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Libros escritos por Sai Baba

07. Hay que sofocar los instintos y los impulsos

07. Hay que sofocar los instintos y los impulsos

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El Conocimiento del Alma únicamente puede ser obtenido por el triple camino del abandono de los vasanas*, el desarraigo de la mente y el análisis de las experiencias para comprender la realidad. Sin éstos, el Conocimiento del Alma ni se asomará.

Los instintos o vasanas y los impulsos estimulan la mente hacia el mundo sensorial y atan al individuo al gozo y a la miseria; es por esto que los vasanas deben ser dominados, lo cual puede lograrse por medio del discernimiento, la meditación en el Alma, la reflexión, el control de los sentidos, el control de los deseos, la renunciación y otras disciplinas similares.

La mente, verdaderamente, es un montón de vasanas (costumbres adheridas en la mente, tendencias, pasiones, impulsos, hábitos, etc.); la mente es el "jagath" mismo (el Universo); es todo el mundo para el individuo. Cuando se está en sueño profundo la mente no funciona y por lo tanto el Universo prácticamente no existe para el individuo. El Universo nace, o "entra en la conciencia", y muere, o "desaparece de la conciencia", de acuerdo con el poder cognoscitivo de la mente. En consecuencia, cuando la mente es destruida, el mundo es también destruido y se es libre, se logra la Liberación.

Quienquiera que tenga éxito en el control de la conciencia, puede tener una visión del Alma. La conciencia es el árbol, la semilla es el ego o el sentimiento del "yo". Cuando la semilla del "yo" es desechada, todas las actividades de la conciencia se desvanecen también automáticamente.

El aspirante espiritual que se ha empeñado en alcanzar estas metas tiene que estar siempre alerta y vigilante. Los sentidos pueden en cualquier momento reconquistar el imperio perdido y esclavizar al individuo y éste puede perder mucho del terreno ya ganado. Esta es la razón por la cual a los aspirantes espirituales se les advierte acerca del apego hacia el mundo.

Manténganse siempre inmersos en la búsqueda de la Verdad. No desperdicien tiempo en la multiplicación y satisfacción de los deseos. Una fuente de placer ansía irremediablemente otra fuente; de esta forma la mente busca una y otra vez obtener los objetos que ha desechado. Por lo tanto, no accedan a los caprichos de la mente. Apártense, aun por la fuerza, de las atracciones sensoriales. Porque ni siquiera las oraciones deben hacerse de acuerdo con los caprichos de la mente. Uno tiene que acostumbrarse a un mismo horario y lugar. ¡El Alma por sí misma sostendrá a tales aspirantes y les dará fuerza y seguridad!