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Discursos dados por Sai Baba

19. 11/10/69 Consejo para los escogidos

Consejo para los escogidos

Consejo para los escogidos

11 de Octubre de 1969

Prashanti Nilayam

DEHA (CUERPO) ES EL TEMPLO de Dios; desha (país) es el cuerpo de Dios. El cuerpo está compuesto de cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y éter; el país está compuesto de los cinco aires vitales (pranas). El cuidado del país es tan importante como el cuidado del cuerpo, pues la prosperidad y la miseria, la salud y la enfermedad, el placer y el dolor, la ansiedad y la paz, dependen de la salud y de la enfermedad de la nación. En los próximos días tendrán, como voluntarios en Prashanti Nilayam, la gran oportunidad de servir, no sólo a ustedes sino también al país, pues se reunirán aquí para el Festival de Dásara personas de todos los Estados del país y hasta de naciones más allá de sus fronteras. Todas son una en corazón, en aspiración y anhelo, cualquiera que sea la lengua que hablen o la creencia que profesen. Están clamando por esta oportunidad de servir como voluntarios, pero recuerden que sólo ustedes han tenido la suerte de atraer mi atención y de recibir esta bendición. Es, por lo tanto, una gran responsabilidad.

El servicio que pueden hacer a los miles de personas que se reúnen aquí no es algo que ustedes hacen a otros, es un servicio que se prestan a sí mismos. La ayuda es para ustedes mismos. Hubo una vez un mendigo que lloraba ante una rica casa por un mendrugo; el amo, reclinado en un sillón, lo ahuyentó con duras palabras, pero el mendigo persistió; pidió hasta cualquier alimento rancio, ¡por lo menos! Ante esto, la nuera, que estaba comiendo en los apartamentos interiores, respondió: "Mi pobre hombre, en este momento estamos comiendo alimentos pasados; los platos frescos están siendo cocinados ahora". El mendigo entendió lo que ella decía; comprendió que estaba señalando que el suegro, por su insolencia y crueldad, estaba preparándose un futuro miserable, mientras que su presente alto nivel de vida era posible debido al mérito que había adquirido por su caridad en vidas anteriores. Comemos alimentos rancios, es decir, los resultados de los actos de vidas pasadas; también estamos cocinando nuestras comidas futuras. Así, por este servicio, se están preparando un buen banquete para el futuro, cualquiera que sea el alimento que estén comiendo ahora como resultado de sus actos pasados.

Ustedes, y todos los demás también, han venido aquí por una sola razón. Habrán asistido a varias procesiones de carros sagrados en nuestro país. La procesión habrá sido muy elaborada y larga, con tambores, címbalos, cantantes, músicos y hasta payasos; se izaron y levantaron banderas y festones, arcos y toldos en el camino del carro sagrado; los elefantes ricamente enjaezados, los caballos con adornos de plata, los bueyes y las vacas con sus cuernos adornados de campanitas de plata, y la gente del pueblo danzando, estaban también allí. Pero, ¿para qué era todo eso? No es para esto que los peregrinos han venido desde largas distancias y con grandes gastos. Todo esto es para destacar el carro de varios pisos, que no es sino el vehículo de la estatua, que en sí no es otra cosa que el símbolo del Señor que cada uno ha venido a adorar. Similarmente, recuerden que todas las vanidades y despliegues de la vida, las payasadas y las danzas, las mímicas y los murmullos, los desfiles y los pasatiempos que constituyen la vida, son todos para la adoración del Señor únicamente. La vida es un largo y elaborado Festival del Carro. Cada actividad debe ser juzgada y evaluada a la luz de esta idea. Concéntrense en el tema central de la vida, no en los adornos superfluos.

Recuerden que cada uno de los que han venido aquí, tiene este tema central como pensamiento principal en su mente. No los desalienten; hagan lo mejor que puedan para ayudarlos a alcanzar su meta, tanto por el ejemplo como por el precepto, amablemente transmitido.

Cada minuto que pasa es un precioso don de Dios que deben usar para el mayor y más duradero beneficio. Sean felices de que pueden hacerlo sirviendo a otros y ocupándose de sus ingentes necesidades. No malgasten los minutos en habladurías, chismorreo, lectura de novelas baratas, viendo películas o mezclándose con compañeros poco serios. No sean esclavos de sus sentidos, sino resistan con valor a sus exigencias de libertad sin control. Tienen la infalible fuente de felicidad en el Alma que es su realidad; ¿por qué, entonces, arruinar su salud, su paz mental, corriendo detrás de los sentidos que los arrastran por el mundo objetivo, a la persecución de alegrías triviales y transitorias?

Esta insignia les impone grandes cargas. Los colocará en un lugar destacado delante de la gente; entonces, cuando les pidan a otros que mantengan silencio, miles de ojos los estarán observando para ver si ustedes están guardando silencio. No deben mostrar impaciencia o ira, ni parcialidad para las personas de su pueblo o región o aquellas que hablan su idioma; ni descortesía o negligencia hacia las personas de otras regiones o que hablan un idioma diferente. En todos los asuntos, traten de descubrir qué acción me complacerá y compórtense de acuerdo con eso. Ya sea que alguien los esté observando o no, yo estaré con ustedes, dondequiera que estén, ahora o más tarde, aquí o en otra parte; de modo que sean sinceros, no traten nunca de engañar, aparentar o burlarse.

Ésta es la iniciación a una vida entera de práctica espiritual para cada uno de ustedes. El desapego es el primer paso en ella. El silencio los ayuda a no enredarse en los asuntos de otros; por esto se alienta el silencio como punto preliminar. Sean como la hormiga: cuando se encuentra con una mezcla de arena y de azúcar, selecciona solamente el azúcar. Vean sólo lo bueno en las personas; no pongan atención a lo malo. Pueden criticarlos y hablar de ustedes, algunos pueden hasta acusarlos de lo peor, pero preserven su ecuanimidad y no lo tomen a pecho. Mantengan lejos las críticas; son partículas de arena.

Los médicos entre ustedes, a quienes se les asignó la tarea de buscar a las personas que posiblemente necesiten su atención, deben ser especialmente cordiales y considerados. No griten preguntas a los pacientes, tengan paciencia mientras escuchan sus historias; la mitad de la cura se logra con bondad, suavidad y simpatía. Los Shastras dicen: "El médico es Dios en forma humana" (Vaidyo Narayano Hari). Es con este espíritu y con este temor y esta reverencia que la gente viene a ustedes y recibe las medicinas que le dan. ¡Sean dignos de esta estimación de sus servicios! Hoy en día los médicos han perdido el arte de hablar dulcemente; aprendan a hablar con compasión; tengan en su maletín las medicinas necesarias para el tratamiento de toda clase de enfermedades, no demoren ni pierdan tiempo porque les falta la medicina. Los voluntarios deben también llevar a los enfermos a los médicos o traerles el médico, si no pueden moverse. El cuervo se sienta sobre el lomo del búfalo y hunde su pico en la herida abierta, ¡no tiene idea de! dolor que causa! Los doctores no están conscientes de la aflicción que causan por su negligencia o mal humor, ¡los voluntarios no están conscientes del dolor que causan por sus palabras airadas o aun por un gesto de desprecio o resentimiento! Imaginen qué efecto les haría a ustedes si estuvieran en esa posición, y evítenlo. Siempre traten de ponerse en la posición del otro, y juzguen su acción sobre esa base. Entonces no se equivocarán.

Sean puros en palabra y acción y mantengan alejados los pensamientos impuros. Yo estoy en cada uno de ustedes y así, conozco la más mínima onda de pensamiento de ustedes. Cuando la ropa se ensucia, deben mandarla a lavar; cuando su mente está sucia, deben volver a nacer para las operaciones de limpieza. El lavandero golpea la ropa sobre la dura piedra y pasa sobre ella el hierro caliente para desarrugarla. Así también, deberán pasar por una serie de esfuerzos a fin de volverse adecuados para acercarse a Dios. Véanme como el residente en cada uno; denle toda la ayuda que puedan, todo el servicio que necesite; no retengan la dulce palabra, la mano que socorre, la sonrisa que da confianza, la compañía reconfortante, la palabra consoladora.

Están ahora siendo iniciados a un voto, a un estado que implica deberes y obligaciones. Krishna lleva en la frente el punto de almizcle, el cual indica el logro del conocimiento (jñana). Lleva la perla de la pureza en su nariz, el punto donde se concentra la meditación. En su muñeca tiene cuatro sagrados hilos rojos, para indicar los votos que ha hecho para el bien de los seres vivientes: el de salvar a los buenos, de castigar a los malos, de promover la rectitud y de salvar del pecado a todos los que se entregan incondicionalmente a él. Ustedes también han hecho un voto hoy y llevan la insignia como un hilo rojo alrededor de la muñeca. Deben también salvar a los afligidos, buscar a los elementos antisociales que pueden perturbar el ambiente del Nilayam y derramar alegría y contento alrededor suyo. Deben ser ejemplos de ecuanimidad, fortaleza y amor.

Prashanti Nilayam

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