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Libros escritos por Sai Baba

47. Se humano, no demoníaco

47. Se humano, no demoníaco

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Los hombres (Manavas) están llenos de Amor. Sus corazones son manantiales de misericordia. Están dotados de lenguaje verdadero. La paz es la característica de la mente del hombre. Esa es la cualidad innata de la mente. Para buscar paz no hay necesidad de ir a ninguna otra parte más. Como el oro y la plata que permanecen ocultos debajo de la tierra, las perlas y los corales en el mar, la paz y la alegría también permanecen ocultas en las actividades de la mente. Deseoso de adquirir estos tesoros ocultos, si uno se sumerge y dirige las actividades mentales hacia el interior, se llena de Amor. Solamente aquellos que se han llenado de ese amor y viven en la luz del mismo pueden ser llamados hombres. Aquellos carentes de amor son Danavas, monstruos, subhumanos.

Esa cualidad santa del amor no se manifestará sólo a ratos; tendrá que estar siempre presente e inalterable. Ella es una e indivisa. Quienes están saturados de amor son incapaces de rencor, egoísmo, injusticia, error y mala conducta; pero los que no lo tienen y aquellos en quienes las características arriba mencionadas están siempre por encima de todas las demás.

Son los Danavas (demonios), que pisotean el amor y consideran importantes las cualidades inferiores; mientras que los Manavas son aquellos que consideran aquellas cualidades inferiores como víboras que deber. ser destruidas, y que solamente el amor es la cualidad que debe ser alentada. La mala conducta y los malos hábitos distorsionan lo humano de) hombre. Los corazones llenos del néctar del amor denotan lo genuinamente humano en él. Amor es aquello inmaculado, desinteresado, libre de impureza y continuo.

Entre humano (Manava) y demonio (Danava), la diferencia está solamente en las sílabas Ma y Da. Pero la sílaba Ma es suave, dulce e inmortal en simbolismo, mientras que el sonido Da es inhumano, salvaje y quemante. ¿Son acaso hombres aquellos que no tienen dulzura en su ser y que se esfuerzan por suprimir el deseo de moralidad? ¡Su naturaleza es la de los Danavas, aunque su forma sea humana! Porque no es la forma lo primordial; es el carácter. ¿Cómo pueden ser llamados hombres aquellos con forma humana, si no tienen benevolencia ni integridad y poseen la naturaleza de los Danavas? No pueden ser llamados así.

Las oraciones de mi discurso se abordan no sobre la base de la forma, sino sobre la base de las cualidades de las personas. ¡Entre la gente, hay demonios en abundancia! Los humanos y los demonios se parecen, pero sus cualidades los hacen distinguibles como humanos y demonios. Los seres humanos se dedican a acciones dulces y suaves de bondad, rectitud, amor y verdad; son testigos de la posibilidad de realizar y manifestar su inmortalidad. Su buena naturaleza resplandece en sus rostros como dicha (ananda). Pero sin esa bondad, incluso si están encaprichados por la alegría, sus rostros solo indicarán el fuego destructivo del demonio; no tendrán la gracia de la bienaventuranza espiritual.