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Discursos dados por Sai Baba

03. 22/01/67 Las lámparas encendidas con la misma llama

Las lámparas encendidas con la misma llama

Las lámparas encendidas con la misma llama

22 de Enero de 1967

Prashanti Nilayam

Su hermana de América les estaba hablando acerca de sus experiencias como practicante y maestra de yoga. Hay dos caminos para la realización: la oración y la meditación. La oración hace de ustedes suplicantes a los pies de Dios; la meditación induce a Dios a venir a ustedes y los inspira para que se eleven hacia Él. Esto contribuye a que se unan, no a colocarlos a uno en un nivel inferior y al otro en uno superior. La meditación es el camino real para la liberación de la esclavitud, aunque por la oración también pueden ganar el mismo fruto. La meditación necesita de concentración, una vez que se hayan controlado las exigencias de los sentidos.

Deben visualizar ante su ojo interno la forma divina que han elegido para su contemplación. O, como lo dijo Indra Devi ahora y como lo está enseñando a sus alumnos en Occidente, pueden elegir me ditar en una llama, una llama de luz recta. Visualícenla expandiéndose en todas direcciones, creciendo cada vez más, cubriendo a todo y creciendo dentro de ustedes, hasta que no haya nada más sino la luz. En la gloria de esa luz omniabarcante, todo odio y toda envidia, que son la progenie de la oscuridad, desaparecerán. Sepan que esa misma luz (jyothi) está en todos. Aun aquel que ustedes están tratando como su peor rival tiene esa misma luz en el fondo de su corazón.

Cuando ven en una casa, en las paredes del salón de oración, una imagen mía, ¿no sienten surgir una ola de reverencia y hermandad dentro de ustedes? Pueden no amar al dueño de la casa, por alguna razón, pero esta imagen lo acercará más a ustedes aunque pueda ser su rival en el campo profesional. Así también, sepan que cada persona tiene en el fondo de su corazón una imagen del Dios que ustedes reverencian. Reconózcanlo y reconcilien sus malentendi dos; cierren todas las brechas y sean hermanos en el peregrinaje, alentándose e inspirándose el uno al otro en el arduo camino.

O, si me tienen a mí como objeto de su meditación, siéntense en una posición cómoda, que no sea ni forzada ni suelta; dejen que su mente more por algún tiempo en algunos himnos de alabanza o incidentes de las historias sagradas, de manera que puedan aquie tar y dominar los sentidos que se escapan por las redes de las preocupaciones mundanas. Entonces, con el Nombre en la lengua, traten de dibujar con el pincel de su emoción y la mano de su intelecto una imagen de Swami, lentamente, desde el pelo hasta la cara y el cuello, deteniéndose un tiempo en la contemplación de cada detalle a medida que se vaya dibujando, y cuando esté com pleto el retrato, empiecen desde los pies hacia la cabeza de nuevo, de manera que su atención no se desvíe ni por un momento de la forma sobre la cual prefieren meditar.

Por este medio, su mente nunca podrá desviarse. Cuando se hace una imagen dorada de Ganesha, por ejemplo, la cabeza es oro, los pies son oro, la tela de seda que lleva también es oro.

Cada parte de la imagen dibujada es divina. Esta imagen debe, por este proceso de concentración, quedar impresa en el corazón, de tal modo que, como una fotografía impresa en papel, no pueda ser desprendida o borrada. No cambien la posición en la cual empezaron a dibujar; no dibujen hoy un Swami de pie y mañana uno caminando o hablando. Si es Krishna, no cambien del niño con mantequilla en su mano al pastorcillo con una flauta, o con el monte Govardhana levantado sobre su cabeza, o al Maestro del Gita como auriga. Tengan una sola forma y ésa será suficiente ayuda.

Se envían las invitaciones, las bandas tocan la música, se izan los pabellones, los huéspedes son alimentados, se hacen anuncios, todo con la intención de tener la mayor cantidad de testigos para la unión del novio con la novia. Similarmente, los festivales, días sagrados, votos, ritos, peregrinaciones, ayunos, todos son para invocar las bendiciones de lo bueno y divino sobre el matrimonio del alma con el Alma Suprema. El rito fundamental es simple: el reconocimiento por el alma de que es el Alma Suprema dominada por la ilusión de que no lo es. El engaño de que hay dos debe desaparecer; todo es uno. Ésta es la etapa de samadhi, la conciencia estable, sin nive les ni fluctuaciones, carente de altibajos.

Indra Devi les dará instrucción en prácticas de yoga, pero quiero enfatizar que deben tener mucho cuidado en mantener la mente del estudiante de yoga libre de manchas. La mente es como una cámara; cuando es enfocada hacia cualquier objeto y disparada, la imagen de ese objeto se imprime en la película. Así que estén siempre vigilantes; enfóquenla siempre hacia el más sagrado de los objetos, Dios, y entonces disparen. Si el sagrado Ganges está cerca, ¿por qué revolcarse en las aguas negras? Contemplen a Dios en cualquier forma y manténganse puros. Fúndanse con toda la creación; per mitan que la totalidad de la creación entre por los portales de su mente en una feliz y alegre reunión familiar. La envidia, que como el muérdago chupa toda la vitalidad de la práctica espiritual, puede entrar reptando apenas sientan a su vecino diferente, distinto, in quietante. No sienten que su mano es una molestia, porque es suya, una parte de ustedes; su vecino es también ustedes en igual medida. Todos los hombres son lámparas encendidas con la misma llama que es Dios. De una diminuta semilla nace el gigantesco baniano que produce billones de diminutas semillas. Sólo Dios conoce el secreto de su propia poderosa majestad. De una semilla llamada Brahman ha emanado todo este universo, con cada nación como sus ramas y cada individuo como una sola semilla. Es por esto que se dice que Ishvara reside en la región del corazón en todos los seres. La semilla es dura dentro de la fruta; cuando ésta se pudre, la semilla no se pudre. El Atma es inafectado por los cambios en la constitución del cuerpo. El hombre ha venido con una asignación definida de tiempo para dedicarse a actividades que le otorgarán la liberación y lo fundirán en lo Universal del cual él es una gota. Recuerden esta misión.

La hora, la regularidad de la ocasión, es un factor importante en Dhyana, la práctica yóguica de la meditación. Háganla a la misma hora cada día. Si por cualquier razón, digamos un viaje en tren, no pueden mantener su programa, recuerden a Prashanti Nilayam a la misma hora; traigan a su memoria la emoción de meditar allí a esa hora y llénense de la santidad que surge de ese recuerdo. Esto les dará tanta alegría como la verdadera meditación en Prashanti Nilayam.

Sepan que lo externo es sólo el reflejo de lo interno. Bimba (la imagen) está dentro y el mundo externo no es sino pratibimba, su contraparte. Vean al Señor dentro; vean el mundo como el reflejo que él proyecta. Este solo conocimiento otorga la liberación.

¿De qué beneficio es recubrir todas las paredes de su casa con imágenes de Swami si él no está instalado en su corazón? Declaran que Swami es Sarvantaryami, el Morador Interno de Todos, que él motiva, desde adentro, cada pensamiento, palabra y acción; gri tan:

«Swami, ¿no conoces mi dolor?»; no gritan: «Swami, ¿no te das cuenta de mis errores?». ¡Éstos se atreven a esconderlos de mí, como si yo no supiera! Esa devoción es puro teatro, sólo exhibicionismo.

Pueden tener una puerta finamente pintada, pero si ha sido car comida por el comején, se desintegrará al primer golpe. Velen por que sean fuertes, duros, inquebrantables por dentro; no se necesita ningún brillo externo. Hagan que las raíces penetren profundo has ta el verdadero corazón de su ser.

El aspirante que va por el camino de la devoción encuentra en las puertas de la mansión del Señor al perro guardián, a la ilusión (maya), que bloquea su entrada. Él debe gritar en su desamparo:

«Swami, ven y déjame entrar», para que el Señor, en su divina misericordia, baje, aleje al perro y le dé eterno refugio en su presencia.

El sabio, por el contrario, domina al perro volviéndose él mismo el amo.

Indra Devi dijo que cuando mediten en la lámpara y la llama, deben visualizar a la luz expandiéndose e iluminando a padres, parientes y, después, amigos y aun enemigos. No hay necesidad de acordarse de las relaciones físicas, que son casuales; convénzanse de que la luz dentro de ustedes se está derramando por todo su alrededor, abarcando a todos, encendiendo millones de lámparas en todas las tierras y todos los climas. Remuevan la dureza, la insensibilidad que esconde y ahoga la luz dentro de ustedes; ésa es la tarea más difícil y más importante para un aspirante. La llama del Atma brillará solamente cuando la identificación con el cuerpo esté ausente. ¿Cómo puede el Atma brillar si se identifican con su envoltura material?

La realidad es sólo el Paramatma. Tuvo el primer indicio de deseo:

«Soy el Uno, que sea muchos» (Ekoham bahushyam), y todo esto se manifestó de Aquello, por Aquello, pues no había nada que no fuera Aquello. Este cuerpo es como la lámpara de barro, en la cual los impulsos heredados de nacimientos anteriores son el aceite y el ego es la mecha. Cuando el conocimiento (jñana) la enciende, el aceite se consume cada vez más rápido y la lámpara arde cada vez más brillante. Finalmente, cuando todo el aceite se agota, la mecha también se consume. Entonces la lámpara de barro se tira y se vuelve polvo.

No traten de empezar el servicio social a menos que hayan gana do ustedes mismos esta bienaventuranza (ananda) y paz (shanti). Primero deben ocuparse de sí mismos, después pueden ayudar. El amor es Dios, vivan en el amor. ¡La gente se monta en elefantes y va a las reservas de vida salvaje para observar a los elefantes! Estando montados en elefantes, buscan elefantes en otra parte. Así también, el hombre, siendo él mismo la residencia de Dios, busca a Dios fuera de sí en los complejos enredos de la naturaleza.

Vean al ideal divino en todos. Ramakrishna Paramahamsa no regañó al gato cuando éste se bebió la ofrenda de leche colocada ante la Madre Kali en el templo; él lo vio como a la Madre.

Cuando Kumaraswami vio la marca de una uña en la mejilla de Parvati quedó sobresaltado; al preguntarle, su Madre le dijo que él mismo era el causante, pues había pellizcado y arañado a un gato mientras jugaba, no sabiendo que todos los seres son la Madre en aquellas formas. En cada ser está Sai, de modo que no odien a nadie, no sean duros con nadie. No hagan a otro lo que no les gusta que les hagan, pues el otro es en verdad ustedes mismos.

Aun si otro usa un lenguaje soez en contra de ustedes, sigan siendo tranquilos y suaves; digan: «Oh, me sorprende mucho que mi comportamiento le haya causado esa impresión». Sonrían en respuesta, no lo tomen a pecho; recuerden que ni Swami está libre de estos seres raros que se regodean en decir falsedades. Sonrían cuando oigan esas injurias y mantengan la calma. Ésa es una señal de que su meditación está progresando rápidamente.

Preserven su salud mental mediante este supremo desapego; preserven su salud física también, pues la mala salud puede ser una gran molestia para el aspirante, un gran obstáculo. El cuerpo rehusará ser ignorado; llamará la atención sobre sí mismo si está acosado por la enfermedad. El cuerpo es el carro, los sentidos son las partes mecánicas, y con la gasolina de la práctica espiritual debemos mantenerlo en funcionamiento. Cuando terminen su meditación, no se levanten inmediatamente. Aflojen lentamente la tensión, masajeen las coyunturas un poco, si es necesario; después de que se hayan quitado la tensión, siéntense quietamente en el mismo lugar y traigan a su mente una vez más la emoción de la meditación y repitan: “Om, Shanti, Shanti, Shantihi”, sintiendo la paz dentro de ustedes.

Hoy es martes, un día llamado Mangala-vara, el auspicioso. Se llama así porque en un día como éste Hanumán le dio a Sita la buena noticia de que Rama venía para salvarla. Ella declaró: «¡Que este día sea llamado Mangala a partir de ahora!». Ese día fue el día de la semana cuando Ravana, la fuerza del mal que causaba tanto terror, fue dominado y muerto por Rama. Por eso los bendigo para que ustedes también dominen y destruyan las malas tendencias y actitudes y progresen rápido en el camino de su sadhana.

Prashanti Nilayam, 22-I-67