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Libros escritos por Sai Baba

62y63. 63=Cuídate de tus propias faltas y cultiva la verdad

62. Considera el nombre del Señor como aliento de vida

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De los varios tipos de devoción, la devoción por la Recordación del Nombre es la mejor. En el Kali Yuga , el Nombre es el sendero para salvarse. Jayadeva, Gouranga, Thyagayya, Thukaram, Kabir, Ramdas, todos estos grandes devotos alcanzaron al Señor, precisamente a través del hombre. ¿Por qué hablar de miles de cosas? Aun Prahlada y Dhruva pudieron gozar de la visión, el contacto y la conversación con sólo el hombre, ¿no es así?

Por lo tanto, si cada practicante considerara el hombre de Dios como el mismo aliento de su vida y teniendo completa fe en las buenas acciones y buenos pensamientos, desarrollara el espíritu de servicio y abrigara igual amor para todos, entonces no podría haber mejor sendero para la liberación. Si en lugar de esto, uno se sienta en algún rincón solitario y detiene su respiración, ¿cómo puede dominar sus cualidades innatas? ¿Cómo puede saber que las ha dominado? La devoción de Ambarisha y las actividades al estilo de Durvasa ; la combinación de estas dos actitudes resultará en el destino del mismo Durvasa; cuando menos, al final, Durvasa debe caer a los pies de Ambarisha. ¡Que eviten llegar a ser tales Trisankus ! ¡Que experimenten la Verdad Eterna alcanzando el estado genuino!

63. Cuídate de tus propias faltas y cultiva la verdad

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Toda persona es capaz de cometer errores, sin enterarse de ello. No obstante lo brillante del fuego o la luz, algo de humo emanará de él. Así también, cualquier buena acción que un hombre pueda hacer tendrá mezclada con ella una pequeña huella de mal. Sin embargo, deberán hacerse esfuerzos para asegurar que el mal sea minimizado, que lo bueno sea más y lo malo menos. Naturalmente, en las actuales condiciones, puede que no tengan éxito en el primer intento. Deben pensar cuidadosamente sobre las consecuencias de cualquier cosa que hagan, hablen o ejecuten.

En cualquier forma que deseen que otros los honren o los amen o se comporten con ustedes, en la misma forma deberán comportarse con los otros y amarlos y honrarlos. Solamente entonces ellos los honrarán. En cambio, sin que honren y amen a otros, si se quejan de que ellos no los están tratando apropiadamente, será esta, con toda seguridad, una conclusión errónea.

Además, si solamente aquellos que aconsejan a otros acerca de "qué principios son justos, qué es lo verdadero y lo falso, qué conducta es la mejor", etc., siguieran ellos mismos los consejos que dan, entonces no habría ninguna necesidad de dar tales consejos. Aprenderán la lección simplemente observando su propio comportamiento. Por otra parte, si el Vedanta (Escrituras) es repetido como loros a otros, sin ninguna intención de ponerlo en práctica en la propia conducta, no únicamente se embauca a otros, sino algo aun peor, se embauca uno a sí mismo. Por lo tanto, deben ser como desean que los otros sean.

No es de la naturaleza de un practicante espiritual buscar las faltas en los otros y esconder las propias. Si sus faltas les son señaladas por alguien, no disputen ni traten de probar que no está en lo cierto y no tengan rencor contra él. Reflexionen cómo es la falta y enderecen su comportamiento. En cambio, razonar para su propia satisfacción o para vengarse de la persona que se la señaló, no son ciertamente los rasgos de carácter de un aspirante espiritual o devoto.

El aspirante siempre deberá buscar lo verdadero y lo alegre; deberá evitar todos los pensamientos vinculados con lo falso, lo triste, lo depresivo. La depresión, la duda, la arrogancia son como demonios para el aspirante espiritual. Cuando la devoción de uno está bien establecida, aun si estos aparecen, pueden ser fácilmente desechados.

Ellos, únicamente, dañarán la práctica espiritual; sobre todo, lo mejor es que el aspirante esté en todas las circunstancias alegre, sonriente y entusiasta.

Aún más que devoción y conocimiento es deseable esta actitud pura. Aquellos que la han adquirido merecen alcanzar la meta primero. Esta cualidad de alegría en todo tiempo es el fruto de lo bueno realizado en nacimientos anteriores. Cuando una persona está siempre preocupada, deprimida, dudando, nunca puede alcanzar la felicidad, no obstante cualquier disciplina espiritual que pueda llevar a la práctica. La primera tarea de un aspirante espiritual es el cultivo del entusiasmo. Mediante el entusiasmo puede obtener cualquier variedad de Bienaventuranza.

Nunca se envanezcan cuando sean alabados; nunca se depriman cuando sean vituperados. Sean un león espiritual, indiferente a ambos. Uno debe autoanalizarse y corregir las propias faltas; esto es lo más importante.