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Libros escritos por Sai Baba

10y11. 11=Desházte del apego a los placeres mundanos

10. Tú y yo debemos convertirnos en Él

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Cuando uno ejecuta una acción, obra o rito como una ofrenda a Dios, su bien, el más alto bien, el bien más elevado: servicio, amor y conocimiento, todos se convierten en uno. Primero "yo" y "tú" se convierten en "nosotros". Después "nosotros" y "El" llegan a identificarse. Es decir, el alma individual (jiva) deberá alcanzar la identidad, primero con la creación, esto es, la naturaleza (prakriti) y después con el Alma Suprema (Paramatma), El. Este es, en verdad, el significado del mantra (fórmula mística) Om Tat Sat.

Hoy, ayer y mañana, Om Tat Sat es, fue y será. El y yo estamos siempre ahí. La Práctica Espiritual también está siempre ahí.

Exactamente como el Sol es inseparable y nunca está apartado de sus rayos, bajo ninguna circunstancia deberá cualquier aspirante estar sin su Práctica Espiritual (Sadhana). Solamente cuando el aspirante espiritual se adhiere a su disciplina espiritual de una manera continua, puede decirse que él es uno con el Om .

11. Deshágate del apego a los placeres mundanos

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Las manchas del corazón tienen que ser lavadas por la vida moral y el cumplimiento del deber de uno. Puede llegar un día en que el hombre se llegue a cansar y debilitar, pero entonces deberá orar de esta manera: "Señor, las cosas han ido más allá de mi capacidad, siento que un esfuerzo posterior será demasiado grande. ¡Dame fortaleza, oh Dios!"

Primeramente, Dios permanece a una distancia considerable vigilando los esfuerzos del hombre, como el profesor que permanece aparte cuando el estudiante escribe las respuestas a las preguntas. Cuando el hombre rompe sus ataduras con el placer, emprende buenas acciones y el servicio sagrado, Dios mismo se le acerca para alentarlo. El es como Surya harayana (El Dios del Sol, El Padre del Tiempo), que permanece esperando afuera de la puerta cerrada; como el sirviente que conoce los derechos del amo y sus propias limitaciones. No anuncia Su presencia ni cierra con violencia la puerta. El simplemente espera y cuando el amo apenas abre la puerta un poquito, el Sol penetra impetuoso y prontamente expulsando la oscuridad de adentro. Cuando es requerida Su ayuda, El está presente del lado del hombre, con Sus manos extendidas para proporcionarle ayuda. De esta manera, lo que se desea del hombre es únicamente discernimiento para orar al Señor y conocimiento para recordarlo a El.