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Discursos dados por Sai Baba

06. 24/5/90 Sujeten las riendas -

24 de Mayo de 1990

Sólo la mente causa

el ascenso y descenso del hombre en la vida;

ella es la única responsable

de la esclavitud o la liberación del hombre;

¡esta mente propicia que el hombre olvide

su realidad y descienda al infierno!

¡Amados estudiantes!

El hombre es una combinación de cuerpo, mente y Atma. Los tres constituyen los peldaños para el ascenso del hombre al más alto nivel. El cuerpo es el instrumento para la acción y la mente para el conocimiento. La realidad inalterable y permanente es el Atma, el aspecto divino del hombre. De esta forma, hacer, conocer y ser son la tríada de manifestaciones de la personalidad humana. Aunque el cuerpo, la mente y el Atma tengan diferentes nombres y características, su armonía y unificación ayudan al hombre a elevarse del nivel humano al divino. Por el contrario, la separación de uno respecto del otro lo degrada hasta el nivel irracional.

La palabra antahkarana o instrumento interno se usa tanto en el contexto mundano diario como en el lenguaje espiritual. ¿Cuál es su forma, naturaleza, función, importancia y destino final? Al plantearnos estas interrogantes, descubrimos que la mente asume la forma sutil del antahkarana, que consta de cuatro aspectos: mente (manas), intelecto (budhi), memoria (chita) y ego (ahamkara). Los tres últimos son los aspectos sutiles de la mente. El nombre particular se aplica basándose en las funciones realizadas, de la misma forma que al brahmán se le llama sacerdote cuando realiza el culto en un templo, cocinero cuando trabaja en la cocina, maestro cuando enseña a los estudiantes y panchanga brahmán cuando interpreta al calendario (panchanga).

De igual forma, cuando la mente se involucra en los procesos mentales fluctuantes, se le llama manas. Cuando muestra interés en la indagación y el discernimiento entre lo correcto y lo incorrecto, se le llama intelecto. Cuando funciona como depósito de los recuerdos, se conoce como chita. Cuando se identifica con el cuerpo físico y asume la función de hacedor de varias actividades, se le llama ego. Así, entendemos que la mente, aunque básicamente es una, manifiesta estas variadas formas debido a las diferentes funciones que asume. De hecho, "la mente sola es la causa de todas las cosas", dicen las escrituras. Significa que el cosmos es una proyección de la mente.

El hombre obtiene su nombre debido a que posee mente; según piense, eso llega a ser. Hombre significa mente y mente significa hombre. La mente sólo es un cúmulo de pensamientos. Éstos conducen a las acciones y lo que disfrutamos o sufrimos en este mundo son las consecuencias de esas acciones. Por consiguiente, si los pensamientos del hombre son buenos será buena su vida. Los pensamientos son muy poderosos, sobreviven a la muerte del hombre. Por lo tanto, es esencial mantener alejados de nuestras mentes los malos pensamientos, pues alejan al hombre del hombre y lo hacen olvidar su común divinidad. Cuando los hombres descubran que el Atma presente en todos es uno y el mismo, no habrán diferencias. El hombre debe expandir gradualmente su relación desde el nivel individual al familiar, comunal, nacional y finalmente al nivel mundial. La paz del individuo y la paz del mundo dependen de la mente, de allí la importancia de disciplinarla de forma correcta. Como un pez que nada contra la corriente para salvarse de los peligros, el hombre debe combatir los malos pensamientos y protegerse del peligro.

Hoy, el hombre se crea toda clase de problemas debido a sus pensamientos erróneos. A nadie debe culpar de sus placeres o dolores, ganancias o pérdidas. La mente es la raíz del árbol de samsara, el ciclo de nacimientos y muertes, y del universo en general. Para destruir este árbol, el hacha debe cortar la raíz. En otras palabras, la mente debe destruirse encauzando los pensamientos hacia la indagación del Atma, del genuino Ser o el Yo verdadero.

Basándose en las diferencias en la naturaleza de la mente, se le atribuyen a ésta diferentes colores. Por ejemplo; la mente presa de la ira es de color rojo; una mente egoísta es café, una mente egocéntrica es de color anaranjado, mientras que la mente consagrada a Dios es de color blanco puro.

El mundo de hoy está asolado por el miedo: ya sea en el hogar, en la calle o viajando en tren, autobús o avión, las personas son acosadas por el temor. El origen de este temor generalizado es la ausencia de pensamientos puros y sagrados en la mente del hombre. El mundo entero semeja un laberinto lleno de temor en cada esquina. La tragedia de Abhimanyu, el hijo de Arjuna y héroe de la guerra de Kurukshetra, fue que sabía cómo entrar en el laberinto Padmavyuha pero no cómo salir. Ustedes sabrán cómo salir sólo cuando sometan sus pensamientos al escrutinio del intelecto.

En el Upanishad Katha, el cuerpo es comparado con un carruaje: los sentidos son los caballos, la mente es las riendas y el intelecto es el cochero. Esto significa que la mente está situada entre los sentidos y el intelecto. Si la mente sigue los dictados del intelecto, estará a salvo. Si, por el contrario, obedece los caprichos y fantasías de los sentidos, se volverá esclava de ellos y una víctima de interminables aflicciones y sufrimientos. Soltar la rienda a los sentidos es seguir el sendero externo (pravriti marga); por el contrario, si controlamos los sentidos nos encaminaremos al sendero interno (nivriti marga). La mayoría de las personas están contentas de seguir el sendero externo y pocas se preocupan por explorar el interno. Hoy, muchas personas aplican sus pensamientos y esfuerzos para dañar a los demás, ignoran que el mal que ocasionan a otros se vuelve duplicado contra ellos. Un ejemplo contundente de esto son los perversos Kauravas, encabezados por Duryodhana y Dushasana, que sometieron a los virtuosos Pandavas a un sinnúmero de penurias. ¿Cuál fue el resultado de todo ello? Aunque los Pandavas sufrieron durante un tiempo, al final los Kauravas fueron totalmente destruidos. ¡Estudiantes!: recuerden siempre esto y nunca piensen en dañar a sus semejantes; no los critiquen ni condenen. Si engañan a sus amigos a su vez ellos los engañarán, si desobedecen a sus padres, sus hijos les pagarán con la misma moneda; si dañan a otros, ellos les harán daño en represalia. Esta clase de reacción, repercusión y acción refleja es inherente a la mente del hombre. Por lo tanto, deben seguir escrupulosamente esta máxima: "Nunca dañen, ayuden siempre". Algunos pecadores maquinan no sólo contra otros hombres, sino contra Dios. Esto parece ser natural en ellos, aunque Dios nunca le hace daño a nadie.

En este contexto, la gente más ruin es aquella que siente un placer sádico al causar daño a sus semejantes sin ninguna razón. Se pueden comparar con las polillas, cuya naturaleza consiste en dañar todo tipo de ropa indiscriminadamente, ya sea un valioso sari de mil rupias o un trapo de cocina. Esta tendencia tan despreciable de algunas personas se puede atribuir a sus malos pensamientos. Tratamos de eliminar los malos olores de nuestras habitaciones y baños usando sustancias para aromatizar el ambiente, como inciensos y otros desodorantes. De la misma manera debemos contrarrestar nuestros pensamientos malos con buenos. Los buenos pensamientos nos conducirán a la plenitud de nuestras vidas, mientras que los malos nos degradarán hasta un nivel irracional. Sin duda, reemplazar los malos por buenos pensamientos requiere de un esfuerzo sincero y firme, porque, como se quejó Arjuna con Krishna, la mente es voluble, turbulenta, fuerte y porfiada.

Todo el mundo clama por la paz, pero ésta no está afuera, en algún lugar; está en nosotros. Sin embargo, si desean disfrutar de ella, deben practicar. ¿Cómo practicar? Primero abandonen todos los pensamientos egoístas; luego, con firmeza, dedíquense a la indagación de lo que son en realidad. Si sólo repiten "yo soy un hombre, yo soy un hombre, yo soy un hombre", sólo serán hombres a medias. Para realizar su humanidad con plenitud, también deben repetir: "no soy un animal, no soy un animal, no soy un animal", pues la gente, hoy en día, se llama a sí misma hombre, pero se comporta como un animal. ¡A la luz de este hecho, el animal es mejor que el hombre porque se desempeña como tal, mientras que el hombre se proclama hombre, pero se comporta como animal! Ustedes recibieron la denominación de "hombre" porque están provistos de una mente. Sin embargo, para merecer ese nombre deben moldear su mente como corresponde al hombre, no al animal.

La mente es un patrimonio inapreciable, es el mayor don que Dios le ha otorgado al hombre. Las escrituras declaran que sólo la mente es responsable de la esclavitud o la liberación del hombre. Por lo tanto, ¿cómo pueden condenar a la mente considerándola mala cuando es capaz de conducirlos a la suprema meta de la liberación? Un cuchillo se puede usar para cortar frutas y verduras, pero si en un arranque de ira y frustración, lo usan para cortar su garganta o la de otros, ¿la culpa es del cuchillo? Asimismo, no pueden culpar a la mente si la usan mal; la mente contribuye a su propia elevación o caída, todo depende de la forma en que la usen.

A menudo la mente se compara con un gato. Una gata sujeta suavemente a sus gatitos con el hocico y los lleva de un lugar a otro para su seguridad y alimentación. En total contraste, la gata usa el mismo hocico para destrozar a las ratas. La mente funciona de forma similar: sirve como la suprema benefactora de aquellos que se consagran a la contemplación de Dios con buenos pensamientos, buenas palabras y buenas acciones. Por el contrario, la misma mente ocasiona el desastre a los que eligen el camino equivocado de la injusticia o la franca perversidad.

La forma de actuar de la mente también puede compararse con la representación de un monólogo, puesto que asume distintas formas y desempeña diferentes funciones, dependiendo de los requerimientos de las situaciones variables.

En el origen sin principio, Dios era uno. En él surgió el pensamiento: "Yo soy uno, que me vuelva muchos" y así, el Uno se volvió muchos. Sin embargo, a pesar de los muchos, la unidad se mantiene sin que la afecte la diversidad. Así, ya sea de la unidad en la diversidad o de la diversidad en la unidad, sólo los pensamientos son responsables. Lo que se requiere es regular nuestros pensamientos de forma correcta. No debemos actuar tan pronto como surja un pensamiento, sino someter el pensamiento al escrutinio del intelecto para asumir una decisión correcta antes de actuar. No obstante, hoy en día la mayoría de las personas se apresuran a poner en práctica sus pensamientos sin recurrir a tal deliberación. Ésta es la razón del siguiente enunciado: "La prisa causa pérdida y la pérdida, preocupación, así que no se apresuren". Por lo tanto, sólo la acción que se ejecuta después de haber reflexionado en ella conduce a la paz.

La gente habla de paz mundial, pero ¿cómo se puede asegurar la paz en el mundo? Aquí está la fórmula:

Si existe rectitud en el corazón, existirá belleza en el carácter.

Si existe belleza en el carácter, existirá armonía en el hogar.

Si existe armonía en el hogar, reinará el orden en la nación.

Si existe orden en la nación, existirá paz en el mundo.

El primer eslabón de la cadena que conduce a la paz mundial es la rectitud. La rectitud es otro nombre para denominar a la acción correcta. Sin embargo, el prerrequisito para la acción correcta es el pensamiento correcto. En otras palabras: la paz debe comenzar con el individuo y gradualmente expandirse cada vez más lejos, desde el hogar o la familia hacia la aldea, la nación, etcétera, y seguir ese orden hasta que al final abarque el mundo entero.

Ustedes cantan: "paz, paz, paz" después de la meditación, bhajans, etcétera; sin embargo, no basta pronunciar tres veces esa palabra para obtener ni asegurar la paz. Esta repetición significa que el hombre necesita tres clases de paz: 1) paz adhibhautika, o sea paz sin impedimento de otros seres, 2) paz adhyatmika, o sea paz sin que la perturbe el cuerpo y mente propios, y 3 paz adhidaivika, o sea una paz que no perturben las fuerzas que están fuera del control humano. De estas tres, adhidaivi significa la necesidad de la gracia divina que puede obtenerse sólo mediante la entrega absoluta a Dios. Este concepto de la "entrega a Dios" a menudo se interpreta de forma errónea. La entrega no significa abandonar todas las actividades y pensar tontamente. "Dios va a hacer todo lo que es necesario para mí, porque le he entregado todo a él". Esto sería únicamente pereza, es como sentarse frente a un plato de chapatis con un aderezo de papas y ociosamente esperar que sacie el hambre con sólo mirarlo. Por otra parte, el significado correcto es hacer uso de las facultades y de la energía que Dios les ha otorgado para ejecutar su legítimo trabajo dedicándole todas sus actividades a él, sin la falsa creencia de ser el hacedor y sin la incorrecta preocupación por los resultados de sus acciones.

¡Estudiantes!: si desean albergar buenos pensamientos, deben recurrir al camino espiritual, cuyo punto de partida es la compañía de personas santas.

Los pensamientos son contagiosos, de allí el adagio "Dime con quién andas y te diré quién eres". Por lo tanto, deben evitar las malas compañías. Sri Shankara alabó entusiastamente el valor de la compañía santa con estas palabras: "La compañía de los sabios propicia desapego y éste conduce a la destrucción de la ilusión, seguida por la obtención de una firme sabiduría, y culminan finalmente en la liberación en vida (jivanmukti). Por lo tanto, es esencial que recuerden que sólo la buena compañía originará buenos pensamientos en ustedes.

¡Estudiantes!: cultiven y fomenten sólo pensamientos sagrados y así santificarán sus vidas. Conviértanse en hombres ideales, para que otros también obtengan el mismo beneficio al seguir su ejemplo. La mala compañía, los malos pensamientos y una vida de placer pueden proporcionarles gozo momentáneo, pero al final los ahogarán en indecible miseria y total ruina. Recuerden que sólo cosecharán lo que han sembrado. Cuando nacen del vientre materno, su cuello no está adornado con guirnaldas o collares de oro, perlas o diamantes; pero estén seguros de que llevan alrededor de su cuello una gruesa guirnalda invisible que les otorga Brahma, el creador: la guirnalda de los frutos de las buenas y malas acciones hechas en vidas anteriores.

Déjenme concluir con una palabra relacionada con la gratitud. Debido a la ausencia de gratitud, el hombre se está degradando a un nivel irracional. Pueden decirle «gracias» a una persona que recoge el pañuelo que se les ha caído, ¡pero es muy extraño y sorprendente que nunca piensen darle las gracias a Dios por todas las cosas preciosas que les ha otorgado! Él los ha colocado en este vasto y maravilloso universo, dotándolos de aire puro para respirar, agua limpia para beber, la madre tierra para vivir, y así sucesivamente. En resumen, si no fuera por los cinco elementos creados por él, no podrían vivir ni un momento. Entonces, ¿existe mayor pecado que olvidar ofrecer agradecimiento a un Dios tan misericordioso?

Al comprar un terreno, se disponen a construir en él una casa con su propio dinero. El gobierno les cobra el impuesto del inmueble, y al proveerles electricidad y agua, les cobra impuestos adicionales por esos servicios. Pero díganme, ¿qué impuesto están pagando a Dios por proveerlos del sol que ilumina al mundo, el viento que refresca a todos los seres humanos con una brisa fresca, la lluvia que no sólo refresca la tierra, sino que sustenta la vida? No pensar en todo esto indica no sólo la ingratitud del hombre, sino la inercia, la desidia que contamina su mente.