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Discursos dados por Sai Baba

04. 22/5/90 El dominio de los sentidos

22 de Mayo de 1990

Uno puede obtener gran erudición

y salir victorioso de las asambleas de sabios,

puede ser un gran héroe

y ganar muchas batallas,

puede nacer como rey de reyes

y gobernar un vasto imperio,

puede dar generosamente en caridad oro y vacas,

puede ser capaz de contar

las innumerables estrellas que adornan el cielo,

puede nombrar las numerosas especies

de seres vivientes,

puede estar bien versado

en el óctuple camino del yoga,

puede tener éxito para llegar a la luna,

pero nadie puede controlar su cuerpo y sentidos,

ni conquistar a la mente y mantenerla

en constante introspección

y ecuanimidad inconmovible.

Es verdad que el cuerpo tiene cierta influencia en los sentidos, pero los sentidos tienen una influencia aún mayor en el cuerpo. Ningún cuerpo puede existir sin los sentidos ni los sentidos sin el cuerpo. Éstos son inseparables e interdependientes. Un polo negativo sin uno positivo, o uno positivo sin negativo (en la corriente eléctrica) no servirá de nada. Asimismo, un cuerpo sin sentidos o unos sentidos sin cuerpo no pueden funcionar, por lo cual es imperativo que toda persona cuide de modo apropiado su cuerpo.

La función de los sentidos es notable. Las maravillas que realiza lo Divino desafían toda descripción, pero la acción desempeñada por los sentidos es aún más maravillosa y llena de misterio. Extraño, impredecible e indescriptible es en verdad el comportamiento de los órganos de los sentidos. Los sentidos son más sutiles que el cuerpo. Aunque existen en el cuerpo las facultades del habla, el tacto, la vista, el oído y el gusto, así como los gases, la bilis y la flema, los sentidos ejercen en igual medida un control extraordinario en todos ellos. La alegría y la aflicción, el calor y el frío, etcétera, se experimentan sólo cuando los órganos de los sentidos entran en contacto con los objetos del exterior. Sin los objetos, los sentidos no funcionarían ni siquiera durante un momento. Todas las actividades de los sentidos están orientadas a los objetos del medio ambiente. No es posible que nosotros comprendamos o describamos las miles de facetas de los órganos sensoriales y sus actividades.

A los sentidos también se les denomina matrah, que significa "instrumentos de medición". ¿Cómo realizan esta medición los órganos de los sentidos? Por ejemplo, cojan una fruta. ¿Cuál de los sentidos tiene la facultad de determinar si es dulce o ácida? ¿Cuál es el órgano que juzga o decide el sabor de algo? Es la lengua. Ella determina el sabor de un comestible, decide si es bueno o malo y lo hace saber a todos los demás sentidos involucrados.

¿Cuál es el Órgano capaz de discernir si un cuadro es atractivo o feo? Sólo el ojo es el instrumento de medición para este fin. De la misma manera, sólo la nariz tiene poder para determinar si un objeto es fragante o hediondo. Asimismo, el oído es el que puede discriminar entre una nota musical melodiosa y una discordante. Así, lo, órganos de los sentidos se denominan matrah en cuanto están provistos de la capacidad de medir y determinar la cualidad o característica particular de los diferentes objetos de los sentidos.

El Upanishad Katha describe a los sentidos como caballos uncidos al carruaje del cuerpo. ¿Cuál es el significado de nombrar caballos (ashwa en sánscrito) a los sentidos? Ashwa significa aquello que está siempre inquieto. Es bien conocido que un caballo, detenido, galopando o aun durmiendo, mueve alguna u otra parte de su cuerpo todo el tiempo, así sea la cola, una pata, el lomo, la nariz o la quijada. Debido a esta inquieta naturaleza, al caballo se le llama ashwam. Vean también el ejemplo del árbol de pipala (Ficus religiosa), la higuera: haya o no brisa, sus hojas están en constante movimiento, por eso se llama árbol ashwatha.

En la antigüedad, los gobernantes de la India llevaban a cabo un sacrificio (yaga) llamado el Ashwa-Medha yaga. Ashwa significa inconstante y medha, budhi o intelecto. De ahí que ashwa-medha signifique "de mente inconstante" y que el caballo que se usa en el sacrificio simbolice a la mente inestable. Cualquiera que fuese capaz de capturar y controlar ese caballo era calificado como un dhimantha, o sea un hombre de inteligencia heroica y digno de ser enfrentado en combate. Aquí vemos los significados esotérico y exotérico del término Ashwa-Medha. Sólo cuando se conjuguen los dos significados llegaremos a la verdad total. Hoy, toda persona debe controlar sus sentidos, que son como caballos. Sólo entonces el hombre podrá llamarse héroe en un verdadero sentido. No importan cuántos sacrificios y rituales ejecuten y cuántas escrituras dominen, si no ejercen el control de sus sentidos, todos estos logros carecerán de valor.

El término matrah aplicado a los sentidos tiene aún otro significado. Indica que el límite al que puede experimentar cada órgano de los sentidos ha sido prescrito por el divino Señor. Por ejemplo: el ojo sólo puede ver, no oír; la boca sólo puede hablar, no ver. Así, todo órgano ha sido provisto por Dios de una sola capacidad específica. Sólo aquellos que usan estos órganos de acuerdo con las funciones prescritas por Dios, cumplen con la voluntad divina. Aquellos que violan los límites prescritos, transgreden la voluntad divina, y merecen un castigo.

Por lo tanto, todos deben usar sus órganos sensoriales con la debida consideración de las funciones y límites que les han sido prescritos a cada uno. Por ejemplo, la nariz tiene la tarea específica de inhalar y exhalar el aire para preservar la salud y diferenciar los buenos y malos olores para aspirar sólo lo que es bueno y fragante. Al ignorar esta función específica ordenada a la nariz, el hombre de hoy, por desgracia, la usa para aspirar rapé e inhalar malos olores. Con tales prácticas está violando los mandatos respecto al uso de la nariz. Con esto comete una doble falta: por un lado, viola un mandato divino y, por el otro, causa daño a su salud. Debido a esto, no debe sorprender que el hombre de hoy sea presa de todo tipo de enfermedades.

De forma similar, la lengua ha sido dada al hombre con el fin de consumir buenos alimentos que fomenten la salud, hablar gentil y suavemente para proporcionar alegría y con el fin de comunicar sus pensamientos y sentimientos más íntimos a los demás. La lengua, que nos ha sido otorgada para esos edificantes propósitos, en la actualidad la usan de forma tonta para consumir drogas, comer alimentos de origen animal, fumar, injuriar, difundir rumores, calumniar y pronunciar palabras crueles que hieren a los demás, etcétera. Este perverso uso de la lengua ocasiona que se violen los divinos mandatos anulando los límites señalados. En consecuencia, el hombre experimenta un sinnúmero de problemas.

Sólo cuando use con propiedad los sentidos otorgados por Dios para cumplir con los propósitos que les fueron asignados, el hombre podrá elevarse a alturas divinas. Poseer los órganos de los sentidos no implica usarlos como les plazca. Son como caballos uncidos a un carruaje; deben saber controlarlos para que el carruaje marche suave y con seguridad por el sendero correcto hasta la meta fundamental de la vida. Los caballos deben estar adelante del carruaje. Hoy, por el contrario, los caballos están en la parte de atrás. Esto trae peligrosas consecuencias. Si, con la excusa de que los sentidos deben respetarse y otorgarles un lugar de honor, ustedes colocan a los caballos (los sentidos) dentro del carruaje, ¿cómo podrá éste moverse? Mientras incitan a los sentidos, no están haciendo ningún esfuerzo para controlarlos internamente. Es como dar de comer en exceso a un caballo para engordarlo indebidamente, pero sin asignarle un trabajo adecuado. Con seguridad esta acción producirá malos resultados. En la actualidad mimamos a los sentidos, pero no les asignamos ningún trabajo. En consecuencia, se desbocan propiciando desastres al mismo amo. Los sentidos deben usarse de forma adecuada como lo ordena Dios; de lo contrario, el hombre sufrirá la ausencia de paz.

Esta situación puede compararse con la de un hombre con muchas esposas. El rey Uttanapada tenía dos esposas y, debido a las diferencias entre ellas, su hijo Dhruva tuvo que marcharse a la selva para llevar a cabo austeridades. El rey Dasaratha tenía tres esposas; para cumplir con las exigencias de la más joven, tuvo que sufrir el exilio de Rama, su bienamado hijo, al bosque y, finalmente, perder la vida debido al dolor de la separación. Si éste es el aprieto de los que tienen dos o tres esposas, ¡imaginen la situación de uno que debe controlar a diez, pues este rey, la mente, debe controlar a diez esposas: los cinco órganos de los sentidos y los cinco órganos de acción! Cada órgano insiste en disfrutar de los objetos de su preferencia. Por ejemplo, a la nariz le atrae el olor de la masala dosa (un platillo del sur de la India) y quiere tenerla, el oído quiere que se sintonice la radio para escuchar música agradable y los ojos ansían ver una nueva película. Así, cuando todos ellos están ansiosos por sus particulares deseos, ¿cómo puede el amo complacer a todos a la vez? Incapaz de satisfacerlos, la mente se frustra. Entonces, ¿cómo puede esta mente casada con diez esposas disfrutar de paz? Sólo cuando ejerza un control adecuado de los sentidos, el hombre será feliz y compartirá esa felicidad con los que lo rodean.

Existe un método mediante el cual las demandas de los sentidos se pueden conciliar y armonizar: consiste en tratar lo bueno y lo malo con igual ecuanimidad. Tukaram es un ilustre ejemplo al respecto. Él era un gran devoto y de naturaleza muy gentil, mientras que su esposa era una arpía; sin embargo, con su tranquilidad y paciencia, Tukaram pudo vivir bien con ella. Sólo cuando tenemos el hábito de regresar palabra por palabra, diente por diente y ojo por ojo, tenemos que enfrentar discordias y problemas; pero Tukaram era la personificación de la paciencia. Cultivaba su pequeña parcela de un cuarto de hectárea para mantener a su familia. A instancia de sus vecinos, una vez cultivó caña de azúcar en su pequeño terreno. Cuando maduró la cosecha, muchos pueblerinos, aprovechándose indebidamente del buen carácter de Tukaram, cortaban una o dos cañas de azúcar para chuparlas. Finalmente, Tukaram cosechó lo que quedó de su cultivo y ató las cañas para llevarlas a casa en su carreta. En el camino, los niños de la aldea lo rodearon para pedirle un trozo de caña. Con su habitual generosidad, Tukaram les permitió que cogieran de la carreta las cañas que quisieran. Finalmente, cuando llegó a la casa, quedaba sólo una caña. Al ver esto, su esposa se encolerizó, lo regañó severamente y lo acusó de ser inepto para la vida familiar; cogió la única caña que quedaba en la carreta y llena de cólera golpeó a Tukaram con ella. La caña se quebró en tres pedazos, de los cuales dos cayeron al suelo y el otro quedó en su mano. Con calma, Tukaram dijo: "Todo el camino me estaba preguntando cómo repartir la única caña restante entre los tres miembros de la familia. Me alegro de que hayas resuelto el problema. Puedes comer el trozo que está en tu mano y dar los que han caído al suelo a los dos niños". Tal paciencia y ecuanimidad se encuentra muy raras veces, excepto en pocas almas eminentes. Estas cualidades se pueden adquirir a través de la devoción y la fe. No hay por qué sentirse desanimados debido al temor de no ser capaces de controlar los sentidos. Desarrollando una devoción profunda y una total entrega a Dios, pueden controlarse en definitiva.

Kabir es otro ejemplo de un hombre santo en una situación diferente. Al contrario de la esposa de Tukram, la de Kabir era altamente devota y fiel, totalmente dedicada a servir a su esposo y a obedecerlo sin reserva. Un día, Kabir trabajaba en su telar, cantando como de costumbre el nombre de Rama mientras tejía. De repente llamó a su esposa para decirle que el hilo se había roto y le pidió que trajera una lámpara. Era mediodía y cuando ella trajo la lámpara encendida, Kabir le pidió que la volviera a su lugar porque no era necesaria. Cualquier otra esposa habría respondido diciendo: "¿No tienes ojos para ver a la luz del día? ¿Por qué me haces perder tiempo y esfuerzo pidiéndome traer una lámpara para luego hacérmela llevar de vuelta? ¿Piensas que no tengo otra cosa que hacer?", etcétera. Pero la esposa de Kabir estaba hecha de diferente material. En silencio se llevó de nuevo la lámpara, sin un murmullo ni pronunciar siquiera una sola palabra de resentimiento. Así, con una esposa tan obediente y respetuosa, Kabir fue capaz de desarrollar su devoción sin ningún impedimento y expresó a Dios su gratitud por su gracia al haberle dado una compañera tan buena para la vida.

Éstos son dos ejemplos de hombres santos que, a pesar de sus situaciones familiares contrastantes, siguieron su camino espiritual con igual dedicación. Por lo tanto, el medio carece de importancia en el control de los sentidos y las emociones. La pureza de nuestros impulsos, la sinceridad de nuestros propósitos y la determinación de seguir el sendero divino son más importantes que el ambiente, el cual es de poca o ninguna importancia a este respecto.

Deben de haber oído acerca de Einstein, quien era un gran científico así como un hombre sabio; era una rara combinación. Él tenía una mujer muy tonta, que carecía de educación y se comportaba de una forma grosera. Einstein siempre estaba ocupado en experimentos e investigaciones y también en la contemplación. Estaba tan absorto en su trabajo que nunca llegaba a tiempo para sus alimentos aunque su mujer se lo recordaba con frecuencia La esposa se molestaba por el comportamiento de su marido y a menudo perdía la calma. Un día, ella sintió mucho apetito, sirvió los platos en el comedor y repetidamente llamó a su esposo a comer, pero Einstein la ignoró, pues estaba absorto en sus pensamientos, olvidado del mundo externo. Su esposa se encolerizó tanto que se acercó a él con una jarra llena de agua y se la vació en la cabeza junto con una lluvia de reproches. Einstein no se molestó, aunque estaba empapado. Le sonrió a su esposa y dijo con calma: "¡Todos los días eran sólo relámpagos y truenos, pero hoy un fuerte aguacero cayó sobre mi cabeza!" ¡Imaginen la paciencia, la serenidad y el humor de Einstein ante una situación tan irritante y provocadora! Si hubiese sido otro esposo, le habría arrebatado la jarra a la mujer para rompérsela en la cabeza, pero Einstein nunca pensaba en represalias. ¡Tal era su control sobre los sentidos!

Los antiguos sabios consideraban el control de los sentidos como una penitencia. Para disciplinarios, es necesario comprender cómo funcionan los sentidos. He aquí una breve historia para ilustrar la forma en que un sacerdote cristiano aprendió una lección acerca del control de los sentidos, que le impartió el conductor de un carruaje en el cual viajaba. El sacerdote notó que el cochero azotaba con dureza al caballo al aproximarse a un cruce de ferrocarril. El sacerdote era un estricto creyente en el mensaje de amor y compasión de Cristo, por lo cual se compadeció del animal y le preguntó al cochero por qué azotaba de esa forma al caballo, pues éste iba galopando bien. El cochero le explicó que en el cruce había algunas piedras pintadas de blanco que asustaban al caballo y lo azotaba porque el corcel le tenía más temor al látigo que a las piedras blancas y así cruzaría sin detenerse por el temor a las piedras blancas. El sacerdote aprendió esta lección: cuando la atención de cualquier órgano de los sentidos se distrae, debe enfocarse hacia algo conveniente mediante un incentivo o algo que no lo estimule; sólo así abandonará sus locas divagaciones y seguirá el sendero correcto.

Supongan que tienen un animal que ha desarrollado el mal hábito de pastar clandestinamente en los cultivos ajenos. ¿Cómo quitarle ese mal hábito? Si ustedes lo alimentan en su establo con forraje fresco, que incluso es más sabroso para el ganado, ese animal se acostumbrará a comer en él y así abandonará el mal hábito de pastar en los cultivos. Asimismo, los sentidos deben alejarse de sus malos hábitos y disciplinarse apropiadamente para que adopten sólo los buenos.

Los sentidos han sido comparados con los animales (pashu). La palabra pashu significa aquel que orienta su visión hacia el exterior. Aquel que tiene la visión interna se denomina Pashupati o "el Señor de los animales" (Shiva). El hombre debe aspirar y esforzarse para volverse un pashupati o amo de sus sentidos y no un pashu o esclavo de ellos. Es una pena que en la actualidad el hombre sea esclavo de sus sentidos. Existen varias formas para controlarlos y guiarlos por el sendero correcto. En este sentido, es importante no consentirlos.

Si investigan con cuidado acerca del nacimiento de los placeres de los sentidos, descubrirán que tienen su origen en la aflicción, Por ello, todo placer de los sentidos lleva consigo la mancha de la aflicción El placer que se obtiene de los sentidos es momentáneo y al final culmina sólo en aflicción. El deseo surge en un momento y se va al siguiente. Supongan que el deseo de comer un dulce surge hoy en ustedes. Tan pronto como hayan comido los dulces quedarán saciados o hasta sentirán aversión por ellos. ¡Deseo en un momento y rechazo en el siguiente! ¡Placer y dolor en rápida sucesión! Al estudiar de esta forma la naturaleza momentánea y engañosa de los placeres de los sentidos, fomentaremos el discernimiento y el desapego para controlarlos. Otro aspecto importante que deben notar es que si los sentidos se mantienen ocupados correctamente, no causarán problemas. De otra forma ustedes se convertirán en sus esclavos.

Aunque yo no esté presente físicamente, sé lo que está sucediendo en un lugar y en un momento en particular, y además, conozco los sentimientos de las personas. Por ejemplo, esta tarde la doctora Hemalatha, directora del Colegio para Mujeres de Anantapur, los entretuvo con una clase muy iluminadora acerca de Prahlada, entremezclada con dulces cantos y poemas en télugu. Uno de los pasajes más importantes que ella mencionó fue cómo Hiranyakashipu, que odiaba e injuriaba a Hari (el Señor Vishnú), fue muerto por este último y así quedó redimido. De forma similar, el señor Krishna siempre era objeto del abuso de gente como Sishupala y Dantavakra. Una vez, en el gran salón de asambleas de Dharmaraja (Yudhistira) lleno de eminentes personajes, surgió un debate respecto a la persona indicada para recibir la primera ofrenda (o primacía) de respeto y honor, el Agra Thambulam (lo cual significa literalmente, la primera ofrenda la primera da de hojas de betel y nuez areca). Aunque estaban Presentes varios hombres como Bhishma, Drona, etcétera, los Pandavas decidieron conceder ese honor a Sri Krishna, quien era todo para ellos, pues había estado a su lado en todas sus penalidades ayudándolos durante muchas crisis. Dharmaraja lavó los pies de Krishna y le dio la primera ofrenda de respeto y honor. Los malvados son incapaces de comprender los propósitos y motivos internos de otras personas. Guiados sólo por formalidades externas y consideraciones egoístas, critican e injurian a los demás con malicia y envidia. Esto fue exactamente lo que el mezquino Sishupala hizo en esa ocasión; no toleró que Krishna fuera honrado de tal forma ante esa enorme y distinguida asamblea y, justo frente los grandes maestros, sabios y hombres de honor y distinción, el malvado Sishupala empezó a proferir virulentos insultos en contra del Señor Krishna, mencionando, por ejemplo, que Krishna era un ladrón que robaba mantequilla de las casas de los demás y los saris de las inocentes pastoras, ultrajando su recato, entregándose al chacoteo y al juego con ellas y que, por lo tanto, era una ofensa a la augusta asamblea concederle la primacía de los honores.

Cuando esos vituperios de Sishupala llegaron al colmo, de repente Krishna le arrojó el mismo plato en el cual Dharmaraja le había hecho su ofrenda. (Algunos dicen que Krishna le arrojó su disco Sudarshana a Sishupala, pero esto es incorrecto). Con el plato Krishna cercenó la cabeza de Sishupala. Su muerte a manos de Krishna dejó satisfecho a Dharmaraja, pero de inmediato su felicidad se tornó en sorpresa y completo aturdimiento, como si su mente hubiera sido azotada por un ciclón, cuando observó que la sangre que manaba del cuello degollado de Sishupala caía a los sagrados pies de Krishna y, lo más sorprendente todavía, que la llama vital que emergió del cuerpo de Sishupala se fundía en Sri Krishna. Asombrado ante ese extraño fenómeno, Dharmaraja le preguntó al sabio Narada por qué un traidor y encarnizado enemigo de Krishna como Sishupala tenía una muerte tan gloriosa al fundirse su espíritu en Sri Krishna, una consumación a la que aun los devotos que se han entregado a Dios difícilmente pueden aspirar. A esto, Narada respondió: "El insulto o la alabanza, el vituperio o la veneración pertenecen sólo al cuerpo y no al Atma que está más allá de todos los pares de opuestos. Sólo el Supremo Paramatma vive en todos los seres. Al ser éste el caso, ¿quién es el que insulta y quién el insultado?, ¿quién es amigo y quién enemigo? Todos son los mismos. La sangre que está saturada con el constante recuerdo de Dios se vuelve una ofrenda dedicada a él. Así sea por odio o amor, lujuria o envidia, ego o entrega, cualesquiera que sean los sentimientos, será suficiente si el nombre del Señor se recuerda incesantemente". Sishupala recordaba el nombre de Sri Krishna con más frecuencia que muchos devotos. Los devotos recuerdan a Dios sólo cuando ven los templos y sus torres, imágenes o estatuas instalados allí, pero Sishupala, debido a su intenso odio por Krishna, lo tenía en mente en todos los lugares y en todo momento, estuviera despierto o durmiendo. A causa de ese incesante recuerdo de Sri Krishna, el alma de Sishupala se fundió en él.

Las personas mundanas sólo ven los aspectos superficiales y externos de las cosas y los actos, pero el Señor no lo ve de esa forma. Él está libre de odios o envidias, de preferencias y aversiones. Cuando éstos se atribuyen al Señor, sólo son un reflejo de nuestros sentimientos. Dios es como un espejo limpio: lo que ven allí sólo es un reflejo de sus acciones y actitudes, una sonrisa por una sonrisa, un saludo por un saludo y así sucesivamente. Para Dios no existe acción ni reacción, no castiga ni recompensa a nadie. Ustedes son castigados o recompensados por sus propias acciones. Por lo tanto, nadie tiene derecho a cuestionar las acciones de Dios, acusándolo de favorecer a algunos y mostrar indiferencia a otros. ¿Quién tiene la autoridad de dictarle a Dios cómo debe comportarse? La Divinidad presente en todos puede expresarse en varios tipos de comportamiento, pero las acciones divinas siempre están llenas de amor y totalmente libres de egoísmo y, por ende, son inmaculadas por completo. Por ello Dios tiene varios apelativos como "el sin atributos, el inmaculado, la morada de todos, el eterno, el puro, el iluminado (conciencia), libre", etcétera. El ojo de Dios no ve ni pureza ni impureza. Todo está sólo en la visión de ustedes. Lo que piensan, se volverán. Miran el mundo a través de lentes de colores y erróneamente atribuyen esos colores al mundo. Su visión defectuosa es la que los hace ver defectos que no existen en la creación.

Los defectos que ustedes atribuyen a los sentidos son, de hecho, los de sus propios sentimientos y procesos mentales. Si los sentidos se usan apropiadamente, les darán las impresiones correctas. Por ejemplo, Tukaram era de buenos sentimientos y daba así una interpretación favorable aun al más rudo y negativo comportamiento de su esposa; sus sentidos no se interponían en su progreso espiritual y ecuanimidad, a pesar de su difícil situación familiar. De igual forma, Kabir siempre recordaba a Dios y por ende, el comportamiento de su esposa era armonioso y propiciaba su desarrollo espiritual. Einstein también tenía la virtud de la ecuanimidad, por lo cual no se molestaba en absoluto ante el comportamiento violento de su esposa. Basándonos en todos estos ejemplos, es evidente que lo que necesitan es armonizar sus pensamientos y sentimientos mediante una apropiada disciplina espiritual, y no culpar de sus defectos a las circunstancias o a otras personas.

Sin embargo, algunas personas empecinadas en vanas controversias, culpan a Dios por otorgar a los sentidos del hombre una orientación hacia lo externo. Sostienen que Dios les ha dado ojos con puertas que se abren al mundo externo; oídos para escuchar sonidos externos y narices que sólo pueden aspirar el aire de afuera. Aseveran, por lo tanto, que el error está sólo en el creador y no en ellos. Tratan de justificar su comportamiento sensual al afirmar que "errar es de humanos". Esas engañosas racionalizaciones son una parodia de la verdad y merecen condenarse enérgicamente, en especial cuando los jóvenes se dejan dominar por ellas. Si los animales se comportan de forma errónea es totalmente comprensible, porque no están provistos de la facultad del discernimiento para controlar y guiar sus sentidos. Pero si el hombre, que está bendito por Dios con el poder del discernimiento, sigue el camino equivocado y cede a sus sentidos, es de verdad imperdonable. Cuán paradójico y ridículo es nacer como un hombre y comportarse como un animal; compórtense, por lo tanto, como corresponde a un ser humano.

Algunos estudiantes que se consideran muy listos tratan de argumentar lo siguiente: "Miren los pájaros, el ganado y las bestias. Están en plena libertad de comer lo que quieren, de unirse con quien deseen y de volar o vagar por doquier. ¿Por qué debe negársele al hombre esa libertad que disfrutan los animales?" ¡Éste es un argumento verdaderamente engañoso! Pero preguntemos a estos sabiondos: ¿Qué clase de libertad disfrutan los animales? Sin duda la respuesta es: de libertad animal. Los animales disfrutan de libertad animal, no hay nada malo en ello; pero en un hombre, ¿no es erróneo e impropio de ustedes el deseo de disfrutar de una libertad animal? Tratan de aplicar varios significados equivocados e interpretaciones engañosas a la palabra "libertad". Lo que deben hacer es un esfuerzo para librarse de los sentidos y no liberar a los mismos. La verdadera libertad es el control de los sentidos y del ser inferior, para alcanzar al Ser superior (real) y experimentar la bienaventuranza eterna del Atma (Atmananda).

Además del conocimiento también es importante un buen carácter. Sólo así podrán disfrutar de un equilibrio perfecto en la vida. Es una pena que la educación de hoy se enfoque al desarrollo de la inteligencia y descuide por completo el carácter y los valores humanos. ¿De qué sirve asimilar cualquier cantidad del conocimiento que proporciona el mundo si se carece de carácter? Ésta es la razón de la pérdida de equilibrio en los hombres modernos en general y en los cultos en particular. Si pierden el equilibrio al montar en bicicleta, sufrirán varios accidentes. Si también en su viaje a través de la vida carecen del equilibrio entre el conocimiento y el carácter, con seguridad estarán expuestos a serios accidentes. Por lo tanto, deben controlar los sentidos y a la vez vivir una vida virtuosa. Es esencial para los estudiantes mantener el equilibrio entre estos dos. ¡Estudiantes! No es suficiente si sólo ejercen el control de los sentidos; también deben armonizarlos. Según Patanjali, el yoga controla las divagaciones de la mente. Sin embargo, el control mental es muy difícil de lograr, si no es que totalmente imposible. Por el contrario, el método más apropiado y fácil es lograr armonía o equilibrio mental. Concéntrense en lo bueno y de inmediato alejarán lo malo. La debilidad de sus mentes es la responsable de todos sus problemas. Hubo una vez un hombre llamado Carlyle. Era muy inteligente, pero debido a la falta de control de sus sentidos se volvió muy débil. Él sufría de insomnio. Un día llamó a su vecino y se quejó con él, pues le era imposible dormir durante la noche debido al canto del gallo de aquél. El vecino contestó que ningún gallo cantaba toda la noche sino dos o tres veces y que él mismo, a pesar de tener al gallo en su propia casa, podía dormir muy bien. La respuesta de Carlyle fue que también sabía que el gallo cantaba sólo dos o tres veces, pero que no podía dormir porque pensaba en el gallo y su canto durante toda la noche. La moraleja de la historia es que el insomnio de Carlyle no se debía al canto del gallo, como él decía, sino a su infundado temor. De igual forma, hoy en día la mayoría de las personas sufren, no a causa de sus sentidos, sino a toda clase de imaginaciones erróneas. Por lo tanto, el hombre debe abandonar totalmente sus imaginaciones y temores infundados, ya que resultan perniciosos para él. En los próximos días consideraremos otros aspectos de los sentidos, su control y armonización.