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Discursos dados por Sai Baba

05. 19/05/02 Yad bhavam tad Bhavati

19 de Mayo de 2002

Sai Ramesh Hall – Brindavan

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"La lengua es la causa de la Verdad y de la Prosperidad.

La lengua también gana para nosotros amigos y parientes.

La lengua también puede traer ataduras y muerte."

¡Encarnaciones del Amor!

Las palabras del hombre pueden ganarle riqueza y bienes. También pueden causar su esclavitud. Por esto las palabras son causas del bien y del mal. Es mejor hablar cada palabra después de la debida reflexión. Las palabras no ayudan mucho en la vida.

El Poder de las Palabras

El hombre debe usar sus palabras con el máximo de cuidado y precaución. Es importante que usemos las palabras después de sopesar sus pros y sus contras. No debemos herir a otros ni debemos ser heridos por otros. Las palabras dan vida y quitan vida.

Las palabras son finas delicadezas.

Las palabras son fragancia aromática.

Las palabras son la esencia del néctar.

Las palabras son como dulces abejas melíferas.

Las palabras pronunciadas por Rama eran dulces y deliciosas. Las palabras deben ser agradables y deben usarse con moderación.

Las palabras fueron la causa del exilio de Rama a la selva, de la infamia de Kaikeyi y de la muerte de Dasharatha. Puesto que las palabras contienen potentes sonidos, debemos usarlas con el mayor cuidado, precaución, discreción y discriminación. Las palabras de la promesa dada por Dasharatha a Kaikeyi en el momento de la batalla le

trajeron aflicción y sufrimiento. Por esta razón debemos usarlas con el mayor cuidado.

La vida es transitoria.

Transitorios son la riqueza y la juventud.

Los parientes también son transitorios.

Sólo la verdad, el bien y la reputación son permanentes.

Los cuatro sabios Sanaka, Sanandana, Sanatkumara y Sanatsujata viven en los seres humanos y les ayudan. Vienen al rescate de los seres humanos en tiempos de peligros y evitan las calamidades. Los cuatro nobles sabios son eternos benefactores que trabajan por el bienestar de la humanidad día y noche. Cuando Rama estaba a punto de irse a la selva, Kaushalya le dijo a su hijo, "¡Rama! Los cuatro sabios Sanaka, Sanandana, Sanatkumara y Sanatsujata estarán contigo siempre y te protegerán como los párpados protegen a los ojos".

Antes de que Kaushalya diera a luz a Rama ella había tenido una hija llamada Shanta. Como era mujer y no estaba calificada para suceder al trono, Dasharatha la dio en adopción a un sabio. El sabio la crió y la dio en matrimonio al sabio Rishyashringa.

Dasharatha invitó a nobles sabios para asistir al Putrakameshti Yaga (el sacrificio para obtener hijos) por el consejo de su ministro Sumantha. Dasharatha invitó al sabio Rishyashringa a que viniera y honrara la función. Rishyashringa era un noble sabio. Había oportunas lluvias, la paz y la prosperidad reinaban, y la gente vivía en alegría y abundancia dondequiera que pusiera el pie el sabio Rishyashringa. Sumantha fue con Rishyashringa y le pidió que fuera el sacerdote en jefe para el sacrificio. Rishyashringa le respondió, "No puedo venir solo. Yo acepto ser el sacerdote principal pero mi consorte Shanta debe también venir conmigo. Ella también se desempeñará como sacerdotisa." Sumantha convino en ello. Shanta y Rishyashringa llegaron allí. Tan pronto como ella llegó a Ayodhya, Shanta se postró a los pies de Dasharatha y de Kaushalya. Dasharatha se preguntaba quien podía ser ella ya que ella se veía como un Rishi. Dondequiera que ella ponía el pie, la sequía desaparecía, dando lugar a las oportunas lluvias. Mientras los padres se preguntaban quien era ella, Shanta tuvo que revelarles su identidad. Ella dijo, "Yo soy vuestra hija Shanta. Dasharatha y Kaushalya se regocijaron cuando se dieron cuenta de que ella era Shanta a quien ellos habían dado en adopción a un sabio.

Rama y Lakshmana, conducidos por Vishvamitra, llegaron al Siddhashrama del sabio. Ambos hermanos cuidaron del sacrificio con gran cuidado y mataron a los demonios que trataban de perturbarlo. Mantuvieron su vigilia sin comer ni dormir. Vishvamitra estaba muy feliz ante la exitosa culminación del Yajna. Rama y Lakshmana le pidieron permiso para regresar a Ayodhya. Vishvamitra le había prometido a Dasharatha que él los enviaría de regreso sanos y salvos. En ese momento llegó un mensajero de Mithilapura con un mensaje para él. Janaka, el rey, le enviaba un mensaje a Vishvamitra rogándole que viniera y asistiera a la función en la cual se iba a levantar y templar el arco de Shiva. Después de recibir el mensaje de Janaka, el venerable sabio le dijo a Rama y Lakshmana, "Ustedes deberían ir a Mithila para ver el arco de Shiva". Como los dos hermanos estaban interesados en el arco de Shiva, obedecieron la orden del sabio y fueron a Mithila con él. Rama rompió el arco pero rehusó casarse con Sita sin el permiso de sus padres. Rama le dijo a Vishvamitra, "Hemos venido contigo para la protección del Yajna y no para entrar en relaciones matrimoniales. No damos un paso más allá a este respecto sin el permiso de nuestro padre". Vishvamitra quería de alguna forma convencer a Rama y Lakshmana al matrimonio.

Anteriormente, Vishvamitra había sido un gran emperador. Él quiso llevarse a Shabala, la sagrada vaca del Ashram de Vasishtha sin su permiso. Sucedió una tremenda batalla entre el ejército de Vishvamitra y un ejército creado por la vaca. Vishvamitra fue vencido en la batalla y todos sus hijos quedaron muertos. Dándose cuenta de que la riqueza material no podía equipararse con la riqueza espiritual, él se volvió asceta.

Vishvamitra le pidió a Rama y a Lakshmana que se casaran sin esperar el permiso de Dasharatha, pero ellos permanecieron muy firmes. Le dijeron al sabio, "¡Oh Maestro! Los descendientes de Ikshvaku siempre observaron las órdenes de sus padres. No hacían nada sin el permiso de los padres. Por ende, no es apropiado de nuestra parte actuar sin el permiso de nuestros padres". Rama era firme en Su adherencia a la verdad. Él siempre decía la verdad y nunca se desviaba de ella. Se dice,

El mundo nace de la Verdad.

Todo se funde en la Verdad..

No hay lugar en el mundo,

donde no se sienta el poder de la Verdad.

Esta es la pura Verdad

que todos ustedes deben conocer.

Dasharatha y sus tres consortes, Kaushalya, Sumitra y Kaikeyi convinieron en el matrimonio. Después del matrimonio, cuando estaban regresando a Ayodhya, fueron enfrentados por el sabio Parashurama. "¿Quién es el estúpido que rompió el arco de Shiva?", rugió Parashurama y retó a Rama a una lucha. Rama lo venció y Parashurama le entregó sus dos kalas (esplendores) a Rama, que ya tenía doce. Rama brillaba con sus propios doce kalas, los dos kalas de sus hermanos y los otros dos dados por Parashurama. Es así como Rama brillaba con dieciséis kalas.

Rama venció a Parashurama con amor. Parashurama le entregó sus poderosas armas a Rama y le dijo, "¡Rama! Ahora brillas con dieciséis kalas". Él alabó a Rama y pronunció los nombres del Señor y al final, él dijo "Ramaya Namaha" (Salutaciones a Rama). Parashurama era una encarnación de la verdad y de poderes divinos. Parashurama se rindió ante Rama, quien era la Verdad por excelencia. Con la rendición de Parashurama, el poder de Rama se volvió completo y pleno. Rama se volvió omnisciente, omnipresente y omnipotente.

Un día unos sabios y hombres fueron con Dasharatha y le contaron acerca de las atrocidades cometidas por Ravana. Dasharatha les dijo que fueran con Brahma y le pidieran su ayuda. Fueron con Brahma acompañados por los sabios Sanaka, Sananda, Sanatkumara y Sanatsujata. Brahma les dijo, "Ravana puede morir sólo de manos de un ser humano, puesto que le he dado el don de que él no sería muerto por dioses ni por demonios". Conmovido por las oraciones de los sabios y de la gente, Vishnu les dijo, "Yo conozco sus sufrimientos. Muy pronto naceré como hijo de Dasharatha y entonces los libraré de sus penas." Vishnu cumplió la promesa que le había dado a los sabios matando a Ravana al final.

Cuando Hanuman estaba a punto de entrar a Lanka, Lankini, la guardiana de las puertas de Lanka, le dijo, "No podrás entrar a Lanka sin mi permiso. Yo soy la guardiana de Lanka." Diciendo estas palabras ella hizo un movimiento hacia delante como para golpear a Hanuman. Cuando ella estaba a punto de golpearle, Hanuman levantó a Lankini con su mano y la tiró al suelo. Entonces Lankini recordó la profecía de que ‘sería el comienzo de la perdición de Lanka cuando un mono le pegara a ella’. Además ella dijo, "Tu toque me ha santificado". Como va el dicho, ‘La visión destruye todos los pecados, el toque libera a una persona de las consecuencias de todas las acciones y la conversación elimina todos los problemas.’ (Darshanam papa nashanam, Sparshanam karma vimochanam, Sambashanam samkata nashanam.) Lankini dijo estas palabras y recibió todas las bendiciones de Hanuman. "Es tiempo de que deje mi cuerpo", diciendo lo cual, expiró su último aliento.

Kaushalya se sentía triste por no haber podido experimentar la divinidad de Rama. "Yo consideraré a Rama como un ser humano hasta que Él me demuestre una señal de Su divinidad". Así trataba Kaushalya a Rama como ser humano. Un día, Sumitra vino y le dijo, "¡Hermana! Rama no es un niño ordinario. Tampoco son Lakshmana, Bharata y Shatrughna mortales ordinarios."

Sita estaba firme en su decisión de seguir a Rama a la selva. Ella dijo que era su deber ineludible seguir a Rama a la selva. Entonces ella fue con Rama y Lakshmana.

Bharata se asentó en Nandigrama, a doce millas de Ayodhya, instaló las sandalias (padukas) de Rama y las adoraba con gran devoción.

Los cuatro hermanos eran las encarnaciones de los cuatro Vedas. Rama era el Yajur Veda; Lakshmana, que siempre cantaba las alabanzas de Rama, era el Rig Veda; Bharata, que siempre cantaba la gloria de Rama, era el Sama Veda; y Shatrughna, que siempre blandía las armas para la protección de Ayodhya y de sus hermanos, era el Atharvana Veda.

Bharata, en Nandigrama, se dedicaba enteramente a la contemplación de Rama, estaba inmerso en la contemplación de Rama, dejando hasta de comer y de dormir. Su esposa Mandavi era también una gran devota de Rama. Ella también vivió durante catorce años en Nandigrama sirviendo a su esposo. Puesto que Bharata estaba inmerso en la contemplación de Rama, Él también brillaba como Rama. Cuando entraba a Ayodhya con Rama, la gente no podía distinguir entre Rama y Bharata. "Te vuelves lo que piensas" (Yad Bhavam Tad Bhavati). Mandavi era una dama virtuosa, dedicada a su esposo, y rindiendo la debido obediencia a las suegras y a su esposo. Ella brillaba como un ideal para los demás. Ella también se volvió asceta usando una sola trenza en su pelo. Cuando Rama entraba a Ayodhya seguido de sus tres hermanos y de sus esposas, la gente no podía distinguir entre Sita y Mandavi. Sita brillaba como una asceta debido a los 14 años de contemplación de Rama. Mandavi también brillaba como ella puesto que ella estaba siempre inmersa en la contemplación del Señor. "Aquel que contempla a Brahman se vuelve Brahman" (Brahmavid Brahmaiva Bhavati). Como los hermanos todos eran de un solo pensamiento y sentimiento, sus cuatro consortes también eran iguales. Todos ellos constituían un hogar ideal.

El otro día, la dama de Grecia hizo mención a la familia universal o Vishvakutumba. Dios es universal. La gente del universo son sus parientes. Las cuatro consortes de los cuatro hermanos eran encarnaciones de las virtudes y de la conducta ideal. De hecho, las mujeres son más grandes que los hombres, pues, los hombres tienen sólo tres poderes, mientras que las mujeres están provistas de siete poderes. Como ellas tienen cuatro poderes extras, brillan con mayor esplendor.

¿No era Savritri, quien le devolvió la vida a su

esposo muerto, una dama india?

¿No era Chandramati, quien extinguió las llamas consumidoras

por el poder de su veracidad, una dama india?

¿No era Sita, quien saltó al fuego ardiente para

probar su castidad, una dama india?

¿No era Damayanti, quien quemó hasta las cenizas al

malvado cazador, una dama india?

Bharat, rodeada de siete mares

y santificada por mujeres de castidad,

Una tierra de noble cultura,

Ha sido, verdaderamente, la maestra del mundo entero.

¿Pueden encontrar mujeres castas como Savitri, Damayanti, etcétera, en alguna parte en el mundo? La India es una gran nación. Muchos hombres eminentes nacieron en este país, vivieron vidas nobles y fueron ejemplos para la humanidad entera. El Ramayana está lleno de relatos acerca de hombres y mujeres ideales que brillaban como ejemplos para la humanidad.


Traduccion Arlette Meyer

Revision Roberto Pinzón