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06. 24/05/93 La conquista de la mente | 1993
Brindavan
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Han pasado muchas vidas practicando el canto y la meditación,
pero la firmeza mental sigue sin alcanzarse.
¿Se puede alcanzar la liberación mediante el canto y la meditación?
Es mediante la firmeza mental que uno se eleva.
Encarnaciones del amor:
mediante los cinco atributos de Sentimiento, Forma, Cantidad, Color y Energía, la mente pulsa, activa y energiza el universo. Dado que el universo está impregnado de la mente, estos cinco atributos también lo impregnan. El poder y la fuerza de la mente son inmensos. Podemos comprender el funcionamiento del universo al entender el poder y la potencia de la mente. Al probar una gota de agua del mar, podemos experimentar el sabor de toda el agua del mar. La gota es el mar y el mar es la gota. La mente es el mundo y el mundo es la mente. Más de cinco mil millones de personas viven en este mundo, pero la humanidad es la misma a pesar de las diferencias de forma y nombre, hábitos alimentarios y estilos de vida.
El cuerpo físico está compuesto de cinco formas. Solo mediante una profunda indagación filosófica podemos comprender la naturaleza de estas cinco formas. «Tathwa Vicharana» (la indagación espiritual) nos permite sondear las profundidades de la mente. «Tathwa Vicharana» no es más que una indagación espiritual sobre Dios. El Señor es infinito e inconmensurable. El infinito Señor puede ser descubierto siguiendo el camino de la infinitud. El Vedanta ha establecido los nueve caminos de la devoción («Nava Vidha Bhakthimarga») que incluyen escuchar («Sravanam»), cantar («Keerthanam»), recordar a Dios («Vishnusmaranam»), masajear los pies («Padasevanam»), saludar («Vandanam»), adorar («Archanam»), servir («Dasyam»), entablar amistad («Sneham») y entregarse («Atmanivedanam»). Estos nueve caminos han sido establecidos para santificar y sublimar la vida.
El cuerpo humano está compuesto de veinticinco principios, que consisten en cinco órganos de acción («Karmendriyas»), cinco órganos de percepción («Jnanendriyas»), cinco aires vitales («Pancha Pranas»), cinco sensaciones («Pancha Tanmatras»), cuatro instrumentos interiores («Anthakaranas», es decir, mente, intelecto, memoria y ego) y la fuente de vida. Dado que el cuerpo físico está compuesto de estos veinticinco principios que provienen de «Vishwa» (el universo), el cuerpo físico se conoce como «Vishvudu». Así, el hombre no es un simple individuo, sino la encarnación del universo mismo. Mientras que el cuerpo físico, conocido como «Vishvudu», consta de veinticinco principios, el cuerpo sutil contiene diecisiete principios: cinco sensaciones, cinco órganos de percepción, cinco aires vitales, mente e intelecto. Dado que el cuerpo sutil está impregnado de «Tejas» (resplandor), se le llama «Taijusudu» (el resplandeciente). Es el cuerpo sutil el que experimenta las pruebas y tribulaciones, alegrías y penas del mundo. Por ello, el cuerpo sutil también se conoce como «Yathana Deha» (el cuerpo que sufre). El cuerpo causal («Karana Deha») está compuesto por dos principios: «Chitta» (la mente reflexiva) y «Prajna» (la conciencia integrada constante). Como este cuerpo está impregnado de «Prajna», se le llama «Prajnudu». El cuerpo supercausal («Mahakarana Sarira»), también conocido como la supramente, es autorresplandeciente, autoluminoso y autorradiante. Este cuerpo supercausal también se conoce como «Uniki» (la existencia). «Uniki» no es más que el conocimiento de Uno Mismo. Dado que «Uniki» es sinónimo de la conciencia, se le conoce como «Eruka». La falta de conciencia de esto se conoce como «Marupu» (el olvido). El cuerpo físico, el sutil y el causal están marcados por este «Marupu».
Los estados de vigilia, ensueños y sueño profundo también están envueltos por este olvido. Pero la Divinidad impregna las esferas de la lucidez y la no lucidez, y se conoce como «Tarakam»; brilla con igual esplendor, corriendo como una corriente subyacente en todos estos estados. Cada objeto material («Padartha») en el mundo está lleno del espíritu («Parartha»). Aunque la materia y el espíritu parecen diferentes, en realidad son uno solo. La materia es burda y deriva su energía y sustento del espíritu. Por lo tanto, la materia y el espíritu están entrelazados e interrelacionados. Este «Parartha» y «Padartha», «Adhara» y «Adheya», han sido descritos como «Kshetrajna» y «Kshetra». El mundo es el «Kshetra» y la Divinidad que reside en él es el «Kshetrajna». Este hecho ha sido corroborado por la máxima del Brahma Sutra «Tat Jalan», «Tat»-Aquello (Dios), «Ja»-Nacimiento, «La»-Fusión, «An»-Florecimiento. Esto significa que el mundo que emana de «Tat» es sostenido por él y se fusiona en él.
El secreto de la vida radica en la fusión armónica de «Kshara» y «Akshara» (lo perecedero y lo imperecedero). Mientras que el cuerpo es «Kshara» (perecedero), el Atma es «Akshara» (imperecedero). Esto demuestra sin duda que la vida está marcada por la existencia del cuerpo perecedero y el Uno Mismo imperecedero. El Uno Mismo imperecedero está envuelto por el cuerpo perecedero. Ambos existen juntos, entrelazados e interconectados. La vida es una mezcla armónica de «Prakruthi» y «Paramatma». Es un error pensar que «Prakruthi» es inerte. Por el contrario, «Prakruthi» pulsa con «Chaitanya». Es la unión de estos dos lo que contribuye a la unidad de la humanidad. Por ejemplo, el fósforo que sostengo en mi mano no está encendido (Bhagavan crea una caja de fósforos en el escenario, saca un fósforo de la caja y lo sostiene en la mano). Una vez que el fósforo está encendido, puede quemar cualquier cosa que entre en contacto con él.
Pero, ¿dónde está el fuego? ¿Está en el fósforo o en la caja de fósforos? De hecho, el fuego está latente tanto en el fósforo como en la caja de fósforos. Esto muestra que el fuego latente en ambos se enciende cuando el fósforo y la caja entran en contacto. De manera similar, el resplandor latente en el corazón y la mente emerge como la Divinidad, cuando el corazón y la mente actúan en armonía. Así como el fuego latente en la caja y en el fósforo es uno solo, el resplandor encerrado en la mente y el corazón es el mismo. Si el fósforo se sumerge en agua, no emana fuego; la causa es que el fósforo pierde su capacidad de encenderse. De manera similar, la mente humana sumida en deseos materialistas pierde su capacidad de irradiar el divino esplendor átmico. ¿Cuándo recupera el fósforo su capacidad original de encenderse?
Solo cuando se seca al sol recupera su capacidad original, ya que los rayos del sol secan la humedad del fósforo. De la misma manera, la mente humana, sumida en placeres sensuales, recupera su potencia original e irradia el resplandor divino cuando se seca al sol del desapego («Vairagya»). El nacimiento del desapego en el hombre le asegura que en él nazca la felicidad suprema. Aunque la gente practique durante eras, no irradian el esplendor divino mientras sus mentes estén sumidas en las aguas de los placeres sensuales. No hay salvación para el hombre mientras su mente y su corazón no se unan, encendidos con el resplandor divino. El hombre debe comprender la verdad sobre la transitoriedad e impermanencia del cuerpo humano.
El hombre se regocija con el amanecer y el atardecer. Esto solo revela su necedad. Se regocija con la belleza del amanecer y el atardecer, olvidando el hecho de que con cada amanecer y atardecer se le resta una parte de su vida. Viviendo en el «Vishwa», desea ver a «Vishweshwara» (el Señor), sin darse cuenta de la verdad de que «Vishweshwara» está presente en todas partes en el «Vishwa». Todo el universo está impregnado de Divinidad. Dado que su mente está sumida en «Prakruthi», no pueden ver a «Paramatma». Así como cuando fijan su atención en un collar, cierran los ojos a la materia de que está hecho, mientras miren al mundo con una actitud materialista, la Divinidad se ocultará de ustedes. Una vez que contemplen el mundo con una actitud divina, solo verán a la Divinidad. El santo Surdas dijo: «¡Oh Krishna! ¿Podré alguna vez encontrarte, pues eres el más pequeño de los pequeños y el más grande de los grandes, el ladrón maestro de los ladrones?». ¿Quiénes son los ladrones que se infiltran en el hombre y le roban su paz y alegría? Son los ladrones del Deseo, el Orgullo, la Codicia, el Apego, la Ira y los Celos, que despojan al hombre de sus riquezas. Pero el peor de todos los ladrones, el que causa el mayor daño, es «Matsarya» (la envidia). Por eso se dice: «Pueden hacerse amigos de un hombre enojado, pueden dormir junto a una serpiente, pero no deben hacerse amigos de un envidioso». El santo Surdas llamó a Krishna el peor ladrón, porque consideraba al Señor como la encarnación de toda la creación. Debemos dirigir nuestra mirada a la Divinidad que impregna el universo.
Aunque el hombre experimenta diferentes vivencias en los estados de vigilia, ensueños y sueño profundo, él es la corriente subyacente que atraviesa todas estas etapas. Aunque las experiencias son diferentes, el «Experimentador» es uno. Como está presente en los estados de «Jagrat», «Swapna» y «Sushupthi» y en los tiempos del Pasado, Presente y Futuro, el hombre es omnipresente. En cierto modo, el hombre es la mismísima Trinidad: Brahma, Vishnu y Maheshwara. Vishnu es símbolo del atributo sátvico, Brahma del atributo rajásico y Maheshwara del atributo tamásico. Mientras el hombre contenga en sí mismo estos tres atributos —Sattva, Rajas y Tamas—, es la encarnación de la Trinidad. El hombre debe experimentar de vez en cuando diferentes vivencias, dominadas por diferentes cualidades. El hombre debe experimentar placer y dolor, sol y lluvia. El hombre no puede entender el valor de la alegría a menos que experimente el dolor. El hombre no puede comprender el valor del alimento a menos que tenga hambre. El hambre permite al hombre disfrutar del alimento, y el dolor permite al hombre disfrutar de la alegría. El dolor y el placer son como el sol y la sombra, ambos van juntos.
El sol es uno aunque las sombras sean diferentes. El mar es uno aunque las olas sean muchas, pero el agua en todas las olas es la misma. Los hombres son las olas que surgen de vez en cuando del mar de «Satchidananda» (Ser, consciencia y felicidad suprema). Aunque el hombre es como una gota en el mar, comparte con el mar las cualidades de «Satchidananda». La Divinidad presente en el hombre y en Dios es una y la misma. Aunque los focos son muchos, la electricidad es la misma. Los focos difieren en su resplandor debido a la diferencia en su potencia. Algunos se quejan de que el resplandor divino en ellos es tenue. En ellos, el resplandor divino se atenúa por la estrechez de la mente. El resplandor divino brilla resplandeciente solo en aquellos que tienen una mentalidad amplia. Pero hoy en día, muchas personas son egoístas y de mentalidad estrecha, y su preocupación se limita solo a ellos mismos y a su familia. A menos que su preocupación abarque a la sociedad y al mundo, el resplandor divino nunca podrá brillar resplandeciente en ellos. El cultivo de una mentalidad amplia y un corazón amplio permite tener la visión de Uno Mismo («Swa Swaroopa Sandharshana»). Este principio divino también se conoce como la Divinidad Infinita («Mahapurusha Tathwa»), pero debemos ser capaces de sostener el estado de la Divinidad Infinita a lo largo de nuestra vida.
La experiencia divina que disfrutamos no debe limitarse a un momento particular; debe abarcar todos los tiempos. Un hombre que ha bebido vino está bajo su influencia mientras dura su efecto. La experiencia temporal solo proporciona alegría temporal. La experiencia de la Divinidad Infinita debe convertirse en nuestro estado natural. Solo podemos alcanzar el estado supremo si trascendemos el cuerpo físico («Sthoola»), el sutil («Sukshma») y el causal («Karana»), y nos fusionamos en el supercausal («Mahakarana»),. No podemos experimentar el éxtasis supremo a menos que trascendamos la supermente, la mente superior y la mente iluminada. El estado de la supramente también se conoce como el estado de «Amanaska» (sin mente). Esto también se describe como «Videhasthithi» (sin cuerpo).
¿Cómo podemos alcanzar esta supramente? El Vedanta ha declarado que debemos ofrecer «Patram», «Pushpam», «Phalam» y «Thoyam» (hoja, flor, fruto y agua). El Señor no se rinde ante la propiedad, la posesión, el poder o la autoridad. La balanza de Krishna («Krishna Thulabaram») es un testimonio de esto. Sathyabhama, la consorte de Krishna, intentó equilibrar a Krishna en la balanza con el peso del oro. Pero Krishna superaba todo el oro que ella colocaba en la balanza. Sathyabhama era egoísta y albergaba la falsa noción de que el oro y la riqueza podían equipararse a Él. Pero Rukmini, que era pura y desinteresada, sabía la verdad de que, para la forma de Krishna, solo Su nombre podía igualarlo. Siguiendo la tradición india de que se debe ofrecer al Señor una hoja, una flor, un fruto o agua, ella eligió la hoja de tulsi (albahaca) para ofrecer al Señor, con toda su devoción, pronunciando el nombre de Krishna. Mientras que el nombre de Krishna pronunciado por Rukmini resultó igual a la forma de Krishna, la hoja de tulsi ofrecida por ella la superó, trayendo alivio y alegría a Sathyabhama. Cuando se dice que debemos ofrecer una «hoja», una «flor», un «fruto» y «agua», no significa que debamos ofrecer meros objetos físicos. Estos objetos son símbolos de gran significado espiritual. El mensaje es que debemos ofrecer al Señor la hoja del cuerpo, la flor del corazón, el fruto de la mente y el agua de las lágrimas de felicidad suprema. Cuando cultivamos asiduamente el espíritu de este mensaje y lo practicamos en la vida real, realmente podemos alcanzar el estado de supramente. Nuestra devoción debe ser una devoción a tiempo completo, nunca a tiempo parcial. No es una señal de verdadera devoción inflarse en tiempos de alegría y desinflarse en tiempos de tristeza.
La máxima védica es «Sathatham Yoginah» (Debemos ser yoguis siempre). La gente practica yoga por la mañana, se entrega al placer por la tarde y sufre de enfermedades por la noche. Es indigno de parte del hombre comportarse en contra de las sagradas máximas de los textos védicos. Debemos practicar yoga en todo momento y en todo lugar. Debemos restringir las extravagancias de la mente y fusionar la mente en la Divinidad. Debemos estar inmersos en el sentimiento contenido en la declaración sagrada «Sarvathaha Pani Padam» (los pies del Señor están en todas partes) y «Sarvam Bhagawath Prithyartham» (para el placer del Señor). Debemos estar establecidos en la conciencia de que el Señor está siempre presente. También debemos estar motivados por el sentimiento de que realizamos las acciones para el placer del Señor. Esta es la forma más fácil de lograr el control de la mente.
Si ustedes están motivados por el sentimiento de que su cuerpo pertenece al Señor, no pecarán con su cuerpo. Por el contrario, todos sus esfuerzos y empeños se dirigirán hacia la Divinidad. Si están impregnados de la convicción de que su energía pertenece a Dios, no la malgastarán. Es en este contexto que hemos prescrito el principio de límite a los deseos en las Sri Sathya Sai Seva Samithis. El primer límite a los deseos es: «No desperdicien alimento. El alimento es Dios». Su cuerpo está hecho de alimento y son el resultado del alimento consumido por los padres. «Anna Brahma» (El alimento es Dios). Coman tanto como sea necesario, pero no desperdicien alimento al tomar demasiado en su plato. Al desperdiciar alimento, estarán desperdiciando la energía divina. La segunda instrucción es: «No desperdicien dinero. Dios es la riqueza». Dado que Dios es la riqueza, el mal uso del dinero es un mal. Practiquen la caridad regalando dinero, alimento, ropa, casas, etc., en lugar de malgastarlo en extravagancias. El mal uso del dinero no solo es un mal, sino también un pecado. La tercera instrucción es: «No desperdicien el tiempo. Desperdiciar tiempo es desperdiciar vida». Dios es alabado como «Kalaya namah, Kalakalaya namah, Kalathithaya namah, Kala swaroopaya namah». Pasen el tiempo usando palabras sagradas. No desperdicien el tiempo. Desperdiciar tiempo es desperdiciar a Dios. La cuarta instrucción es: «No desperdicien energía». La gente desperdicia su energía al entregarse a malos pensamientos, malas miradas, malas escuchas y malas acciones.
El correcto camino real es:
No vean el mal, vean lo que es bueno.
No escuchen el mal, escuchen lo que es bueno.
No hablen mal, hablen lo que es bueno.
No piensen mal, piensen lo que es bueno.
No hagan el mal, hagan lo que es bueno.
Poniendo en práctica las instrucciones anteriores santificarán su tiempo. Este es el «Sadhana» y el servicio que deben practicar. Llegará un momento en que la mente se extinguirá, y se logrará la fusión con la Divinidad.
¿Qué es «Sadhana»? ¿Qué es «Dhyana»? El proceso de fusionar la mente en la Divinidad, olvidando el mundo, se describe como «Dhyana». Pero esto solo no es meditación. Incluso actividades como caminar, hablar, comer, conducir, leer, escribir, etc., también son meditación. A menos que mediten en lo que están escribiendo, no podrán escribir en absoluto. A menos que se concentren, no podrán conducir en absoluto. Cualquier cosa que estén haciendo, háganlo como si la vida misma fuera meditación. Deben asegurarse de que, al realizar acciones, las hagan con concentración, evitando la prisa, el desperdicio y la preocupación.
La prisa genera desperdicio.
El desperdicio genera preocupación.
Por lo tanto, no tengan prisa.
Nunca den cabida a la prisa y la preocupación. La prisa, la preocupación y el exceso en las comidas causan dolencias del corazón.
Es difícil controlar la mente sin sublimarla. No alberguen la noción de que el camino está lleno de dificultades. Cualquier cosa puede lograrse con esfuerzo diligente. Con esfuerzo diligente pueden llegar a la región del espacio, que está a miles de kilómetros de distancia, pero no estamos haciendo ningún esfuerzo por llegar a la región del corazón, que no está siquiera a un centímetro. Debemos esforzarnos por ir hacia el interior. Tienen que gastar millones de rupias para llegar al espacio, pero no necesitan gastar ni un centavo para llegar a la región de su corazón.
Estudiantes: en primer lugar, dirijan su atención hacia el interior. No cultiven «perspectivas externas», la actitud exterior. La visión exterior puede distraer su mente y convertirla en una mente de mono.
El cuerpo es como una burbuja de agua.
La mente es como un mono loco.
No sigan al cuerpo.
No sigan a la mente.
Sigan a la conciencia.
La conciencia limpia lleva a la conciencia lúcida. No habrá problemas en el mundo si alcanzamos el estado de consciencia lúcida.
Esfuércense por la paz del mundo. El mundo está en reposo, pero la mente del hombre está llena de inquietud. Que la mente, que está llena de inquietud, se llene de paz. Todo esto depende de la conducta del hombre. Enseñen al mundo a través de acciones nobles y palabras nobles. Llenen su corazón con el nombre de Dios. Llenen su mente con el espíritu de servicio. La humanidad debe hacer el uso correcto de la cabeza, el corazón y la mano. Con Cabeza, Corazón y Mano, alcanzamos las alturas más sublimes.
Traduccion SBd
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