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Discursos dados por Sai Baba

34 Disc. en 1984 sobre Bhagavad Gita, caps. 12 y 2

07/08/84 d-06 Las tres etapas de la Senda Espiritual

 

 

7 de Agosto de 1984

Prashanti Nilayam

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Hacia el final del capítulo XI del Bhagavad Gita encontramos la siguiente frase: "Jnatum Drashtum Cha Tattvena Praveshtum Cha Paramtapa" que significa 'Oh Paramtapa (Arjuna), que abrazas a los enemigos a través del saber (Jnatum) por ver en verdad (Drashtum) y por entrar en Él (Praveshtum)...

Esta declaración describe de manera clara las diferentes etapas en la senda que el Sadhaka debe seguir para alcanzar la meta. Para una persona que busca la liberación, estos son los tres pasos que deberá dar. Jnatum es el primero. Se refiere al proceso de aprender acerca de la Verdad, ya sea a través del Sastra (la escritura) o a través de las palabras de un maestro. En esta primera etapa, el Sadhaka llega a creer firmemente, ya sea a través de su lectura de las escrituras o por escuchar al Maestro, que Dios en verdad existe. Mas el mero saber de la existencia de Dios no le otorgará mucha alegría. Ello representa el principio del Dvaita o dualismo. No constituye sino la base para los pasos posteriores en esta senda. En sí mismo no proporciona una satisfacción duradera.

Gradualmente se va desarrollando en el Sadhaka el deseo de alcanzar Darshan, la visión directa del Señor. ¿Cómo llegará a ver al Señor? Ciertamente no lo logrará por el mero deseo de obtener esta visión. El Sadhaka debe languidecer y ansiar esta visión, debe aspirar constantemente a ver al Señor. Cualquiera sea la forma o aspecto del Señor que haya llegado a conocer a través de sus lecturas o lo que haya escuchado, debe aspirar a verla y a tener una experiencia directa de ella. Entonces, después de algún tiempo, el Señor se dará a conocer y le concederá esta visión anhelada. Aquí va un pequeño ejemplo a guisa de ilustración.

Había un pobre niño boyero que se encontraba en grandes dificultades debido a las circunstancias, pero que conservaba una profunda fe y ansiaba intensamente ver directamente a Dios. En la misma aldea en que vivía este niño, se encontraba de paso un Harikathadasa [1], o predicador, que había venido a hablar sobre cosas espirituales. Solía reunir una audiencia en torno suyo y les cantaba la gloria y las hazañas del Señor.

Al chico no le era posible abandonar su trabajo para estar presente en todas las reuniones, ya que todo el día debía atender a sus vacas. Pero al atardecer, llevaba las vacas al corral y luego iba a escuchar al Harikatha. El boyerito escuchaba seria y cuidadosamente todo lo que este decía. Una tarde en particular, el Harikatha hablaba sobre los rasgos característicos de Vishnu. Durante esa alocución, lo describió repetidamente como de tez oscura con una marca blanca en la frente y montado en un águila blanca. El Harikatha explicó también que el Señor Vishnu estaba siempre dispuesto a acudir en ayuda de todos los que buscan refugio en Él, y que aceptaría cualquier cosa que se le presentara como ofrenda con verdadera fe. Como el Pundit [2] repitiera enfáticamente estas características del Señor, el relato dejó una impresión indeleble en el corazón del niño. El Pundit relató también que el Señor era un gran amante de la música y que se le podía ganar, dirigiéndole las plegarias en cánticos, entonados reverentemente desde el corazón.

Y bien. El boyerito solía llevar algunos alimentos consigo, para su almuerzo de mediodía. Comenzó a ofrecer diariamente sus raciones a Dios, con toda sinceridad y devoción, suplicando al Señor que los compartiera. Comenzaba sus plegarias, cantando al Señor: "Oh moreno Señor, me han contado que montas un águila blanca. Ven. Por favor, ven a mí y acepta este alimento". El niño siguió así, orando por toda una semana de manera continua. Nunca tocó sus alimentos, ya que el Señor no había venido a compartirlos. Hacia fines de la semana estaba extremadamente débil. Además de su debilidad, se sentía tremendamente angustiado, porque sentía que no estaba cantando apropiadamente y es por ello que el Señor no respondía. Estaba seguro que se debía a la incorrección de su canto que el Señor no habría aceptado el alimento. Y fue así que, con gran devoción y determinación, continuó practicando para mejorar su cantar, pensando que al final, seguramente podría ganarse la Gracia del Señor.

Debilitado como estaba, físicamente, llegó hasta la floresta. Se sentía exhausto, pero estaba determinado a no comer hasta que su ofrenda no hubiera sido aceptada por el Señor. Para entonces, su plegaria cantada surgía de él melodiosamente. El boyerito se dedicaba únicamente a cantar todo el tiempo, pidiéndole al Señor que descendiera y satisficiera Su amor compartiendo el alimento y Su sed aceptando la bebida que el niño le ofrecía con tantos anhelos. Cuando se produjo la perfecta armonía entre el sentimiento, la melodía y el contenido del canto, Narayana descendió. ¿Y cómo apareció el Señor ante el boyerito? Vino como un niño brahmin. El boyero le preguntó: "Dime, querido amigo, ¿quién eres? ¿Viajas a través de este bosque?".

El niño brahmin le respondió: "Soy Narayana mismo. Has rezado para verme y por ello he descendido para darte Darshan. Recordando que Narayana gustaba del dulce sonido de la música, el boyerito siguió haciendo sus preguntas en tono melodioso. "Pero no te pareces a la descripción que se da de Narayana, El que es de tez oscura, que lleva una marca blanca sobre Su frente y que monta un águila blanca. El Pundit nos dijo que es así como reconoceríamos al Señor, pero parece que ello no era cierto. Si eres el Señor bendito, disipa por favor mis dudas y déjame ver Tu verdadera Forma."

Vemos aquí, que era justamente lo que el niño había escuchado como descripción del Señor, lo que ahora deseaba experimentar directamente. Mas Dios no tiene una forma específica, tiene mil ojos, mil oídos, mil manos y mil pies. Sin embargo, para complacer y agradar al devoto que aspira a verle, asume esa forma particular por la que el Sadhaka ha suplicado. Esto corresponde a la etapa del Drashtum, la visión del Señor. Y no será la real forma del Señor, sino aquella que el devoto haya elegido en sus plegarias. Dios ama los sentimientos sinceros que surjan del corazón y, por ello, de acuerdo a los sentimientos de Su devoto, dará Su Darshan en la forma que el devoto prefiera. Y fue así que, para satisfacer a este boyerito, el Señor asumió la forma de Vishnu y aceptó el alimento y la bebida que el niño le ofrecía tan amorosamente.

Después de haber partido el Señor, el niño pensó para sí mismo "Primero escuché una descripción Suya y luego oré por una visión Suya. Y Él ha venido y Lo he visto.

¿Cómo podré ahora alcanzarlo y estar siempre con Él? El Sadhaka no se satisfará mediante el mero escuchar hablar sobre el Señor. Tampoco se sentirá satisfecho con sólo haber obtenido una Visión del Señor. Una vez que ha logrado la Visión, anhelará fundirse totalmente en Él, ya que sólo así encontrará una dicha sin fin. Narayana le había dado Darshan y luego había desaparecido. Desde aquel momento, el niño mantuvo la imagen de Narayana, tal como Le había visto, en la forma de Vishnu, permanentemente impresa en su corazón. Con esa adorable imagen de Narayana grabada en el ojo de su mente, comenzó ahora a inquirir y a pensar únicamente en cómo podría alcanzarle y unirse a Él. Esto corresponde a la tercera etapa, la de Praveshtum.

Tal como lo ilustra esta historia, los Sadhakas se harán una idea de cómo es Dios, ya sea escuchando hablar de Él o leyendo y estudiando las escrituras. Un verdadero Sadhaka no se sentirá ni feliz ni satisfecho con sólo esto. Ello no constituye más que un nivel de Dvaita. Debe hacer un esfuerzo para llegar más allá de este dualismo. El próximo paso se denomina Vishistadvaita, lo que significa No Dualismo calificado. Ello se refiere a la profunda aspiración de ver y experimentar a Dios.

¿Cómo puede el Sadhaka llegar a tener una visión de Él? Esbozando en su propio corazón cualquier forma por la que haya oído describir al Señor, y dedicándose a pensar en ella y a contemplarla. Cualquier cosa que haga, que piense, que diga o que escuche, tiene que llegar a ser una con esa imagen que haya grabado dentro de sí.

Esa forma específica de Dios sobre la que haya oído hablar y sobre la que haya estudiado, se transforma en una forma-pensamiento en su propio corazón. Esa forma-pensamiento es la que debe irse llenando de devoción, hasta convertirla en una forma-sentimiento. Muy gradualmente, estos sentimientos se irán ahondando y fortaleciendo, hasta que un día, el Sadhaka tendrá una real visión del Señor. De modo que, en primer término, se piensa en el Señor, luego se le siente y, por último, es experienciado directamente. En otras palabras, la forma de pensamiento se torna en una forma de sentimiento, la que termina transformándose en una experiencia real.

Y ello corresponde a la segunda etapa en la senda, la de Drashtum. El Sadhaka no sólo recibirá el Darshan personal del Señor a quien ha aspirado ver, sino también obtendrá la oportunidad de conversar cara a cara con Él. Luego de ver así al Señor y de hablar directamente con Él, el Sadhaka se sentirá algo más satisfecho. Mas para el verdadero devoto, incluso esta oportunidad dorada no le entregará la alegría plena que anhela. Ahora, deseará alcanzar hasta Dios y fundirse en Él. Pensará: "He oído hablar de Él (Jnatum), Le he visto (Drashtum), mas ahora debería alcanzarle y sumirme en Él (Praveshtum).

El sentimiento de 'yo soy un aspecto del Señor' se realiza cuando uno Le ha visto. Previamente, en la etapa de Jnatum, cuando hemos llegado a saber que Dios existe a través del leer o el oír o hablar de Él, sentimos que Dios está separado de nosotros y nosotros de Él. Mas, en la etapa de Drashtum vemos al Señor y logramos sentir que somos un aspecto del Señor mismo. Ello representa el Vishistadvaita. Ahora nos movemos hacia el sentir de que 'el Señor y yo somos uno y el mismo', el nivel de Advaita, del completo no-dualismo. Y, a continuación, pensamos 'ahora yo me debería fundir a Él, o Él debería hacerse uno conmigo'. Entonces habrá completa Unidad.

En tanto se mantengan un río y una corriente separados, el río guardará un nombre separado y su identidad individual. Mas tan pronto el río se une con el océano, gusta de su sabor, adquiere su forma y también su nombre. Si el Sadhaka anhela ser uno con el Señor, debe llegar a sentir al Señor, luego debe lograr la forma del Señor y, finalmente, debe adquirir todas las características del Señor mismo. Sólo entonces podrá convertirse en uno con el Señor. Deberá llegar a sentir que todas las características y los atributos del Señor deberían manifestarse en él. 'La amplitud mental del Señor debería llegar a ser parte de mí. El desinterés que caracteriza al Señor debería llegar a ser parte de mí. El amor ilimitado del Señor debería llegar a ser parte de mí.' Cuando llegamos a sentir así, podemos alcanzar la posición de 'Yo y Tú somos Uno', y habrá una perfecta unidad. Un Sadhaka debe empeñarse continuamente por lograr este sentimiento y hacer cualquier esfuerzo para llegar a Él. Así, el día menos pensado, llegará a esa plenitud. Esto representa la meta última de la vida.

Para los seres vivientes, la plenitud verdadera no llega sino hasta que alcanzan el lugar de donde provinieron. Incluso en la vida secular podemos reconocer algunos aspectos de estas progresivas etapas hacia la meta. Reflexionen sobre el siguiente ejemplo. Supongan que han llegado mangos al mercado y que sucede que esta es una fruta que adoran. Puede haber algún tipo de mango que prefieran en especial. Y, pensemos que viene un amigo vuestro y les informa que están vendiendo justamente esos mangos. En el momento de saberlo, sienten algún tipo de satisfacción, sienten alegría al pensar en esos mangos, aun cuando no los han adquirido todavía ni los han gustado directamente. Tan pronto han recibido la noticia, van hasta el mercado para averiguar si aún los hay. Ahora los ven. Esto les da un poco más de satisfacción, pero aún no se sienten completamente felices. De modo que eligen algunos mangos, los ponen en su bolsa de compras y pagan por ellos y entonces, durante el camino a casa, piensan en la fruta, en la suerte que tuvieron al poder elegir mangos tan bonitos y ansían poderlos comer. ¿Por qué pasan tanto tiempo pensando en los mangos? Porque les gustan extraordinariamente, y una prueba de ello son vuestros actos de ir por ellos y comprarlos.

Sentimos mucha alegría cuando nuestros sentimientos toman forma y cuando podemos ver externamente lo que sentimos con intensidad en nuestro fuero íntimo. En verdad, todo lo que vemos externamente no es sino un reflejo de nuestros sentimientos íntimos. En nosotros habrá ciertos deseos y trataremos de experimentar externamente estas tendencias y sentimientos que están actuando con fuerza dentro de nosotros. Y bien, en lo que se refiere a estos mangos, los traerán a casa, los lavarán cuidadosamente y los pelarán. Luego comenzarán a comerlos y a gustar felices del dulce jugo de los frutos. Muy pronto, el jugo ya no será algo exterior, se habrá hecho parte de ustedes. Con ello logran una inmensa alegría, la total felicidad. ¿Cuál es la razón para tan gran alegría? Recapitulemos el proceso. Primero, supieron que esta fruta en particular estaba disponible en el mercado, ... ello representa el Jnatum, el conocer. Después de oír al respecto, no se descorazonaron, sino surgió en ustedes el intenso deseo de adquirirlos y degustarlos. Este fuerte deseo les impulsó a ir hasta la tienda, ansiosos por ver la fruta allí. Hasta que la encontraron y la miraron apreciativamente. Esta etapa del ver es Drashtum. Después de verla, la compraron y la comieron. Esta es la etapa del Praveshtum, el alcanzar y el entrar en Él.

¿Es que los Sadhakas de hoy albergan estos sentimientos por Dios? No. Pero deben desarrollarlos. Después de prestar atención a una serie de discursos, después de leer las escrituras, después de saber que Dios existe, deberían desarrollar un intenso anhelo por verLe, de lo contrario, todos sus esfuerzos serán vanos. Deberán empeñarse fervientemente, poner todo su esfuerzo para progresar en dirección hacia la obtención de la visión directa del Señor.

Hay un gran número de estudiantes y de profesores aquí. Cuando un estudiante termina una primera etapa, no logra satisfacción alguna si sigue quedándose en el mismo nivel. Aspirará a progresar hacia los niveles superiores. Cuando un alumno debe repetir el mismo curso por dos años, desarrolla un sentimiento de desesperación y descorazonamiento. Y no sólo se desanimará, sino también será puesto en ridículo por sus compañeros.

De igual manera, nos empobreceremos a los ojos de los demás Sadhakas si permanecemos continuamente en las primeras etapas del culto de tipo Dvaita, sin adelantar en nuestro desarrollo espiritual. Otros Sadhakas dirán, "Mira a esa persona". Ha asistido a un sinnúmero de discursos espirituales por un largo tiempo y ha leído todas las grandes escrituras, pero, ¿de qué le ha servido? Parece que no ha tenido progreso alguno. Este lamentable proceso del quedarse estancado en el primer nivel es el rasgo característico del TamoGuna. Debemos remover este Tamas y pasar de la etapa del Dvaita a la próxima, el Vishistadvaita. A través de la meditación o de la continua contemplación, debemos tratar de lograr la visión y la experiencia directa de aquella forma de Dios sobre la que hayamos oído hablar. Con un deseo intenso llegaremos a obtener la codiciada oportunidad de ver al Señor y de conversar con Él, y también de servirle de diferentes maneras.

No obstante, tampoco ello debería satisfacernos. Deberíamos esforzarnos por una oportunidad para llegar a la próxima etapa. No debería haber descanso ni paz mental ni contentamiento hasta que no hayamos alcanzado la etapa última del Advaita, la plena inmersión en el Uno. El hombre actual sólo aspira a lograr descanso para su cuerpo y paz para su mente. Ello no está bien. Debe tratar de alcanzar la perdurable paz de Atma. Una vez que se vuelva uno con ella, se convierte en la Paz misma. Atma es, eternamente, la encarnación de la Paz. El Jivatma debe llegar a ser uno con Paramatma, sólo entonces habrá completado su largo viaje y realizado la Bienaventuranza permanente.

Un río ha nacido del océano y termina en el océano. Mas, ¿Cómo llegó el río a ser lo que es? Inicialmente, el océano se transformó en nubes. Cuando llegó a convertirse en nubes, hubo separación y dualismo: las nubes están separadas y el océano está separado. El agua del océano es salada y se vuelve dulce después de transformarse en nube. Luego el agua que ha llegado a ser nubes cae en la forma de lluvia, y podemos decir que es una lluvia de amor, porque esta agua de lluvia se convierte en un río y, con gran entusiasmo, se apresura en buscar nuevamente la unión con el océano. Esto podría compararse con la etapa del Vishistadvaita o el del Drashtum, en el cual surge la gran angustia y el anhelo por la fusión. Y entonces, cuando el Jiva ha llegado a este nivel, ansía retornar hasta su tierra natal de la que aún se siente separado. En el caso del agua en forma de río, ella se ve impelida a unirse con el océano y llegar a su meta. Esto es Advaita.

Nosotros nacimos como hombres y vivimos como hombres. Ahora hemos tomado la senda de la vida espiritual. Elegimos la buena compañía, Satsang [3]. Nos dedicamos a prestar oído cuando se habla de las sagradas características y principios de Sarveshvara, el Señor de todos. Pero ahora es cuando debemos hacer un esfuerzo por lograr una visión del Señor. Y ni siquiera ello debe dejarnos satisfechos. El tener meramente la oportunidad de ver y de hablar con el Señor no implica una felicidad duradera. Sólo cuando nos fusionamos plenamente y llegamos a ser Uno con Él, nuestra vida alcanzará su plenitud total. Esto fue lo que Krishna le enseñó a Arjuna en el Gita, en el campo de batalla de Dharmakshetra.

Como saben, hay toda una serie de apelativos que se le dan a Arjuna. El último que se le dio fue Dhanajaya. En el mundo se acostumbra darle una serie de nombres y de títulos a la gente. ¿Quién le confirió todos estos títulos a Arjuna? Se los confirió la personificación misma de la Divinidad: el Señor Krishna dijo a Arjuna: "Oh Arjuna, tú no eres el hijo de la mortalidad, eres el hijo mismo de la inmortalidad". Durante su vida, Arjuna se encontró enfrentado a una cantidad de circunstancias de prueba en las que se comportó heroicamente, y como resultado de ello le fueron dados todos esos apelativos. Para conseguir sus magníficas armas, Gãndiva, sufrió severas penitencias y tuvo que hacerle frente a varios problemas difíciles, sin embargo en ningún momento flaqueó y persistió en ello con gran valentía, convicción, fe y determinación.

Su actitud resuelta ante todos los obstáculos terminó por ser recompensada al ganar el arma del Señor Shiva. En el proceso de lograr esta arma celestial, hasta los elementos se tornaron en contra suya, pero ello no lo amilanó. Nada podía apartarlo de su propósito y resolución. Y fue porque fue capaz de ganarse ese Dhanus o arco, que el Señor le confirió el título de Dhanajaya.

También en su trayecto mortal o mundano se le llama Dhananjaya, y esto también tiene su historia. El rey y el mayor de los Pandavas, Dharmaraja, decidieron llevar a cabo el Rãjasuya Yaga, un gran sacrificio real. En ese tiempo, los Pandavas eran enfrentados por los Kauravas, los hijos de Dhritarashtra. Además, el tesoro de los Pandavas se había agotado: no tenían dinero. Ante estos obstáculos, resultaba casi imposible llevar a cabo un Yaga tan grandioso como este, pero Dharmaraja persistía en la idea. Le dijo a Arjuna: "Hermano, vamos a necesitar mucho dinero para llevar a cabo este Yaga, puesto que un Yaga así requiere de muchos gastos. ¿Cómo vamos a conseguir ese dinero?" Arjuna le replicó: "Dharmaraja, ¿por qué deberíamos preocuparnos por obtener el dinero, cuando poseemos el árbol mismo que concede los deseos en la forma de Krishna? ¿Qué podríamos temer? Tan pronto Krishna nos bendiga, podremos lograr cualquier cantidad de dinero."

Y fue así que Arjuna hizo un recorrido, juntando toda una fortuna para este Yaga en la forma de donaciones. Cuando los reyes de las regiones circundantes oyeron que Dharmaraja estaba pensando en realizar el Yaga, vinieron por sí mismos y trajeron tal cantidad de riquezas, que hubo que transportarlas en elefantes. Se reunieron grandes montones de oro, plata y piedras preciosas. Al llegar Krishna, actuó como si nada supiera. Le preguntó a Dharmaraja: "¿Y de dónde conseguiste todas estas riquezas? ¿De dónde provienen?" Debido a la ignorancia, Dharmaraja contestó: "Todo esto lo recibí gracias a mi hermano."

Después de esto, Krishna comenzó a dirigirse a Arjuna como  Dhananjaya, por el hecho de haber podido conquistar y acumular tal riqueza. Hay otro apelativo que también se le da a Arjuna: 'Pãrtha, el hijo de Prithra'. Arjuna es el hijo de la Tierra, de modo que también este apelativo resulta apropiado.

En los próximos días aprenderemos algo más sobre otros nombres que se le dan a Arjuna y podrán aplicarlos a sus propias vidas como para que puedan poner sus significados en práctica cada día.

Notas del revisor :

[1] Harikathadasa  es una palabra que incluye dos palabras: Harikatha y Haridasa. La historia de Hari (Kathã)), es una forma de discurso tradicional hindú en el que el narrador explora un tema, generalmente la vida de un santo o una historia de una epopeya de la India. La persona que cuenta la historia a través de canciones, música y narración se llama Haridasa.

[2] Pundit o Pandit  Sabio, letrado, profesor, Docto, que explica los textos sagrados

[3]  Satsang  En sánscrito sat = verdad, sanga = compañía) "Encuentro con la verdad". Sat significa existencia, Divino. La unión con Dios es satsanga, no es un discurso o una conversación. De modo que, cuando contemplas, meditas y piensas en TI mismo, eso es satsanga. Satsang es ser UNO con lo Divino, ser UNO con el Espíritu, ser UNO con la Conciencia.


Traduccion Herta Pfeifer

Revision Marcos Erize