.



 

Discursos dados por Sai Baba

15. 02/6/90 El ascenso del hombre

2 de Junio de 1990

La grandeza, esplendor y majestad de Dios

son las que ven en los picos de las altas

montañas que rasgan el cielo.

El sublime silencio y la suprema paz

los perciben en las remotas selvas

y en los vastos desiertos.

Su gloriosa refulgencia y hermoso esplendor

se observan en el sol, la luna

y las incontables galaxias.

 

Su amor y creatividad se reflejan

en los habitantes de las aldeas,

pueblos y ciudades que adornan la tierra.

Toda la belleza que descubran en este universo

es un recordatorio y un tributo

a la Fuente de Toda Belleza:

¡el Divino Señor!

 

Mallamma, del estado de Karnataka, describió con sencillez y encanto la omnipresente belleza de Dios con las siguientes palabras: "La flor de loto es el adorno del lago, las casas son el ornato de una aldea, las olas son el ornato del océano, la luna es el ornato del cielo". Cualquier belleza que vean en el mundo sólo es el reflejo de la fuente única de toda belleza: el Divino Señor, por lo cual los Upanishads han descrito a Dios como verdad, bondad y belleza: Sathyam, Shivam, Sundaram. El adorno de la humanidad es el principio de lo humano (rnanavatvam). Este principio de humanidad es indispensable para la sociedad humana. Así sea un reputado erudito, un eminente científico o un gran administrador, el desarrollo de las virtudes humanas es esencial para todos. El desarrollo de la sociedad, del estado y de la nación es proporcional al de la humanidad. Si se pierden las virtudes humanas, se perderá el honor de la sociedad y de la nación.

El honor de la humanidad depende de la moral y la. integridad. Es esencial que los estudiantes de hoy desarrollen las cualidades humanas. Los valores humanos sólo pueden progresar y florecer en un ambiente espiritual; sólo si siembran las semillas en la tierra y las riegan regularmente brotarán hasta convertirse en grandes árboles que darán buenos frutos. Por el contrario, si las semillas se mantienen en una caja y se riegan, se pudrirán y perecerán. Asimismo, la moral y la integridad florecen sólo en el corazón humano; la moral es la plenitud del carácter y de la conducta, la moral eleva al hombre a un nivel superior. Desde tiempos inmemoriales, la India comparte su riqueza espiritual con otras naciones y esparce entre ellas el mensaje de moral e integridad. Sólo la moral y la integridad son los verdaderos y eternos templos de Dios, si carece de ellas, la raza humana caerá en la ruina. Hoy en día, la moral es la suprema necesidad de este país y del mundo; es absolutamente necesario observar y acatar los dictados de la moral en todo lugar y situación. Marshal Pope enseñó que la moral no debe ser violada ni siquiera en tiempos de guerra o de crisis, aun a riesgo de la vida. William Gladstone, el primer ministro de la reina Victoria, se esforzó al máximo para proteger la moral en todo momento y la gente lo respetó incluso más que a la reina.

La moral se obtiene mediante el control de los sentidos. Sólo aquel que se controla, puede controlar a otros. ¿Cómo puede una persona indisciplinada obligar a los demás a ser disciplinados? Sólo cuando exista armonía entre las palabras y los actos, un hombre logrará grandes objetivos en su vida.

Si el hombre practica lo que predica,

no es un hombre común, sino un mahatma.

Si el hombre dice una cosa y hace otra,

sólo es un ser irracional, no un hombre.

En la sociedad moderna no existe concordancia entre las palabras y los actos. Si existe armonía entre las palabras y los actos, habrá verdad. Si hay armonía entre los pensamientos, palabras y actos, existirá el orden, la rectitud (ritam).

Los estudiantes de hoy no conocen lo que es el control de los sentidos. Éste se llama autocontrol (samyama). Sólo el hombre es capaz de este autocontrol. El hombre está renunciando a su divinidad dándole rienda suelta a sus sentidos. El control de los órganos de los sentidos se llama damam en sánscrito, y aquel que ha logrado ese damam se llama danta. Lo que necesitamos en el mundo de hoy es danta —gente que ejerza control sobre sus órganos sensoriales—, no gente versada en el Vedanta. Hoy en día el Vedanta está limitado a la oratoria y a la ostentación; la práctica del Vedanta está declinando; por lo tanto, no es extraño que haya ausencia de bienaventuranza

Todo estudiante debe volverse un danta. Incluso antes de adquirir conocimientos, el estudiante de hoy se llena de egoísmo, orgullo y ostentación y causa daño a la sociedad. Los estudiantes no tienen conciencia de la disciplina y de la obediencia, no saben cómo hablar y comportarse con los mayores. Desde luego, los estudiantes no son culpables totalmente de esa situación; los padres y maestros no les dan un buen ejemplo ni los alientan en tales asuntos. Como resultado, la situación de los estudiantes se deteriora día a día. Deben comportarse de forma apropiada para controlar sus sentidos y así fomentar la paz en la sociedad. La juventud de hoy muestra una afición al diálogo frívolo, el cual se ha vuelto un pasatiempo para ellos; son alérgicos a las palabras nobles y gentiles y la espiritualidad es motivo de burla para ellos. Esa deplorable y negativa atmósfera entre los estudiantes está incrementándose tanto, que son incapaces de comprender el objetivo de la educación. Primero deben desengañar sus mentes de la noción errónea de que el objetivo de la educación es obtener un empleo y ganar dinero. No deben olvidar que la educación tiene como fin ayudarlos a alcanzar la meta de la vida. Claro está, necesitan desempeñar algún trabajo para ganarse la vida, pero deben apegarse escrupulosamente a la moral e integridad en el cumplimiento de sus deberes, sin caer en prácticas inmorales como la corrupción y el fraude, etcétera. El conocimiento y el dinero no son malos en sí, la bondad o la maldad dependen de la forma en que los usen.

¡Estudiantes!: el aire que inhalamos debe exhalarse, de otra forma los pulmones se dañarían. De forma similar, el conocimiento que asimilen y el dinero que ganen deben usarlos para el bien de la sociedad; de otra forma son tan inútiles como el polvo bajo sus pies. Deben saldar su deuda con la sociedad, que ha contribuido a su educación y a sus ingresos. Éste es el verdadero servicio. Este espíritu de sacrificio está ausente entre los estudiantes de hoy. Ganar y acaparar, ¡este tráfico de un solo sentido parece ser su ideal en la vida! Muchos de ustedes saben nadar; deben estar conscientes de que a menos que desplacen el agua hacia atrás, no lograrán moverse hacía adelante para nadar correctamente. Esto demuestra que sin sacrificio no lograrán ningún progreso en la vida. Deben sacrificar no sólo su dinero, también sus malos hábitos. Abandonar los malos hábitos es el auténtico sacrificio o renunciación; renunciar a su esposa e hijos o a la riqueza y propiedades no es un gran sacrificio; es más fácil que renunciar a sus malas tendencias, y sólo esto último los conducirá al pleno florecimiento de la personalidad humana.

¡Estudiantes!: vivir como un auténtico ser humano es la mayor tarea del hombre. Es una mancha en la condición humana el que un hombre viva como un ser irracional. La humanidad en el hombre está siendo aplastada hasta la extinción por la banda de los seis enemigos internos: el deseo, el odio, la codicia, el apego, el orgullo y la envidia. La luna puede proyectar su refrescante y brillante luz sobre la Tierra, sólo cuando ha desarrollado a plenitud sus dieciséis atributos (kalas). El hombre, por otro lado, puede derramar su refulgencia sobre la sociedad sólo cuando se libre de los dieciséis malos hábitos, que son: los seis enemigos internos mencionados, las ocho clases de orgullo y las características de rajas (inquietud) y tamas (inercia). También debe abandonar tanto el sentimiento del hacedor como el de disfrutador. Si con fe en que todo es Brahman, se consagra a buenas acciones y las ofrece a lo Divino, recibirá la gracia de Dios y la ayuda que necesita de él. Potana, el gran devoto y poeta que escribió el Bhagavatam en télugu, dedicó su trabajo al Señor Rama desde el inicio, al decir que Rama era el verdadero autor y él sólo un instrumento en las manos de Rama. Existe un gran significado espiritual en el verso de dedicatoria de Potana, que es una reafirmación de la gran sentencia: "Tú eres Eso" ("Tat" "Tuam" "Asi"). En ese caso, "Tat" o "eso" está representado por el divino Señor Rama, "tuam" o "tú", por el poeta-devoto Potana, y "asi" o "eres", por el libro, el Bhagavatam. En otras palabras, Bhagavan, bhakta y Bhagavatam, Dios, el devoto y el libro, respectivamente son tres en uno. Además, las cinco letras —bha-ga-va-ta-m— tienen su propio significado espiritual. Estas cinco letras pueden considerarse como los cinco elementos, los cinco sentidos, las cinco envolturas y los cinco alientos vitales. La letra bha equivale a la devoción, ga o jñana, a sabiduría, va, al renunciamiento (vairagya), ta a tatvam o realización y m, a la liberación (mukthi). Así, estas cinco letras representan los pasos progresivos para que el hombre se libere de la esclavitud o ignorancia.

¡Estudiantes!: ustedes los célibes (brahmacharis) son los cimientos de la mansión de la vida. La vida de un padre de familia (grihastha) puede compararse con las paredes, y la del recluso (vanaprastha), con el techo. Si los cimientos no son firmes, la mansión se desplomará. Por eso deben cultivar buenos hábitos, sin los cuales no puede haber paz en ustedes o en la sociedad. Desafortunadamente, el hombre de hoy sólo piensa en sí y en su familia, olvidándose de la sociedad. Sin la sociedad, ¿dónde estarían ustedes y su familia? Esta clase de egoísmo también prevalece entre los devotos. El devoto primero piensa en sí mismo y en su trabajo y después en Dios y en el trabajo de éste, si es que en verdad piensa en ello. Debido a este egoísmo, el hombre no disfruta de la paz o de la bienaventuranza. La fórmula de la vida de los Kauravas era: "Primero yo, luego el mundo y al último Dios". Por ello lo perdieron todo, incluyendo la vida. Por el contrario, la fórmula de los Pandavas era: "Primero Dios, luego el mundo y al final yo", y por ello salieron victoriosos. Hay muchos de estos ejemplos en nuestra historia que ilustran la necesidad primordial de matar el ego.

¡Estudiantes!: es natural que en esta temprana edad sean ustedes orgullosos, impacientes o impetuosos, pero la verdadera educación debe conducir a la humildad. Santifiquen su vida, su cuerpo, su juventud, su tiempo y sus actos; estudien bien, aprueben los exámenes con brillantez y apliquen sus conocimientos para beneficio de la sociedad. Reconozcan que el orgullo y la espiritualidad son los lados opuestos de un sube y baja. Cuando el orgullo se levanta, la espiritualidad desciende y viceversa. Debido al ego, el hombre se olvida de sí mismo. La mayor y verdadera esclavitud radica en el olvido de su realidad, reconocer la propia realidad es la verdadera realización. Si no existe cambio en su actitud, todas sus prácticas espirituales, como repetición del nombre, meditación, yoga, acción o servicio serán en vano. No es el hombre sino la mente lo que debe cambiar; el cambio de carácter es más importante que el cambio de ropa.

Existen tres principios que no deben olvidar nunca: la verdad, la rectitud y la justicia. Nuestros ancestros eran firmes seguidores de estos tres principios en su vida diaria, pero hoy en día, estos valores se han ignorado hasta en la misma India, sin hablar de otras naciones. Como futuros guardianes de la cultura y tradición hindúes, deben restaurar estos valores practicando realmente lo que han aprendido aquí durante estos quince días. Cultiven el amor por su país, su cultura y religión, pero no odien o critiquen a otros países, culturas, religiones y personas. Desechen la estrechez mental y cultiven una mente abierta y tolerante. Oren siempre por el bienestar del mundo de acuerdo con el canto védico: Loka Samastah Sukhino Bhavanthu: "Que todo el mundo sea feliz".

Fomenten el amor a Dios, no abandonen la devoción a Dios aunque otros los ridiculicen por ello, no pierdan la fe en él cuando estén en dificultades. Considérenlo todo, el dolor y el placer, la pérdida y la ganancia, la alegría y la aflicción, como el regalo de Dios, como un don o gracia divina. No olviden cantar Su nombre en toda circunstancia; el nombre de Dios es la única embarcación confiable para cruzar el río de la vida.