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Libros escritos por Sai Baba

27. Adquirir la tendencia mental de tu último momento

27. Adquirir la tendencia mental de tu último momento

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Un comerciante calcula las salidas y las entradas al final de la semana, mes o año, y elabora el balance para llegar a una cifra: sus ganancias. Así también en este negocio de la vida, todo termina en una pizca de ganancias netas, después que se acaba todo este dar y tomar. En el preciso momento del final de la vida, es esta pequeña cantidad la que vendrá a la memoria. Aquellas experiencias que persistan hasta el último momento, las dos o tres que se impriman completamente en la conciencia cuando uno recuerde todo lo que ha pasado en la vida, serán los verdaderos sostenes, los genuinos logros.

Esto no quiere decir que todos los demás actos y todas las demás experiencias hayan sido un desperdicio. El haberlos olvidado significa solamente que su trabajo ha sido cumplido y su valor realizado.

Cuando se hace un negocio con miles de rupias, el corazón se hiela si se sufre una pérdida de poca cuantía, pero salta de alegría cuando son ganados unos cuantos miles. Tal es la historia del negocio de la vida. Si en el momento de la muerte uno anhela complacerse con la lengua, esto es una prueba de que a través de toda la vida la lengua ha sido el amo. Si en el momento de la muerte la mujer recuerda al niño y trata de hacerle caricias, el Samskara del amor al niño ha sido predominante a través de su vida. Esto prueba que todas las otras experiencias han sido arrojadas al olvido.

De esta manera, de los Samskaras de la vida, alguno que otro, más fuerte que el resto, se destaca al final. La vida es así; esto tiene que ser aprendido. El resultado neto de todo este vivir y afán es lo que viene a la memoria en el último momento de la vida. Por lo tanto, dirijan la corriente entera de su vida hacia la adquisición de esa impresión que consideren la mejor para el último momento. Fijen su atención en el día y la noche. El sentimiento que predomina en el momento de la muerte actúa con gran fuerza en la vida venidera. Esta verdad debe guiar al hombre en el viaje de esta vida también, puesto que las impresiones son los medios con los cuales hacemos este viaje, así como también para el viaje después de este.

Por lo tanto, desde mañana mantengan siempre delante del ojo de la memoria a la muerte, que es inevitable, y empéñense en el viaje de la vida con buenos deseos para todos, con estricta adhesión a la verdad, buscando siempre la compañía de los buenos y con la mente siempre fija en Dios. Vivan evitando las malas acciones y los pensamientos abominables y nocivos; no tengan apego al mundo. Si viven de esta manera, su último momento será puro, dulce y de eterna felicidad.

Una lucha disciplinada a través de la vida es necesaria para asegurar esta realización. La mente tiene que ser dirigida a buenos Samskaras. Cada uno debe examinarse rigurosamente y precisar sus defectos y luchar por corregirlos. Cuando el hombre se percata de sus propios defectos y los reconoce, es como si volviera a nacer. Entonces él empieza de nuevo, desde una nueva niñez. Este es el momento genuino del despertar.

La vida es acompañada eternamente por la muerte. Pero, sin embargo, el hombre no tolera la sola mención de la palabra "muerte". Se juzga desfavorable escuchar esa palabra, aunque, no obstante lo insoportable de la misma, toda cosa viviente está avanzando a cada instante más y más hacia ese momento. Al emprender un viaje, habiendo comprado el boleto, por el hecho mismo de abordar el tren ya sea que vayan sentados, reclinados o acostados, leyendo o meditando el tren los llevará por fuerza a su destino. Así también, cada cosa viviente, al nacer recibió un boleto hacia la muerte y ha empezado un viaje; de este modo, cualesquiera sean sus esfuerzos, protecciones y precauciones, se tiene que llegar al punto de destino algún día. Cualquier otra cosa es incierta, pero la muerte es cierta. Es imposible cambiar esa ley.

El hombre ha enseñado al ojo, al oído y a la lengua el lujo de la novedad constante; ahora tiene que enseñarle tendencias opuestas. La mente tiene que ser dirigida hacia lo bueno; las actividades de cada minuto tienen que ser examinadas desde ese punto de vista. Cada acción es el golpe del

cincel por el cual la roca de la personalidad humana está siendo modelada. Un golpe equivocado puede dañar y desfigurar la roca. Por lo tanto, aun el más pequeño de los actos tiene que ser hecho con gran cuidado y devoción.

Para un hombre que se está ahogando, aun una caña es algún sostén. Así también, para una persona que lucha en el mar de las impresiones (Samskaras), unas cuantas palabras buenas dichas por alguien pueden ser de gran ayuda. Ninguna acción buena puede desperdiciarse; no, ni siquiera una mala acción, ya que esta también tiene su consecuencia. De este modo, luchen por evitar la más ligera huella de mala actividad, mantengan sus ojos puros; llenen sus oídos con las palabras de Dios y los relatos de hechos divinos, no permitan que escuchen calumnias. Usen la lengua para proferir buenas palabras, palabras amables y verdaderas. Dejen que ellas les recuerden siempre a Dios. Tal esfuerzo constante les concederá la victoria. Es para obtener estos santos Samskaras que uno tiene que mantener ininterrumpido el flujo de pensamientos y sentimientos elevados.