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Libros escritos por Sai Baba

21. CAPÍTULO XXI. Abandonar el apego al cuerpo

La liberación requiere abandonar el apego al cuerpo. - El camino de la devoción.

"¡Arjuna! La gente cree que la adoración de Dios con Forma y atributos es suficiente, pero no es así; esa disciplina sólo le será de alguna ayuda; la guiará por el camino durante corto tiempo; pero ¡el Señor no condescenderá a otorgarle la Liberación tan sólo por eso! Pues aquel que busca la Liberación debe primero abandonar el apego por el cuerpo. Sin hacer eso, no puede alcanzarse la etapa del Espíritu Supremo (átmica). La identificación con el cuerpo es expresión de ignorancia. El Alma tiene que ser reconocida como algo distinto de la Naturaleza.

"El deseo por el placer objetivo que se funda en el valor irreal que se atribuye a la Naturaleza, tiene que ser eliminado por medio de la meditación y la austeridad. Cuando ese deseo se pierde, el individuo se vuelve como la copra dentro del coco, que se suelta y queda despegada tanto de la cáscara como de la fibra exterior; ya no germinará ni brotará; quedará para siempre seca sin echarse a perder. Así ese individuo ya no vuelve a tener nacimiento niAa consiguiente muerte. Es decir, se habrá liberado. Convertirse en algo como esa fruta seca dentro del coco es la etapa llamada de Liberación en vida (jivanmuktha).

"La contemplación de la Divinidad `por encima y más allá de todo atributo' es necesaria para el logro de la Liberación en vida. Si esto te resulta difícil o excede tu capacidad, podrás hacer otra cosa. Dedica todo servicio, toda adoración, todo ritual védico y otros votos y vigilias, con todos los frutos que puedas acumular, tan sólo a Mí. Tómame como la meta final, como el objetivo último que transforma todos los actos en adoración; fija tu mente en Mí, medita en Mí; Yo entonces vertiré Mi Gracia y te transportaré a través del océano de la vida; te favoreceré ayudándote a alcanzar la meta que buscas. ¡Arjuna! No es tarea fácil fijar constantemente la mente en Mí. No todos pueden lograr éxito en eso. Por prolongada que sea la práctica, es difícil mantener la mente fija en Mí, sin desviarla hacia otras cosas o ideas.

"Podrías por ello preguntar: `¿No contamos con algún otro medio?' Mi respuesta es: 'Sí, sí lo hay'. Aun aquellos que están anhelantes de ocuparse en actos que me complazcan pueden establecerse en la conciencia del Alma y obtener la Liberación. Mediante la oración, la recitación de Mi Nombre, la adoración de la gloria, el servicio, etc., los pecados del pasado pueden quedar borrados y la conciencia interna depurada de impulsos e instintos; entonces la luz de la Sabiduría brillará, conduciendo a la Liberación de las tinieblas."

Es necesario que los lectores reflexionen sobre este punto, pues sólo pesando los pros y los contras es como se llega a conclusiones de valor. Consideren, por ejemplo, la diferencia entre la devoción según la describe el sentir popular y la devoción según la define el Señor. Popularmente, la devoción se describe como una actitud genuina hacia el Señor; pero connota mucho más que esto.

La devoción hacia el Señor es sólo una forma de disciplina para alcanzar la meta. El buscador no debe detenerse en la adquisición de la devoción; debe prestar atención, no tanto a la devoción o amor que él tenga hacia el Señor, ¡sino al Amor y a la Gracia que el Señor le otorgue a él! Debe estar siempre deseoso de descubrir cuál conducta, cuáles actos suyos serán más placenteros para el Señor, aquellos que lo llenen de Bienaventuranza. El indagar, el anhelar eso, el llevar a cabo lo que asegurará este objetivo ocupándose en actos conducentes a alcanzarlo ésa es la verdadera devoción.

Pero la gente, en general, no persigue este ideal de devoción ni piensa en sus implicaciones. Prestan atención solamente al amor que el devoto tiene por el Señor, y en su proceso, ¡no prestan mucha atención al Dharma y al karma que el Señor aprueba o aprecia! Por eso Krishna dice: "El karma que complace al Señor es superior al karma que cumple los anhelos del devoto". Lo que sea que el devoto haga, piense, planee u observe, ello debería atraer la Gracia de Dios. No debería sujetarse a su propia voluntad; debería estar de. acuerdo con la voluntad de Dios. El devoto debe poner a prueba cada pensamiento y sentimiento suyo en la piedra de toque de las preferencias declaradas por el Señor.

El Gita declara que aun cuando una persona tenga profunda devoción hacia el Señor, no podrá llamársele devoto si vive sin atender a Sus mandatos; es decir, el Dharma señalado en los Sastras que incorporan Sus órdenes reveladas a los santos y videntes. Es en este sentido que Krishna usa la palabra "pleno de devoción" cuando en el Gita declara: "A aquel que está pleno de devoción, a ese devoto amo Yo" ("Bhakthiman yah sa me priyah").

Por otro lado, cualquiera que sea el acto ejecutado por el devoto, éste no debe sentir que es "su karma"; Krishna dice que debe concebirse como "karma para el Señor por el Señor". Generalmente la gente siente que algunos actos son "suyos" y otros son "del Señor". Esa no es una característica del verdadero devoto. Si todos los actos se experimentan como del Señor, no estarán manchados por el egoísmo o la mácula de "lo mío".

La devoción ha de identificarse como la disciplina que elimina el egoísmo y las limitaciones del "yo" y de "lo mío". Esa es la razón por la cual el devoto es definido por los que saben como "no separado" de Dios. En todo tiempo y bajo cualquier circunstancia, los actos y sentimientos deben estar centrados en Dios. En cambio, si sólo cuando se está agobiado por la miseria, la preocupación y la pérdida, uno clama: "¡Oh Dios! Sálvame, rescátame de esto", y habiendo ya pasado esto, se hunde de nuevo en asuntos objetivos, esclavizado por metas mundanas, muestra una conducta condenable.

Esta es la enseñanza del Gita. No has de adorar a Dios como una medida de emergencia. Cuando la lengua está enferma y no disfruta e,1 alimento, la gente se procura encurtidos picantes; así también, ¡cuando el pesar la aflige, la gente busca a Dios! Esta clase de devoción interesada es común hoy día, quizás debido a la influencia de la hipocresía fundamental de esta era. Una hueca devoción con miras a exhibir la fuerza de su apego por el Señor, por desgracia, es evidente hasta en los "grandes" aspirantes y personas que han renunciado "a todo" por El, a quien consideran como su "todo". Para muchos, la devoción es como un velo que se ponen cuando van en peregrinación, o al acercarse a los mayores o al visitar los templos. Una vez de regreso a casa se despojan del velo y, con él, de todas las ideas y sentimientos de reverencia hacia el Señor.

Estas no son sino actitudes exhibicionistas. La devoción, sin embargo, tiene que ser constante y total; es el establecimiento del espíritu en el Señor, en cualquier situación, en todo momento. Muchos aseveran que todos sus actos los dedican a Dios, pero su actitud demuestra que sólo los están dedicando al cuerpo. En vez de dedicarlos a Dios, los dedican a sí mismos, a los cuerpos con los cuales ellos ignorantemente se identifican. Aseveran: "Esto lo ofrezco a Krishna", pero en realidad es una ofrenda a su hijo. "Esta es una ofrenda a Rama", declaran; pero su ansia revela que es una ofrenda para su agrado (raga), su apego, su pasión. ¿Cómo pueden estos actos ser dignificados por la palabra entrega u ofrenda?

La entrega inspira al cuerpo, a la mente y al lenguaje. Si lo que hablan no es aprobado por la mente y lo que tienen en la mente no es sinceramente puesto en acción, entonces todo se convierte en mera hipocresía. Convénzanse de que el hacedor; el acto y la actuación son todos El. Sean, por tanto, devotos de El, no de la riqueza, de la esposa y de los hijos.

Dondequiera que su mente se adhiera, ahí permanecerá también su devoción. La devoción es pura como las aguas del Ganges; el karma es como el agua del Yamuna. Y el Conocimiento es como el Sarasvati, que fluye secreta y misteriosamente bajo la tierra y se santifica al fundirse con los otros dos. Es la confluencia de estos tres lo que se llama Triveni. Significa tanto la desaparición de la mente como la armonía y el "volverse uno" de los tres gunas, que origina la destrucción del ego.

Sin embargo, hay muchos que ignoran estos hechos fundamentales. Se meten en el agua dos veces al día, ejecutan los ritos de la mañana, del mediodía y de la tarde, rinden culto a los dioses del hogar; con ceniza o pasta de sándalo se dibujan líneas sobre las cejas, los brazos y el pecho; se pintan con azafrán puntos en la cara, usan hilos de cuentas y rosarios alrededor de su cuello; como errantes andan de templo en templo y van de un maestro espiritual a otro. Deambulan por los alrededores de los santuarios. Asisten a muchas conferencias, a recitales puránicos (donde describen los poderes y hechos de Dios) y a lecturas de las Escrituras. Lo que más podemos decir de tales personas es que están ocupadas en buenas actividades; pero no podemos decir que sean devotos.

La devoción no tiene ninguna relación con el vestido y el habla. Sobre la base de la mera vestimenta y la religiosidad en la expresión, no podemos llamar a una persona "devoto del Señor". La devoción es una cuestión de conciencia interna, de sentimiento, más que de conducta externa. Donde hay humo, puede inferirse que hay fuego. Pero hay algunas clases de fuego que no echan humo, aunque no hay humo que no se origine del fuego. Existe la posibilidad de que se ejecuten actos sin sentimiento; pero no puede decirse que todo sentimiento necesariamente tenga que expresarse por medio de una acción. Aun sin pompa y exhibición, es posible tener sentimientos sinceros. El sentimiento puro es lo importante. La mera actitud pomposa es indudablemente contraria al progreso, ¡si es que se aspira siquiera al progreso!

La pregunta que hizo Arjuna produjo esta respuesta ulterior: "Por supuesto, hay dos clases diferentes de devotos: el adorador de Lo con Forma (saguna bhaktha) y el adorador de Lo sin Forma (nirguna bhaktha). Entre los devotos, el afligido, el buscador de bienes materiales y el inquiridor, todos están anhelantes por los aspectos con Nombre y Forrria de la Divinidad. Del mismo modo que para iniciar un acto propicio se coloca primero el pie derecho, así también debe colocarse el pie derecho de la devoción hacia Lo sin Atributo para lograr la Liberación. Eso es lo "plenamente auspicioso". Esto quiere decir que sólo la práctica enfocada hacia la Divinidad sin Forma da la iluminación. Ambos aspectos tienen valor y son indispensables. ¿Cuánto tiempo se puede tener un pie adentro y otro afuera? Aun cuando eso fuera posible, ¿de qué serviría? Entonces, hay que adoptar la devoción hacia Lo con Forma como práctica, con la devoción a Lo sinForma como la meta por alcanzar".

Pule verse el Universo entero como Dios o pueden verse como separados y distintos. Pero ambos son lo mismo. Puede verse la tela como hilo, o hilo y tela como entidades separadas. Pero, cualquiera que sea el punto de vista, el hilo es tela y la tela es hilo.

Ver al hilo como algo distinto de la tela es como adorar a Dios con atributos. Ver al hilo como incluido en la tela y a la tela como una conjunción de hilo, y a ambos como idénticos, es adorar al aspecto de Dios sin atributos.

Esta devoción no es algo que pueda importarse de alguna otra parte; no es algo que pueda ser provisto por alguien. No crece en la Tierra ni cae del Cielo. Surge dentro de uno mismo; es apego desinteresado al Señor. El apego, el amor que es inherente al hombre, no debería fluir indómito por canales diversos; debería fluir ininterrumpidamente en dirección hacia Dios y entonces se volvería un acto de devoción. Este amor está en todo ser viviente; en aves y bestias, en insectos y gusanos... todos tienen amor inspirándolos, llenándolos en el grado que es el apropiado para cada uno. En síntesis, la Vida es Amor y el Amor es Vida.

Cada miembro de todas las especies vivientes tiene un amor polifacético por sus descendientes, sus ascendientes, sus comodidades y guías, su alimento y bebida, sus alegrías y juegos. Cada uno de estos tipos de amor o apego tiene un nombre distinto y correspondiente según los objetos sobre los cuales se fije. Se le llama afecto cuando se dirige a la descendencia; se le llama compasión cuando se dirige a personas que son menos afortunadas; camaradería cuando fluye hacia iguales; apego cuando se extiende a bienes o lugares; se convierte en fascinación en algunos casos, en amistad en otros. Cuando se dirige hacia los mayores, maestros y ascendientes, se vuelve reverencia, humildad, etc.

Pero la devoción es una palabra que se usa únicamente para designar el amor cuando se dirige al Señor. Cuando este amor se desintegra en muchas corrientes que fluyen en muchas direcciones y hacia muchos puntos, ocasiona solamente pesar, pues entonces se fija en cosas temporales.

Al contrario, si dejan que el amor fluya en forma concentrada hacia el océano de la Gracia del Señor, esta práctica puede llamarse devoción. ¿Por qué desperdiciar la vida en los amargos pantanos (samsara) de lo transitorio? Esfuércense más bien por alcanzar el vasto océano de la Gracia. Ahí se realizan, logran el estado de Existencia Conciencia Bienaventuranza (Sat Chit Ananda) o Dios (Brahman). ¡Cuán sagrada es esta consumación! ¡Cuán plena de felicidad!

Las pastoras se esforzaron y obtuvieron éxito en esta práctica. En cada momento y bajo cualquier condición, cada pensamiento, palabra y obra de las gopikas era dedicado a los Pies de Loto del Señor Krishna. Por eso es que a las gopikas se les llama yoguis. Cuando el mismo Señor Krishna se dirige a las gopis como yoguinis, podrán ustedes juzgar la altura de la práctica espiritual que ellas habían alcanzado.