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Sus cartas

48 No les importe el mundo 13/3/79

He recibido todas las cartas que me enviaron los muchachos. Su contenido ha sido tomado en cuenta. Su devoción y actitud de entrega en verdad son buenos pero, de vez en cuando, los muchachos tienden a olvidarse de los ideales de Swami. Toda persona desea felicidad y paz; nadie desea la miseria; sin embargo, el error en ellos yace en el hecho de que no son capaces de comprender dónde se obtienen la felicidad y paz verdaderas. La felicidad y la paz verdaderas no se pueden encontrar ni en la riqueza y posesión ni en lo académico, lo material o las vocaciones científicas. Éstos sólo otorgan paz y felicidad transitorias.

La verdadera paz existe sólo en el amor de Dios. El verdadero esfuerzo del hombre debe ser por alcanzar el amor de Dios. Éste es el distintivo primario del hombre. Desde este conocimiento surge la sabiduría y la sabiduría a su vez otorga la paz y la felicidad. Es por eso que Thyagaraja le preguntó a la mente si el mundo daba felicidad o Dios era el que la otorgaba. La felicidad mundana parece nectarina en un principio, pero se vuelve venenosa al final. Por otro lado, el camino divino parece difícil en un principio pero toma una forma nectarina a la larga.

Sai no obtiene ninguna ganancia de nadie. Sin embargo, teniendo en mente la bienaventuranza interna de todos, Sai da directivas. Lo que diga Sai, lo que haga o piense es sólo para el bien de ustedes, ya que él lo tiene todo en sus manos, no hay absolutamente nada que él desee. Murmurar entre ustedes, sentirse celosos si Swami habla con alguien más, discutir lo bueno o lo malo de los demás son señales de suprema ignorancia.

Los muchachos son incapaces de comprender el Principio de Sai, la naturaleza de Sai, sin saber que el resultado de las buenas acciones llevadas a cabo en vidas previas es lo que acerca a alguien a Sai, lo que hace que los demás se sientan innecesariamente mal. Hagan buen uso de Sai sin desperdiciar esta oportunidad. Una vez perdida, el Señor de Parthi jamás volverá a estar accesible, así que sirvan a los pies de loto y alcáncenlos mientras puedan. Les he hecho saber esto en muchas ocasiones. No teman al mundo. Si han alcanzado al Señor del mundo y aún tienen miedo del mundo, ¿quién los salvará? Que no les importe el mundo, todos deben servir al Señor. También les he dicho muchas veces antes que dándoles devoción y llenándolos de vitalidad, yo los libraré.

Los muchachos son buenos. Entablando pláticas innecesarias echan a perder su naturaleza pura. La reducción de pláticas ociosas e inútiles acabará con caprichos y poses exagerados. La pureza aumentará en ausencia de estos dos y alcanzarán la santidad. La naturaleza del amor de Sai carece del mínimo rasgo de egoísmo. Las vidas que aspiran este amor divino, fresco y bendito son en verdad sagradas. Aquellos que lo comprendan y se esfuercen en ello merecen ser receptáculos del amor de Sai.

Como el mono loco que destruye todo el jardín en su frenesí, aquellos que no han sido capaces de merecer este amor pecan envidiando a aquellos que lo están recibiendo y que recibirán el amor de Sai. El festival de Holi o la quema de los deseos existe para extinguir estos pecados. Este auspicioso festival tiene como meta eliminar los prejuicios, eliminar los motivos egoístas, quemar los rasgos rajásicos y tamásicos y fortalecer el amor de Dios. En pocas palabras, es para destruir kama (el deseo) y alcanzar a Rama (Dios).

Teniendo a Sai Rama que está siempre con ustedes, desear el mundo en verdad es tonto. Habiendo obtenido este singular privilegio, debido a los méritos de otras vidas, es en verdad desafortunado que nuestros muchachos aún vayan tras los placeres mundanos. Sai es la personificación del amor, la encarnación de la dulzura y el depósito de todo poder.

Deseen la gracia de este Sai y sientan y disfruten de paz y felicidad perdurables.

En el día de Holi, el amor de Sai se debe distribuir igualmente a todos. Díganles que cambien sus antiguos y desagradables rasgos, que vivan llevando una buena conducta y que justifiquen su nacimiento humano. Éste es el amor de Sai.

Baba

13-3-1979 (Holi).