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Libros escritos por Sai Baba

26. Práctica del nombre del Señor

Si existe algo más dulce que todo lo más dulce, más auspicioso que todo lo auspicioso y más sagrado que todo lo sagrado, es sin duda el Nombre del Señor... o el Señor mismo. Renuncien a la compañía de personas con mentalidad materialista, de las infectadas con cualidades demoníacas. Aléjense de cualquier mala acción, buscando siempre la compañía de los sabios o los buenos. Refúgiense en Narayana (Dios), el puro, la personificación misma de Shanti, de la Felicidad y del Conocimiento. El, el Señor Dios, reposa en todos. Está presente en todos los lugares donde los devotos honran su nombre con sinceridad y con una actitud mental concentrada. Primero practiquen una devoción intensa hacia Dios, y después podrán alcanzar la felicidad real, permanente, y la sabiduría.

¿De qué sirve ir tras los placeres pasajeros de los sentidos? Adoren al Señor que vive en la intimidad de sus corazones; El está más cerca de ustedes que su mejor amigo, su padre, su madre o su gurú (maestro espiritual). El es todo esto y mucho más para ustedes. El cuerpo físico para el cual ansían todo tipo de lujo y confort, está sujeto al deterioro y al decaimiento; un día se vuelve alimento para los perros y los chacales. El Señor, sin embargo, les hace sentir ta felicidad y el amor divinos. Ríndanle su corazón. El no desea otra cosa de ustedes y no puede ser obtenido por otro medio, como la erudición extrema, los votos pomposos y el colorido ritual.

Una mitad de la vida humana se desperdicia en dormir y la otra en la satisfacción de deseos estúpidos. En la inanición de la vejez, la ignorancia de la niñez y la adolescencia en la miseria, el tormento y la enfermedad. Podrían dedica su tiempo a actividades más valiosas y no malgastarlo en la vana persecución de tos placeres sensoriales. Empleen esto: valiosos años en la contemplación de la gloria del Señor, para fijar su mente en sus pies de loto con más firmeza y transportarse por encima del vasto océano de nacimientos y muertes.

Por lo tanto, recuerden con amor y devoción el Nombre del Señor, en todo momento y bajo toda condición. Ese nombre es el rayo que pulverizará las montañas de sus pecados, la cura infalible para la enfermedad del materialismo. Sin duda ese nombre los dotará de paz.

El Nombre de Dios es como la refulgencia del Sol naciente que disipa la oscuridad de la ilusión; es tan luminoso como universal y sagrado. No malgasten este sagrado nombre ni por un instante; no dejen pasar ni un segundo sin traerlo a la conciencia. Recuerden su dulzura cuando era repetido por Prahlada y subyugaba los corazones de los seres demoníacos que lo escuchaban. Los hijos de los demonios repetían el Nombre junto con Prahlada y, guiados por él, comenzaron a cantar y a bailar con júbilo armándose con flechas para defender a su líder.

El Nombre del Señor, que purifica el carácter demoníaco hasta transformarlo en néctar, es en verdad el cielo de Shanti para el mundo entero. Sólo merece ser llamado devoción el acto de repetir ese Nombre incesantemente, el amar a esa forma y a ese nombre con intensidad. La devoción significa el amor más grande y puro hacia Dios; todos pueden adoptar esta devoción; la puerta del Yoga devocional está abierta para todos. El único pasaporte que se requiere es el deseo de Liberación (moksha), pues tal deseo posibilita al hombre gozar de su herencia.