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Libros escritos por Sai Baba

9. El ascenso de Krishna

EL ASCENSO DE KRISHNA

Dharmaraja, sufriendo aún la pena de la partida de sus tíos Dritarashtra y Gandari, tuvo otro golpe de insoportable dolor que se le clavaba como agujas bajo las uñas. Hacia cualquier lugar que miraba empezó a encontrar malos augurios para su reino. Se dio cuenta que en muchos actos alrededor de él había tintes de falsedad, crueldad e injusticia. Encontraba esto a cada paso y esto confundía su mente.

Como resultado, empezó a posesionarse de él una angustia inexplicable. Su cara palideció de aprehensión y se notaban en él los signos de la constante agitación y ansiedad. Al observar esto. Bhima, Nakula y Sahadeva empezaron a contagiarse de esta agitación, por lo que se acercaron a su hermano mayor y le expresaron sus deseos de saber las razones de su extraña tristeza. Se posaron ante Yudishtira con las palmas de las manos juntas y le preguntaron: °¡Señor y maestro! Día tras día observamos tu semblante cada vez más sombrío, pareces estar sumido en una preocupación muy profunda y te hundes más y más cada hora que pasa. Te has debilitado tanto que no puedes pararte firmemente. Si alguno de nosotros te ha causado algún dolor, por favor, dínoslo; cuidaremos mucho de no volverlo a repetir, te pedimos por favor que nos perdones. Si todo esto es debido a alguna otra cosa, sólo tienes que decírnoslo y nosotros lo corregiremos aun al costo de nuestra propia vida para restaurar la paz de tu mente. No es correcto dejarte llevar por el sufrimiento teniendo a héroes obedientes y de tal fama como nosotros. Corregiremos a quien sea, no importa cuán grande o poderoso pudiera ser. Sólo tienes que informarnos lo que sucede y decirnos lo que debemos hacer".

Dharmaraja les contestó: "¿Qué puedo decirles, queridos hermanos? Veo cosas nefastas por todos lados. Desde las casas de los ciudadanos ordinarios hasta la de los ermitaños, sabios y ascetas, donde quiera que pongo mi vista sólo veo cosas de mal agüero, nefastas, siniestras, la negación del gozo. Argumentaba dentro de mí que esto era sólo el resultado de mi imaginación torcida y traté lo mejor que pude de infundirme confianza y valor. No me gusta dar rienda suelta a mis temores, pero en esta ocasión no tuve éxito; al recordar esas escenas, mis temores se volvieron aun más intensos.

"Para agravar mi tristeza, yo mismo presencié escenas que son contrarias a los códigos establecidos por la moral y la rectitud (Dharma). Estos sucesos no sólo han llegado a mí, también las cortes de justicia del reino han recibido peticiones y quejas mostrando injusticias, errores, iniquidades y malas acciones, lo cual me preocupa profundamente.

Vi algunas situaciones que son aun peores. Ayer en la tarde, cuando regresaba de un recorrido por la ciudad, ¡vi a una vaca negándose a alimentar a su ternera recién nacida! Esto es muy extraño y contrario a la naturaleza. Vi también a algunas mujeres en el mercado vagando cínicamente. Esperaba que al verme correrían hacia sus casas, pero no, no sucedió así. No tuvieron ningún respeto por la autoridad, se comportaron como si yo no existiera y continuaron hablando sin ningún recato con los lugareños. Presencié todo eso con mis propios ojos. Luego simplemente continué mi camino lejos de ese horrible lugar.

Muy cerca de la residencia real, cuando estaba a punto de entrar, ¡me di cuenta de un brahmín que vendía leche y yogurt! Vi a la gente que salía de su casa y cerraba las puertas con trozos de hierro para que no pudieran ser abiertas (evidentemente se refería a los candados, que eran objetos totalmente extraños en el reino de Yudishtira, donde nadie temía a los ladrones). Mi mente está consternada por estas trágicas transformaciones".

"Traté de olvidar este tipo de incidentes y empecé a celebrar los rituales de la tarde, el sagrado rito del ofrecimiento de las oblaciones al fuego sagrado y... ¿saben qué sucedió? ¡El fuego no pudo ser encendido a pesar de todos mis esfuerzos! ¡Oh, qué calamidad fue esto! Mis temores de que esos sucesos presagiaban alguna gran catástrofe se afirmaron también por otros incidentes. Ellos confirmaron mis premoniciones a cada minuto. Me encuentro muy débil para superarlos. Creo que la Era de Kali (La Era del Mal) ha empezado ya o está a punto de comenzar.

Porque, ¿de qué otra forma podemos explicar hechos como éste? Una mujer se peleó con su esposo, discutió y pidió ante la corte que debería permitírsele ir con sus padres y abandonar a su esposo. ¿Cómo podría encarar yo tal petición en la corte, para que se le permitiera disolver su matrimonio e irse a casa de sus padres, abandonando a su consorte? ¡Una petición de tal naturaleza fue admitida ayer en la corte de justicia! ¿Cómo puedo ignorar cosas tan abominables?

Pero; ¿para qué ir tan lejos con este tipo de sucesos? Ayer los caballos del establo real empezaron a llorar, ¿los escucharon? Los criados nos informaron que estaban derramando lágrimas copiosamente. Sahadeva trató de averiguar las causas de su profundo sufrimiento, pero no pudo descubrir nada porque estaba impactado por la sorpresa y la consternación. Estos son indicios de una destrucción indiscriminada, no de un peligro menor o de un pequeño mal". Dharmaraja puso su barbilla sobre la parte superior de su brazo y descansó un momento ensimismado en sus pensamientos.

Bhima no dio lugar a la desesperación, se rió con un tono de burla y comentó: "Los incidentes y sucesos que nos mencionas pueden haber sucedido, no lo niego, pero, ¿cómo pueden éstos traernos un desastre? ¿Por qué tenemos que abandonar todas las esperanzas? Todas estas anormalidades pueden ser corregidas con medidas administrativas y su reforzamiento. Es realmente sorprendente que estés preocupado por estas pequeñeces, que pueden ser arregladas por nosotros. ¿O lo que temes es el inicio de otra guerra inminente? Tal vez estás angustiado por las acciones violentas que puedan producirse si se revive la guerra. Esto es imposible, porque nuestros enemigos han sido exterminados junto con sus parientes y aliados, sólo nosotros cinco sobrevivimos y podemos buscar amigos o enemigos únicamente entre nosotros mismos. La rivalidad no podría brotar entre nosotros ni en sueños. Entonces, ¿por qué tu ansiedad? No puedo entender por qué estás abatido. La gente se reirá de ti cuando ve que tomas estas pequeñeces tan a pecho y pierdes tu paz mental". Bhima dijo esto y cambiando su poderosa maza de la mano derecha a la izquierda, se rió con una carcajada que era mitad burla.

Dharmaraja respondió así: "Tengo la misma inteligencia y razonamiento que tú tienes para estas cosas. No tengo un ápice de miedo de que los enemigos puedan vencernos, ¿no derrotamos a notables guerreros como Bishma, Drona y otros que por sí solos y con una sola flecha podían destruir los tres mundos? ¿Qué puede hacer un enemigo contra nosotros? ¿Y qué podría inquietarnos después de que hemos soportado aun las peores calamidades con fortaleza? ¿Cómo podría surgir ninguna diferencia entre nosotros ahora, si permanecimos tan firmes en los días de desaliento?

"Tal vez ustedes sospechan que estoy asustado porque algo pudiera pasarme a mí en lo personal. No, nunca estaría agitado por ninguna cosa que pudiera sucederme, porque este cuerpo es una burbuja sobre las aguas, está compuesto por los cinco elementos que esperan ser disueltos en sus componentes. La disolución debe ocurrir algún día, está destinado a caer, a descomponerse, a reducirse a cenizas o a todo; no pongo atención a su destino final.

Mi única preocupación es acerca de un asunto en particular y debo revelárselo a ustedes, sin ninguna intención de encubrir la seriedad que encierra. Escuchen; han pasado más o menos siete meses desde que nuestro hermano Arjuna partió hacia Dwaraka y a pesar de esto, no hemos tenido ninguna noticia acerca del estado y salud del Señor de Dwaraka. Tampoco ha enviado algún mensajero, o cuando menos un recado en donde nos avise si llegó a Dwaraka. Por supuesto que no estoy preocupado en lo más mínimo acerca de si Arjuna llegó o no llegó a Dwaraka. Sé bien que ningún enemigo puede enfrentársele. Más aun, si algo desfavorable le hubiera sucedido, con seguridad Sri Krishna nos habría enviado algún mensaje, no hay duda de esto; es por ello que confío en que no hay razón para estar preocupado por él.

Pero debo confesarles que lo que me tiene preocupado es el Señor mismo. A cada minuto que pasa mi ansiedad crece. Mi corazón está sufriendo una angustia insoportable. Estoy agobiado por el temor de que él haya abandonado este mundo y haya retornado a su morada permanente. ¿Qué razón de mayor peso puede existir para estar afligido?".

"Si esta calamidad ha sucedido realmente, no continuaré reinando en estas tierras, afligido por la desaparición del Maestro. Porque para nosotros, los Pandavas, Vasudeva representa nuestros cinco aires vitales juntos; cuando El se vaya, no seremos sino cadáveres desprovistos de vitalidad. Si el Señor estuviera sobre la tierra, esas señales ominosas no se atreverían a revelarse. La injusticia e iniquidad sólo pueden actuar libremente cuando El está ausente. No tengo duda acerca de esto. Mi conciencia al respecto es clara, algo me dice que esto es verdad".

Cuando Dharmaraja dijo esto, los hermanos cayeron en un profundo abatimiento, perdiendo todo indicio de ánimo. Bhima fue el primero en recuperarse lo suficiente para hablar, se infundió ánimos y a pesar de que el ambiente de tristeza lo sofocaba, dijo: "No puedes deducir toda esa terrible calamidad y empezar a imaginarte una catástrofe sólo porque Arjuna no ha regresado o porque no hemos tenido noticias de él. Debe haber alguna otra razón del silencio de Arjuna; quizá el propio Krishna pudo haber olvidado informarnos. Esperemos y busquemos la respuesta más adelante, no nos dejemos llevar por las fantasías que puede tejer una mente nerviosa. No permitamos que la disfrace con la vestimenta de la verdad. Me siento obligado a decir esto porque el nerviosismo en uno mismo es siempre capaz de modelar dichos temores".

Sin embargo, Dharmaraja no tenía ánimos para aceptar esas razones y le respondió: "No importa lo que digas; por muy agudos que sean tus argumentos, siento que mi interpretación es correcta. ¿O de qué otra forma podría surgir en mi mente una idea de tal naturaleza? Mi hombro izquierdo ha empezado a temblar, vean. Es un signo que confirma mis temores de que esto ya ha sucedido realmente. Ustedes saben que es un mal augurio cuando a un hombre le tiembla el hombro izquierdo o a una mujer el derecho. Actualmente ha estado sucediendo en mi cuerpo, lo cual es una mala señal. No solamente ha empezado a vibrar mi hombro sino todo mi ser, mi cuerpo entero, mi mente y mi inteligencia también tiemblan ahora. Mis ojos se oscurecen lentamente y estoy rápidamente perdiendo la vista. Veo al mundo como un huérfano que ha sido desprovisto de su guardián y Señor. He perdido la facultad de oír, mis piernas flaquean irremediablemente. Mis miembros se han petrificado, no tienen vida.

¿Qué mayor prueba necesitan para estar seguros de que el Señor se ha ido? Créanme, queridos hermanos, aunque no lo acepten, los hechos no cambiarán. La tierra está temblando bajo nuestros pies. ¿No escuchan los lúgubres ruidos que emite el agonizante corazón de la tierra? Los estanques y lagos se estremecen y forman oleaje. El cielo, el aire, el fuego, las aguas y la tierra están lamentándose de su suerte y destino, pues han perdido a su Maestro.

¿Cuántas evidencias más necesitan para convencerse? En unos días más vendrán las noticias de que en alguna parte de nuestro reino han caído lluvias de sangre".

Al escuchar estas palabras, torrentes de lágrimas surcaban las mejillas de Nakula y Sahadeva. A pesar de que se erguían ante su hermano, sus corazones estaban destrozados por el dolor y no pudieron permanecer de pie porque sus piernas flaqueaban.