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Libros escritos por Sai Baba

10. Fe en uno mismo y en las Escrituras

Mucha gente se descorazona porque tiene miedo de que a pesar de su esfuerzo tal unión esté más allá de su alcance durante esta época de Kali yuga (la edad del mal), pero esto sólo es debilidad. No se trata de un problema acerca del camino del yoga adoptado; cualquiera sea el escogido, si uno tiene fe en sí mismo y en los Sastras (Escrituras), llegará al objetivo. Hay quienes pretenden tener fe en ambos, pero en el fondo de su corazón dudan, porque cada uno descubre la medida de su fe, de acuerdo a los resultados obtenidos, y si la experiencia de comunión está ausente, se debe a la ausencia de la fe en los Sastras y en sí mismo, ya que ambos deben encontrarse en uno como el aliento mismo de la vida. Sólo entonces podrán triunfar en su práctica espiritual y alcanzar la unión con Dios.

Por supuesto que aquellos que no tienen fe no tienen prácticamente nada y no pueden beneficiarse del consejo. La actual situación mundial se debe a que el hombre perdió la fe en sí mismo y en los Sastras; incluso aquellos que claman tener fe no se comportan de acuerdo con ellos y no los apoyan. Consecuentemente, la bondad y la cualidad sátvica (equilibrio, pureza) han desaparecido de este mundo donde los malos hábitos y la degradación ganan terreno día a día. Para que esta atmósfera sea transformada, y el mundo disfrute de seguridad y paz, cada creyente, cada persona piadosa y temerosa de Dios debe cultivar tanto la fe en sí como en los Sastras (Escrituras) y practicar en su vida diaria las enseñanzas contenidas en estos últimos.

Naturalmente, algunas modificaciones tendrán que hacerse de acuerdo con el lugar, el tiempo y los individuos, pero la estructura fundamental y el significado persistirán. Es decir, los medios por los cuales los ideales serán alcanzados pueden ser adaptados, pero los ideales se conservarán intactos.

Un niño enfermo y atormentado por la fiebre puede rehusar tomar una píldora pero puede desear una banana. ¿Saben qué hacer en esta situación? No renuncien a la píldora, insértenla dentro de la banana y ofrezcan la fruta al niño para que se la coma. Así su deseo se verá satisfecho y la fiebre bajará. Lo fundamental no se ha descartado y ha permanecido sin cambio; sólo cambió la forma de administrarlo.

Así también, en medio de los malos hábitos y comportamientos de las mentes de hoy en día, de nada sirve a los Sastras expresarse en un lenguaje con el que las personas no estén familiarizadas. Pueden ser explicados en lenguaje sencillo e inteligible; el mensaje fundamental no se verá afectado por esto y será comprendido, experimentado y disfrutado por todos. En consecuencia, su fe se hará más fuerte y la paz se establecerá con base en ella. De esta manera, cada creyente practicará las enseñanzas de los Sastras y demostrará con su experiencia personal la dulzura de estas vidas dedicadas, para que los demás puedan apreciar la verdad y el valor de sus ideales y disciplinas.

Algunos personajes, autoproclamándose grandes, declaman sobre los Vedas, los Sastras y el Alma. Citan deliberadamente ejemplos y metáforas contenidas en las Escrituras, pero con su conducta opacan lo dicho en los discursos. ¿De qué sirve llenar el resto del cuerpo con conciencia vital cuando los ojos están cerrados? No se avanza ni un solo paso hacia adelante. De igual manera, con el ojo de la fe en los Sastras cerrado, ¿qué puede uno concretar a la hora que se le pide llevar a cabo alguna tarea?

Por lo mismo, de ahora en adelante los lectores que sean aspirantes en el plano espiritual, deben tratar de comprender el significado básico de los Sastras, que son una guía sagrada para el camino; si no se cree en ellos, la realidad los eludirá. Para entenderlos, uno debe tener paz y fortaleza. La Paz es una gran asistente en ello. Si los grandes personajes tan sólo explicaran a los ignorantes, en lenguaje simple y comprensible, el descontento y la inquietud desaparecerían, la fe en Dios aumentaría y la concordia se establecería entre los hombres. Fomentar los Sastras será alimentar el bienestar del mundo.

Para nutrir a las Escrituras "habla la verdad"; para alimentar al mundo, "habla dulcemente". Si ambas se observan y practican, no habrá necesidad de disciplinas mayores. Pero únicamente en una atmósfera de Shanti (Paz) estas máximas sagradas pueden ponerse en práctica.

Para obtener la calma son esenciales el esfuerzo constante y la concordia; como también lo son para nutrir a los Sastras. Cuando Shanti se adquiere, todo es concordia (sama-rasa); la naturaleza íntima de la Paz. Si cada hombre es provisto de Paz y Ecuanimidad, se establecerá una era de fe, libre de comportamientos, actitudes y hábitos de carácter no sástricos.

Con este propósito tiene que ser adiestrado un ejército de aspirantes de todos los ashrams y centros de devoción que estén trabajando en varios lugares. Esta responsabilidad les cabe principalmente a quienes colaboran en la organización del ashram, ya que ellos deben tener fe en sí mismos a fin de poder adiestrar a ese ejército con base en principios sólidos. De otra manera las cosas van a confundirse más. Los mayores y los llamados grandes personajes, son responsables, por su conducta, de la evidente pérdida de fe en los Sastras y en sí mismos y la consecuente discordia e inquietud de los hombres. Por lo tanto, ellos son los que tienen que estar preparados para restaurar y restablecer la Paz.

La devoción es la fuente madre de la Paz, y si todos la siembran en sus corazones con constante cuidado y dedicación, una cosecha de bondad y concordia podrá recogerse. El Camino de la Devoción es el mejor bajo las actuales condiciones.

Es precisamente por esto que el Bhagavatha está saturado de devoción. Sin la devoción el Señor no puede ser comprendido; el poder de Dios, aunque grande e importante, si intenta proteger y preservar al mundo deberá asumir la forma humana, porque sólo con dicha forma El podrá ser escuchado, honrado y amado por todos. Aquellos que no tienen devoción considerarán a esa forma como meramente humana, ya que no pueden entender el Principio Absoluto.

Por eso se dice en el Gita:

Los tontos me ignoran cuando asumo forma humana, sin comprender mi naturaleza superior como el gran Señor de los seres.

Avajaananthi maam muudha maanusheemthanumaasritham, Param bhaavam ajaanantho mama bhuthamaheswaram.

Los hombres no mantienen una fe firme en declaraciones tan invaluables; este es el peor sacrilegio.