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Libros escritos por Sai Baba

5. Upanishad Mandukya

DE LOS UPANISHADS, éste es el núcleo del Vedanta, el más profundo y también el principal, el que ha adquirido tal renombre para ser recomendado en el sentido de que, por sí solo, basta para guiar al hombre hacia su salvación. Por otra parte, es extremadamente breve: consta sólo de doce mantras, los cuales se dividen en cuatro secciones: Agama,

Vaithatya, Advaita y Alathashanti. En la primera se expone la doctrina secreta del Pranava, la clave para la autorrealización.

En la segunda se discute y refuta el dualismo, el gran obstáculo para la liberación. En la tercera se enuncia el Advaita o Unidad no dual. La última sección describe algunas doctrinas (que no provienen de los Vedas) recíprocamente contradictorias y las rechaza.

Ningún sonido se encuentra más allá del alcance del Om. Todos los sonidos son combinaciones y producto del Om; Brahman también es Om, y es identificado con y por él. Brahman, que está más allá de cualquier visión, se manifiesta a la visión como Atma.

Las diferenciaciones de viswa, taijasa y prajna no son sino apariencias que se superponen al Atina, vale decir, el Atma continúa siendo lo mismo, no es afectado por esos niveles de conciencia correspondientes a la vigilia, el sueño y el sueño profundo de la existencia humana. Este Alma y el Alma al que uno se refiere como "yo" son lo mismo. El "yo" o el Alma nada como un pez en el agua, sin poner atención a los bancos de arena, aunque las aguas sean limitadas y canalizadas por ellos. En el sueño profundo se suspenden todos los vasanas o impulsos y, aunque persisten, no se manifiestan ni se activan. Al soñar, el hombre obedece a sus impulsos y logra satisfacciones en ese proceso. Los múltiples estímulos y atracciones del mundo sensorial que impelen al hombre hacia los objetos que lo rodean, nacen durante los estados de sueño y de vigilia. La mente está llena de agitaciones, las cuales representan el terreno fértil en el que los vasanas pueden echar raíces, crecer y multiplicarse. De hecho, la mente perturbadora es la que provoca la creación y la que se halla detrás de toda ella.

Existe, sin embargo, un cuarto nivel, distinto a estos otros tres: es llamado turiya (el cuarto). Este nivel no puede ser descrito con palabras, ni siquiera imaginado, porque se sitúa más allá tanto del intelecto como de la mente. La experiencia es inadecuadamente descrita como santham, shivam y advaitam (es Paz, es Gracia, es Unicidad), y eso es todo. Las agitaciones mentales se calman y deja de haber mente. Significa la conquista de la mente, su negación, el nivel de Amanaska (estado meditativo en el que se goza la bienaventuranza del divino Atma). ¡Qué victoria tan grande es ésta! Porque en el sueño profundo la mente sigue latente; al soñar está intranquila por las agitaciones, y en la vigilia se muestra activa y motivadora. Pero en estos tres niveles, la Verdad sigue siendo desconocida. El mundo objetivo no es más que una engañosa ilusión de la mente agitada, la superposición de una serpiente inexistente sobre una cuerda. El mundo no nace ni muere; nace cuando son ignorantes; muere cuando llegan a ser sabios.

El Aum del Omkara representa los aspectos viswa, taijasa y prajna de los estados de vigilia, sueño y sueño profundo de la existencia, los cuales desempeñan cada uno una función particular en el sadhana. La adoración constante de Dios que la a enfatiza hace que uno se dé cuenta de todos los deseos; si uno se concentra en la u, incrementa el jñana, y si se centra especialmente en la m, se lleva a efecto la inmersión final del alma en lo Supremo. El upasaka del Pranava también obtendrá el conocimiento de la verdad del mundo y de la creación. Con ello, él se gana la reverencia de todos.

La a, la u y la m vienen sucesivamente en el Pranava y, finalmente, se funden en un amarra, una resonancia que se va diluyendo en el silencio. Ello es el símbolo del santham, shivam y advaitam, la fusión del alma individualizada en lo Universal, después de desechar las limitantes características de nombre y forma. Y ello no es todo. Los karikas 24 al 29 de este Upanishad alaban al Pranava como la causa de la creación. Lo ensalzan como el remedio para todo sufrimiento. ¿Por qué? Aquel que medita en el Om, permanentemente conciente de su importancia, puede avanzar con seguridad hacia la Conciencia Plena de lo Real -la cual se esconde detrás de toda esta Apariencia irreal, hacia el Paramatmatatva mismo.

En la primera parte se establece, de manera general, la singularidad no dual del Atma; en la segunda, como ya se ha dicho, se muestra como equivocada e impermanente la proposición de dos entidades: Dios y el mundo. En la sección que se denomina específicamente Advaita, se es tablece esta doctrina mediante argumentos y afirmaciones. En un principio, el mundo era latente e inmanifiesto; Brahma, el dios creador, es él mismo un efecto, de modo que el meditar sobre el efecto no llevará al hombre hasta el origen de todas las cosas. El Brahma revelado en este Upanishad no es el Efecto, sino la Causa Primordial. No es nacido ni limitado; no está fragmentado en toda esta multiplicidad.

El Alma es como el Akasha o Éter: lo permea todo. Parece estar confinado dentro de ciertos límites, como un recipiente o una habitación, y entonces puede hablarse de él como algo individualizado. Sin embargo, no es verdad que tenga dicha limitación. También el cuerpo es como el recipiente que limita al espacio encerrado en él según todas las apariencias. No hay ninguna diferencia básica entre el espacio en el recipiente y el espacio de afuera: retiren el factor limitante y serán Uno solo. Cuando el cuerpo es destruido, el jivi se funde con lo Universal o Paramatma. Es la limitación la que aparece calificando al Alma como algo distinto; de otro modo, es el Paramatma mismo. El jivi no puede ser considerado una parte o miembro, o una adaptación del Paramatma.

El nacimiento y la muerte del jivi, su peregrinar en el espacio y de un mundo a otro, son todos irreales. Todo es apariencia, no realidad. Profundicen en esta materia y encontrarán que el dualismo no se opone al monismo. La oposición surge de las religiones y escuelas de pensamiento dualistas. Para el monista, todo es Parabrahman, de modo que no sabe de oposiciones. Para el dualista, siempre existe una atmósfera de apego, orgullo y odio, porque allí donde hay dos, siempre hay temor y apego y todas las pasiones consiguientes. La no dualidad es la más alta Verdad; la dualidad es una cierta actitud mental. Por eso, el dualismo los podrá afectar únicamente mientras la mente está activa. En el sueño o en el samadhi no existe la cognición de "dos". Cuando prevalece la ignorancia, la diferenciación es enorme, pero cuando se establece el conocimiento, se experimenta la Unidad. De modo que no hay oposición o pugna entre dualismo y monismo. La cuerda o Brahman es la causa de toda esta ilusión y engaño que connota la palabra mundo, o jagat, porque ¿cómo podría ser cambiada la característica esencial de uno, el svabhava? La multiplicidad no es la característica del Principio de Paramatma. Los Vedas declaran esto en muchos contextos. Incluso condenan a aquellos que lo ven como muchos. El Testigo de todas las fases de la mente, o hasta de su aniquilamiento, jamás podrá ser conocido por la mente. Sólo ese Testigo es eterno y no es afectado por tiempo o espacio. Eso es el Atmachaitanya, la conciencia del Atma, Sathya, la verdad. Todo el resto es irreal.

Hagan que la mente se aparte del mundo de los sentidos recurriendo a la práctica del discernimiento y el desapego; así llegarán a la experiencia de no-mente. También deben recordar otra cosa: el tratar de controlar la mente sin una comprensión clara de la naturaleza del mundo sensorial representa un esfuerzo vano e inútil, ya que el apego subsistirá y no se podrá lograr que cese la agitación.

Ambos volverán por sus fueros a la primera ocasión que se les presente. Se debe desarrollar la inactividad que mantiene la mente durante el estado de sueño profundo hasta llevarla a un estado de anulación permanente. Una vez que se haya establecido la convicción de que todas las experiencias sensoriales son irreales, la mente dejará de funcionar como agente de distracción, quedará tan impotente como un miembro paralizado. Por muy hambriento que esté un hombre, ciertamente no ansiará comer desperdicios, ¿no es así?

Llegar a saber que el Alma, que es la meta de la realización, carece de sueño, de nacimiento, de nombre, de forma, etcétera, que es eternamente resplandeciente en sí mismo, equivale a trascender todas las agitaciones de la mente. El intento de dominar la mente sin ayuda de la discriminación o de hacerle ver al hombre la irrealidad de los objetos de los sentidos equivale al intento de vaciar el océano con una brizna de hierba... es algo tonto e infructuoso. Afínquense en la convicción de que el mundo es una ficción, y sólo entonces podrán aspirar a la paz y la seguridad.

Tras cada nacimiento o acto debería haber un propósito como fuerza motivadora, ya sea sath (lo real), asath (lo irreal) o sath-asath, ¿no es cierto? ¿Cuál es exactamente la transformación que se produce? La causa o karana sufre cambios o vikara y se transforma en el hecho o karya. Y bien, el sath carece de vikara, de modo que no hay nacimiento posible desde sath. Asath es vacío y nada puede emanar de él. No es posible concebir juntos a sath y asath, por lo tanto, y lógicamente, nada puede nacer ni ser producido por ellos: karana no puede llegar a ser karya.

Con sólo recordar el fuego no es posible que sientan calor; se puede sentir sólo cuando llegan a tener contacto con él. Del mismo modo, todos los objetos son diferentes al conocimiento de ellos. El conocimiento es una cosa y la experiencia sensible es otra. Además, la búsqueda de la Causa Primera representa una aventura sin fin, ya que, aun en total ausencia de la serpiente, uno la ve en la cuerda. Todo es una invención de la imaginación. En los sueños, que no tienen nada de concreto, se sufren todas las alegrías y pesares de la multiplicidad. No se requiere de base ni de explicación para las maquinaciones e inferencias de la mente. En tanto esté ausente la luminosidad de la Verdad, habrá inferencias insostenibles respecto del mundo irreal que acosen a la mente. Para los que están impregnados de avidya o de ajñana, el destino no puede ser otro que el de permanecer abrazados a la ilusión y al engaño.

En este Upanishad se ha declarado, en términos que nada tienen de ambiguos, que el sath nunca podría ser la Causa del karya, o sea, el asath. El mundo exterior es creado por nuestro propio chita , como el humo que surge del incienso encendido. Todo no es más que apariencia, un algo que se cree que está allí pero en realidad es inexistente. La atmósfera de ajñana es un campo fértil para su nacimiento y multiplicación. Samsara, que tiene la doble característica de evolución e involución, de nacimiento y destrucción, es el fruto de este error.

Desde el momento en que el Paramatma es Sarvathmaswarupa (más allá de la oscuridad), no cabe posibilidad alguna para que causa-efecto, deseo-cumplimiento o propósito-resultado aparezcan en él. Para aquel que ha tenido la visión del Alma, todo es Alma. La semilla infectada de maya se desarrollará como un árbol infectado de maya; ambos son falsos y transitorios. Así también, el nacimiento y la muerte del jivi son falsos ambos, son meras palabras que no significan nada. Las cosas que se ven en los sueños no son diferentes del soñador, ¿no es cierto? Pueden aparecer como distintas y externas para éste, pero en realidad forman parte de él al surgir de su propia conciencia. Aquel que es el testigo, no tiene ni comienzo ni fin. No está atado por deberes ni obligaciones, ni por lo justo o injusto. Saber esto y afirmarse en este conocimiento equivale a lograr la liberación de los grilletes que nos atan. Es la vibración del chita lo que causa que las cosas se originen. Chitaspandana es la causa de utpati.

Mediten sobre esto y alcancen el estado de conciencia conocido como turiya. Entonces todos, narra, rupa, vastu, bhava, se fusionarán en el omnipermeante y omniabarcante Atma.

Este Upanishad le enseña al hombre la filosofía esencial en términos sumarios. No hace ninguna referencia al karma o a otros temas afines, sino que se concentra únicamente en la Ciencia del Principio del Atma.