínfimos, triviales e inútiles. No obstante, no se interesa por lo que es importante en extremo, aquello que incluye todo lo demás y que constituye la base de lo que vale realmente la pena. Este tesoro superior a todo lo demás, es Atman. Sólo cuando renunciamos a una cosa podemos lograr otra en su lugar. ¿No deberíamos, entonces, renunciar a todo para poder lograr esta posesión que es la más valiosa e importante de todas? ¿No deberíamos sacrificarlo todo por alcanzar Atma?

            Si vamos al mercado y queremos adquirir algunas verduras, tendremos que entregar algo de dinero a cambio. Sin ofrecer y sacrificar algo de dinero no podremos obtener las verduras. Al entregar alguna cosa, podemos obtener otra. De manera similar, si uno desea adquirir virtudes, tendrá que renunciar a sus cualidades negativas. Sólo sacrificando los deseos y aversiones podrá obtener ecuanimidad mental. Sólo sacrificando las cualidades negativas podremos lograr las nobles; sólo desechando nuestros malos pensamientos, malos hábitos y mala conducta, tendremos la posibilidad de alcanzar los pensamientos, los hábitos y la conducta buenos.

 

            Jayadeva ha descrito el como la lengua siempre ansía gozar de buenas cosas, y como todo se nos facilita una vez que logremos controlarla. Otra palabra para describir este control, es Silencio. El silencio no se refiere únicamente a la represión de la lengua. Tampoco deberíamos tener  pensamientos que vaguen por nuestra mente, eso es verdadero Silencio. Si deseamos lograr el control sobre el alimento que ingerimos, debemos dejar de darle a la lengua todo lo que desee. Debemos desarrollar el Buddhi Yoga, el Yoga de la inteligencia. Debemos desarrollar una mente discriminatoria que esté seleccionando siempre lo permanente, distinguiéndolo de lo transitorio. El separar lo permanente de lo transitorio, lo consciente de lo inconsciente, puede describirse como el Yoga de la Inteligencia.

            Debemos investigar para averiguar si el alimento que ingerimos se relaciona con las cualidades Sátvicas, Rajásicas o Tamásicas. ¿Es de gran calidad el alimento? ¿Está fresco? ¿Está sabrosamente preparado? Si uno se dedicara a inquirir de este modo, haciendo uso de sus facultades de discriminación, y a comer juiciosamente, uno dejaría de ser afectado por las alabanzas o las críticas y mantendría siempre una mente ecuánime. Mas si ingerimos alimentos sin discriminación alguna, sin tratar de averiguar si es deseable o no, centrando la atención únicamente en satisfacer nuestro apetito y los caprichos de nuestro gusto, no seremos capaces de llegar a controlar nuestros apegos e inclinaciones. Nos hundiremos en la debilidad.

            Si alguien hace algún comentario adverso respecto a nosotros, o nos critica o nos censura, empezaremos a apocarnos y a sentir que todo el mundo está en contra nuestra. Tan pronto nos critiquen, desaparecerá la felicidad, nos sentiremos apesadumbrados y pensaremos que la vida carece de sentido.  Por otra parte, si alguien nos alaba o nos demuestra aprecio, nos henchiremos de ego y orgullo, será casi imposible refrenarnos. ¿Cuál es la razón para esta inestabilidad? La sola razón más importante para este tipo de debilidad, es el tipo de alimento que ingerimos. El Gita enfatiza permanentemente la necesidad de poner gran cuidado en la elección del alimento que ingerimos, para lo cual debemos tener siempre presente la importancia del alimento Sátvico que nos ayuda a mantener la ecuanimidad en todo tipo de circunstancias, como para no exaltarnos cuando nos llueven los elogios, ni deprimirnos cuando nos enfrentamos a la crítica.

    

        El Gita ha declarado también que deben ser puros los utensilios y vasijas que se usan para cocinar, y que debe haber pureza en el proceso mismo. Todo lo que se use debe estar perfectamente limpio. La pureza se refiere no sólo a la limpieza física, sino también a la forma en que los implementos y los diferentes alimentos han sido adquiridos. Debemos ver que hayan sido adquiridos por medios correctos y gracias al trabajo honrado, o si han sido adquiridos por medios fraudulentos. Los artículos que hayan sido adquiridos por medios impropios y que se utilicen para preparar los alimentos, no solamente generarán pensamientos negativos, sino que nos desviarán por una senda equivocada.

            El próximo paso consiste en inquirir en la pureza del proceso mismo de preparación de los alimentos, indagando en los pensamientos, las ideas y los sentimientos de la persona que ha de cocinar. Son tres las cosas que se han mencionado y a las que debe prestarse atención. Normalmente nos preocupamos sólo de la pureza de las vasijas, descuidando los otros dos aspectos, es decir, la pureza de la persona que ha de cocinar y la pureza de los alimentos. No conocemos los sentimientos que guarda la mente del cocinero y nada sabemos respecto a si el tendero que nos vende los artículos en el mercado, los ha adquirido por medios propios o impropios.

            Por ello, justo antes de consumir nuestro alimento, deberíamos orar y ofrecerle toda la comida a Dios, para limpiarla y purificarla. Esta oración que se ofrece antes de comer, no es para beneficio de Dios, sino para nuestro propio beneficio, ya que purificará nuestros alimentos al evocar las Bendiciones de Dios. La oración que puede ser utilizada antes de comer es el Sloka 24 del Capítulo 4 del Gita y el Sloka 14 del Capítulo 15:

Brahmarpa brahma havir brahmagnau brahmaa hutam, brahmaiva tena gantavya brahma-karma-samadhina, Aha vaishvanaro bhutva praina deham ashrita, praapana-samayukta pachamy anna chatur-vidham.

"El acto de ofrecer es Brahman, la ofrenda misma es Brahman, ofrecida en el sacro fuego que es Brahman.  Sólo alcanza a Brahman aquel que en todas sus acciones está plenamente absorbido en Brahman.".

"Yo soy Vaishvanaro, la Energía Cósmica que está en todo, que ha llegado a hospedar en los cuerpos de los seres vivientes, unido al aliento de vida que entra y sale de ellos, Yo consumo las cuatro clases de alimento."

            Antes de ofrecer esta oración, el alimento es sólo alimento, mas una vez que se lo hayamos ofrecido al Señor, se transforma en Prasãdam, es decir, alimento consagrado. Esta oración remueve todos los defectos y máculas tanto de los recipientes como de los artículos alimenticios mismos, al tiempo que elimina también cualquier influencia negativa que hayan adquirido durante el proceso de la preparación.   En el Gita se expresa que resulta esencial para el Sadhaka el mantener el control sobre la lengua ingiriendo alimentos sátvicos en cantidades limitadas.

            El segundo aspecto de la lengua es el hablar. Como ya se mencionara, el lenguaje produce su propio poderoso impacto sobre la mente y todo el proceso mental. Posee un tremendo poder. Puede cortar la mente, romper el corazón de una persona o incluso, matarla. También puede dar vida y valor, y ayudar a una persona a llegar a su meta. Estos son dos resultados opuestos y contradictorios, ambos producidos por la palabra hablada misma.

            Mediante el uso de palabras apropiadas resulta posible transformar toda la mente de un individuo. Es lamentable que muchos científicos no crean en ello. Dicen: "¿Cómo puede ser posible de transformar la mente meramente por medio de palabras? ¿Qué experimentos se han llevado a cabo para comprobar este poder de la facultad del lenguaje? La transformación dentro de la mente es invisible, no puede verse con los ojos. ¿Cómo la podríamos comprobar experimentalmente? Las palabras simplemente se oyen por medio del oído, que es un órgano sensorial. ¿Cómo podría relacionarse ello con la transformación de la mente?" Esta es la forma en que argumentarían los científicos respecto a que resulta imposible lograr la transformación de la mente por medio de las palabras. Y bien, aquí viene una corta historia.

            "Había una vez un funcionario del Servicio Administrativo de la India que pensaba de la misma manera que los científicos de los cuales estamos hablando. Era Secretario de Educación para un distrito y una vez, en la que visitaba una escuela, entró en una sala en la que el profesor estaba enseñando los Vedas a los alumnos. Este maestro espiritual enseñaba por una serie de horas consecutivas, hablando sin interrupción. Sentado allí, escuchando, el funcionario comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza. Finalmente, se dirigió al profesor y le dijo: Señor, aquí no hay sino niños pequeños. No hay necesidad de recargarlos sin objeto durante tantas horas seguidas. Para ellos, esto será absolutamente inútil. Verdades escriturales y profundos conceptos védicos como éstos resultan imposibles de ser captados y comprendidos por estos pequeñuelos.'' El profesor respondió que sólo los niños pequeños, en una tan tierna e impresionable edad corno esta, pueden ser llevados hacia la senda correcta, por medio de la enseñanza de las nobles verdades que limpiarán sus corazones de dudas y los orientarán por buen camino desde un principio. El funcionario replicó: "No creo en todas estas palabras. ¿Cómo pueden meras palabras transformar la mente? Pienso que esto jamás será posible."

            "El profesor trató de convencerle de varios modos y con distintas explicaciones y argumentos, más el funcionario no quiso ni atender ni concordar con los razonamientos del maestro. Se trataba de un caso de una mente cerrada. El exceso de educación resulta a veces en este tipo de desquiciamiento mental, surgen dudas y se impone la astucia; muy pronto desaparecen todas las virtudes y también la razón es eclipsada. Cuando el profesor se dio cuenta que, sin importar cuánto se esforzara, resultaba imposible hacerle ver su punto de vista al funcionario, decidió probar su posición mediante una lección práctica que este no podría dejar de entender. Le pidió al más joven de los alumnos que se levantara y le dijo al pequeño : "Niño, ve y saca físicamente a este funcionario de la sala. Hazlo de inmediato."

            Tan pronto escuchó estas palabras, el funcionario se puso furioso. Empezó a gritar: "¡Quién se imagina usted que es! Soy un funcionario administrativo nacional y Secretario de Educación ... y usted le pide a este niñito que me eche de la sala ..." El profesor se volvió entonces hacia él y dijo: Bien, señor. Yo no le he golpeado, ni siquiera lo he tocado. No le he hecho nada. Sin embargo, por el sólo hecho de escuchar algunas palabras, usted parece estar muy sentido. Quisiera saber la razón por la cual se ha enojado tanto. Se debe a esas palabras, ¿no es cierto?" Y fue así que el profesor le demostró que las palabras tienen mucho poder, tienen una enorme capacidad para causar mucho daño o mucho bien, de acuerdo a la forma en que se las utilice. Después de esta lección personal, el funcionario se fue, mucho más sabio gracias a la experiencia."

            En las escrituras encontraremos también testimonios que señalan cuán extremadamente poderosas son las palabras y que pueden llegar a destruir el mundo mismo. Allí se dice que si cortan un árbol, de todos modos podría retoñar nuevamente, o que si dividen en dos una barra de hierro, un herrero puede unir los trozos, calentarlos y rnartillarlos hasta volverlos a unir en uno. Mas, si llegan a romper un corazón o una mente por medio de palabras equivocadas, sería imposible hacer que volvieran a ser un todo. Una vez que un corazón o una mente se han roto debido a palabras venenosas, no pueden ya ser remendados.

            Las palabras pueden causar infinito daño y, también, pueden otorgar alegría ilimitada. Es por ello que deberíamos poner mucho cuidado en que nuestras palabras no lastimen ni causen dolor a nadie. Si llegaran a caerse, físicamente, podría ser que se hagan una pequeña herida que les cause molestias por algún tiempo, mas no habría consecuencias graves en el largo plazo como resultado; la pequeña herida la pueden tratar convenientemente y estará curada muy pronto. Pero si vuestra lengua resbalara e hirieran la mente de otra persona con sus palabras ásperas, la herida creada en esa mente no podría ser curada por ningún médico del mundo.

            Debido a ello jamás deberían usar palabras que pudieran herir los sentimientos de otro. Un día u otro, esas palabras que han utilizado volverán a ustedes. - De modo que preocúpense de usar únicamente palabras dulces y positivas. Se ha dicho que la lengua gusta de las cosas dulces. Pueden hablarle y decirle; "0h lengua, te gustan tanto las cosas dulces, ¿por qué no te dedicas a saborear el dulce Nombre del Señor? Oh lengua, tú sabes lo que significa el verdadero sacrificio, tú eres la personificación misma del sacrificio. Empléate sólo para cantar el Nombre del Señor. Canta 'Narayana, Govinda, Madhava ...' y hazte sagrada y piadosa con ello."

            Y bien, ¿por qué decimos que la lengua conoce el verdadero significado del sacrificio y que es absolutamente desinteresada? Es que es ello lo que experimentamos cada día. Por ejemplo, cuando le damos algunas cosas dulces a la lengua, esta las prueba y, tan pronto descubre que son deliciosamente dulces, se dice a sí misma: "Permítanme pasar estas maravillosas y dulces cosas hacia el estómago, para que él también pueda gozarlas." Mas si lo que saborea no es agradable, digamos que es amargo, la lengua no lo pasará al estómago, sino que de inmediato expulsará la substancia ofensiva de la boca, escupiéndola, para salvar al estómago del desagrado.

            Bueno o malo, dulce o amargo, la lengua no trata de guardar nada exclusivamente para sí misma y su propio deleite. Vive honrosa y desinteresadamente, conociendo muy bien sus propias limitaciones. Por un número indefinido de años se contenta con mantenerse encerrada dentro de la boca. ¿Es que sale alguna vez? No. Cualquiera sea el trabajo que desempeñe, lo lleva a cabo sin quejarse, dentro de la boca. Hay aún otro rasgo importante de la lengua: posee una paciencia extraordinaria. Cualesquiera sean las dificultades o los problemas, o las tribulaciones que otros le impongan, se mantiene centrada en sí misma, no excediendo nunca sus límites y mostrando siempre una enorme paciencia. Vive entre gente extremadamente peligrosa, en la presencia de poderosos y afilados dientes. Con una gran dosis de habilidad, se las arregla para no ser mordida ni herida por estos agresivos vecinos que comparten su estrecho hábitat. Con extraordinario talento y paciencia ha logrado coexistir bien con estos temibles vecinos, sin ser lesionada ni una sola vez.

            De esta manera, la lengua nos ha estado enseñando una serie de importantes lecciones que nos pueden ser muy útiles. Por ejemplo, nos enseña que podemos vivir entre gente con la que el convivir resulta muy difícil; con mucho cuidado, paciencia y habilidad, podremos gozar de una vida feliz, pese a circunstancias muy penosas.   Mas en el mundo actual no seguimos estos buenos ejemplos. Cuando llegamos a estar en contacto con mala gente, tendemos también a volvernos malos. Todos los buenos sentimientos, las buenas cualidades, los buenos pensamientos, la buena conducta, desaparecen en un momento y perdemos todos nuestros méritos y virtudes. Para no llegar a sufrir estas consecuencias negativas, se hace necesario que logremos un completo control sobre nuestra lengua.

            Swami dice muy a menudo a los estudiantes : "Queridos estudiantes, no deberían hablar demasiado. La divina energía que está en ustedes será desperdiciada en este proceso. Si se dedican a hablar demasiado, se irá perdiendo el poder de vuestra memoria y vuestro cuerpo se debilitará. El resultado final será una vejez prematura. Y, además de ello, adquirirán mala fama."  Pensemos, por un momento, en la radio. Podemos encenderla para escuchar algún programa de noticias o de música, mas luego nos olvidamos de apagarla y continúa tocando sin propósito alguno. ¿Cuántas unidades de electricidad consumirá funcionando así todo el día, desperdiciando una valiosa energía? Nuestro cuerpo se puede comparar a una radio y se puede hacer un paralelo entre nuestro intelecto y la perilla con la que se la ha conectado, pero que se nos olvidó desconectar. En esta comparación, nuestra mente vendría a ser ese sonido inútil que surge en forma de palabras, en un parloteo incesante durante todo el día. La sagrada energía divina dentro de nosotros será agotada en este tipo de cháchara continua. Desde el momento en que se levanta de mañana, hasta la noche en que se va a dormir, el hombre no hace sino hablar; ya sea en voz alta con los demás o en silencio, para sí mismo. Al igual que en la radio, puede que se baje el volumen, pero el parloteo continúa todo el tiempo. La 'radio' sigue encendida sin parar y la valiosa energía Atmica que llevamos dentro se desperdicia, al igual que en el aparato que sigue consumiendo electricidad, ya sea que el volumen sea alto o bajo: la energía se pierde de todos modos.

            La causa más común para una vejez y senilidad prematuras reside en este hablar, hablar y hablar. El hablar demasiado no es bueno. Debemos observar el silencio. Desde que nacemos, jamás hemos desarrollado el hábito del Silencio, de modo que debemos hacerlo ahora.   En verdad, las dos funciones que cumple la lengua están íntimamente relacionadas. El hablar en demasía produce un hambre que no es natural. Y cuando el hablador siente más hambre, es obvio que exigirá más alimento. Debido a este exceso de alimento surgirán sentimientos que buscarán expresarse en un hablar incrementado. Y este es un proceso que lleva a que el control de los sentidos se transforme en una tarea imposible.

           

            Si le diéramos a un caballo una comida muy rica y luego lo atáramos a una vara, se volvería terriblemente inquieto y nervioso y no sería capaz de quedarse tranquilo. Si uno le da una rica alimentación a un caballo, también hay que dejarlo hacer ejercicio. Un ejercicio adecuado fortalece la salud y ayuda a controlar la arrogancia y el egoísmo. De modo que, así como vale para el caballo, si un joven simplemente se alimenta bien sin trabajar duro o hacer ejercicio, se vuelve inquieto y desarrollará egoísmo y arrogancia. Por ello se ha previsto el Sadhana, para velar por que la alimentación que ingiere la juventud se emplee en el servicio a la sociedad. Los jóvenes deben tomar la firme determinación de hacer siempre el bien. Nunca deberán agitarse como una llama al viento, sino que deberán tener una firme confianza en sí mismos. Aquí va un pequeño ejemplo para ello.

            "Un pequeño pajarito ha venido a posarse en una rama, en donde se queda por algún tiempo. Supongan, entonces, que soplan unas ráfagas de viento y la rama comienza a moverse, balanceándose hacia adelante y hacia atrás. Mas el pajarillo no se asustará por el movimiento de la rama en que se apoya. ¿Saben por qué? Porque no depende enteramente de ella para apoyarse: depende también de sus alas, de modo que tiene plena confianza en que ningún movimiento de la rama lo puede poner en peligro de caer. El hombre de hoy, en cambio, se asusta fácilmente incluso ante las pequeñas dificultades de la vida diaria; parece no contar ni siquiera con la confianza que tiene este pequeño pajarillo. ¿Cuál sería el motivo para ello? La razón es el exceso de alimentos ... de alimentos que están llenos de Tamas, que generan sentimientos saturados de Rajas. Y, como resultado, uno no es capaz de experimentar la verdadera naturaleza del hombre."

            La juventud de hoy se pregunta más o menos lo siguiente : 'Vemos que a las aves y a los animales se les da mucha libertad. ¿Por qué no habríamos de tener nosotros la misma libertad?' Cuando los jóvenes se plantean las cosas así, les podemos contestar: 'Si, también tienen derecho a la libertad y la independencia, pero la libertad que les corresponde es la apropiada para el hombre, no la que tienen los animales. Las aves gozan de la libertad que les corresponde, los animales gozan de la libertad que les es natural. Y como ustedes son seres humanos, deben gozar de la libertad que le es natural al hombre. El que se digan hombres y traten de gozar de la libertad de los animales no es correcto. Deben vivir como hombres y desarrollar las cualidades del hombre.'

            Las cualidades humanas son: el sacrificio, el amor, la compasión, la generosidad, la simpatía, la no violencia y otras por este estilo de nobleza. Mas en lugar de estas, estamos desarrollando aquellas que se asocian a los animales, como el egoísmo, la ira, el odio, la envidia, la codicia y otras de este tipo. Estas cualidades no tienen cabida en el hombre. En particular, nunca deben abrirle espacio al egoísmo, la egolatría y la envidia. Estas tres son los peores rasgos que pueden infectar al hombre. Si hemos de adquirir buenas cualidades, cualidades humanas, en lugar de estos rasgos animales, deberemos lograr el control de la lengua tanto en el aspecto del lenguaje como en el de la alimentación. Esto representa el real camino del Yoga, el amplio camino que deben tomar los seres humanos.

            El Bhakti Yoga, el Yoga de la Devoción, nos ha estado enseñando que debemos usar correctamente la lengua, utilizar correctamente el alimento y emplear adecuadamente las palabras. En especial en una era como esta Era de Kali, la lengua puede santificarse fácilmente por medio del Namasmarana, la repetición del Sagrado Nombre, el cantar el Nombre del Señor. En lugar de desperdiciar vuestra preciosa energía divina y vuestro precioso tiempo en habladurías ociosas, hagan que la lengua cante constantemente la alabanza del Señor y repita Su Nombre. Esa es la manera adecuada de vivir la vida, saturando la existencia con la Gloria y la Santidad del Señor.


Traduccion Herta Pfeifer

Revision Marcos Erize