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Discursos dados por Sai Baba

09. 23/05/02 Dios no tiene forma específica

DIOS NO TIENE FORMA

DIOS NO TIENE FORMA

23 de Mayo de 2002

Sai Ramesh Hall – Brindavan

CURSO DE VERANO SOBRE CULTURA Y ESPIRITUALIDAD INDIA

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"Un árbol puede ser modelado sin torcedura o recodo.

Una piedra puede ser modelada sin defecto alguno.

¿Podemos modelar la mente sin defecto alguno?

La palabra de Sai es la palabra de la verdad."

¡Encarnaciones del Amor!

Nuestro Director Me ha pedido que hoy les hable de los tres ‘âkâshas’ o infinitos. Aquello que no puede verse con el ojo, que no puede ser oído por el oído y no puede ser expresado por las palabras representa el reino del âkâsha. No puede ser comprendido por la mente tampoco. El sol y la luna, las nubes y las estrellas pertenecen al reino del âkâsha. Los âkâshas son tres: 1) el bhûtâkâsha, 2) el chittâkâsha, y 3) el Chidâkâsha.

El bhûtâkâsha abarca los fenómenos visibles y los invisibles. Por ejemplo, algunas estrellas son visibles en el cielo; pero hay muchas más que permanecen invisibles. La distancia entre la tierra y el sol es de 91.100.000 millas. El bhûtâkâsha se extiende por un área imposible de calcular. El sol es una estrella y hay incontables números de otras estrellas esparcidas en el cosmos que son del mismo tamaño de nuestro Sol. Puesto que están tan alejadas, aparecen como diminutas estrellas para nosotros. Cada estrella brilla con el esplendor del sol. ¡La luz de estas estrellas viaja a una increíble velocidad de 16.000 crores (1 crore = 10 millones) de millas por segundo o sea 160 mil millones de millas! Hay otras estrellas cuya luz no ha llegado aún a la tierra.

La luz que emana de las estrellas es de una intensidad asombrosa. El brillo no puede resistirlo nada ni nadie sobre la tierra. Nuestro sol imparte sólo una porción de su brillo a la tierra. Ni las enormes estrellas ni el sol ni la luna son capaces de generar esta refulgencia por sí solos. Hay un poder fundamental que es la base de todo esto. Es la iluminación básica de la cual el resto del brillo se origina. Este poder primordial es el del Âtma. Ése permite que brillen las estrellas, el sol y la luna.

Todos los mencionados hasta ahora están incluidos en el bhûtâkâsha. Entonces, ¿qué es el chittâkâsha? Puesto que todo lo que es visible es el bhûtâkâsha, no puede decirse que lo que es invisible pertenece al chittâkâsha. Hay un poder que es invisible, silencioso, imperceptible y eterno. Este poder es el chittâkâsha. En él está reflejado o impreso todo lo que se ve en el bhûtâkâsha. El rango del chittâkâsha es muy pequeño y sutil, mientras que el denso y visible bhûtâkâsha abarca una tremenda extensión. ¡Sin embargo, todo lo contenido en el bhûtâkâsha, aparece en el chittâkâsha como pequeños destellos! Por ejemplo, ven una enorme montaña. Si cierran sus ojos después de verla, podrán visualizar la imagen de la montaña desde el chittâkâsha. Similarmente, las estrellas y el cielo y todo lo que se ve están permanentemente grabados en el chittâkâsha.

La extensión y dimensiones físicas exactas del bhûtâkâsha no han sido estimadas hasta la fecha, pero se puede conocer algo del chittâkâsha. Toda la creación visible está almacenada en el chittâkâsha en una forma sutil. Cada forma y sonido que hay en el chittâkasha es un reflejo de alguna entidad en el bhûtâkâsha. El bhûtâkâsha es perceptible físicamente. Aquello que es perceptible mentalmente es chittâkâsha.

El tercer âkâsha es llamado Chidâkâsha. También es llamado Âtma. El Âtma no tiene forma. No tiene movimiento, no tiene atributos. Está siempre refulgente, victorioso, puro, sin mácula y eterno. Aquel que ha visto este Chidâkâsha es el que ha tenido la experiencia del Âtma. No se requieren calificaciones educativas, erudición o habilidades especiales para ver el chittâkâsha. Por el contrario, nadie puede ver ni siquiera el reflejo o la sombra del Chidâkâsha, no importa cuán grande pueda ser el esfuerzo.

La distancia de varias estrellas es mensurable desde la tierra. Pero hay muchas más que están tan alejadas que van más allá de toda estimación humana. Los científicos han hecho varios intentos de averiguar ese fenómeno. Intentaron llegar al Chidâkâsha con sus exámenes científicos. Todos sus esfuerzos pueden llevarlos, cuando mucho, sólo hasta el chittâkâsha y no un paso más allá. El Chidâkâsha no pudo ser descrito adecuadamente ni siquiera por el Vedanta. La ciencia también falló en sus esfuerzos. Sin embargo, en el Vedanta, en alguna medida, hay disponibles algunos indicios acerca del Chidâkâsha. El reflejo del bhûtâkâsha es el chittâkâsha. Aquello que refleja el chittâkâsha es en sí mismo el Chidâkâsha. La relación entre los tres se puede explicar como sigue:

1. Lo que piensan que son, que es bhûtâkâsha porque contiene todo lo que ven, oyen y experimentan.

2. Lo que otros piensa que son, que es el chittâkâsha, porque se refleja en el ojo de su mente sea lo que sea que contemplen.

3. Lo que son realmente, lo cual es el Chidâkâsha o el principio del Âtma – su verdadera naturaleza. Es la bienaventuranza divina.

La bienaventuranza, el Yo, el reflejo de la Divinidad y el Âtma, significan todos lo mismo. El ‘Yo’ está relacionado exclusivamente con el Âtma. El ‘Yo’ es una palabra de una sola letra. Los Vedas declaran "Ekam Sat Vipraha Bahuda Vadanti" o sea "La Verdad es una sola, pero los eruditos la interpretan de diferentes maneras". El ‘Yo’ es la verdad. Está interpretado de varias maneras por los eruditos. Yo puedo llamar ‘Anil Kumar’ y la respuesta viene ‘yo’. Yo puedo llamar ‘Girigaru’ – una vez más, viene la respuesta desde el otro lado, ‘yo’. De esta manera puedo llamar los nombres de varios centenas de miles de personas, la respuesta será siempre ‘yo’. Esta unidad en la diversidad es el Yo. Es el principio del Âtma o Âtmatattva. Puede explicarse como el cielo o la tierra, etcétera. Es tan íntimamente expansivo que no tiene medida alguna. Los eruditos por lo tanto dicen, "Âkâsham Gaganam Sûnyam". No hay nada más que un espacio vacío en el cual pueden ver algunas pocas estrellas y nubes. Pero, ¿en qué medida pueden verlos? Sólo hasta cierta distancia. Cualquier cosa más allá es invisible a sus ojos. Aquello que no puede verse sino sólo visualizarse es Chittâkâsha. El ‘Yo’ tampoco puede ser visualizado. Nadie puede dar su significado verdadero.

Sin embargo, el Vedanta siempre propone la unidad en la diversidad en todas sus enseñanzas. Por ejemplo, la frase "Aham Brahmasmi", se traduce como "Yo soy Brahmán". La palabra Brahmán sigue a la letra única ‘I’ o ‘Yo’ (en inglés). Cualquier otra palabra tiene que venir después de ‘Aham’. Sin la letra ‘Yo’ la palabra ‘Âtma’ no puede aparecer. Brahmán se origina del ‘Yo’. Por lo tanto la letra ‘I’ o ‘Yo’ significa el principio primordial.

El Vedanta aconseja que aunque uno pueda haber leído escrituras y textos, uno debe todavía hacer todo esfuerzo por averiguar su verdadera naturaleza. Debe repetidamente preguntarse: "¿Quién soy yo?" Esta pregunta no puede ser respondida con su erudición y aplicaciones prácticas. Cuando se les pregunta "¿Quién eres?" responden, "Yo soy Anil Kumar’". ¿A quién le ha sido dado el nombre de 'Anil Kumar’ Sus padres le han dado ese nombre a su cuerpo. ¿Cuál era su nombre antes de que los bautizaren así? No hay respuesta. Por lo tanto, todos los nombres son sólo dados, ninguno de ellos nacieron con ustedes. Les fueron todos añadidos en el momento de su nacimiento para identificarlos en este mundo material. No establecen su verdadera identidad. El Âtma no tiene nombre fijo. Es su propia identidad. No tiene ninguna otra forma.

El bhûtâkâsha y el chittâkâsha, pueden ser discutidos y estudiado en una cierta medida. Pero, el Chidâkâsha no tiene forma ni atributos. ¿Qué nombre y forma pueden ustedes asignarle a Lo Sin Forma? Por lo tanto, ésa es su propia identidad. Nadie puede comprender el verdadero significado de la palabra ‘Yo’. El ‘Yo' no debe confundirse con el ego. El ego tiene forma, pero no el ‘Yo’. El Vedanta describe el ‘Yo’ por la negación. No es el éter, no es el ego, no es el sonido ni ninguna otra cosa parecida. Un maestro una vez le pidió a su discípulo que encontrara quién era él realmente. El día siguiente, el discípulo apareció y dijo, "Maestro, he encontrado la respuesta. Mi nombre es Ramaiah". El maestro, una vez más, le preguntó, "¿Quién eres?" Después de otra indagación, vino la respuesta, "Yo soy el hijo de Mallaiah y el nombre de mi madre es Pullamma". Éstos son todos nombres de varios cuerpos. Ninguno de ellos es su verdadera identidad porque los nombres se relacionan con el cuerpo. Les son útiles para presentarlos en el mundo físico. Sólo un nombre nació con ustedes y no les fue dado. Este es el ‘Yo’. El Âtma y el ‘Yo’ significan lo mismo. Hagan esfuerzos por realizar la naturaleza del ‘Yo’. No necesitan saber nada más. No necesitan decir "yo soy Ramaiah" al anunciar su verdadera identidad. ‘Yo’ es suficiente en sí mismo. No hay necesidad de ninguna palabra más después de ‘Yo’ para reforzar su identidad. ‘Yo’ es único y siempre solo. Hagan realidad este secreto contenido en todo el Vedanta.

El Chidâkâsha no tiene nada que ver con los reflejos, reacciones y resonancias. Está más allá de todos tres. No puede ser identificado ni comprendido con ningún nombre o forma.

Una vez, en Uttar Pradesh, hubo un vendedor de pulseras en la orilla del río Ganges. Un día, una radiante forma emergió del Ganges y le pidió, "Señor, ¿me vendería usted algunas pulseras?" El vendedor de pulseras accedió y sacando algunas pulseras para su tamaño, hizo que ella se las pusiera. La forma dijo, "Yo no tengo el dinero para esas pulseras aquí. Pero, le daré una dirección y las instrucciones para llegar a la casa. Vaya con la persona y cóbrele el dinero. Él es mi padre." El vendedor entonces le preguntó, "Señora, ¿cuál es su nombre? Necesitaré identificarla en su casa para cobrar el dinero." La forma respondió, "Puedes decirles que mi nombre es Ganga" y entonces desapareció.

Tal como le había indicado, el vendedor de pulseras llegó a la casa y le dijo al dueño que había venido para cobrar el dinero que le debía su hija Ganga a quien él había vendido algunas pulseras. El asombrado dueño de casa respondió, "Ni siquiera estoy casado. ¿Cómo entonces podría tener una hija y cómo ella podría comprar pulseras?" El vendedor de pulseras respondió, "La dama estaba ciertamente diciendo la verdad, si no, ¿cómo podría yo haber descubierto y encontrado el camino para su casa? Ella hasta identificó el nombre de usted para mí. ¿Es éste su nombre o no?" La persona convino en que era así. El vendedor de pulsera arguyó, "Si todo esto es verdad, la dama ciertamente no estaba mintiendo". El amo de la casa ni siquiera sabía que él tenía el monto del dinero con él. Él buscó en su escaparate y se asombró al encontrar allí la cantidad exactamente como se lo había dicho. La persona era un ardiente devoto de la Madre Ganges. Estaba emocionado y le dijo al vendedor de pulseras, "¡Señor! Yo adoro a la Madre Ganges. Ella es mi deidad tutelar. Me he ofrecido a ella y por ende he escogido permanecer soltero. Estoy deseoso de ver el sagrado lugar donde usted vio a mi Madre Ganges. ¡Vayamos allá!" El vendedor de pulseras accedió y pronto ambos llegaron a las orillas del río. El vendedor de pulseras rogó ardientemente, "¡Madre! Apareciste ante mí y te llevaste las pulseras. Me guiaste a la casa de tu devoto para cobrar el pago. ¿No te aparecerás de nuevo y me mostrarás tu forma? He venido a ti con gratitud para decirte que he recibido el pago de lo que se me debía." Una voz respondió, "¡Aquí está la bendición que te conferiré por tu gratitud!" y una mano emergió del río, adornada con las recién compradas pulseras. El devoto vio la mano y quedó en éxtasis. Exclamó, "¡Madre! ¿No me mostrarás tu verdadera forma y me santificarás?" Así seguía rogando y orando. La voz respondió, "¡Hijo! No puedo mostrar ninguna forma a nadie. Esto es porque yo no tengo ninguna forma particular. ¡Todas las formas que puedes ver son todas formas de Dios! Dios puede aparecer en cualquier forma que se le pida. Dios mismo no tiene ninguna forma o atributo específico. Yo te mostré mi mano llena de pulseras sólo como prueba de que he comprado de verdad las pulseras y que debes pagarle al vendedor." El devoto vio la mano; se emocionó ante la gracia que le había sido conferida y dijo, "¡Madre! ¡He visto por lo menos tu mano y he sido santificado! No deseo nada más en esta vida", y cayó al Ganges y expiró su último aliento.

La divinidad siempre asume la forma que el devoto visualiza y que desea. Nadie puede realmente fijar y estimar cómo luce la Divinidad, porque no hay ninguna forma en absoluto. Ramakrishna Paramahamsa también tuvo una experiencia similar. Él se estaba quedando en Kamarpakur. Fue presa de un fuerte deseo de tener el darshan de la Diosa Kali. Incapaz de soportar más el dolor de la separación, intentó cometer suicido saltando al Ganges. ¡Sorprendentemente, no importó cuán lejos caminara en el río, encontraba que el agua sólo le llegaba hasta las rodillas! Él oró, "¡Oh, Madre del Universo! ¿Por qué me estás probando de esta manera? ¿Por qué no me revelas tu forma? ¿Por qué no me permites fundirme en ti? Ya no puedo soportar este tremendo dolor." La Diosa Madre respondió, "¡Hijo! ¡Yo podría mostrarte mi forma si tuviera una en primer lugar! Yo no tengo forma para que tú la puedas ver. Mi única forma es la del Âtma. Puedes ver cualquier forma en que pienses. Todas las formas que veas son productos de tu imaginación. Ninguna de ellas puede tomarse como la verdadera identidad de la Divinidad".

Ustedes dicen que Rama, Krishna o Sai Baba, etcétera, han aparecido ante ustedes. Varios han hecho esta afirmación. Éstos son todas ilusiones (bhrama) suyas. Mientras tengan ilusiones (bhrama) estarán muy lejos de Brahmán (la Divinidad). Pero si han realizado a Brahmán, bhrama, la ilusión, no se les acercará. Por lo tanto, es necesario que superen esta ilusión. Libérense del apego al cuerpo. Cultiven el apego al Âtma en su lugar. Su verdadera identidad es el Âtma. No tiene ni nombre ni forma. Es la personificación de la bienaventuranza. Por esto, el Âtma se describe como:

"Nityanandam Parama Sukhadam Kevalam Gunamûrtim lakshyam

Ekam, nityam, vimalam, achalam, sarvadi sakshibhutam."

o sea, "La eterna bienaventuranza, suprema felicidad, sabiduría, el no dual, etéreo y último, único, perenne, puro, inmóvil y eterno testigo" – éstos son los varios nombres y descripciones del Âtma. Sin embargo, no tiene forma. Por ende, no tengan como meta el ver la forma de Dios. En lugar de ello, consideren todas las formas que vean como la de Dios. No se fijen varias formas como las únicas formas de Dios.

El aspecto del bhûtâkâsha es que éste abarca en sí mismo al sol, las estrellas y todas las galaxias. ¡No tomen éstas como los atributos permanentes de Dios! Algún día perecerán, pasarán o cambiarán de formas. Se retirarán dentro de sí y desaparecerán de la creación misma en un momento dado. Hay una sola cosa que estará siempre con ustedes, dentro de ustedes, alrededor de ustedes, encima de ustedes y debajo de ustedes y ésta es la bienaventuranza.

La bienaventuranza no tiene forma. Hay una sola manera de conocer esto. ¡La gente piensa que el estallar de risa es bienaventuranza! Hasta la risa no debería ser una risotada. ¿Cómo se ríe la Divinidad? Es una delicada sonrisa. Ningún sonido acompaña esta sonrisa. No es una risotada, pero confiere abundante alegría a los que la ven. Una risa fuerte se llama ‘prahasan’, mientras que la silente sonrisa se llama ‘hasan’. Dios siempre sonríe; nunca se ríe a carcajadas. Lo que ven a su alrededor es un ejercicio de histriónica que se considera como risa. ¡Viendo esto, la gente se imagina que Dios también debe estarse riendo así!

Hay un aspecto que ustedes pueden usar para identificar a la Divinidad y éste es la gratitud. Dios les está dando tantísimas cosas. Cuando no se sienten bien, viene un médico y les da una inyección. Le pagan sus honorarios al médico. Su expresión de gratitud termina allí. Cuando tienen hambre le dicen a su madre que quisieran comer algo. Su madre les da algún alimento del que disfrutan con mucha alegría. Esto mismo es una expresión de gratitud para con su madre. Pueden estar sufriendo. Cuando alguien viene y los consuela y les da fuerza, le expresan su gratitud. De esta manera, toda la ayuda prestada es reconocida sin falta con agradecimiento. Ésta debería ser la costumbre. Desdichadamente, hoy en día no hay tal tradición.

Dios les está dando tantísimo. Tienen educación gratuita, cuidado médico gratuito, y agua gratuita. Les está hablando tan libremente y moviéndose entre ustedes tan libremente. ¡Les está dando todo tan ‘gratuitamente’! ¿Cómo Le expresan ustedes su gratitud por todas estas cosas? Deben abandonar su ego y difundir felicidad como Él mismo hace. Esto será hacer lo correcto. Como va el verso,

"Ese corazón que me has dado, ¡Oh Señor!

Te lo devolveré, ¡Oh Poderoso Dios!

¿Qué más puedo ofrecerte, ¡Oh Mi Maestro!?

Excepto mis lágrimas de gratitud, ¡Oh Señor!

Acéptalas con todo mi corazón."

Son estas lágrimas de felicidad y gratitud las que deben ofrecerle a Dios. Si no lo hacen, se volverán unos ingratos. Caerán en un interminable ciclo de nacimientos y muertes. El sufrimiento y la agonía los perseguirá. Sus lágrimas de gratitud los liberará de todos estos problemas. Estarán siempre llenos de bienaventuranza, con alegres sonrisas. Este es el resultado si expresan su gratitud a Dios.

Una vez, había un devoto del Señor Krishna que pasaba todo su tiempo en la constante contemplación del nombre de Krishna. ¡Pero él tenía un problema! Krishna era descrito de varias maneras en diferentes retratos. ¿Qué forma debía seleccionar para contemplar en el Señor Krishna? Él no podía decidirse. Estas fotografías son retratos creados artificialmente. Se dice, "Daivam Manusha Rûpena", o sea, "Dios está en forma humana". Las coronas y joyas en los retratos son adiciones proporcionadas por los artistas; no son Su verdadera forma. Su verdadera naturaleza es que Él está siempre sonriente y que siempre hace sonreír a los demás" Él está siempre lleno de bienaventuranza y les ofrece la bienaventuranza a los demás. Esa es la verdadera marca del Señor Krishna. "Sean felices; hagan a otros felices". Es una filosofía de toma y daca. Den bienaventuranza y acepten bienaventuranza a cambio. Esa es la única verdadera forma como pueden expresarle su gratitud a Dios.

Si no expresan su gratitud, no pueden pretender complacer a Dios con nada que puedan hacer. No lograrán ninguna felicidad a cambio. Si ven a su deidad tutelar, sonrían. No se queden allí con una cara torcida. Con una cara seria nunca podrán esperar experimentar la bienaventuranza. Deben siempre estar felices porque la bienaventuranza es su verdadera naturaleza. Mantengan siempre una agradable sonrisa en su cara. Pueden definitivamente enfrentar algunos problemas y obstáculos en la vida. La aflicción y el dolor pueden a veces asaltarlos. No se quebranten y no lloren. Estas son cosas que vienen y se van. Son nubes pasajeras y nunca se quedarán permanentemente para perturbarlos. No se inclinen ante ellas, enfréntenlas más bien. Una firme fe en Dios les dará la satisfacción de ser un verdadero devoto.

Hoy, se preocupan por su madre, su padre, sus parientes. ¿Cómo esperan alcanzar la felicidad con tantas preocupaciones? ¿Quiénes son sus padres? Son los que les han dado su cuerpo físico. ¿De quién es ese cuerpo? Es sólo una entidad física. Olviden el cuerpo. En su lugar contemplen la Divinidad. Eso es verdadera devoción. Olviden el bhûtâkâsha por completo, aunque es lo que realmente ven. Se puede confiar en el chittâkâsha en la misma medida. Una vez que asimilen todo lo que está en el chittâkâsha, llegarán al Chidâkâsha. Así que deben desarrollar la capacidad de fundirse completamente en el Chidâkâsha.

¿Cómo visualizarán y se fundirán en el Chidâkâsha? Esto lo explicaré más tarde en detalle. En este mundo, varios eruditos y expertos han explicado a la Divinidad de manera extensiva. ¡Sin embargo, la Divinidad que puede ser explicada no es la verdadera Divinidad! Son sólo descripciones y señales de la Divinidad. Pueden fácilmente hacerlos felices o hasta engañarlos. Pero deben ir más allá de éstas y apuntar a ver la realidad que es ‘Tat’, "Tat Tvam Asi" o "Tú eres Aquello". "Tú" significa "esto". "Aquello" es ‘Tat’. Ambos por tanto deben volverse uno.

En respuesta al ruego de Narasimhamoorthy, les he explicado los tres âkâshas: el bhûtâkâsha, el chittâkâsha, y el Chidâkâsha a ustedes. El verdadero ‘Âkâsha’ es el ‘Hridayâkâsha’- el corazón. El Chidâkâsha es vital y fundamental. Deben hacer todos los intentos por conocer su naturaleza.


Traduccion Arlette Meyer

Revision Roberto Pinzón