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01. 20/05/93 am De la humanidad a la divinidad | 1993
Brindavan
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Estudiantes y Mestros :
El hombre atraviesa muchas dificultades y tribulaciones en busca de placeres corporales. Pero el hombre que se da cuenta que el es el Uno Mismo y que el Uno Mismo es diferente del cuerpo, está libre del dolor y la tristeza. No habría tristeza en la tierra si los humanos se percataran del elevado significado de la condicion humana («manavatva»). Los Upanishads han declarado que el hombre, que nace en la sociedad humana y es criado por ella, se vuelve peor que las aves y las bestias si no conoce el significado y el valor de la condición humana.
La humanidad es infinita, maravillosa y llena de significado y trascendencia. El hombre no es solo el cuerpo. En realidad, es la conglomeración del cuerpo, la mente y el Uno Mismo. El cuerpo es el vehículo para la acción, la mente es el medio para la toma de conciencia, y el Uno Mismo es el testigo tanto del cuerpo como de la mente. Por lo tanto, es pura estupidez pensar que el hombre está hecho solo del cuerpo.
En primer lugar, los estudiantes deben darse cuenta de cómo deben actuar, pensar y comportarse. El hombre está hecho de la mente. Como es la mente, así es el hombre. Hay un dicho en inglés que dice: «Como piensa el hombre, así es el hombre». Es el deber ineludible de los estudiantes percibir el profundo alcance y significado de la condición humana. El hombre está envuelto en las cinco envolturas: la envoltura del alimento («annamaya kosha»), la envoltura del aliento vital («pranamaya kosha»), la envoltura mental («manomaya kosha»), la envoltura intelectual («vijnanamaya kosha») y la envoltura de la felicidad suprema («anandamaya kosha»). La envoltura del alimento constituye el cuerpo burdo («sthoola shareera»), mientras que las envolturas vital, mental e intelectual constituyen el cuerpo sutil («sookshma shareera»). Mientras que el cuerpo burdo es el vehículo de la acción, el cuerpo sutil es el vehículo de la experiencia.
El poder átmico que vibra y brilla en la envoltura del alimento se conoce como conciencia corporal; el poder átmico que funciona en la envoltura vital se llama conciencia nerviosa; el poder átmico que activa la envoltura mental se conoce como conciencia mental; el poder átmico que brilla en la envoltura intelectual se denomina conciencia intelectual. El poder que pulsa en la envoltura de la felicidad suprema se llama Puro Divino Uno Mismo («Pavithra Purashaartha»). Esto también se conoce como «Voluntad Infinita». Es esta Voluntad Infinita la que protege al mundo. Es éxtasis puro.
Los grandes sabios y videntes de la India se esforzaron arduamente para disfrutar de este éxtasis infinito. Pero, ¿cómo podemos disfrutar de este éxtasis? Solo la experiencia del verdadero significado de la condición humana («manavatva») puede permitirnos disfrutar de este éxtasis. El hombre que no se da cuenta de su verdadera naturaleza queda atrapado por los sentidos, aunque en realidad es el amo de los sentidos. El hombre que comprende el significado de «manava» (humano) es un verdadero «manava».
El Vedanta declara que aquel que se conoce a sí mismo, lo conoce todo. Ustedes deben hacer el esfuerzo correcto para conocerse a sí mismos. Pueden conocerse a sí mismos cultivando la visión interior en lugar de la visión exterior. Todas las actividades sensoriales como el sonido, el olor, el tacto y el gusto son solo actividades exteriores. Nos engañamos pensando que estas actividades son reales, y al final nos arruinamos. Es controlando la mente que podremos percibir a la Divinidad interior. La mente es la causa de la vida del hombre, de su tristeza, su alegría y también su liberación. Es la mente la que nos hace olvidar a la Divinidad y nos atrae hacia los encantos de «jagat» (el mundo). El significado mismo de la palabra «jagat» indica la naturaleza transitoria del mundo, pues «ja» significa ir, y «gat» significa venir. Mientras el mundo cambia, el hombre permanece inmutable. La palabra misma «nara» (hombre) significa «el que no perece», pues «na» significa «no» y «ra» significa perecedero. Lo imperecedero en el hombre es el Uno Mismo, pues el hombre es el Uno Mismo.
La mente es de cuatro tipos: la supermente, la mente superior, la mente iluminada y la supramente. El hombre puede conocerse a sí mismo cuando comprende la naturaleza de estos cuatro tipos de mente. Para entender a la Divinidad Hay que viajar de la supermente a la supramente. Hay que darse cuenta de que el poder divino que pulsa en uno es el mismo que pulsa en los demás.
Solo se puede entender «Manavatva» al percibir la unidad. Pero lamentablemente, hoy la visión del hombre no se extiende más allá del cuerpo y la mente. No debemos depender demasiado de la mente, pues la mente no puede viajar lejos. Mientras el hombre se deje estar en la mente, seguirá siendo tan solo el hombre. Debe alcanzar el estado de «Amanaska», en el cual la mente se extingue. «Amanaska» es aquel que viaja más allá de la mente física y entra en los reinos de la supermente. El hombre tiene que viajar de lo burdo a lo Supercausal, atravesando en medio el cuerpo Causal. El cuerpo Causal es de gran importancia para todos nosotros, pues en este estado, el hombre puede controlar «Manas» (la mente), «Buddhi» (el intelecto), «Chitta» (la mente reflexiva) y «Ahamkara» (el ego). En resumen, el hombre es el depositario de todos los poderes, pues todos los poderes están contenidos en él. No hay nada que el hombre no pueda entender en el mundo, ya que el hombre está dotado de poderes infinitos y maravillosos.
El hombre contiene en sí el poder cósmico que impregna el universo. El poder contenido en el hombre es el mismo que el poder universal que existe fuera del cuerpo. Es como un globo que se infla con aire. El aire dentro del globo es el mismo que el aire de fuera. Cuando el globo estalla, el aire dentro del globo se fusiona con el aire exterior. De manera similar, cuando el cuerpo muere, la Divinidad Cósmica en el hombre se vuelve una con el Poder Universal exterior. Los Upanishads hablan de la unidad en la diversidad y la unidad en el Infinito. Solo cuando llega a percibir esto, el hombre sabe que la Divinidad en él y la Divinidad en el cosmos son una y la misma. Esto se conoce como la « Forma Universal Divina».
Hoy el hombre subestima su propia importancia, y como consecuencia se humilla a sí mismo. En primer lugar, ustedes deben entender su propia naturaleza divina. Pero los estudiantes de hoy están expuestos al mundo exterior, sin entender su propia naturaleza. En el mundo actual, el rápido aumento del progreso material está acompañado por un enorme aumento de la ignorancia. La ignorancia existe mientras el hombre se identifica con el cuerpo. El cuerpo tiene un poder limitado, pero el poder de ustedes es ilimitado, pues son el «Yo» infinito e imperecedero. Llevados por el sentimiento de que es el cuerpo, el hombre alberga dudas sobre su propia fuerza. El cuerpo es la fuente de todas las dudas y debilidades.
Los cinco elementos componen el cuerpo
que con seguridad caerá algún día.
Más allá de la muerte y el nacimiento
está el morador en el cuerpo
y también está más allá de los límites de la ilusión,
pues Él es verdaderamente el Señor mismo.
El cuerpo se describe como «kshetra», un centro de santidad. Donde hay «kshetra», también debe haber «kshetrajna». El Atma es el «kshetrajna», el residente en el cuerpo. Por lo tanto, los estudiantes deben esforzarse por tomar conciencia del «kshetrajna».
La cualidad suprema que los estudiantes deben cultivar es la confianza en el Uno Mismo («atma viswasa»). Ustedes son el morador en el cuerpo, no son el cuerpo. Pueden estar viviendo en una casa, pero no son la casa, son el dueño de la casa. Pueden estar conduciendo un automóvil, pero no son el automóvil; son el dueño del automóvil. Deben estar firmemente anclados en la fe de que son el Uno Mismo y no el cuerpo.
La gente consulta un diccionario para encontrar el significado de las palabras. El verdadero diccionario del aspirante es su propio corazón. El corazón es la sede del Poder Cósmico Divino, y debemos esforzarnos por percibir este poder. Una investigación exhaustiva del cuerpo humano revela que todo el poder del mundo material está contenido en un solo dedo del ser humano; pero normalmente no pensamos mucho en el dedo, pues consideramos que el dedo es débil. Este es el error que todos cometemos, ya que nos dejamos llevar por las experiencias. No es la forma del hombre lo que importa, sino la esencia divina contenida en el hombre. La mayoría somos humanos en la forma, pero no humanos en los hechos. En realidad, «el verdadero estudio de la humanidad es el hombre».
El hombre debe lograr la unidad en pensamiento, palabra y acción. Pero el hombre de hoy está desarrollando rápidamente cualidades animales y demoníacas. El hombre de hoy ha realizado maravillas en el campo de la ciencia y la tecnología. Ha hecho prodigios en la ciencia del espacio y del átomo, pero, por otro lado, hay un rápido declive en el ámbito de la moralidad y la espiritualidad. El mundo de hoy está abrumado por trastornos económicos, conflictos políticos y agitaciones estudiantiles. ¿Cuál es la causa de todo este caos y confusión? Es la presencia del demonio en el hombre la que causa todo este conflicto y tensión.
El hombre está dotado de conocimiento, habilidad, equilibrio y capacidad de reflexión, pero hoy el equilibrio del hombre está perturbado. La causa puede rastrearse al hecho de que hoy el hombre está matando el conocimiento en lugar de cultivarlo con habilidad. Tan pronto como se pierde el equilibrio, la capacidad de reflexión sufre un retroceso, y el hombre solo cultiva «perspectivas exteriores». El hombre no debe permitir que lo arrastren los factores exteriores, ignorando las realidades interiores. Debe saber con certeza que no es el cuerpo, ni los sentidos, ni siquiera la mente. Cuando ustedes dicen: «Mi cuerpo, mi mente, mis sentidos», esto indica que no son el cuerpo, la mente ni los sentidos. En realidad, ustedes son el «Yo».
Es el sentimiento de apego el que causa dolor y tristeza, sufrimiento y agitación. Están tan apegados a las cosas que presentan una queja en un tribunal contra alguien porque ha pegado un cartel en su casa. Es su apego a su casa lo que los lleva a ese extremo, pero una vez que venden su casa, permanecen indiferentes aunque sobre ella caiga una bomba. Es este sentimiento de apego el que causa su preocupación o su indiferencia.
Una vez que cultivan fe en la existencia del Atma en ustedes, se liberan del odio y del apego. El secreto de la grandeza es la fe del hombre en sí mismo.
Estudiantes: todo el universo está contenido en ustedes. Nunca den cabida al pensamiento de que son el cuerpo. No son el cuerpo ni la mente. El cuerpo es transitorio como una burbuja, y la mente es loca como un mono enloquecido. Por lo tanto, nunca pongan su fe en la mente ni en el cuerpo, sino anclen su fe en la conciencia interior. El cuerpo humano, aunque esté adornado con los mejores ornamentos y vestido elegantemente, no tiene valor una vez que cesa el aliento vital. Para el hombre, la fe es su aliento vital. «Vishwasa» (la fe) es su «swasa» (aliento). Todos los logros alcanzados por el cuerpo no tienen valor si ustedes carecen de fe. La llave es la vida del candado; de manera similar, el Uno Mismo es la llave de nuestra vida. Es la Conciencia Átmica la que promueve las funciones del cuerpo. La Conciencia Átmica se manifiesta como «soham» en el hombre. «Soham» significa «Yo soy Dios»; «so» es «Aquello» (Dios) y «ham» significa «Yo». «Soham» se conoce como «Hamsa Gayatri». «Hamsa» significa el poder de discernimiento que permite al hombre establecerse en la fe de ser diferente del cuerpo. La palabra «Gayatri» significa el dominio sobre los sentidos. El segundo nombre de «Gayatri» es «Savitri». «Savitri» significa el dominio sobre la vida. El tercer nombre de «Gayatri» es «Saraswati». «Saraswati» significa dominio sobre el habla. Por lo tanto, cantar el «Hamsa Gayatri» permite al hombre adquirir el dominio sobre los sentidos, la vida y el habla. «Gayatri» habla del mundo de «bhur», «bhuva» y «svuha». «Bhur» significa cuerpo, «bhuva» vida y «svaha» representa «prajna» (la conciencia integrada constante). Estos tres también representan materialización, vibración y radiación, respectivamente. Los tres mundos de «bhuloka», «bhuvarloka» y «svaharloka» están, de hecho, contenidos en el hombre mismo. El hombre es la encarnación de los tres mundos y también de los tres tiempos. El hombre es la encarnación de la Divinidad Cósmica.
El hombre ha sacrificado su Divinidad interior en el altar de los sentidos. Está vendiendo la joya de la vida a cambio de carbón. El hombre es, en realidad, el eterno y resplandeciente «sath» ( el Ser). El hombre es, en verdad, Dios; «manava» es, en efecto, «Madhava».
Dios no existe en algún otro lugar.
Existe verdaderamente contenido en el cuerpo.
El pecado no existe en algún otro lugar.
Existe en las acciones que realizamos.
El hombre debe cultivar la cualidad latente de la conciencia. La conciencia es la adquisición del conocimiento total, no del conocimiento parcial. La conciencia nace del conocimiento de «sath» (Ser). En realidad, «sath» y «chit» (la conciencia) existen juntos. Solo cuando comprendemos «sath» y «chit» surge en nosotros la felicidad suprema («ananda»). «Sath», «chit» y «ananda» también se conocen como «asthi», «bhati» y «priyam» en la terminología vedántica. Desde el momento en que el hombre tiene nombre («nama») y forma («rupa»), queda privado de la luz de «satchidananda».
Nuestro vicerrector me ha pedido que hable sobre la relación que tienen «manavatva» (la condición humana) y «divyathva» (la Divinidad). En realidad, no existe ninguna relación entre ambos. Solo existe la «realidad». Se dice que existe una relación cuando las cosas están separadas. No hay cabida para una relación, porque el hombre y Dios son uno y lo mismo. «Jeeva» y «Deva», «kshetra» y «kshetrajna» son solo uno. La falta de esta amplia mentalidad es lo que causa malentendidos y diferencias. La verdad es una, no dos. No hay una verdad estadounidense, una verdad paquistaní, una verdad italiana, una verdad china y una verdad india. La verdad es solo una, y la verdad es Dios.
Desde tiempos antiguos, los principios de «sathyam vada» (habla con la verdad) y «dharmam chara» (sé justo) han sido considerados como nuestros dos ojos. Dado que el hombre moderno ha perdido de vista «sathya» y «dharma», no puede protegerse a sí mismo. Deben darse cuenta de que es a través del Uno Mismo que ustedes han venido al mundo. Han venido del Atma. No deben albergar la noción de que han venido de «prakruthi» y que van hacia «Paramatma». Por eso se dice: «Puedes adorar una imagen como a Dios, pero no a Dios como una imagen». Deben mirar hacia arriba y apuntar alto. Apuntar bajo es un delito. No debe haber descenso, solo ascenso. No deben lastimar a nadie, de ninguna manera. Deben descubrir el hecho de que el Uno Mismo existe en todos.
Lo que les he dicho hoy es solo un esquema, un plan maestro. Estudiantes, deben ser ideales para el mundo. Deben difundir el verdadero conocimiento, y traer paz y seguridad al mundo. Es egoísmo desear paz y seguridad solo para la India. Deben practicar el ideal de «loka samastha sukino bhavanthu» (que la gente de todo el mundo viva con alegría). No deben conformarse con la mera adquisición de conocimiento terrenal. Todos deben tener la ciencia terrenal solo para llenar el estómago.
El hombre que estudia y estudia, sin discernir, no logra entenderse a sí mismo. Un hombre de mentalidad mezquina nunca puede abandonar su mezquindad, a pesar de su vasto aprendizaje. ¿Por qué debería uno desperdiciar su vida en la búsqueda de un aprendizaje inútil? Es mejor adquirir la sabiduría que confiere la inmortalidad.
La educación debe contribuir a la elevación. Solo aquella educación que contribuye a la elevación es la verdadera educación. La educación espiritual es la verdadera educación. Junto con la verdadera educación, también deben adquirir educación terrenal. El arroz de la educación espiritual debe ir acompañado de los condimentos de la educación terrenal.
El hombre debe convertirse en «amanaska» (alguien sin mente). En los días venideros, ustedes comprenderán los misterios de la supermente, la mente superior, la mente iluminada y la supramente. Pueden alcanzar la plenitud del conocimiento al adquirir conocimiento espiritual.
Estas clases de verano están organizadas para impartir educación espiritual. En el aula, sus profesores les enseñan ciencias terrenales, pero el aprendizaje espiritual es más importante que el aprendizaje terrenal. La educación espiritual es como un mar; y las ciencias terrenales como la física, la química, la botánica, la zoología, etc., son los ríos. Los ríos del aprendizaje terrenal deben fusionarse en el mar del aprendizaje espiritual. Esto trae consigo la unidad en la diversidad. Esta unidad en la diversidad está justo frente a nosotros. Aunque muchos de ustedes son seres individuales diferentes, el aire que respiran es uno. Los seres son muchos, pero el aliento es uno. Por lo tanto, resuelvan santificar sus corazones en las clases de verano, contemplando a Dios.
Traduccion SBd
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