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Libros escritos por Sai Baba

23. Acepta rigores de la disciplina espiritual, sigue el camino de la devoción

23. Acepta los rigores de la disciplina espiritual y sigue el camino de la devoción.

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Para demostrar que el Ser está más allá de todas estas categorías inferiores el primer requisito es la Devoción. La Devoción se funde en el Conocimiento; por lo tanto, no hablen de ellos como si fueran diferentes. En un primer nivei decimos que practicamos Devoción y en el nivel posterior lo llamamos Conocimiento; al principio es como la caña, y después como el azúcar pura.

A través de la Devoción, el individuo se transforma en Shiva (tercera persona de la Trinidad hindú) o, mejor dicho, él sabrá que es Shiva y la idea de individuo desaparecerá. Afirmar que uno es como Shiva es ignorancia; saberse uno mismo como Shiva es Conocimiento.

La ropa blanca, cuando se ensucia, es sumergida en agua, remojada con jabón, hervida y refregada en un lavadero a fin de devolverle su color y limpieza originales. De igual manera, para eliminar la suciedad de la ignorancia que se ha adherido a la pureza del Ser Conciencia Bienaventuranza o Alma, son necesarios el agua de la conducta y el comportamiento intachable, el jabón de la reflexión sobre Brahman, el hervor de la Repetición del Nombre y la meditación y el lavadero de la renunciación. Sólo entonces podrá lucir el fulgor de la esencia brahmánica fundamental del Alma.

Un buen jabón no sirve de mucho cuando el agua está sucia: todo el jabón y todo el trabajo de hervir y fregar serán puro desperdicio y la tela continuará tan sucia como siempre. Esto explica por qué muchos aspirantes fallan a pesar de que han meditado en Brahman durante muchos años y han estudiado mucho acerca de El por largo tiempo: sus formas de comportamiento y de conducta son completamente erróneas. ¡La culpa está en el agua y no en el jabón! Sí; si los hábitos cotidianos y las actividades y actos son bajos y mezquinos, la meditación sobre Dios se desperdicia inútilmente. La gente, en su ignorancia, duda en aceptar los rigores de las disciplinas espirituales, considerándolas como trabas para una vida libre. Ellos denigran el mandato Divino y censuran la Gracia Divina. Ese mandato Divino no es entendido ni apreciado; es desobedecido y hasta se lucha en su contra. Pero el hombre sabio que siembra trigo será bendecido con una cosecha de trigo; el tonto siembra cizaña y lágrimas y, lógicamente, el trigo no brotará. Para todos en este mundo, ya sean creyentes o escépticos, dos más dos son cuatro; el resultado no depende de sus gustos o aversiones. Similarmente, el hecho de que en cada Ser existe el Supremo es una realidad ineludible. Dios no abandonará a nadie si es negado ni entrará si es invitado. El está ahí, es el Ser real de cada uno. Esta es la Verdad y si ustedes quieren conocerla y experimentarla desarrollen la visión del jñani (iniciado en el Conocimiento); sin el Conocimiento ustedes nunca podrán gozar de esa realidad. Así como el telescopio les permite ver cosas muy lejanas, de igual manera el jñanoscopio o la visión del Conocimiento es esencial para poder ver a Brahman inmanente en cada Ser.

Así como el niño se niega a creer en cosas que estár más allá de su vista, el pusilánime, asustado con el trabajc que deberá hacer para ganar esa visión, se niega a creer er el Omnipenetrante y Omnímodo Brahman.

Ultimamente han proliferado las personas de ideas extrañas, que se jactan con gran orgullo porque no tienen anhelo por Dios y ni siquiera necesitan de El. ¡Ellos se consideran servidores y están satisfechos con el Servicio! Sin embargo, la esencia del Servicio es el desinterés y la renuncia a sus frutos. Pero los servidores no tienen derecho a despreciar lo Divino ni tratar a los aspirantes como inferiores, ya que esto equivale a buscar la fruta al mismo tiempo que se desprecia el árbol. El Servicio desinteresado es el fruto final de la disciplina dirigida a Dios. ¿Cómo puede ser obtenida la fruta sin la larga y laboriosa nutrición del árbol? La verdadera base del karma realizado sin apego a los frutos de los propios actos ("nishkama karma") es Prema, el Amor hacia todos los seres, que no busca la recompensa. Sin la experiencia espiritual de este elevado Amor, el servicio desinteresado es imposible.

Actualmente el mundo está lleno de personas que claman por una buena ganancia para ellos, pero son renuentes a darle el justo valor a las cosas que reciben. ¡Quieren a Dios, pero están enfrascados en el cultivo de alguna otra siembra! No buscan a Dios ni se esfuerzan noche y día por El. Tienen instalado al Dios de la riqueza en sus corazones y gastan todo su tiempo y sus energías adorándolo y pidiéndole favores.

¡Cuán puro es el corazón que está lleno de Devoción hacia Dios y de Amor hacia todas las cosas! El servicio desinteresado sólo es posible de esta manera; el resto es puro parloteo acerca de él y pretende estar impulsado por él. Sólo aquellos que están bien establecidos en la fe de que todos somos hijos de Dios y que El es la fuerza motriz interna de cada Ser pueden considerarse dentro de la clase de los servidores sociales.

Pero para aquellos que dicen no necesitar de Dios o de la Devoción, el egoísmo es el centro de su personalidad y la exhibición es su corteza exterior. No importa cuánto se escriba o se lea; ese egoísmo no podrá marchitarse. La "conciencia del yo" conduce hacia el autoengrandecimiento, y cuando el "yo" gobierna sobre el corazón, no puede emanar un acto digno de ser llamado Servicio. Es la pura avidez egoísta la que hace llamar Servicio a esos actos.

La ignorancia nunca se desvanecerá hasta que se asome este discernimiento:

"Este mundo no es sino Dios y nada más.

Todos los seres y cosas no son sino su manifestación,

llevando al mismo tiempo un nuevo nombre y una nueva forma".

Amen ustedes esta Verdad, crean en ella y entonces tendrán el derecho de hablar de Servicio, Devoción y Rectitud y la autoridad de predicar acerca de tales caminos. El Conocimiento de la Realidad les mostrará que Servicio, Devoción y Rectitud son todos uno y el mismo. Sin este conocimiento el "Servicio desinteresado" se convierte en un simple ejercicio de hipocresía.

Cada acto hecho con la conciencia del cuerpo está destinado a ser egoísta: el Servicio desinteresado nunca se lleva a cabo cuando se está inmerso en la conciencia corporal. Sin embargo, la conciencia de Dios en vez de conciencia del cuerpo, traerá a su manifestación el esplendor del Amor. Tomando esto como inspiración y guía, un hombre puede obtener mucho provecho sin siquiera saber o proclamar que si. actitud es desinteresada; para él, todo es la voluntad de Dios y sus "lilas" o Juegos Divinos son su obra.