.



 

Discursos dados por Sai Baba

09. 27/5/90 El egoísmo y el apego

27 de Mayo de 1990

Yo no soy mérito ni pecado;

ni felicidad ni tristeza,

ni el mantra ni agua sagrada;

ni el Veda ni el sacrificio;

ni el alimento ni quien lo disfruta.

Yo soy Sathyam Shivam Sundaram,

-Verdad, Bondad, Belleza;

soy Sat-Chit-Ananda,

-Ser, Conciencia, Bienaventuranza.

Este mantra es aplicable a todos. El hombre es un buscador de felicidad, un aspirante a la bienaventuranza, se esfuerza día y noche para obtener felicidad y bienaventuranza. En todas las esferas de su vida busca dos objetivos: lograr la felicidad y eliminar la aflicción. ¿Cuál es el significado profundo de esta perenne búsqueda del hombre por la felicidad? La naturaleza del hombre es la bienaventuranza, él es en verdad la personificación de la felicidad; por lo tanto, tiene derecho a buscar su origen, la felicidad. Si el azúcar perdiera su dulzura, dejaría de ser azúcar, si una rosa perdiera su fragancia, no sería rosa. De igual forma, si un hombre pierde su condición natural de felicidad y bienaventuranza, renuncia a su condición de ser humano. Si, por ejemplo, vemos en el camino a un hombre afligido, le preguntamos la causa de su aflicción, como lo hace cualquiera que pase cerca de él, porque no es natural en el hombre estar triste. En cambio, si alguien va caminando con un rostro feliz, nadie muestra especial interés en él ni le preguntan por qué no está triste, pues no causa sorpresa que un hombre sea feliz porque ésta es su condición natural.

El hombre ha sido provisto del cuerpo, los sentidos, la mente y el intelecto para experimentar su estado natural de bienaventuranza. Desafortunadamente, debido a que estas facultades o dones de Dios están contaminados y se usan mal, el hombre se ahoga en la miseria. El cuerpo se mancha con la suciedad del apego y del odio, los sentidos están envueltos en la sucia tela de los deseos y placeres de los sentidos, la mente se contamina por todas estas impurezas. Como resultado, el hombre no reconoce su verdadera naturaleza, y sufre al pensar equivocadamente que los placeres mundanos son necesarios y naturales para él. De hecho, éstos son altamente fugaces, como las nubes pasajeras. 

Al advertir que las debilidades morales del hombre aumentaban debido a los defectos en el alimento que ingerían, nuestros ancestros idearon sencillos pero sagrados medios para purificar el alimento antes de comerlo. Rociaban un poco de agua sobre los alimentos, cantando el mantra Anam Brahma, Raso Vishnú, Bhukta Maheshwara, que significa: "El alimento sólido es Brahma, el agua y la esencia líquida del alimento son Vishnú y el que disfruta el alimento es Maheshwara". Al efectuar este rito purificador, el que va a tomar el alimento le reza a la Trinidad para que lo proteja con la verdad (sathyam) y la rectitud (ritam). La invocación de las tres deidades es para que lo provean de la triple pureza de pensamiento, palabra y acción. Mediante este rito, el alimento se santifica corno una ofrenda. Los "intelectuales" de hoy, llenos de orgullo debido a sus talentos y habilidades, ignoran la eficacia y el poder de la verdad y la rectitud.

Shankara, durante su victorioso peregrinaje filosófico a través de la India, entabló un debate con un erudito llamado Mandana Mishra sobre el tema de la capacidad intelectual (medha shakti). Los dos convinieron en que Ubhaya Bharati fuera el juez que decidiría al vencedor del debate. Ubhaya Bharati no era sólo una distinguida erudita, también poseía cualidades divinas, como un corazón puro y un intelecto enriquecido con verdad, rectitud, fe y determinación. Ubhaya Bharati era la esposa de Mandana Mishra. La elección fue singular en muchos aspectos. Fue interesante observar que Shankara estuviese dispuesto a tener a la esposa de su oponente como juez; era el mayor testimonio de su fe en la absoluta imparcialidad de Ubhaya Bharati, debido a que el intelecto de ella, provisto del poder del discernimiento y la objetividad, era superior a la sola capacidad intelectual, llamada medha.

Los estudiantes deben entender que el intelecto (budhi) es más poderoso que medha. El intelecto no sólo es intelectualismo, como se entiende comúnmente; el intelecto es un estado apacible provisto de fervor o fe y de firmeza o constancia. Este budhi es el intelecto enriquecido por la rectitud y la verdad, así como por el yoga y el Principio supremo. Este intelecto no sólo posee el poder de la reflexión y el discernimiento, también cuenta con el poder de profunda percepción, indagación y juicio imparcial. Debido a que Ubhaya Bharati tenía este intelecto, declaró que Sankara había ganado el debate, y el gran devoto y filósofo quedó extremadamente complacido con aquel veredicto imparcial. Ubhaya Bharati declaró entonces que, de acuerdo con el convenio entre los dos contrincantes previo al debate, Mandana Mishra, al ser vencido, debía adoptar el monacato y volverse discípulo de Shankara. Al mismo tiempo, ella, como devota esposa de Mandana Mishra, decidió volverse también monja, conforme con los ideales de la mujer, según los cuales la esposa debe seguir al esposo en la prosperidad y la pobreza. Aunque ella no estaba obligada a adoptar la vida monástica, lo hizo para dar un ejemplo al mundo. Después de volverse renunciante, Ubhaya Bharati fundó un ashram para demostrar a los arrogantes eruditos que confiaban sólo en la agudeza intelectual (medha), que ésta era inferior al intelecto (budhi) que es una síntesis de varias virtudes divinas, como se mencionó antes. Un día, cuando se dirigía al río para bañarse junto con sus discípulas, vio a un asceta famoso por su renuncia a todo en la vida, quien dormía al borde del camino, con la cabeza apoyada sobre una jarra hecha de calabaza seca, que usaba de almohada para que nadie pudiera robársela. Con el fin de darle una lección al monje, Ubhaya Bharati les dijo, con fuerza para que la escuchara el asceta, las siguientes palabras a sus discípulas: "Miren a ese monje que aparentemente renunció a todos los apegos. ¿No es extraño que no haya abandonado el apego a su jarra barata?" Al oírla, el asceta se enfureció y pensó: "Después de todo ella es una mujer; ¿tiene derecho a enseñarme cómo debo comportarme?" Más tarde, cuando Ubhaya Bharati regresaba del río después de su baño, el asceta arrojó la jarra a los pies de ella como prueba de su renunciación. Ubhaya Bharati rápidamente reaccionó y refiriéndose a él, les dijo a sus discípulas las siguientes palabras: "¡Qué pena! Él no solo está lleno de apego sino también de ego". Inmediatamente el monje corrió hacia ella, cayó a sus pies sin importarle que fuese mujer y le rogó que le perdonara sus errores.

Del episodio anterior inferimos que el origen básico de la esclavitud del hombre son el apego o sentido posesivo de "lo mío" y el ego.

Tanto el apego como el ego los ocasiona el consumo de alimentos inadecuados. Los alimentos malos o los que se obtienen por medios impuros hunden al hombre en la ignorancia de diversas formas y suprimen los pensamientos puros que podrían surgir en su interior. Olvida el qué hablar, con quién, cuándo, dónde y cómo. El siguiente episodio del Mahabharata ilustra este punto: Bhisma fue un sabio (jñani) y un gran renunciante. Sri Rama, el héroe del Ramayana, es famoso por haber obedecido las órdenes de su padre durante catorce años; sin embargo, Bhisma obedeció las órdenes de su progenitor durante toda su vida y obtuvo su nombre, Bhisma, debido a su gran determinación y estricta observancia de sus votos, las cuales no tienen paralelo en la historia de la humanidad. Ese gran héroe fue mortalmente herido por las flechas de Arjuna y cayó en el campo de batalla el noveno día de la guerra de Kurukshetra.

Debido a la profunda determinación que mantenía aun en esos críticos momentos finales de su vida, yacía tendido sobre un lecho de flechas. Cuando los hermanos Pandavas junto con su esposa Draupadi se aproximaron a su abuelo para rendirle homenaje, él comenzó a explicarles todas las facetas del dharma desde su lecho de saetas. Después de escucharlo un rato, Draupadi estalló en risas. Todos los hermanos Pandavas se molestaron por la inexplicable ligereza de Draupadi y considerándola una afrenta para el venerable Bhisma, le lanzaron miradas furiosas. Comprendiendo su angustia, Bhisma los tranquilizó con suaves y dulces palabras y les dijo que Draupadi, al ser una mujer ejemplar en todos los aspectos, debía tener una razón válida para su reír. Enseguida le pidió a ella que explicara la razón de su risa y así disipara la confusión de sus esposos. Ella respondió: "¡Venerable anciano!, las lecciones de dharma que debías haber enseñado a los perversos y viles Kauravas, las impartes ahora a mis nobles y virtuosos esposos. Eso me pareció irónico y a la vez inútil, por lo cual no pude contener mi risa, aunque sabía que podría parecer descortés".

Enseguida, Bhisma explicó que había servido a los Kauravas, viviendo de lo que ellos le daban. Dijo: “Al consumir el alimento recibido de tan innobles y malignas personas, mi sangre se contaminó y todos mis pensamientos puros fueron eliminados. Ahora que las flechas de Arjuna han drenado de mi cuerpo toda esta sangre impura, el dharma que yacía sepultado en lo más profundo de mí resurge, induciéndome a comunicárselo a tus esposos". De este episodio, los estudiantes deben aprender la función tan crucial que desempeña el alimento para determinar nuestros pensamientos, palabras y actos.

Al respecto, es menester aclarar que Draupadi era una maha pativrata, o sea un elevado ejemplo entre las mujeres que adoran a sus esposos como genuinos representantes de Dios y los sirven con ese espíritu, además de que su nombre tiene un significado esotérico. Draupadi no sólo significa la cónyuge de cinco esposos, los Pandavas. Todo ser humano tiene, dentro de él o de ella, cinco esposos en la forma de los cinco alientos vitales: prana, apana, vyana, udana y samana. Cuando se dice que Draupadi vivía armoniosamente con sus cinco esposos, el significado alegórico es que ella mantenía el balance armonioso entre sus cinco alientos vitales, lo cual es un prerrequisito para una vida equilibrada. En el caso de muchas personas, uno o más de estos aires vitales se excita más allá del límite permitido, ocasionando una pérdida de equilibrio y armonía entre los cinco alientos vitales y la consecuente ausencia de equilibrio en la vida en su conjunto. Todos deben seguir el ejemplo de Draupadi, o sea vivir una vida llena de dicha y armonía, así como estar satisfechos con un alimento sencillo pero puro.

Deben ser conscientes de que el alimento es el principal responsable de su sentimiento de apego y odio, así como del ego y el sentimiento del "yo" y "lo mío". Regular sus hábitos alimenticios es en extremo importante para el sano funcionamiento de la mente y el intelecto. El comportamiento de la mente es realmente enigmático. Las escrituras afirman que cuando el hombre sigue a sus sentidos se vuelve irracional, y cuando lo guía la mente, se vuelve hombre. El que actúa de acuerdo con los dictados del intelecto se vuelve grande entre los hombres, mientras el que se guía por el Atma se vuelve Brahman. Si no pueden seguir al intelecto, por lo menos sigan a la mente, para que conserven siquiera su nivel humano. No obstante, muchos de ustedes podrían dudar de confiar en la mente, si en ésta existe la inclinación hacia el mal. El hecho es que la mente en sí misma es pura; sólo cuando obedece totalmente a los sentidos se vuelve impura. Si en vez de consumir sin discriminación todo lo que los sentidos le transmiten, la mente tomara todo lo que recibe a través de los sentidos y lo colocara ante el intelecto para su escrutinio, y actuara de conformidad con las decisiones del intelecto, se conservaría inmaculada y retendría su pureza prístina.

¡Estudiantes!: hasta ahora, en este curso de verano hemos analizado al cuerpo, los sentidos, la mente y el intelecto, que son insensibles y que unidos constituyen el campo (kshetra), también insensible, pero animado por el conocedor del campo (kshetrajña). El campo y toda la creación son gobernados por las tres modalidades de la materia (gunas), a saber: sátvica, rajásica y tamásica. Mañana discutiremos con detalle estos tres gunas, que son en verdad maravillosos.