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Libros escritos por Sai Baba

21. La necesidad de actividad (karma)

Shanti no significa inacción; su esencia no es compatible con la vida pasiva de sólo comer y dormir; no deben desperdiciar su tiempo, diciéndose a sí mismos que el Señor vendrá a socorrerlos cuando haya necesidad. Deben despertar y trabajar. Dios ayuda al que se ayuda a sí mismo, y a ningún otro. De la vida de Prahlada (un devoto célebre del Señor) se puede aprender la lección de que es al Señor a quien se debe amar, y también la técnica para lograrlo. Hagan el trabajo que ha llegado a sus manos con sinceridad y eficiencia, despréndanse de todo lo que no sea servicio al Señor y sigan los pasos de Prahlada; así obtendrán, mediante la Gracia de Dios, la gloria de Shanti, la emoción de la plenitud y la Bienaventuranza de la inmortalidad.

El trabajo es necesario para que el tiempo no se alargue y se convierta en una carga. El trabajo es la misión del hombre. Sin él, el hombre se pierde en la oscuridad de la ignorancia y es dominado por la pereza. Esta ignorancia hará crecer su duda y sólo con la espada de la sabiduría ambas podrán cortarse.

En una ocasión, aprendiendo estos temas místicos, Arjuna, confundido, preguntó a Krishna: "Dices que uno debe renunciar a todos los karmas (las acciones), y por otro lado que el karma yoga (filosofía de la acción realizada con dedicación a Dios) tiene que ser adoptado. Dime, ¿cuál de estos caminos es el mejor?"

Krishna respondió así: "¡Oh Arjuna! Ambos, la renuncia y el karma yoga, conducen al mismo fin: la Liberación". Pero existe más felicidad en trabajar que en dejar de hacerlo. La renuncia y el trabajo no son contradictorios: son interdependientes y complementarios. Renunciando al trabajo, el hombre declinará sin el progreso y la preparación que por él se obtiene. El renunciante verdadero es aquel que no desea una cosa y odia la otra. La palabra "renuncia" puede ser aplicada al trabajo hecho sin importar el triunfo o el fracaso, la ganancia o la pérdida, el honor y el deshonor, haciendo de cada acto una ofrenda a Dios. La simple inactividad de los que usan la ropa ocre o se afeitan la cabeza, no es renunciación de ninguna manera; sólo merece tal nombre aquel que está por encima de la dualidad de la alegría y la tristeza, de lo bueno y lo malo.

Así pues, mejor que renunciar al trabajo es renunciar a sus frutos, da mucha más alegría, es el mejor camino. Por lo tanto, escogiendo cualquiera de los dos, el fruto del otro podrá obtenerse. Porque hay Bienaventuranza en karma yoga y hay Bienaventuranza en la renunciación.

La renuncia sin karma yoga llevará al dolor. Porque, ¿cómo puede alguien alejarse del karma (de la acción)? Por mucho que traten de evitarlo, ¿no es necesario dedicarse al recuerdo del Señor al menos en la meditación o en la repetición del Nombre? Esto también es karma. Si se renuncia a la meditación y a la repetición del Nombre no hay felicidad en la vida. Quienquiera que sea, el hombre debe llevar a cabo algún karma (acción), sin importar su forma. Por ejemplo, aquel que se dedica al karma yoga renunciando a todo fruto de la acción, siguiendo la disciplina del silencio, puede, en poco tiempo, realizar a Dios.

A ellos el karma no les traerá malas consecuencias porque es como la respiración. Así como la vida es imposible sin el karma de la respiración, también lo es el trabajo para el aspirante espiritual. La falta de paz surge sólo cuando se desea el fruto del trabajo; si éste se descartara, se obtendría la alegría del mismo karma, entonces uno adquiere la Paz Suprema. Por ejemplo, nadie piensa en los beneficios y resultados del karma de la respiración, ¿no es así? Así también cuando el karma o acción se hace sin preocuparse por el fruto o resultado, eso da paz real.