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Libros escritos por Sai Baba

6. Upanishad Brihadaranyaka

EL UPANISHAD BRIHADARANYAKA se asocia al Veda Sukla Yajur. Tiene seis secciones, las cuales, salvo la tercera y la cuarta, describen las técnicas de adoración, asociadas con el karma, o acción ritual. La tercera y cuarta partes enseñan sobre la verdad espiritual que Yajnavalkya le impartió a Janaka.

La impresionante grandeza espiritual de este sabio se hace evidente en este Upanishad. Para los aspirantes ansiosos por lograr la liberación, esta parte del Brihadaranyaka les ofrece la mejor de las guías. Por eso se hace referencia a estas secciones como Yajnavalkyakanda. Es el último de los famosos Diez Upanishads. Debido a su volumen, se le denomina Brihat o grande; por el hecho de estudiarse mejor en el silencio del bosque, o aranya, es un Aranyaka; y debido a que instruye en el conocimiento del Absoluto, es clasificado como un Upanishad.

Los estudiosos han designado como Madhurakanda a las dos primeras secciones de este texto; a las dos siguientes, como Munikanda, y a las dos últimas como Khilakanda. Khila significa "apéndice" y de allí lo apropiado del nombre. La primera sección trata de los principios básicos tal como son; la segunda prueba la verdad de estos principios refiriéndolos a la experiencia, y la tercera muestra cómo practicarlos y llegar a dominarlos. La primera sección enseña Jñana, lo que es esencial para el progreso espiritual, y se relaciona con las sendas del karma y del upasana. No se trata de una mera disciplina intelectual.

Para los que ansían alcanzar el Jñana, hay cuatro medios o instrumentos; ellos son: pada, bija, sankya y rekha. Pada significa los Vedas y los Smritis que buscan explicar a éstos. Bija connota toda la gama de mantras aprendidos directamente del gurú. El Sankya es de los dos tipos: vaidika y loukika. Vaidika Sankya significa los cálculos y análisis cuantitativos de los mantras; Loudika Sankya se refiere a los números y a sus interrelaciones con el mundo exterior y con las actividades humanas. Reka también tiene dos categorías. Así, el Vaikika Reka forma parte de la actividad de upasana mencionada en los Vedas y el Loukika Reka es parte de las matemáticas del universo.

El Madhurakanda describe el Principio de Brahman a la luz de las categorías que son aceptadas como autoridad por las Escrituras. Purusha es la Persona Original, desde la cual o en la cual ha emanado toda esta multiplicidad de nombres y formas. Concebimos al caballo en el Aswameda (sacrificio ritual del caballo) como a Prajapati mismo. La ceremonia va dirigida a imponer sobre el caballo las características y atributos de Prajapati, para que se puedan lograr los frutos de ese ritual. Asimismo, esa parte se conoce como Aswabrahmana. Además, el fuego, que es la figura central en el sacrificio, también debe ser sentido y consagrado como Prajapati. Existen descripciones que le atribuyen las cualidades de Prajapati a Agni, por eso se llama Agnibrahmana.

Este universo, considerado real por los que han caído en la ilusión, no es más que un cúmulo de nombres y formas carente de permanencia, la que únicamente el Atma puede tener. De ahí que engendre disgusto y descontento y provoque que se desarrolle la renunciación. La mente muy pronto queda libre de apego a los objetos del placer sensorial y retorna a su tendencia natural hacia Brahman mismo. Todos los sonidos son nombres, y vaak, la voz, el habla, es la causa de que surjan. Rupa o forma es el resultado de la visión o de la vista, y surge del ojo. Similarmente, el karma, la acción, tiene al cuerpo como su origen; el cuerpo es sólo un contexto para la voz y los otros instrumentos. La reflexión sobre tales verdades ayuda a que el proceso de la indagación sobre la naturaleza del Atma se inicie y vaya avanzando.

El prana, o aire vital, el sarira (cuerpo físico) que es su base, el sriras (cabeza), que es el asiento de los instrumentos para adquirir conocimiento, la fuerza que deriva del alimento... todo ello se considera en este Upanishad.

Así como la dulzura de mil flores se concentra para formar la miel, este universo es una combinación de los elementos. Dharma, Sathya y otros principios abstractos similares, las seres humanos y otros seres vivientes, el Virat Purusha y conceptos semejantes... todos son efectos del mismo Principio de Brahman, vale decir, un principio inmortal e invariable. La realización de que ese principio es inherente a cada individuo viene a ser el Brahmajñana.

Janaka, el rey de Videha, celebró un sacrificio entregando una vasta fortuna en regalos. Muchos brahmines del territorio de Kuru-Panchala asistieron a este yaga. El rey ordenó que se adornara a un millar de vacas con collares, abrazaderas en las patas y cuernos de oro, y anunció que le serían donadas a quien pudiera instruirlo sobre Brahman. Muchos brahmines, aun siendo grandes estudiosos en su género, vacilaron en reclamar las vacas por temor a fracasar. Yajnavalkya, empero, tenía tanta confianza en sí mismo, que les pidió a sus discípulos que arrearan las vacas hasta su ashram. Los demás brahmines se enfurecieron ante su audacia y lo emplazaron a poner a prueba su erudición y experiencia.

El primero en presentarse para desafiar a Yajnavalkya fue el sacerdote de la familia de Janaka. Las respuestas que el sabio le dio a sus preguntas esclarecieron el método para alcanzar al Atma -encerrado en los pranas- por medio de los yogas Karma y Bhakti. En el sacrificio ritual, la voz del sacerdote principal es agni, el fuego, el tiempo es vayu, el aire, y la mente del practicante es chandra, la luna; ésta es la forma mediante la cual uno debe captar el significado del ritual y puede llegar a liberarse de las limitaciones de la mortalidad.

El siguiente en acosar al sabio fue Bujyu. Sus preguntas fueron: "¿Existe una entidad llamada Purusha que es gobernada por los sentidos y que está atenazada por esta corriente llamada samsara? ¿O es que no existe un Purusha así? Y, si existiera, ¿cuáles son sus características?"

Yajnavalkya le respondió de la manera siguiente: Tu Atma es la entidad por la que preguntas. Así como un artefacto de madera no puede operar por sí mismo, sino que debe ser movido por alguna fuerza exterior o poder interior, y así como este brazo se puede mover sólo cuando la voluntad lo opera, así también, a menos que un poder supraespiritual lo gobierne, el cuerpo no puede actuar ni los aires vitales pueden funcionar como lo hacen. Él es el que ve en la función de la vista que realiza el cuerpo; él es el que oye, y no el oído. Ese Chetana o supraconciencia que ve, que oye y que siente no es sino un reflejo del Atma sobre la mente. Ese Chetana ve incluso al vidente. Lo que sucede es que el Chetana reflejado en la mente sale a través de los sentidos y capta al mundo exterior de los cinco elementos, y es así que parece que es el Chetana el que está realizando las actividades. No obstante, en verdad él no tiene actividad alguna.

Ese Chetana es el Atma, que está fuera del alcance de los sentidos, está por encima y más allá del cuerpo sutil e incluso del causal. Se le ha comprendido sólo a través de las experiencias mediante las cuales se logra alcanzar al Atma, luego de una renunciación total. El es el mismo en todos. El apego a los hijos, a la pareja, a los bienes, etcétera, todo ello debe ser desechado, puesto que ellos se originan en karma y kama, el deseo. En verdad, todas las actividades, ya sean las comunes, las rituales o las de culto, todas son producto del deseo. Incluso en el karma sadhana surge el deseo de alcanzar los frutos correspondientes; eso es innegable. Por eso se oponen a la verdadera renunciación (sanyas).

La luz y la oscuridad no pueden estar juntas en un mismo momento y lugar. Tampoco pueden estar juntos la actividad del karma y el conocimiento del Atma como la verdad básica. Sanyas equivale a Sarvakriyaparithyaga, y el mendigar alimento es un karma y, por lo tanto, contrario al sanyas. Los brahmines de los tiempos antiguos sabían esto, renunciaban a todo apego y llegaban a realizar la Realidad por la senda del nivriti o retiro. Esto es verdadera erudición: la comprensión y el logro. Esto es balam: la realización, la aventura, el fruto, la fuerza y la paciencia. Por lo tanto, sólo es un brahmín aquel que se ha desvinculado de todas las cosas que conllevan fines no átmicos. Todos los demás méritos sólo son secundarios.

En este Upanishad se describe el Sarvantharyamitva (presente e inmanente en todas las cosas) del Atma. Esta Tierra llegó a ser habitable gracias a la asociación con el agua, ya que, de no ser así, se habría desintegrado como un puñado de harina. Gargi fue la que le preguntó a Yajnavalkya sobre qué se fundamentaba la Tierra. Esta interrogante y la respuesta que recibió nos informan que tierra, agua, akasha, surya, chandra, nakshatra, Deva, Indra, Prajapati, Brahmaloka, todos ellos y uno después del otro se fueron deshilando a partir del Principio de Paramatma, que es la trama y la urdimbre, el material de la creación. Verdades como éstas se encuentran fuera del alcance de la imaginación humana. Deben ser absorbidas de los Shastras por un intelecto puro.

Yajnavalkya refutó los argumentos de Gargi, porque sus preguntas no podían ser resueltas por medio de meras proezas intelectuales; sólo podían resolverse mediante la intuición que pudiera llegar a adquirirse con la guía de un gurú. La tierra está impregnada y protegida por vayu, el aire. Lo Universal, individualizado de acuerdo con las impresiones de las experiencias de vidas previas, se asocia con los cinco jñanendriyas (los sentidos), los cinco karmendriyas (los órganos de acción), los cinco pranas (aires vitales), con manas (la mente) y con budhi, esto es, con el total de estos diecisiete instrumentos. El cuerpo concreto es un vikara (mutación) de la tierra y está saturado de aire, vayu. En el cuerpo existen cuarenta y nueve "terroncitos" o angas que se pueden identificar y, al igual que el hilo que mantiene unidas las perlas de un collar, el aire conserva unidos estos trozos de tierra en un conjunto coordinado. Cuando el aire se retira definitivamente del cuerpo, los miembros quedan abandonados y se van separando, y el cuerpo se convierte en un "cadáver". Sin embargo, existe un Antharyami, el espíritu inmanente en la morada del complejo corporal; el misterio que se encuentra fuera del alcance de ese cuerpo, la fuerza motivadora de los impulsos e intenciones que lo animan; ese Antharyami no tiene muerte: es el Atma.

Gargi planteó su segunda pregunta, luego de solicitar el permiso de la asamblea. Su pregunta fue: ¿Sobre qué descansa la esencia -el Atma-, en el pasado, presente o futuro en este mundo dual? La intención de Gargi era crearle una situación incómoda a Yajnavalkya, puesto que forzosamente tendría que admitir que "la entidad intemporal está más allá de las palabras y resulta imposible de describir". Al mismo tiempo, esto nos muestra que Gargi también era una adepta en el Brahmajñana y de aquí pueden inferir que no cabe lugar para distinciones entre los sexos en el campo del Brahmavidya.

"Los brahmavids, o maestros en la sabiduría divina, declaran que el Parahrahman es inmanente en el akasha inmanifestado", dijo Yajnavalkya, desligándose así de la difícil situación en que había tratado de acorralarlo Gargi. A continuación describió la naturaleza de ese indestructible Akshara de la siguiente manera: No sufre cambios, ni densos ni sutiles ni de ninguna otra clase; no posee características materiales en cuanto a color, olor, forma, etcétera; no existen medidas para abarcarlo. El tiempo no es sino la ejecución de su voluntad. ¿Para qué seguir elaborando al respecto? El Sol y los cinco elementos, todos llevan a cabo su voluntad. Gargi se dirigió entonces a la asamblea de brahmines para pedirles que se inclinaran ante Yajnavalkya reconociendo su superioridad, y ello le puso fin al interrogatorio.

El Atma es resplandeciente como lo es el Sol: por su propia naturaleza. La gente dice que "ve" al Atma o su resplandor, pero no existe tal posibilidad de verlo. Puesto que no tiene par, nada está fuera de él. No es visto ni puede ver. No tiene órganos de visión, de olfato, ni tiene parte alguna que, al coordinarse con otra, pueda llevar a cabo alguna función.

Desde la alegría más ínfima a la más alta bienaventuranza, cada paso constituye un incremento del sentir. Palabras como Paramananda solamente indican niveles de Ananda, la suprema felicidad divina. De hecho, todos los tipos de Ananda derivan de la fuente original básica del Brahmananda. Yajnavalkya le explicó todo esto a Janaka, porque sentía verdadero deleite en enseñarle al rey todo lo que sabía.

Así como un árbol brota de una diminuta semilla, el cuerpo crece y la semilla en el fruto se desarrolla en un nuevo árbol y, así, cuando el cuerpo ha llegado a ser como el fruto maduro, retorna a la tierra. El habla y otros sentidos lo siguen; el aliento también toma su propio camino. Sólo el Alma no es afectado ni en una ni en otra forma; permanece como siempre: inmóvil e invariable.

Debido a las acciones pecaminosas del error y a causa de las obras meritorias, se van acumulando papa y punya, lo bueno y lo malo, respectivamente. Ellos, en cuanto fuerza motivadora primaria del cuerpo, producen los impulsos hacia una nueva envoltura física. El Atma abandona el antiguo cuerpo, con su visión orientada hacia el cuerpo nuevo que ocupa, al igual que la oruga que asienta primero sus patitas delanteras en un punto, antes de levantar las posteriores. El Atmajñani, no obstante, no tiene ningún impulso hacia actividades corporales, de modo que, en este caso, el Atma no es importunada en absoluto por un nuevo cuerpo. El jñanamarga es la senda del conocedor de Brahman.

Los entusiastas del karma son atraídos hacia tapas, las prácticas ascéticas; el atmajñani, por su parte, ha escapado al deseo, por lo cual su mente no sabe de angustias, agonías o anhelos, que son los distintivos del que hace austeridades. El es el Viswakarta: el artista mismo que ha producido al viswa o creación. Aquel que ha alcanzado la visión de su propia condición y naturaleza de Brahman ya no tiene nada más que alcanzar o qué realizar o qué guardar o qué buscar.

La instrucción que entrega Yajnavalkya a su consorte Maitreyi en este Upanishad nos revela claramente el Atmajñana que se logra después del estudio de los Shastras, con el Tarkal como compañero permanente. Describe también los principios de sanyas, la renunciación, que constituye el instrumento para alcanzar ese Jñana. El mundo sensorial y también los sentidos deben ser equiparados sólo con la realidad de los sueños; no sirve de nada perseguirlos considerándolos como definitivos y valiosos.

Sólo el Atma debe ser amado, todas las demás cosas deben amarse por amor al Alma. Cuando se llega a entenderlo, se entiende todo lo demás. Todos los efectos están incluidos en esa Causa. El océano es la meta de todas las aguas; todos los sabores encuentran su meta en el paladar y la lengua, todas las formas se realizan en el ojo, todos los sonidos son para el oído, todas las resoluciones tienen a la mente como meta. Esto equivale a decir que todo el universo se funde en Brahman.

En su respuesta a Bujyu, Yajnavalkya revela su conocimiento del proceso de la evolución del universo, el Brahmandanirmana. En su respuesta a las dos preguntas de Gargi, revela e instruye sobre la forma de Brahman, que es aparoksha, la experiencia o percepción directa. En el Sankyalyabrahmana, el sabio asombra a todos por su erudición en los misterios espirituales. En el salón de Janaka, triunfa sobre los más sabios del país. Con sus enseñanzas difundió santidad. Con ecuanimidad y talento, hizo frente a las difíciles pruebas a que lo sometió el perverso Bujyu y a las aún más complicadas que le impuso el empeñoso interés de Gargi. Fue aclamado como la joya más preciosa de los eruditos. Cierto es que él mismo reconocía la grandeza donde la encontrara y fue tan generoso como para reconocer la grandeza de los maestros que habían instruido a Janaka hasta entonces. Por último, sintió que ya no le quedaba nada por aprender o por lograr, de modo que se hizo monje. Dándose cuenta de que su consorte, Maitreyi, también anhelaba la realización, procedió a instruirla en el Brahmamarga, ya que en aquellos días se consideraba que las mujeres estaban igualmente dotadas para la práctica del Jñanamarga que conduce a la Liberación.