.



 

Libros escritos por Sai Baba

1. Investigación sobre Brahman

(Athâtho Brahma Jijñâsâ)

El sutra (aforismo) pone en un relicario, en pocas palabras, extensas y profundas acepciones, de fundamental significado. Los Brahma Sutras edifican la ciencia de la vedanta. Recogen flores multicolores de todas las upanishad-s y las engarzan juntas para formar una encantadora guirnalda. Cada sutra puede ser elaborado y explicado en un número de formas eruditas, de acuerdo al entendimiento, fe, preferencia, experiencia y agrado de cada uno.

Entre los requisitos preliminares para el Brahma jijñasa, el primero es viveka: discriminación entre lo transitorio y lo eterno. En otras palabras, el descubrimiento que el alma está más allá del tiempo y que todos los objetos perceptibles por los sentidos como vista, etc., son totalmente transitorios. Solo El alma no sufre cambios. Es solo nitya sathya (la verdad eterna). Como resultado de una prolongada investigación, uno tiene que ganar esta inquebrantable convicción y establecerse en ella.

El Segundo requisito es: “Ihâ-mutra-phala-bhoga-virâgah” (renunciación a los deseos de disfrutar aquí y desde este momento los frutos de nuestras acciones). Esto es conocido también como vairaguia (desapego). Uno debe razonar y realizar la transitoriedad de la alegría y la pena, poluciones que afectan la mente. Se convence entonces que todas las cosas están atrapadas en un flujo; son todas momentáneas, producen solo penas. El sentimiento de desapego amanecerá de inmediato en la mente. Vairaguia no involucra abandonar el hogar y la casa, esposa y niños y refugiarse en el bosque. Involucra solamente la percepción del mundo como transitorio y, como consecuencia de esa percepción, descartar el sentimiento de “yo” y “mío”.

El tercer requisito es: “Sama-damâdi guna sampath”, el grupo de las seis virtudes, sama, dama, uparathi, thithiksha, sraddha y samâdhâna.

Sama

Sama significa control mental. Esto es muy difícil de lograr. La mente puede causar esclavitud; también puede conferir liberación. Es una amalgama de modos tamásicos y rajásicos. La pasión y la torpeza. Es fácilmente contaminada. Condimenta en un lugar oculto la real naturaleza de las cosas y moldea sobre los mismos las formas y valores que desea. Por consiguiente, la actividad de la mente tiene que ser regulada.

La mente tiene dos características. La primera es: corre detrás de los sentidos; la mente sigue a cualquier sentido impotentemente, incitando al desastre. Cuando un pote de agua se vacía, no necesitamos inferir que ha sido a través de 10 agujeros; uno solo es suficiente para vaciarlo. Similarmente, entre los sentidos, uno solo que no esté bajo control, nos arrojará a la esclavitud. Por consiguiente, todos los sentidos deben ser dominados.

La segunda característica de la mente es: la potencia de la misma puede ser incrementada por buenas prácticas, como dhyana, japa, bhajana y puja. Con la fuerza y la habilidad de tal modo reforzada, la mente puede ayudar al mundo o dañarlo. De este modo, el poder mental ganado con cada sadhana debe ser quitado de los caminos equivocados y controlados por sama. Los sentidos deben ser dirigidos por el principio de la inteligencia, el buddhi. Deben ser liberados de la agarradera que la mente los tiene. Entonces el progreso espiritual puede ser obtenido.

Manas o mente no es sino un manojo de pensamientos, un complejo de antojos y deseos. Tan pronto como un pensamiento, deseo o anhelo se mete en la cabeza, buddhi debe indagar en ella su valor y su validez- si es bueno o malo, si ayudará o impedirá, donde está la ventaja o el fin. Si la mente no se somete a esta prueba, aterrizará en el camino hacia la ruina. Si le hace caso a la inteligencia, puede avanzar por el camino recto.

El hombre tiene tres instrumentos de jerarquía para su auto-elevación: inteligencia, mente, y sentidos. Cuando la mente queda esclavizada por los sentidos, el hombre se enreda y amarra. La misma mente, cuando es regulada por el intelecto, puede hacer que el hombre perciba su realidad, el alma. Por esto la mente está reputada de causar tanto esclavitud como liberación.

Dama

Ahora, la segunda de las seis virtudes: dama. Dama significa mantener el cuerpo y los sentidos bajo control. Esto puede ser adquirido solo mediante sadhana o ejercicio espiritual y no por cualquier otro medio. Uno tiene que evitar gastar precioso tiempo en ocupaciones inútiles. Hay que estar siempre vigilante. Hay que emplear los sentidos de la percepción, de la acción y el cuerpo en agradables pero nobles tareas que los mantengan ocupados. No habría así chances para tamas, o pereza para avanzar. Y cada acto debería promover el bien a otros. Mientras nos confinamos a actividades que reflejan nuestros deberes naturales (swadharma), es posible sublimar en el sadhana al cuerpo y los sentidos.

Uparathi

La tercera cualidad con la que uno tiene que estar provisto es uparathi. Esta implica un estado de la mente que está más allá de toda dualidad, como la alegría y la pena, agrado y desagrado, bueno y malo, alabanza y culpa, que agitan y afectan al hombre común. Pero, estas experiencias universales pueden ser derrotadas o anuladas por medio de ejercicios espirituales o indagación intelectual. El hombre puede escapar de estas oposiciones y dualidades y alcanzar el equilibrio y la estabilidad. Uparathi puede ser conseguida si se es cuidadoso mientras se comprometa diariamente, eludiendo los enredos y la esclavitud de las diferencias y disparidades. Uno debe liberarse de identificaciones tales como casta, brahmin, kshatriya, vaysia y sudra, o clanes como el gotras, o condiciones como niñez, adolescencia, adulto o viejo, o géneros como masculino o femenino. Cuando acierta en descartar éstas y está firmemente establecido solo en la realidad átmica, ha realmente logrado el uparathi.

No miren al mundo con ojos mundanos. Mírenlo con los ojos del Atma, como la proyección de Paramatma. Eso puede hacer que uno cruce el horizonte de dualidades a la región del Uno. El Uno es experimentado como muchos, porque de los nombres y las formas el hombre se lo ha impuesto. Este es el resultado del propio juego de la mente. Uparathi auspicia una exploración profunda, nivrithi, no la actividad e inquisición exterior, pravrithi. A lo largo de nivrithi yace el camino de la sabiduría (la indagación intelectual); a lo largo de pravrithi yace el sendero del karma (acción).

Actividades sagradas como rituales y sacrificios (karma), determinadas en los Vedas no pueden conferir liberación a la esclavitud o sujeción de nacimientos y muertes, moksha. Ayudan solo a limpiar la conciencia. Se dijo que elevan al hombre al cielo. Pero el cielo también es una atadura. No promete liberación eterna. La libertad que hace que uno tenga conciencia de la verdad, de su propia verdad, solo puede ser ganada través de sravana (escuchando al gurú), manana (cavilando sobre lo que ha escuchado) y nididhyasana (meditando en su validez y significado). Solo aquellos que tienen sus mentes desapegadas de deseos pueden beneficiarse del gurú. Otros no pueden beneficiarse de su guía. Aquellos que se anticipan y buscan los frutos de sus acciones pueden empeñarse en ellos hasta que su conciencia es limpiada. Después ven que sus acciones no tienen valor. Así, uno debe estar conciente del alma, como omni-permeante y omni-penetrante, de tal modo que la atracción y la expulsión, el complejo de la dualidad, no pueda afectarla.

Thithiksha

La cuarta virtud es thithiksha. Esta es la actitud de templanza, abnegación, que deshecha ser afectado o apenado cuando está afligido con pesares y pérdidas, ingratitud e iniquidad y otras cosas por el estilo. De hecho, uno está feliz y calmo, porque sabe que éstas son el resultado de nuestras propias acciones que ahora recogemos, y uno mira por encima de aquellos que causaron la miseria como amigos y buenas personas. Uno no se venga ni tampoco desea el mal para ellos. Soporta todos los golpes paciente y gustosamente.

Las reacciones naturales de una persona, quienquiera que sea, cuando alguien la injuria, es devolver la ofensa, cuando alguien causa daño, hacer daño y cuando alguien lo insulta devolver el insulto de una u otra manera. Pero, esta es la característica de la senda de pravrithi, el camino de la complicación objetiva. Aquellos que buscan el camino interior de sublimación y purificación, el sendero de nivrithi, deben evitar esta reacción. Devolviendo injuria por injuria, daño por daño o insulto por insulto, solo se añade carga kármica, que debe ser eliminada y padecida en vidas futuras. Esta carga es llamada âgâmi o directa, lineal. No se puede escapar de la tarea de sufrir las consecuencias

Sraddha

La quinta virtud para ser cultivada es sraddha. Sraddha significa inquebrantable fe en las escrituras o sastras y en los códigos de moral que contienen así como en el alma y en el gurú. La fe es el signo de sraddha. Los gurúes son merecedores de veneración. Nos muestran el camino de la realización, el sreyomarga. Los sastras son diseñados para asegurar la paz y la prosperidad del mundo y la perfección espiritual del género humano. Tienen por delante estas grandes metas. Muestran el camino a la realización. Así, uno debe asentar su fe en las escrituras sagradas, los maestros y los mayores. Los gurúes, por su parte, deberían instruir a las personas solo en el conocimiento del Atma única que es inmanente a todos los seres, (sarva jivatmaika jñana). El que tiene sraddha logrará esta sabiduría. Deberían asimismo tener fe plena en ello y vivir acorde a esa fe sin la más leve desviación.

Samâdhâna

La sexta cualidad es Samadhâna. Uno debe estar irrefutablemente convencido que aquello que los sastras hacen conocer y lo que el Gurú enseña son ambos la misma cosa. Nuestro intelecto debe estar basado e inspirado desde el Atma, en todo momento y bajo cualquier circunstancia. El aspirante espiritual debe estar apegado solo a la invariable Conciencia Universal. Todas sus acciones deben tener esa meta: la Alegría de Dios. Debe depositar la fe implícita en los dictados sástricos: “Todos los seres vivientes son amsas (facetas, fracciones) de Ishwara (Dios)”. A los fines de confirmar esta fe y fortalecerla, uno debe mirar a todos los seres como si fueran iguales. La antedicha sexta virtud, llamada Sadhana Sampath, es el tesoro de la Batalla Espiritual.

En resumen, la tercera calificación consta de las seis virtudes: control de la mente, control de los sentidos del cuerpo, abstinencia de los objetos sensoriales, la tolerancia, la fe inquebrantable y la ecuanimidad.

(Mumukshuthwam)

seguidamente, consideraremos mumukshthwam - la aspiración a la liberación o moksha. Esta aspiración no puede emanar de la opulencia, ni la erudición que se pueda ganar con grandes gastos de dinero. No puede emerger de la riqueza, la progenie, o ritos y ceremonias recomendados en las escrituras, o actos de caridad, para alcanzar moksha (liberación de la pena y adquisición de la bienaventuranza) Puede venir solamente de la conquista de ajñana (la ignorancia). Una persona quizás pueda dominar todos los sastras junto con todos los comentarios escritos por los expertos. Podría propiciar a todos los dioses para la ejecución de los modos prescritos de adoración y ceremonias; pero éstos no pueden conceder el favor de la liberación. Todos están motivados a ganar beneficios y dádivas, aparte del supremo conocimiento (jñana). Solo el éxito en el camino de la sabiduría puede conferir la liberación. Una persona podría tener todos los artículos necesarios para cocinar una comida, pero si el fuego no está disponible, ¿cómo puede prepararse la comida? Así también el Atma Jñana (la conciencia del Atma como única realidad) no es ganada si uno no declara poder lograr mukti o liberación. Si uno no se baña en las aguas de los ríos sagrados, ¡qué diremos del pez y otras especies acuáticas que consumen todas sus vidas en los ríos! Si se cree que gastando años en cavernas montañosas se conducirán a la liberación, lo que hace el ratón, ¿qué lograrán las bestias salvajes? ¿Si, por medio de prácticas ascéticas como ingerir raíces y tubérculos y mascar hojas para el sustento del cuerpo, para alcanzar la liberación, el requisito de las cabras que se alimentan de hojas y los cerdos que escarban tubérculos, también logran la liberación? Cuando nos emplastamos de cuerpo entero con ceniza esto es tomado como ascetismo, pues bien, ¿pueden los perros y burros que se revuelcan en los montones de ceniza reclamar la liberación? Estas creencias y prácticas son signos de un entendimiento pobre. Uno debe concentrase en alcanzar el Atma Jñana, la Percepción de la Eterna Realidad Átmica Universal.

La palabra atha, con la que comienza el primer sutra, significa “después”, “en lo sucesivo” y luego de indagar sobre sus consecuencias, encuentra que involucra la adquisición de estas cuatros realizaciones- viveka, vairaguia, las seis virtudes y el anhelo por la liberación.

La siguiente palabra también es athah, siendo tha suave, en lugar de ser acentuada como en la primera palabra. Athah significa por “esta razón”. La investigación debe ser hecha después: ¿por qué razón? Porque ningún examen de los textos de sastras, ejecución de ritos y ceremonias, ni a través del estudio objetivo, ni por el proceso de aprendizaje, por ejemplo, de otros hombres, puede percibir al Supremo, Brahman, de seguro. Porque objetos e individuos, ritos y actividades son transitorios. Sufren de descomposición y destrucción. A lo mejor pueden ayudar en la limpieza de la mente, eso es todo. El karma no puede liberarnos de la ignorancia básica o premiar la conciencia de la realidad como Brahman. Uno tiene que ser consciente de esta limitación, para ganar el derecho de indagar dentro del misterio de Brahman, la fuente y el centro del Cosmos.

Este, el primerísimo sutra, enfatiza una lección: aquel que consagra su vida a ganar el conocimiento del Atma que es su propio ser, debe poseer virtudes santas y ellas deberán modelar su conducta y contactos sacrosantos. Porque ningún conocimiento puede ser más elevado que un carácter virtuoso. Carácter es poder, realmente hablando. Para la persona que ha dedicado años a la adquisición de un aprendizaje elevado, un constante buen carácter es una cualidad indispensable. Cada religión enfatiza la misma necesidad, no como una condición de credo especial sino como la base de la vida espiritual y de la conducta misma. Aquellos que llevan vidas en esas líneas nunca pueden dañar. Serán premiados con mérito sagrado.

Las virtudes son el medio más efectivo para purificar la conciencia interior del hombre en todos los niveles. Impulsan a la persona a descubrir qué y cómo hacer. Solo esos que se han ganado un destino bueno pueden reclamar su excelencia en la discriminación. Y la adherencia a esta determinación es la balsa que puede llevar al hombre a través del océano de fluctuación y miedo, el bhava sagara. El hombre virtuoso tiene un lugar en la región de los liberados. Cualquiera sea la actividad residual que una persona tiene por fuerza que ocuparse, el impacto de esa actividad no afectará al hombre virtuoso. Puede sumergirse en Brahman, la Encarnación de la Suprema Bienaventuranza.

Una persona tiene que haber ejecutado una variedad de rituales y sacrificios védicos; tiene inclusive que exponer el contenido de una variedad de escrituras sagradas que él ha dominado; debería ser una persona dotada de prosperidad, poseedor de gran riqueza y acopios de granos; tiene que o debe enseñar los Vedas y las disciplinas complementarias con la debida explicación de sus significados; pero si esas personas no tienen carácter moral, no tendrán un lugar donde Brahman es enseñado y aprendido. Esta es la lección que este sutra transmite.

Porque, el estado de ecuanimidad, tan esencial en el progreso espiritual, solo puede ser ganado cuando el intelecto es limpiado de la mancha de los apegos y envolvimientos engañosos. Carente de aquella serenidad, el intelecto o buddhi no puede proseguir en la pista de Brahman. ¿Porqué? El término virtud es solo otro nombre para la inteligencia que sigue los impulsos del Alma, del Ser que es nuestra realidad. Solo aquel que posee esta virtud puede ganar el conocimiento del Atma, de la verdad. Y una vez que la conciencia es ganada no puede ser atrapado por la delusión y el deseo nunca más. Éstos no pueden tocarlo.

Deseo y apego a los objetos deseados y los planes para asegurarlos son los atributos de los seres individualistas, el sentido de mí y lo mío, y las emociones de lujuria y cólera originadas en el complejo cuerpo-mente, no del Ser o Atma que reside en el cuerpo. Solo cuando este complejo se conquista y erradica la verdadera virtud puede emanar y manifestarse.

El sentido de hacedor y disfrutador o agente podría parecer que afectan al Atma pero no son parte de la genuina naturaleza del Atma. Las cosas son reflejadas y producen imágenes pero el espejo no es manchado o afectado por esta razón. Queda tan limpio como antes. Así, también el hombre virtuoso podría ser sujeto a la contaminación de las actividades debidas a la devolución de acciones de vidas previas, pero no pueden estropear u obstruir su naturaleza o actividad actual. El jivi o individuo tiene como sus atributos básicos genuinos: pureza, serenidad y alegría. Está entusiasta con sus cualidades.

Un pájaro volando en lo alto del cielo necesita dos alas. Una persona sobre la tierra necesita dos piernas que lo lleven; un aspirante deseoso de alcanzar la mansión de moksha, la morada de la liberación, necesita renunciación y sabiduría, renunciación de los deseos mundanos y sabiduría para estar conciente del Atma. Cuando el pájaro tiene una sola ala no se puede remontar en el cielo, ¿verdad? De la misma manera, cuando tiene solo renunciación o sabiduría, no puede llegar al Ser Supremo Brahman. El sentido de mío es el vínculo de apego ilusorio. ¿Cómo puede uno agarrarse de lo que acaricia como mío? Algún día, hay que entregar todo lo que se tiene y partir, solo y con las manos vacías. Este es el destino ineludible.

Uno tiene que entregar estas relaciones asumidas y apegos artificiales a través de un riguroso análisis de su naturaleza y entregarlas tan rápido como sea posible. Esto es lo que el mundo enseña como la lección de la renunciación. El apego brinda miedo y egoísmo. Solo el ignorante puede adherir a tales prácticas mundanas. El sabio nunca puede inclinarse ante los requerimientos del deseo objetivo. Todo es momentáneo. Todo es transitorio. Entonces, busquen identificarse con la Verdad eterna, y adherirse a las virtudes inmortales que representa el Atma. Esos son los hombres realmente virtuosos, los candidatos merecedores de alcanzar Brahman.