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Libros escritos por Sai Baba

15. Gurús y ashrams

Devoto: Tú debes quitar un gran peso de mi cabeza, Swami. No importa cuánto yo trate de olvidarlo, en cualquier dirección a que me dirija, lo sufro. ¡Sólo escucho eso! Entonces, ¿cómo puedo desalojarlo de mi mente? No encontrando la forma, te ruego a Ti. Por favor, no equivoques mi intención; en Tu bondad dame una respuesta directa, porque si así lo haces, el peso será removido de las cabezas de todas las personas como yo, y se acrecentará el entusiasmo por la disciplina espiritual. Por otra parte, me preocupa que podamos perder la poca fe que aún tenemos en el Señor, y temo que nos volvamos ateos. Tu respuesta será de inmensa ayuda, no sólo a mí sino a todos los devotos de todas partes. Por eso, te ruego que borres mis dudas sin vacilar, y me digas la Verdad Real en términos muy cl4ros.

Swami: ¿Qué es esto? Dímelo. ¿Qué te causa tanto dolor de cabeza?

Devoto: Swami: Tú nos has dicho que el hombre tiene cuatro etapas o niveles con respecto a sus logros espirituales: estudiante religioso soltero (celibato); la correspondiente a jefe de familia; el retiro a un lugar alejado para practicar la vida de eremita y cuando existe completa renunciación y dedicación a la vida espiritual; y que aquellos que alcanzan el cuarto estado de renuncia son sin duda benditos, porque ellos obtienen la Realización Interior. Ahora, por favor, dinos ¿qué es exactamente esta última etapa?

Swami: ¿Así que esto te ha causado tanta preocupación? Mi estimado amigo, el usar el manto naranja, el afeitarse la cabeza, estos elementos no hacen un renunciante. Este es una persona que no posee deseos. El debe estar totalmente inmerso en deseos, metas y acciones de la Deidad Unica, y en la disciplina para llegar a Ella. Quienquiera que esté así sumergido es un renunciante. En cambio, si ellos retienen toda clase de deseos, si se comprometen en cualquier actividad para lograr sus deseos, entonces ellos son, como dice el refrán, personas que son impostores, ¿comprendes?

Devoto: ¡Pero, Swami, podemos obtener "renunciantes" muy baratos, por una rupia, o un paisa, o aun por un cigarrillo! ¿Entre éstos, a quiénes debemos aproximarnos, a quién debemos aceptar?

Swami: ¿Por qué estás tan preocupado por todo esto? Tú estás comprometido con tu avance, tu progreso. Tú debes buscar una persona que te señale el camino correcto para tu disciplina espiritual. O, si esto no fuera posible, tu aproximación y aceptación de tu Ser; eso es suficiente para darte lo que necesitas. Confía en ti mismo y tus dudas serán destruidas.

Devoto: En ese caso, Swami, ¿qué pasa con la afirmación "educación sin maestro espiritual es educación ciega"? ¿Es fundamental confiar en alguna gran persona que nos muestre el camino?

Swami: ¡Los grandes hombres no han desaparecido de la faz de la Tierra, hijo mío! No pienses que todos son del tipo de los que mencionaste. Hay muchos grandes hombres aún hoy; de otra forma, ¿cómo podría tener Luz el mundo, según dice el refrán?

Devoto: Los grandes hombres existen entre los que hacen vida de hogar, los que viven en la soledad y practican la disciplina espiritual o el discípulo estudiante de la Verdad básica del Universo, el que lleva una vida de estudios, continencia y castidad. Swami, yo no tengo mucha experiencia con tales, pero sin embargo, yo he visto entre ellos, hombres con mucho nombre y fama. No obstante, te digo que es muy difícil descubrir hombres realmente santos entre los renunciantes. Es imposible encontrar un solo renunciante sin un deseo u otro. Cuando ellos tienen tantos deseos, ¿qué les ocurre a los dueños de casa que los tienen? A cualquier lugar que vayamos, el único pedido es, "dinero, dinero, dinero".

Swami: Hablando con propiedad, las personas con renunciación a lo mundano, no deberían tener deseos, como dijiste. La lujuria y la gula son sus terribles enemigos. No deberían tener contacto con ellos. Sólo pueden aceptar la poca comida que se les dé cuando se la ofrezcan, eso es todo. No pueden desear nada más. Tal es el voto, la regla. No tienen nada que hacer con el dinero.

Devoto: Bueno, Swami, discúlpame. Los renunciantes están permanentemente necesitados de dinero. ¡Ningún dueño de casa se preocupa tanto por él, como ellos! Explotan y les sustraen a sus discípulos su efectivo duramente ganado. Aquellos que no lo entregan son condenados. ¿Está bien eso, Swami? ¿Es justo? ¿Son maestros esa gente?

Swami: Ninguna persona sabia diría que esas cosas son justas. ¿Cómo podría Yo decirte que está bien? ¿Por qué no les preguntas a tales hombres alguna vez?: "Señores, ¿por qué necesitan dinero? ¿No es incorrecto que ustedes hagan este esfuerzo para la fama que viene a través del dinero?"

Devoto: Oh, ya se los he preguntado, Swami.

Swami: ¿Y qué te contestaron?

Devoto: Algunos dijeron que querían dinero para los gastos de su ashram (lugar donde vive un maestro y sus discípulos) y otros dijeron que querían ese dinero para desailollar más sus ashrams. Muchas razones similares fueron dadas. Para aquellos que han aprendido a discutir, dar razones no es muy difícil. Es sólo cuando se trata de creer, que debemos elegir y seleccionar ¿no es cierto?

Swami: El maestro espiritual debe comprometerse en el progreso de los discípulos que vienen a él para ser guiados. El devoto es más importante que el ashram. La excitación, la ansiedad por el ashram, se convierte en un enorme peso. A causa de esto es que la gente pierde su poquita fe y devoción y se transforma en atea. Tales maestros, en vez de liberarse de ataduras, se han esclavizado aún más; son más bien bestias de carga. Mi estimado amigo, escúchame, no pongas tus ojos en un maestro que presiona a un discípulo para sacarle dinero. Manténte lo más alejado que puedas de tales personas; no pierdas tu fe por estar en contacto con ellos. Presérvala y desarróllala por ti mismo.

Devoto: Vamos hacia esas personas deseosos de aprender las cosas más elevadas de la vida y para conocer el camino para alcanzar al Señor; los buscamos porque no sabemos cuál serpiente vive en cuál agujero; pero encontramos que estos renunciantes son como cobras y nos quedamos atónitos. El ansioso deseo de exhibir sus ashrams ¿no es también erróneo, Swami? Si quieren conseguir al público así, podrían hacer como la gente común y mantener su nombre verdadero y hacer colecta de fondos y gastarlos, ¿verdad? Llamarse renunciante, usar sus ropas, dar enseñanzas, tomar sobre sí votos de iniciación monacal, declarar que han destruido todo deseo... si más tarde ellos siguen el camino de la acumulación, ¿no es arruinar su santidad?

Swami: Ese individuo puede arruinarse, eso es todo mi estimado amigo; ¡la santidad de la renuncia nunca puede ser disminuida! No se te ocurra esa idea. Por supuesto, hay tales hombres en el mundo de hoy. Pero no los incluyas en la lista de los renunciantes o maestros. Ellos no tienen relación con estas dos categorías. Sólo dañan a sus discípulos reteniendo esa designación. Ni siquiera piensan en ellos.

Devoto: Muy bien, Swami. Pero hay algunos que han construido ashrams y se han establecido como maestros: para ellos, este deseo de dinero, etc. está mal ¿verdad?

Swami: ¿Por qué me preguntas? ¿Tiene esta gente algún aditamento especial sobre su cabeza, como cuernos? Hablando seriamente, estas personas deben ser aún más cuidadosas. Ellas entrenan muchos discípulos, y por lo tanto deben hacer un esfuerzo especial para lograr que sus aprendices adquieran las actitudes correctas, y se sumerjan completamente en la Contemplación del Señor. De otra forma, se causaría mucho daño. Si el maestro presta atención al progreso espiritual y al gozo interior de los discípulos, estos mismos lucharán por el desarrollo del ashram. Nadie necesita ejercer presión. Por el contrario, olvidando su progreso, si él clama tanto dinero de sus discípulos y otro tanto de sus devotos para el desarrollo de "su" ashram, ¡él perderá el mismísimo ashram! ¡El discípulo perderá su devoción, y el gurú su institución! ¡Este es el resultado de todo eso!

Devoto: Además de todo esto, Swami, si alguien les señala que están equivocados, pierden el control y amenazan con severos castigos. ¿Está bien esto, Swami?

Swami: Ese es un error adicional. ¿Cómo puede eso estar bien? No es correcto que ningún maestro debilite el ánimo de ningún discípulo, él debe satisfacerlo y agradarlo. Las personas que atemorizan y lucran, no son maestros, son estafadores. No son pastores, sino ovejas.

Devoto: ¿Entonces qué nos aconsejas hacer? ¿Cómo debemos movernos con esa gente? Por favor, dínoslo.

Swami: Mi querido niño, abandona el hablar de aquellos que han perdido su camino. Habla de "tu" llegada al sendero. Abandona todo contacto con tales personas y cultiva el contacto con personas y lugares donde no haya lujuria, avaricia, ni ningún otro deseo. Busca al maestro que mira a todos con igual Amor. El verdadero gurú debe tener ciertas condiciones. Verifícalas. Si esas cualidades están presentes, ve allí y sé feliz. Si no encuentras tal lugar, medita dentro de ti mismo en el Señor. Practica meditación y cantos devocionales. Esto es suficiente; no necesitas buscar otro lugar para nada. Cuando estés ocioso, lee buenos libros devocionales. Aun de esos libros, toma lo que necesitas y descarta el resto. Ten cuidado, no te involucres en toda clase de redes y trampas.

Devoto: ¿Cuáles son las cualidades de esos Grandes Hombres, Swami?

Swami: Ellos no tendrán esa ansia de riqueza, ni la ambición de desarrollar sus ashrams; ellos no amarán a quienes los alaban, ni odiarán a quienes los acusan; ellos no impedirán que se les aproximen sus discípulos, ni prohibirán a nadie que se les acerque; ellos mirarán a todos con igual Amor; no se regocijarán con la difamación de otros, ni serán vengativos contra los que les señalen sus equivocaciones y errores; ellos siempre repartirán Verdad, Rectitud, Paz Espiritual y Amor Divino; ellos anhelarán solamente el gozo, el bienestar y el progreso de sus devotos. Busca esas personas. Ellos son los verdaderos gurús. No malgastes ni una mirada en aquellos que están afectados por el enojo, ansiedad, odio, envidia, etc., o aquellos que se preocupan por el nombre, la fama, el honor y el status; por más pomposa que sea su personalidad, por más resonante que sea su reputación.

Devoto: Muy bien, Swami. Está todo muy bien. Pero sólo una pequeña duda. Estos grandes gurús, altamente ilustrados, que dan largas conferencias de horas de duración, ¿cómo es que ellos no se dan cuenta de esto? ¿No pueden esos grandes hombres ver sus errores y corregirlos?

Swami: Bien, aun una onza de experiencia es útil. Pero una tonelada de conocimientos puede resultar inútil. Mucha gente da conferencias en Universidades y repiten hora tras hora, cosas que han aprendido de memoria. ¿Puede uno hacerse grande meramente por la extensión o riqueza de sus conferencias? Eso es como vomitar la comida que se ingirió. Tú debes ver cuánto de lo hablado se practica; aquellos que dan consejos deben seguirlos a su vez. Si tú no puedes evitar hacer algo, no pidas a los demás que no lo hagan. De modo que, no importa cuán ilustrada pueda ser una persona, a menos que tenga experiencia y práctica, será a lo sumo una maravilla de nueve días, y después no estará ni aquí ni allá. Claro está, que las condiciones que Yo mencioné deben ser vistas, no sólo en los maestros, sino en todos. Así que deja de lado esta charla acerca de los que son malos o están equivocados, desarrolla tu fe y devoción, fortalece tu disciplina con la meditación en el Señor; comprométete en buenas obras; habla sólo de lo que traerá el bien; adora al Señor; manténlo a El siempre en la memoria, practica la repetición del Nombre del Señor y la meditación. Si tú estás sumergido en estas cosas, no te preocupará lo correcto o lo equivocado de los demás.

Devoto: Swami: Tú explicaste muy bien la relación entre el maestro y el aspirante o discípulo. Mirando a nuestro alrededor, aquel que revela la verdad no es bien apreciado. Muchos de los gurús, swamis y sadhus (virtuosos) están, como Tú dijiste, comportándose mal y arruinando su buen nombre. Además están actuando en forma contraria a los votos de renunciación y desapego y al Deber Divino. Tales personas pueden no apreciar Tus afirmaciones. Pueden aun desarrollar una animosidad ante Tu planteo de sus defectos. 0 lo que es peor, pueden tratar de justificar su conducta e inventar historias y argumentos para que sus acciones parezcan correctas. Tus observaciones se aplican sólo a los que obran mal, no se refieren a los que están comprometidos en actividades buenas. Por lo tanto, los que son verdaderamente buenos virtuosos (sadhus) y aquellos interesados en elevar sus ideales estarán contentos de que Tú nos hayas hablado así. Pero sin tener en cuenta lo que la gente pueda decir, por favor Swami, ayuda a progresar a los aspirantes espirituales, y revélanos la Gloria del Señor.

Swami: Bueno, ¿qué me importa a Mí lo que hable la gente? ¿Puede defenderse la falsedad, si tiene miedo a los comentarios? A tal carga, tal transportista dice el proverbio. Sólo los imitadores se resentirán y comentarán adversamente. Los gurús genuinos se regocijarán. Sólo un ladrón sentirá su hombro, cuando alguien anuncie el robo de una calabaza (como dice el refrán), porque teme, en el momento del anuncio, ¡que la calabaza robada esté sobre sus hombros! Aquellos que no roban calabazas no sentirán sus hombros. Aquellos que son auténticos no sentirán ni miedo ni enojo. Los otros pueden aprender la lección si con vergüenza deciden rectificar su camino, por lo menos de aquí en adelante. Para todos los actos que se hacen por ignorancia, el arrepentimiento es el camino de la reparación y para obtener el perdón. No repetir la misma acción es el signo de los moralmente fuertes.