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Libros escritos por Sai Baba

15. Paz a través de la verdad, el dharma, el amor, la paciencia.

Para disfrutar esta Paz la humanidad deberá ser controlada y dirigida por los ideales de la Rectitud. Esto se basa tanto en la mutua tolerancia familiar como en una conducta individual pura y equilibrada, o sea deseos de agradar a todos. Esta conducta de por sí posee un encanto; para mantenerla eviten los deseos de herir, insultar o causar pérdida y miseria a los demás. Encuentren así la manera de reformarse; practiquen este tipo de vida, desistan de lastimarse a sí mismos, manteniéndose siempre por el camino de la verdad, que es el camino de la belleza y la conducta encantadora.

La grandeza de corazón es indispensable y se le puede adquirir teniendo: 1) Una motivación inherente y 2) Devoción en todas las acciones. La devoción provee humildad, miedo al pecado y fe en las Escrituras. Además, estas cualidades borran la pequeñez de la mente, y el hombre de esta manera ensancha su corazón. Por lo tanto, aspirantes, primero dirijan sus esfuerzos hacia la fe en Dios y el miedo al pecado. Estas dos disciplinas les proporcionarán mansedumbre, y eso es Shanti.

Algunas personas que no han tenido la experiencia y que no practican lo que predican, declaran que para obtener Shanti hay que conservar la existencia mundana a cierta distancia, pero eso no es Shanti sino todo lo opuesto. Si una semilla obtenida de un árbol se planta, ¿no crecerá otro árbol? Pero si no quieren que la semilla germine, tendrán que cocerla o quemarla. De la misma manera, los impulsos y pasiones que germinen tienen que quemarse en el fuego del discernimiento; y entonces la verdadera Paz podrá emerger.

En cambio, si uno escapa sólo de las responsabilidades de la vida en sociedad, Shanti no podrá ser disfrutada, simplemente porque no llegará nunca; pero si los impulsos se controtan y eliminan, no hay necesidad de huir. Uno debe tratar de cultivar la Verdad, la Rectitud, el Amor y la Ecuanimidad con lo que tiene, sin preocuparse por lo que adolece, tratando en la medida de lo posible de reducir y eliminar impulsos, pasiones y odios.

Esta es la verdadera tarea del hombre, el propósito real del nacimiento humano. Si las cualidades mencionadas anteriormente son cultivadas y practicadas por cada persona, ya no habrá más envidia entre los hombres, cesará el egocentrismo, se respetará el interés ajeno y se restablecerá la paz en el mundo. Si ustedes mismos no están en paz, ¿cómo van a instalar paz en el mundo? Aquellos que son entusiastas de la paz mundial primero tienen que aprender a experimentar y disfrutar esa paz por sí mismos, para luego esparcirla sobre el mundo que los rodea y ayudar a establecerla.