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Libros escritos por Sai Baba

7. La Voluntad Divina, causa de toda causa

(eyathwa-Avachanâchcha)

Cuando la causa es conocida uno puede conocer todas las consecuencias. El universo entero, es decir lo animado y lo inanimado, todo está formado por los cinco elementos primordiales llamados prapancha, que ha sido proyectado por la Voluntad Divina. Es una consecuencia de Bhagavat Sankalpa, la Voluntad de Dios, la cual es la causa. Ninguna consecuencia puede ocurrir sin la causa procedente. La causa tiene dos aspectos, la causa material o upadâna kârana y la causa eficiente o Nimitta Kârana).

La causa material es primaria, antes que el producto. Es la base total en la cual el producto descansa. Consideren una copa de plata por ejemplo. La copa no tiene existencia separada de la plata. Cuando la plata que puede estar hecha en forma de copa está ausente, el producto está ausente también. La plata es la causa material. En otras palabras, antes de la forma (rupa) viene el Ser, es así y tiene que ser así. La copa es la forma impuesta a la plata por la causa eficiente (nimita kârana). Es la consecuencia del arte, es artificial. La plata es la causa preexistente de upadana kârana. Un artesano prepara la copa. Una vez que la copa está terminada el artesano no tiene afinidad con ella pero la copa y la plata tienen una afinidad cercana para siempre.

Dios es la causa material de la creación del Cosmos, del universo. Él es la sustancia, la base, el upasana kârana. Y es la causa eficiente (nimitta kârana). Él es trascendental y fenomenal. Él es Ser y Hacer. Como la plata en la copa, el Cosmos es todo Dios, ha sido manifestado por sí mismo como todo esto. Ha tenido la voluntad de volverse todo esto. En cada cosa (padârtha) Él, el padârtha, es la verdad máxima. Es inmanente. En la ausencia de esta vedada máxima ningún padârtha puede existir. Cada uno está sustentado por la Realidad todo comprehensiva. Esto es un misterio maravilloso más allá de toda imaginación. La inteligencia de ustedes no puede revelarlo. Con su visión distorsionada (ku darshan), el hombre ve solo nombre y forma, la apariencia. Está confundido. Está torturado por gustos y disgustos, placer y dolor, elevación y depresión. Es consciente solo de lo irreal, mostrando diversos nombres y formas.

La visión correcta (sad-darshan) hace ver al Uno en Muchos. Revela unidad en la diversidad, y confiere supremo deleite, para llegar a la conciencia del Uno inmanente en la multiplicidad, la Suprema Verdad, el Parathathwa. Liberación (moksha) es la realización de esa Conciencia, esta hazaña de Brahma-hood , Brahman. Todo ser humano tiene que alcanzar esta consagración, esta meta, Brahman. Este es el verdadero destino. Uno u otro día, el afán por ganar la libertad de los grilletes de la pena y alegría y las ataduras de "yo" y "mío", despertarán y surgirán. El camino tomado inevitablemente conduce a moksha. Buscar aquel camino es el signo de la persona inteligente.

En lugar de esta búsqueda, cuando el hombre considera al mundo objetivo como lo único importante, y se siente atraído hacia sus encantos, su vida es árida y sin importancia. La naturaleza es la encarnación de la materia (padârtha swarupa) Uno debe ser atraído hacia la persona que designada como el principio que subyace a la naturaleza, el proceso de encarnación. ¿Qué beneficio puede ganar un desamparado si busca otro desamparado? ¿Cómo puede una persona atada liberarse a través de otra persona también atada? Cuando la persona atada es liberada por otra que no lo está, puede desembarazarse de sus lazos y moverse libremente. La persona que está profundamente apenada debe buscar refugio en uno que esté flotando en ananda, lleno de alegría. Las ataduras zambullen a uno en el dolor todo el tiempo, el Señor es la bienaventuranza personificada. Por consiguiente, uno puede estar completamente curado de la pena solo recurriendo a la inagotable primavera del deleite, el Señor. ¿Y qué es exactamente moksha? Moksha es desatarse de la pena, ausencia de tristeza ( duhkha vimukthi; duhkha nivrithi), y la consecución de ananda (ananda nilaya). Por lo tanto, aquellos que buscan y se aferran a Su gracia ganan su propia eternidad.

La eternidad así ganada no tiene lugar por la senso-percepción del sonido, tacto, forma, gusto y olfato. No tiene comienzo ni fin. El ser humano debe gradual y firmemente esforzarse para adquirir esa victoria. Debe proceder progresivamente desde lo grosero a lo sutil, de lo sutil a lo causal y desde lo causal debe finalmente emerger en la Causa Primera. Es decir, el peregrinaje espiritual tiene que ser desde sthula hacia sukshma, desde sukshma a kârana y de kârana elevarse, debiendo emerger en mahâ kârana. Esta es la ruta regular.

Sin embargo, los seres humanos ordinarios luchan para ganar la felicidad material y placeres exteriores. No buscan la ananda que el Atma, su realidad interior, puede conceder. Pierden la gran oportunidad de experimentarla, no dan todos los pasos apropiados para ese propósito. En todo momento, su atención se dirige hacia el mundo exterior solamente. No se vuelven hacia adentro. "Pasyathi ithi pasuh". Pasu (animal) es llamado así, puesto que él "pasyathi" (mira hacia afuera). Mirar hacia afuera es la característica de los animales, no del hombre. Los importantes órganos de la senso- percepción en el cuerpo humano, ojos, nariz, lengua , etc., están todos abiertos hacia afuera, a los fines de contactar con los objetos exteriores; de este modo se concluye que el físico apremia, la visión del cuerpo (el dehadrishti) es totalmente externa.

El mundo interior no es tan fácilmente accesible al hombre como el mundo exterior. Quizás uno entre muchos, en un millón, puede contactar y ganar esta realidad átmica interior a través de la visión interna. Él es el hombre sabio ( jñani), la persona nacida con un sentido de la verdadera misión de la vida humana para llegar a la meta. La Meta de ananda. Ananda fundamental y eterna. Este es el supremo destino que vuelve a la vida válida, meritoria y con propósito.

De hecho, el mundo externo y el interno no son distintos ni distantes. Están tejidos juntos indisolublemente (Avnâ bhâva sambhandha). La creencia del hombre común es que el cuerpo es el medio a través del cual mira y escucha, experiencia y se deleita. No, hay otra fuerza, la cual rige y regula los sentidos, la mente y el intelecto. Esa fuerza es el Atma. El sutra dirige al hombre a estar atento de esto y con esa atención constante en él, para contactar el mundo a través de los sentidos, la mente y el intelecto.

La lluvia en la montaña cae por los costados sobre muchos valles y llega en turbios arroyos. La misma lluvia cayendo sobre el agua fresca de los lagos, y límpidos arroyos permanece pura y clara. Los sabios que conocen su realidad átmica son transformados en la pureza, la ecuanimidad y la claridad presente. Están siempre en completa conciencia del Atma, su centro interior. En la conciencia purificada de estas personas está la experiencia de identificación. Gustos y disgustos, sentido de yo y lo mío, ansiedad y calma, elevación cuando los elogian y depresión cuando los culpan, no los puede contaminar o agitar porque han llegado a aquel estado. Esos opuestos se balancean y son aceptados con ecuanimidad como las olas en el océano átmico. Esta es la autentica actitud átmica, la visión interior de Brahman, la visión unitaria.