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Discursos dados por Sai Baba

10. 29/05/91 Mundaka Upanishad y Brahma Vidya

29 de Mayo de 1991

Brindavan

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Para alcanzar el estado del Supremo Señor de todo (Purushottama), debemos cultivar sentimientos puros y realizar acciones puras. Aprecien una verdad, y lo habrán comprendido todo. ¿Cuál es esta verdad? Esto fue lo que Saunaka preguntó al sabio Angirasa: «¡Swami! ¿Cuál es el concepto que, al conocerlo, conoceré todo? ¿Cuál es la visión que, al verla, habré visto todo? ¿Qué magnífica experiencia equivale a experimentarlo todo? ¿Qué es muy divino y siempre nuevo?»

Angirasa respondió: «Solo el conocimiento del Atma (Brahma Vidya) es verdadero. Toda otra educación es ilusoria.»

El arte, la música, la literatura, la escultura, la botánica, la zoología, la física, la química, todas estas se relacionan con el mundo efímero. ¿Acaso estas ciencias nos otorgan verdadero conocimiento (vijnana)? No, no. Indaguen con calma. Estas materias sirven solo para ganarse la vida. La verdadera educación debe conducir al conocimiento verdadero, a la sabiduría espiritual. Según este criterio, solo el conocimiento del Atma califica como verdadera educación.

¿Qué es el conocimiento del Atma (Brahma Vidya)? La educación mundana trata de lo que es visible para los ojos, audible para los oídos, sentido por la mente y accesible a los sentidos. El conocimiento del Atma no puede ser visto por los ojos, oído por los oídos, comprendido por la mente ni sentido por el corazón. Nos recuerda al Atma y nos lleva hasta su umbral. ¿Cuándo podemos afirmar que hemos comprendido este conocimiento del Atma? Solo cuando nos convertimos en aquellos en quienes las dieciséis fases (kalaas) han florecido plenamente (shodasa-kalaa-pari-porna).

Por esta razón, los Vedas describen a Dios como: Sathyam jnanam anantam Brahma. Sathyam significa inmutable, más allá del pasado, el presente y el futuro. Jnanam es la sabiduría de la no dualidad (advaita). Anantam es ilimitado, infinito. Brahma es la vastedad.

¿Quién es Angirasa? Leemos nuestras epopeyas y consideramos a personajes como Angirasa en su calidad de sabios, seres altamente evolucionados. Nuestras Escrituras no son meras historias (kathas), sino la esencia de la sabiduría infinita, diseñada para disipar nuestro dolor (vyathas). Esta esencia, o rasa, es Angirasa.

Anga significa miembro. Angirasa es aquel que puede llamarse un shodasakalaa-paripoorna y, por lo tanto, protege y nutre cada miembro del cuerpo con la esencia de las dieciséis fases (kalaas). ¿Cómo fluye el rasa? Derrite las dieciséis kalaas, las hace fluir hacia el Atma y revela la Divinidad inmanente en todas partes. Por lo tanto, Angirasa no es otro que la encarnación de la sabiduría (prajnana) dentro de nosotros.

Prajnana es el poder o testigo que permea el cuerpo, los sentidos, la mente, el instrumento interior, la fuerza vital, nuestras acciones, todo. Por eso los Vedas declaran: Prajnaanam Brahma. Cuatro afirmaciones fundamentales están asociadas con los cuatro Vedas:

1. Aquello ustedes son: Tat Tvam Asi

2. La lucidez es Brahman: Prajnaanam Brahma

3. Yo soy el Atma, yo soy Brahman: Ayam Atma Brahma

4. Yo soy Brahman: Aham Brahmaasmi

Estas declaraciones están cargadas de un poder infinito. La gente no necesita mirar hacia afuera ni consultar escrituras. Todo el conocimiento está dentro. Al haber olvidado la totalidad del conocimiento, buscan fuera y encuentran frustración. ¡Lo han perdido en un lugar y lo buscan en otro! Busquen el artículo perdido donde lo perdieron. Busquen dentro. Entonces se encontrarán frente a frente con su brillante prajnana.

Todo está contenido en esta palabra: akshara. La unión de lo temporal y lo permanente es akshara. Akshara = A + kshara. «A» representa anantam, aprameya, apramaana (infinito, más allá de la medida, más allá de la prueba). Así es el Atma: verdadero, permanente. Kshara significa temporal, falso, ilusorio, perecedero. Kshara es perecedero, «A» es imperecedero. La fusión de ambos es akshara. Akshara no es una sola palabra, sino dos. El fugaz mundo y el duradero Atma son una pareja inseparable. Uno no puede abandonar al otro.

De manera similar, el devoto y Dios son una pareja. ¡El devoto crea a Dios, y Dios crea al devoto! Pensamos que Dios ha creado a todos los seres. No, no. ¡El devoto, mediante su esfuerzo espiritual, crea al Dios de su elección! Este es el proceso de materializar a Dios para que aparezca en forma física (sakshatkara). Los sentimientos del devoto toman nombre y forma como sakshatkara. Sakshat (físico) + akaram (forma) es sakshatkara. ¡Por lo tanto, es el devoto quien crea a Dios! Y el devoto también es creado por Dios.

Los devotos de hoy están ciegos a su propio poder y preguntan constantemente: «¿Dónde está Dios, dónde está Dios?» ¡Qué ignorancia, qué necedad! ¿Por qué buscar a Dios cuando Él está en todas partes? Su error de concepto les dice que es necesario buscar a Dios. En verdad, es al revés: ¡Dios está en busca de un verdadero devoto! ¿Por qué? ¡Porque ni siquiera se encuentra un solo devoto genuino! Tal poder de indagación es raro hoy. El santo Tyagaraja cantó:

«En la hormiga, en Brahma,

en Siva, Kesava y otros dioses,

presente como el Amor,

tú, Rama, que vives según tus múltiples nombres,

¡sálvame!»

¿Qué hace una hormiga? Cuando se mezclan dos granos de azúcar en un montón de arena, desecha la arena y se lleva los granos de azúcar. Si una hormiga puede discernir tan agudamente, ¿por qué la gente tiene un intelecto tan torpe? Dios es más pequeño que lo más pequeño y más vasto que lo más vasto (Anovaneeyaan mahato maheeyaan). Comprendan esta unidad.

El significado común que se le da a la palabra akshara es indestructible. No, no. La decadencia y la destrucción también son un aspecto de akshara. El teísmo (astikatwam) y el ateísmo (nastikatwam) están relacionados de manera similar. ¿Cómo? Nastika (ateo) = Na + astika (teísta). Na significa no; asti, sí. La negación del «sí» es el ateísmo. Nasti = Na + asti. Sin asti, ¿cómo podría existir la palabra nasti? Es decir, el concepto de «sí» o la aceptación de Dios está presente dentro de la negación, ¡está dentro del ateísmo!

El capullo de una flor no desprende fragancia. Solo cuando se despliega emite olor. La flor plenamente abierta es el teísmo; el capullo es el ateísmo. Ambos son uno. Uno está dormido, el otro despierto. La flor del corazón aún no ha florecido en los ateos. Está destinada a florecer, tarde o temprano. Sin embargo, no necesariamente en esta vida. Si mueren con corazones estrechos, ese es su infortunio.

En este mundo no hay dos sustancias: todo es Uno. Solo existe Uno, pero los videntes lo expresan de muchas maneras (Ekam sat vipraah bahudaa vadanti). Cuando conocen la dulzura divina (rasa) llamada prajnana, llegan a conocerlo todo. Cuando la contemplan, lo han visto todo.

En realidad, ustedes están ofreciendo todo a ese prajnana. Hay una prueba directa que ilustra esta verdad. Un hombre prometió a Dios que realizaría una adoración especial para Él en el templo, si su tarea se completaba con éxito. Su deidad elegida fue el Señor Krishna. Ofreció flores una por una mientras repetía los 1008 nombres de Krishna: «Kesavaaya Namah, Narayanaaya Namah, Madhavaaya Namah, Govindaaya Namah, Madhusudanaaya Namah», y así sucesivamente. Los nombres son diferentes, pero todas las ofrendas son para un solo Dios. Esto es: Ekam sat vipraah bahudaa vadanti. Hay solo uno, pero lo llaman por diferentes nombres. Los alimentos son distintos, pero el hambre es una. Las flores son diversas, la adoración es una. Los nacimientos son diferentes, el ser es uno. Concéntrense en la unidad subyacente a la diversidad.

Los conceptos que el sabio Angirasa enseñó a Saunaka también fueron aclarados a Sukesa por el sabio Pippalada. Sukesa preguntó: «Swami, hay tres tipos de conocimiento en este mundo: jnana, sujnana y vijnana. ¿Cuál es su significado profundo y cómo se relacionan? Por favor, arroja luz sobre este tema.»

Pippalada sonrió: «¡Necio! No hay diferencias marcadas entre los tres tipos de conocimiento. Una forma pertenece al cuerpo (jnana), otra surge de la mente (sujnana), y la tercera trata del corazón (vijnana)».

Un pequeño ejemplo. Aquí hay un pañuelo, un micrófono, un plato, un vaso y una mesa. Son objetos visibles y tangibles. Esto está relacionado con el mundo físico, con el cuerpo (es jnana).

Luego, la mente. «Deseo emprender esta tarea. ¿Es este trabajo beneficioso para mí? ¿Lo es para los demás?» Cuando reflexionan de esta manera y buscan ayudar a los demás, esto es sujnana. Cuando procuran hacer el bien a otros incluso en acciones realizadas para su propio beneficio, tales actos son sujnana.

Habiendo experimentado tanto jnana como sujnana, cuando hacen aquello que satisface a su conciencia, cuando se preguntan: «¿Qué acciones harán feliz a Dios?» Todas las acciones que buscan complacer a Dios son vijnana. No hay necesidad de buscar vijnana en algún rincón secreto. Complazcan a Dios, y el mundo estará complacido con ustedes automáticamente.

Una vez, un devoto oró a la Madre divina: «¡Madre! No me has concedido Tu Visión. ¿Por qué estoy distante de Ti? ¿Por qué no me miras? Si no significo nada para Ti, sin Tu mirada amable sobre mí, no valdré nada para nadie. Si no logro convertirme en Tuyo, oh Madre, ¡el mundo también me despreciará, Madre!»

Sri Krishna explicó este punto a la reina Gandhari, de manera hermosa. Tras la muerte de sus cien hijos, los Kauravas, Sri Krishna fue a consolarla. El pobre Krishna fue solo para aliviar su pena. Gandhari, por otro lado, dejó que la ira y el dolor la abrumaran cuando le informaron de la llegada de Krishna. El dolor lleva a la ira, que genera odio. El odio provoca celos. Gandhari, como saben, se había impuesto una venda permanente en deferencia a la ceguera de su esposo. Sus sirvientas le dijeron: «¡Oh reina! Sri Krishna está aquí.»

Temblando de dolor, Gandhari exclamó: «¡Krishna! Estás lleno de parcialidad. ¡Eres el más vil de los hipócritas! Los Pandavas y los Kauravas son primos, hijos de hermanos. ¿Cómo pudiste ser tan parcial con los Pandavas y tan odioso con mis hijos? Incluso esa parcialidad es aceptable. Pero, ¿por qué no salvaste al menos a uno de mis hijos, mientras que hoy los cinco Pandavas están vivos? ¡Ni siquiera un solo hijo para realizar los rituales funerarios de los demás! ¿Por qué no dejaste que Tu mirada divina cayera sobre UN SOLO HIJO mío?»

Krishna tenía una sonrisa perpetua danzando en Sus labios. ¡Siempre estaba feliz, incluso cuando todos a Su alrededor lloraban! Él otorgaba y quitaba el dolor también. Convertía a los pobres en millonarios y a los millonarios en pobres. Indaguen: ¿por qué Krishna causaría dolor en un momento y lo aliviaría en otro? No, no. Cada persona experimentaba solo los resultados de su destino.

Al darse cuenta de que Gandhari no podía entender Su papel, Krishna decidió iluminarla citando su experiencia personal. «¡Madre Gandhari! Sabes que tuviste cien hijos. Pero, ¿alguna vez pusiste tus ojos en ellos? ¿Cómo sabes que tuviste cien hijos? Solo por las palabras de otros. ¡No has visto ni a uno solo de ellos! ¿Cómo podrían tus hijos malvados, indignos de las miradas amorosas de su propia madre, volverse dignos de la mirada amable de Dios?»

¿Ven? Los hijos que no pueden obtener las bendiciones de su madre permanecen distantes de la Gracia de Dios. «Cuando no ves a tus hijos, ¿cómo puedes cultivar un amor verdadero por ellos? Tus hijos eran malvados, indignos del amor de su propia madre. Odiaban y envidiaban sin medida a los amables Pandavas. Los Pandavas son justos. Tus hijos no escucharon las palabras de ningún simpatizante. Crecieron en odio, día tras día. No tenían ningún poder de discernimiento. Eran egoístas al extremo. El egoísmo los llevó a una situación lamentable.

»La justicia y la equidad dictan que el reino pertenece a los Pandavas. Ellos nombraron a tu esposo, Dhritarashtra, solo como gobernante interino. Cuando los Pandavas, y también tus hijos, confiaron en tu esposo, ¿es correcto engañarlos?». En la historia, no conocemos algunas verdades y, sin conocimiento factual, estamos confundidos.

Por lo tanto, quien invoca las miradas amables de Dios sobre sí mismo puede conquistar fácilmente al mundo. Quien se aleja de Dios es indigno del respeto de nadie. Cuando ustedes reconocen a Dios, comprenden todos los secretos del mundo, porque el mundo no es más que una parte de Dios.

Los hombres de hoy son necios que miran solo un lado de la moneda. Miren ambos lados: solo entonces conocerán su verdadero valor. Un lado es el mundo, el otro es Dios. Uno es perecedero (kshara), el otro es permanente (akshara). Uno es la base (moolam), el otro es lo burdo (sthoolam). Hoy, nadie se esfuerza por discernir la base oculta tras la diversidad. La base es la clave de todo conocimiento, de todos los actos de Dios.

Por lo tanto, nadie puede delimitar a Dios como tal o cual.

Basados en escritos antiguos, cultivamos la dualidad de agrado y desagrado. Debemos esforzarnos por ir más allá del apego y el odio para comprender su unidad. Por ejemplo, escuchamos las interpretaciones de los eruditos y concluimos que Krishna fue un hombre inmoral. De manera similar, creemos que Rama tenía ciertos rasgos. No, no. Debemos ir más allá de estas interpretaciones, hacia la Verdad. Tanto Rama como Krishna se basan en una Verdad inmutable.

Por eso las pastoras (gopikas) dijeron: «¡Krishna! Te vemos con nuestros ojos. ¿Hasta qué punto es confiable la vista? Solo mientras nuestros ojos puedan verte. Por lo tanto, esto no puede ser la verdad. Debemos mirarte con nuestros corazones. Pero nuestros corazones son como un lago cubierto de musgo en el que Tu reflejo no es claro.»

»El centro de nuestros ojos, la pupila, es oscuro. Tu tez también es oscura. Nuestro corazón, el lago de nuestra mente (manasa sarovaram), está oscurecido por impurezas también. El cielo parece oscuro en los oscuros lagos de nuestros corazones. Para que podamos verte, no necesitamos transformar nuestros oscuros ojos ni Tu oscura forma. Pero el «fondo», el cielo oscuro, puede cambiarse a un cielo blanco. Cuando nuestros corazones se vuelvan luminosos, Tu reflejo oscuro aparecerá claro como el cristal. Cambia nuestros corazones.»

¿Cuál es el significado profundo de esto? No necesitamos cambiar nuestros cuerpos, ni siquiera nuestra mente. Cuando transformamos nuestro corazón, que está relacionado con la sabiduría suprema (prajnana), lo logramos todo. ¡La naturaleza de la mente es ser impura! Pueden lavarla eternamente, pero las manchas permanecerán. ¿Pueden lavar carbón con leche y esperar que se vuelva blanco? ¡En cambio, la leche se volverá negra! Si lavan carbón con jabón, el jabón se oscurece.

Los estudiantes deben pensar con claridad. ¿Cuál fue la forma original del carbón? La madera. Cuando la madera arde, se convierte en carbón. Sin embargo, el carbón se forma solo cuando la quema es incompleta. Para completar el proceso, vuelvan a poner el carbón en el fuego. Entonces se convierte en ceniza, que es blanca. «Krishna, no somos ni madera ni ceniza. Estamos a medio camino, como negro carbón. Quémanos en el fuego de Tu Gracia y concédennos la blancura de la pureza.»

Deben reconocer: «He olvidado el principio y el fin. Estoy a medio camino del viaje. Por eso mi mente es como negro carbón. Sí, he perdido mi estado original de madera, pero aún puedo alcanzar el estado final de ceniza blanca. Para lograr este fin, la quema debe ser tan intensa como siempre.»

Cedemos ante las dificultades y el dolor porque no intentamos llegar al final, porque nos quedamos satisfechos con las dualidades de esta existencia intermedia.

Sí, debemos adquirir comodidades físicas. Luego, debemos obtener paz mental. Finalmente, la paz del Atma. Por esta razón repetimos tres veces: «paz, paz, paz (shanti shanti shantih)». Primero, paz en el cuerpo. La recitación del Nombre divino (namasmarana) es muy importante en este sentido. Para la paz mental es esencial una perspectiva divina (Brahma bhaavam). Finalmente, para la paz del corazón y la conciencia, la práctica espiritual (sadhana) es el camino. Viajen del cuerpo a la mente y luego al Atma.

[Swami concluyó con el bhajan «Hari Bhajana Bina Sukha Shanti Nahin»]


Traduccion SBd