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Discursos dados por Sai Baba

05. 25/05/91 Kenopanishad

25 de Mayo de 1991

Brindavan

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¿Dónde buscas sin cesar, oh inquieta mente,

la visión del Señor?

¡Brahman está dentro de ti!

Reconoce esta verdad y velo a Él en tu interior.

Las palabras de Sai revelan el camino de la Verdad.

El amor no puede cultivarse en los árboles,

ni comprarse en un mercado.

Sea rey o plebeyo, solo cuando abandone el ego

y se convierta en un hombre de sacrificio,

conocerá uno el Principio divino.

Encarnaciones del divino Atma: Cada peregrino que transita el sendero de la vida recibe ciertos instrumentos (karanas) para perseguir la rectitud (dharma). Estos instrumentos son la mente, el habla, los oídos, los ojos, la nariz, las manos y los pies. Tres elementos son esenciales para cualquier logro en este mundo: el instrumento (karana), la causa (karanaka) y el hacedor (karta). Quien usa el instrumento es el hacedor. Lo que se usa es el instrumento. El deseo del hacedor es la causa. El deber primordial de una persona es conocer la unidad entre instrumento, causa y hacedor.

Dicen que los ojos ven, los oídos oyen y la lengua habla. Si es así, ¿qué sucede tras la muerte? Los órganos de los sentidos dejan de funcionar. ¿Por qué? Hay un poder que los hace actuar. Este Poder divino se llama el principio vital (prana).

¿De dónde viene el principio vital? ¿A dónde va? ¿Quién lo envía de un lado a otro? Esta es la pregunta que plantea el Kenopanishad. Allí se pregunta: «¿Es el poder de ver, oír, hablar y caminar, proporcionado por el principio vital, o existe un poder aun mayor?»

El sol brilla, y su resplandor hace que la luna ilumine. La tierra brilla gracias a la luz de la luna. Pero, ¿por qué brilla el sol? Por el hidrógeno y el helio. ¿De dónde surgieron estos elementos? Del Poder divino.

Los Upanishads llaman a este poder Brahman. Declaran que Brahman hace brillar al mundo. Brahman presta su luz a otros, pero nada hace brillar a Brahman mismo. El resplandor de Brahman permite que los ojos vean, ¡pero estos no pueden verlo a Él! La mente puede pensar solo con el poder de Brahman, pero es incapaz de comprenderlo. Los Upanishads afirman: «De donde las palabras y los pensamientos regresan, incapaces de comprender nada (Yatho vaacho nivartante apraapya manasaa sahaa), eso es Brahman».

La gente no logra percibir a Brahman, que está en su propio interior. ¿Por qué? Porque cultivan la visión exterior en lugar de la interior. Pueden llegar a la Verdad con una indagación adecuada, pero se consideran débiles e impotentes. ¿Cómo debe uno indagar en este principio divino?

El Kenopanishad declara que Brahman es la vida de la fuerza vital (prana), la mente de la mente y el ojo de los ojos. La corriente es esencial en un automóvil para que los faros brillen, la bocina suene, las ruedas giren y el motor funcione. De manera similar, todas las facultades humanas cumplen sus funciones al extraer fuerza del Atma. No todas las flores que brotan se convierten en frutos. No todos los frutos maduran. Pero una vez maduros, los frutos deben caer necesariamente de los árboles. Este es un secreto de la vida humana. Cuando el tiempo, la causa y la situación lo determinan, el cuerpo se debilita, e incluso pierde la vida. Entonces, ¿cuál es la base del principio vital (prana)? Es el Atma.

La gente considera que los sentidos son lo más importante. Más allá de los sentidos está la mente. Esta mente es llamada Indra por los Upanishads. Indra significa el amo de los sentidos (indriyas). El Kenopanishad declara que la Divinidad se alcanza cuando los sentidos se funden en la mente y la mente se funde en el Atma.

Dejamos que la mente divague desenfrenadamente por caminos mundanos, creando así una división entre la mente y el Atma. ¿Por qué la gente no reconoce al Atma? Por depender de la fuerza física y mental, la riqueza y el ego.

Los sentidos son inertes. Cuando los ojos ven un objeto, los ojos son el que ve y el objeto es lo visto. Es posible que el ojo se convierta en lo visto. ¿Cómo? Si la mente divaga, los ojos no perciben lo que está delante. Así, la mente se convierte en el que ve y los ojos en lo visto.

Luego, la mente puede convertirse en lo visto y el intelecto en el que ve. Esto ocurre cuando no hay capacidad de discernimiento; por ejemplo, en el sueño, la mente solo existe como lo visto. Pero el intelecto está presente como la consciencia y ve a la mente. Finalmente, en samadhi (la absorción total, la ecuanimidad perfecta), el intelecto se convierte en lo visto, con el Atma como el que ve.

El Atma es el que ve último. Los sentidos, la mente y el intelecto son todos «lo visto». Por eso se les llama instrumentos. Sin la presencia del Atma, los instrumentos más valiosos se vuelven inútiles. Una maquinaria costosa no es más que un bloque de hierro si falta la electricidad. Es el deber primordial de cada uno usar sus facultades de manera adecuada. Sin embargo, no es fácil cambiar la perspectiva mundana.

Pueden cultivar cebollas en un campo de alcanfor,

usando azafrán y agua de rosas para el riego.

Pero, ¿no seguirán oliendo las cebollas a cebollas?

Pueden asistir a innumerables reuniones con buenas compañías (satsangs) y realizar muchas prácticas espirituales, pero las tendencias mundanas que los han acompañado durante muchas vidas no los abandonarán fácilmente.

Por eso, primero comprendan el cuerpo. ¿Qué es el cuerpo? ¿Es solo un conjunto de desechos, orina y sangre? Sí. Pero también alberga la gema invaluable del Atma. Las gemas no se encuentran en los árboles, sino en lo profundo de la tierra. Aunque están entre la suciedad (minmaya), son eternas (chinmaya). De igual manera, el cuerpo está lleno de impurezas, pero el Atma que habita en él es divino.

La vida humana es la más rara entre todas las especies (Jantunam nara janma durlabham). Hoy, la gente vende su invaluable corazón, una gema, por pedazos de carbón. No reconocen su propio valor. Cuando un hombre muere en un accidente, el gobierno da a su familia la suma de 5000 rupias. ¿Es eso todo lo que vale la vida humana? ¡No! La vida humana es invaluable; ningún valor que se le asigne es suficiente.

Algunas personas guardan en sus hogares cajas fuertes de hierro muy resistentes. La caja en sí es barata, pero las joyas dentro son muy valiosas. El cuerpo es como la caja fuerte. La Divinidad es como los preciados ornamentos. ¡Oh, humanidad! Valoren la joya, no la caja de hierro. Si colocan una joya en una caja de oro, los ladrones se llevarán ambas. Por eso, los ornamentos valiosos se guardan en una caja sin valor. Este es un secreto de la creación. El cuerpo es temporal; el Atma es eterno.

El Atma eterno reside en el cuerpo sin valor. Por esta razón, protejan el cuerpo sin descuidarlo. ¿Por cuánto tiempo? Mientras no hayan reconocido la Verdad, deben mantener el cuerpo saludable. Sin embargo, dar una importancia excesiva al cuerpo y olvidar al Morador interior no es verdadera humanidad. Cuando el ego brota, olvidamos todo. Cuando las nubes cubren el cielo, incluso el resplandeciente sol no es visible. ¿Significa eso que el sol no está? No, las nubes solo lo están ocultando. ¿Son estas nubes permanentes? ¡No, no! Son «nubes pasajeras». Las nubes del ego y el orgullo les impiden comprender al Atma. Como no pueden ver al Atma, concluyen que no existe.

¿Por qué se molestan con tantos dioses? ¡Ustedes mismos son Dios! Un ejemplo: si van a una habitación de almacenamiento con muchos objetos, verán todo excepto una cosa: ustedes mismos. Están buscando en este mundo. Ven todo, pero no se ven a sí mismos; este es un gran defecto. Si se reconocen a sí mismos, podrán reconocer todo lo demás fácilmente. Dado que la visión está dirigida hacia el exterior, el que ve no es visto. Caminando por la calle con una linterna, pueden ver el camino, pero no verse a sí mismos. Dirijan la linterna hacia ustedes para verse. Esta es la visión divina. Cuando vuelven su visión hacia el interior, comprenden al Atma inmortal, nectarino y lleno de la felicidad suprema, en todo su brillo.

Una vez, los dioses ganaron la guerra contra los demonios. Celebraban su victoria. Se volvieron arrogantes y alborotadores, olvidando la razón de su triunfo. Se pavoneaban con egos inflados.

El señor Brahma notó su estado y decidió abrirles los ojos. Asumió la forma de un ser celestial (yaksha) y apareció entre ellos. El señor Agni, el dios del fuego, estaba allí. El yaksha le preguntó: «Hijo, ¿quiénes son ustedes?» Agni respondió: «¿No sabes quién soy? Escucha. Soy el poderoso dios que puede reducir cualquier cosa a cenizas en un instante. Soy Agni. Puedo derretir y quemar incluso el hierro». Estaba arrogante. Brahma arrojó al suelo una brizna de hierba y dijo: «¡Agni! Quémala». Agni sonrió burlonamente: «¡Qué tarea tan fácil!», pero no pudo hacerlo. Bajó la cabeza avergonzado y se retiró.

El dios del viento, Vayu, apareció y se jactó: «Cuando soplo, los mares se agitan y ciudades enteras se derrumban. ¿No sabes de los ciclones y tormentas? ¡Todo eso es mi poder!» El yaksha dijo: «¿Es así? Por favor, mueve esta brizna de hierba». Vayu lo intentó, pero fracasó.

Entonces apareció Indra. El yaksha desapareció y en su lugar apareció una mujer. Indra la vio y preguntó: «Madre, ¿quién eres? ¿Quién estaba aquí antes de que llegaras?»

Ella respondió: «Mi nombre es Uma. El señor Brahma estaba aquí antes que yo. La arrogancia de ustedes ha crecido sin límites. El Señor apareció para destruir su ego y para otorgarles Su darshan. Adoptó la forma de un yaksha porque aquellos que tienen ego no son aptos para ver Su verdadera forma. Tú eres Indra, el amo de los sentidos. El fuego, el viento y otros elementos son meramente los sentidos. Tú eres su señor. Ni siquiera tú mereces ver a Brahma.Te has convertido en la encarnación del deseo. Para destruir el deseo en ti, he aparecido como mujer, el símbolo del deseo».

Los dioses reconocieron su error, en cierta medida. Dejaron de lado su ego y meditaron en Brahma. ¡Imaginen, dioses tan poderosos no pudieron mover una brizna de hierba!

¿Cómo puede uno volverse poderoso? El ego y el apego ocultan este poder a la humanidad.

Entonces Indra inclinó la cabeza y dijo: «Sin Tu Voluntad, ni siquiera una brizna de hierba se mueve. ¿De qué sirven la inteligencia, la fuerza, la educación y la riqueza? Sin el poder de conocerte, oh Señor, todos los demás poderes son solo maldiciones. Solo los poderes de la devoción y el amor pueden revelarte. No hay poder más alto que la devoción».

¿Qué es la devoción (bhakti)? Amar al Señor con un corazón desinteresado y una actitud humilde es devoción. Por lo tanto, consideren los sentidos como instrumentos.

A veces, los instrumentos pueden verse afectados por enfermedades. ¿Cuáles son estas enfermedades? Por ejemplo, una barreta pierde su filo con el uso constante. Eso es una enfermedad. Cuando se la pone en el fuego y se la martilla, vuelve a estar como nueva. Esa es la cura.

De manera similar, los ojos tienen una enfermedad. Cuando los ojos están sanos, lo blanco se ve blanco, lo amarillo se ve amarillo y lo negro se ve negro. Pero un ojo con ictericia ve todo amarillo. ¿Es eso un problema del mundo? ¡No! Mientras la lengua está sana, los dulces saben dulces, lo salado sabe salado y lo ácido sabe ácido. Pero un paciente con malaria encuentra amargo incluso el alimento dulce. Los sentidos están plagados de enfermedades (roga) y apegos (raga), pero no tienen yoga. Solo cuando controlan sus sentidos, ustedes se convierten en yoguis. Por eso Patanjali dijo: «El yoga es el control de los pensamientos» (Yogah chitta vritti nirodhakah). Primero controlen sus sentidos. Enséñenles a discernir entre lo temporal y lo permanente.

Estudiantes: Los sentidos son muy poderosos en esta edad. Los ojos, especialmente, son muy pecaminosos. Pasan de persona en persona con motivos impuros, acumulando así una gran cantidad de karma negativo.

Las personas educadas preguntan: «Los ojos han sido dados para ver. ¿Por qué no ver todo?» Cierto, los ojos están hechos para ver, ¡pero vean lo bueno, no lo malo! La boca ha sido dada para comer, ¿entonces comen lodo? Las consecuencias de los karmas negativos no son evidentes de inmediato, pero no pueden evitarse. Controlen la visión errada, el habla errada y la audición errada. También controlen los pensamientos y acciones erradas. Este es el verdadero camino espiritual.

«No vean el mal, vean lo que es bueno,

no oigan el mal, oigan lo que es bueno,

no piensen el mal, piensen lo que es bueno,

no hablen el mal, hablen lo que es bueno,

no hagan el mal, hagan lo que es bueno».

Este es el camino hacia Dios».

Cuando no siguen estas enseñanzas con esfuerzo real, se condenan a un futuro lleno de dificultades. El período de la juventud es extremadamente fugaz, pero está caracterizado por la arrogancia. Al ceder a los sentidos, uno reduce el futuro a cenizas. En este período, hagan un esfuerzo por regular los sentidos. Este es el consejo que el Kenopanishad da a la gente, a los dioses y a los sabios (rishis) por igual.

Además, también establece ideales para la gente y los seres divinos: «¡Oh humanidad! Los frutos de sus acciones buenas y malas no se ven instantáneamente, como la leche que fluye de la ubre de una vaca al ordeñarla. Más bien, son como sembrar una semilla».

Lleva muchos años que una semilla se convierta en árbol, más tiempo para que aparezca el fruto, y aún más días para que el fruto madure. ¡Tengan cuidado! Pueden cometer un pecado y luego persuadirse de que no ven ningún castigo. Lleva tiempo para que el resultado los alcance, ¡pero no puede evitarse! Pueden evitar cualquier cosa, menos las consecuencias de sus acciones. Por eso, usen estos años para cultivar la pureza. «Comiencen temprano, avancen despacio y lleguen seguros».

Hagan un esfuerzo consciente durante la juventud. El habla es muy pura. Jaideva1 dijo: «Oh, sagrada lengua, puedes discernir el sabor, estás dotada de un habla sagrada, eres la encarnación de la diosa Saraswati. ¿Por qué usas palabras impuras? En arrepentimiento, pronuncia los nombres divinos Govinda, Damodara y Madhava».

La lengua tiene un gran sentido del sacrificio, el respeto y el honor. Cuando prueba un fruto ácido, lo detiene antes de que llegue al estómago. Dios está presente dentro de la humanidad como Vaisvanara, la fuerza digestiva. La lengua decide que el fruto ácido no es una ofrenda adecuada para el Dios interior y lo escupe en la tierra, diciendo: «Madre Tierra, por favor recibe el fruto que has creado». Si el fruto es dulce, la lengua dice a Vaisvanara: «Oh dulce Señor, por favor experimenta este fruto dulce». La lengua no experimenta la dulzura por sí misma. Ofrece lo bueno a Dios y lo malo de vuelta al mundo. ¡Tal es su sentido de sacrificio!

La lengua también tiene tolerancia. ¡Qué cuidadosamente vive entre treinta y dos afilados dientes! Esto es lo que Vibhishana le dijo a Hanuman: «¡Oh Hanuman! Entre estos demonios que son como dientes, vivo como la blanda lengua, que canta el Nombre del Señor. Si no estoy constantemente vigilante, estos demonios acabarán con mi vida. Antes de morir quiero asegurarme la visión del Señor».

Hanuman respondió: «Vibhishana, equiparas tu peligroso estado al de la lengua. Es cierto. Pero, ¿qué cae primero, la lengua o los dientes? Los dientes. Así que no te preocupes. Alcanzarás la cercanía de Rama. Estos demonios serán arrancados como los dientes».

La lengua tiene un gran sentido del honor. No vaga de casa en casa como un perro callejero. Permanece dentro de sus puertas —los labios— y nunca sale. Tal es su honor. Puede hablar mucho, pero, ¿acaso sale alguna vez? Como una verdadera reina, vive dentro de sus límites, con dignidad y honor.

Además, la lengua reprende a un malhechor: «¡Estás comportándote como un animal (pasu)!». Elogia a un hombre piadoso: «¡Eres como Pasupati (Dios) mismo!». La sagrada lengua debe usarse solo para propósitos sagrados.

Las máximas de los Upanishads son simples, dulces y delicadas. Olvidamos estas palabras nectarinas. Los Upanishads son la esencia de todos los Vedas. Hoy nadie hace un esfuerzo por entenderlos. Las píldoras más pequeñas pueden eliminar la enfermedad del cuerpo. De manera similar, estas compactas palabras pueden disipar la ignorancia y encender la lámpara del conocimiento.

Los estudiantes deben hacer un esfuerzo asiduo por vivir una vida sagrada desde sus primeros años. Junto con la sabiduría, cultiven la humildad. Sin humildad, toda la educación se vuelve inútil. Respeten a sus padres, maestros y mayores; amen a los menores que ustedes. Eviten hablar en exceso.

Hoy las personas son héroes al hablar,

pero ceros al actuar.

¡La vida está llena de falsa apariencia!

Este es hoy el estado de los estudiantes. No sean pomposos. ¿Cómo debe vivirse la vida?

Dentro de la educación, la sabiduría debe brillar,

como un brillante relámpago entre las oscuras nubes.

No se pongan a discutir basándose en conocimientos librescos. Las discusiones no son propicias para la educación. Solo discute quien no sabe nada. Quien lo sabe todo permanece en silencio. Una hoja de bananero vacía se agita con el viento, pero una «llena» de alimento permanece quieta. Debemos brillar como individuos «llenos». Este es el camino real para los estudiantes.

El orgullo, el espectáculo y la arrogancia están desenfrenados en el período de la juventud. Esto es resultado de malos hábitos y malos alimentos. Tales defectos deben eliminarse.

Los estudiantes en este país tienen fama de causar disturbios. Nuestros estudiantes deben ofrecer protección a los temerosos y atraer a la sociedad con su naturaleza amorosa, como un imán atrae el hierro. Deben mezclarse y trabajar con todos. Esto se transmite en los Vedas como: «Sahanaavava, sahanau bhunaktu, saha viryamkara vaavahai». ¿Cuál es el significado de este verso?

«Mezclémonos, crezcamos juntos,

cultivemos juntos el conocimiento,

vivamos juntos felices, sin impurezas».

Solo esto traerá la paz. Si deseamos la paz mundial, debemos vivir sin enfrentamientos.

Reflexionen sobre la pureza de los sentimientos expresados en los Upanishads. Los sabios de antaño no eran tontos. Habían logrado mucho más que los científicos de hoy. Los científicos no han alcanzado ni una milésima parte de sus descubrimientos. Los científicos se sientan en habitaciones oscuras; son como una rana de pozo. Los sabios (rishis) eran expansivos como ranas de mar, y sus investigaciones eran amplias. Los descubrimientos de hoy están sumidos en el interés propio. Los antiguos carecían de ego y eran desinteresados. Podríamos juzgar erróneamente las declaraciones de nuestros sabios como alucinaciones o imaginaciones. En realidad, eran gemas de sabiduría conferidas a los sabios, que han nutrido a la humanidad hasta hoy. Los Upanishads son la esencia de las enseñanzas de los divinos sabios.

Concluyo mi discurso bendiciéndolos para que tomen al menos las enseñanzas más pequeñas de los Upanishads, las pongan en práctica en las actividades simples de la vida cotidiana y experimenten así la vida divina.

Mañana tomaremos otro Upanishad. Todos los Upanishads los acercan más a la Divinidad. Upa significa «cerca», como en cercanía a Dios. El primer día, su vicerrector solicitó que les enseñe métodos por los cuales se pueda alcanzar la proximidad a Dios.

Por lo tanto, canten el nombre divino y den el ejemplo con vidas puras y pacíficas. El desasosiego y la agitación han crecido sin límites. En tal entorno, los estudiantes deben fomentar la valentía, la felicidad suprema y la bondad. Esto es lo que deseo.

[Swami terminó con el bhajan «Bhajana Bina Sukha Shanti Nahin».]


Traduccion SBd