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Discursos dados por Sai Baba

26. ../05/79 El Conocimiento Soberano

El Conocimiento Soberano

El Conocimiento Soberano

Mayo de 1979

¿Podemos decir "esto es bueno" y "eso es malo",

cuando tanto esto como aquello son Creación de Dios?

¡Encarnaciones del Alma Divina!: El Conocimiento Espiritual es único entre todas las ramas del conocimiento. Representa también el más esotérico de todos los secretos. Vyasa, quien era un ser con conciencia del pasado, el presente y el futuro, fue el primero en codificar el Conocimiento Espiritual y fue uno de sus más insignes exponentes. Fue él quien definiera y delineara la disciplina de la espiritualidad.

El Conocimiento Espiritual fue denominado en el noveno capítulo del Bhagavad Gita como Raja Vidya, o Conocimiento Soberano. El representa el más invaluable de los tesoros de nuestra herencia de la antigüedad. Ha sido preservado y nutrido durante milenios por nuestros grandes sabios. Hoy en día, sin embargo, somos los testigos de una degradación de la riqueza moral y espiritual de nuestro país. En este país de la espiritualidad, se ha llegado a la pobreza del pensamiento espiritual y a discrepancias en la conducta moral. Al igual que quien sale a mendigar alimentos afuera, teniendo en casa todo un surtido de alimentos ricos y sabrosos, los hindúes, sin darse cuenta de los fondos de sabiduría espiritual que tienen al alcance, andan por los países materialmente avanzados, suplicando por ideas e ideologías nuevas. Estamos tratando de adquirir y de fomentar el conocimiento secular a expensas del Conocimiento Espiritual, sólo en pro de ganarnos la vida.

La perseverancia es condición previa esencial para la adquisición del Conocimiento Espiritual. Nada puede lograrse sin perseverancia, paciencia y tenacidad en el propósito. Los estudiantes de la actualidad se privan muchas veces de alimento y de sueño y acumulan textos guías y notas simplemente para pasar sus exámenes. Esto hace que desplieguen una buena cantidad de perseverancia en sus estudios seculares. Sin embargo, ¡es una lástima! pero en lo que concierne a su progreso espiritual, no exhiben ni un mínimo de perseverancia.

El Conocimiento Espiritual representa el impulso vital en el hombre. Resulta indispensable para lograr la tranquilidad interior y una visión no excluyente del mundo. En tanto que el lograr la maestría en las ciencias o las artes no puede determinar nuestro destino, es únicamente el Conocimiento Espiritual el que puede trazar nuestra "línea del destino".

La ausencia de envidia, celos y malicia constituye un prerrequisito para lograr una experiencia íntima, inmediata y personal de la Realidad Omnipresente de la Divinidad. Cada aspirante espiritual deberá necesariamente cultivar esta cualidad. Ella es una característica Divina que vuelve pura y diáfana la personalidad del hombre.

Los celos crónicos constituyen la fuente de todas las dolencias mentales y físicas en este mundo. Para poder adquirir el equilibrio mental y la tranquilidad interna, el hombre habría de purificar su corazón purgando su mente de esta manía psicológica que se llama los celos. El hombre tiene que humanizarse primero, antes de intentar divinizarse. El sentir celos de otros, incluso frente a asuntos triviales, va suprimiendo los instintos humanitarios de la persona. Los hombres desperdician hoy en día todo su tiempo y energía en culpar a los demás, sin darse cuenta de que el andar en busca de faltas en otros y el encontrarlas, representa el más grave y espantoso de los pecados. Arjuna estaba totalmente libre de cualidades tan mortales como la envidia, los celos y la malicia. Es por ello que se ganó el apelativo de "Anasuya" (El libre de celos, envidia, odio y egoísmo) y se hizo merecedor del dulce mensaje del Bhagavad Gita por parte de Krishna.

El noveno capítulo del Bhagavad Gita es de una importancia cumbre. Trata del Raja Vidya o Conocimiento Soberano y del Raja Guhya o el secreto soberano. Concierne a las experiencias ocultas y a los misterios esotéricos del Alma humana. Este capítulo se ubica en la mitad del texto del Gita y viene a ser como un hermoso ramo de flores que conecta las dos mitades de la maravillosa guirnalda fragante que representan todos los demás capítulos. Y en este capítulo central está encerrado el supremo Conocimiento del Alma.

Bhutabhrit significa el portador, el soporte y el sustentador de la miríada de criaturas vivientes. Bhutasthah implica que El mora en todas las criaturas. En otras palabras, Dios es el Creador, el Sustentador y el Redentor de todas las criaturas y mora en todas ellas.

Los Aadheya o sustentados no pueden existir sin el Aadhara o sustentador. Todos los placeres mundanos constituyen el Aadheya. La sustancia esencial del Alma es el Aadhara. Vale decir, que todas las experiencias, tanto mundanas como espirituales, son reguladas por el Alma.

Los legos hablan con toda desenvoltura de la mente, sin saber cuál es exactamente su forma y configuración. Las personas dicen que se sienten felices. Pero, ¿cuál es la forma de la felicidad? También hablan del Ananda o la Dicha. ¿Cuál es la evidencia perceptible para la dicha? Palabras como mente, felicidad y dicha representan abstracciones que carecen de existencia en el espacio y el tiempo. No obstante, subsisten en un sentido especial. Pese a que no existen en la forma, nadie puede negar el hecho de que son experiencias individuales reales. De manera similar, todas las experiencias espirituales resultan incomunicables, no son demostrables y son subjetivas.

Podemos leer en el diario que un cierto rey ha muerto en un país extranjero. En el fondo, no tenemos un conocimiento personal de la muerte del rey, ni tampoco hemos visto su cadáver. La noticia de su muerte nos ha sido transmitida telegráficamente y, sin embargo, le damos crédito a la noticia. No obstante, al mismo tiempo, ponemos en duda y negamos el testimonio personal de grandes sabios que llegaron a ganar la sublime experiencia del Ser a través de rigurosas austeridades y penitencias. Una persona con discriminación y dotada de una mente abierta, no habría de negar ni condenar la validez que se autocertifica de las profundas y místicas experiencias de los grandes maharshis.

El Conocimiento Espiritual puede ser adquirido por cada individuo. "En donde hay voluntad, se encuentra un camino". El primer paso en la Senda de la Espiritualidad lo representa la eliminación de la envidia, los celos, la malicia y la codicia. Los celos habrán de ser desenraizados por completo del corazón humano y habrá de ser cultivada en su lugar la perseverancia. El Alma habrá de ser visualizada a través de la meditación. El aspirante espiritual sincero y persistente habrá de tener entonces, ciertamente, experiencias espirituales y revelaciones místicas.

Es posible que querramos preparar el delicioso "sambar" (especie de caldo de vegetales). Con este propósito, podemos hacer uso de vegetales frescos, un buen dal y tamarindo limpio. Al igual que Nala o Bhima, puede ser que el cocinero sea un experto. Pero si el recipiente de bronce utilizado para cocinar no está adecuadamente recubierto con estaño, es posible que todo el sambar preparado se eche a perder. De manera similar, pese a que hay nueve modos de adoración, a menos que el devoto posea un corazón puro, ninguno de ellos será eficaz. ¿De qué valdría contar y repasar cuentas, si el corazón está manchado de envidia, de celos o de malicia?

El egoísmo y la divinidad son incompatibles. Un egoísta jamás podrá aspirar a la vida divina. El ego ha de ser completamente aniquilado con el objeto de progresar a lo largo de la Senda de la Espiritualidad. La confianza en uno mismo, sin embargo, siendo opuesta al ego, es de suprema importancia para el progreso espiritual. Un hombre que no tenga fe en sí mismo no podrá tener fe en Dios. La confianza y la fe en uno mismo siempre se encuentran en yuxtaposición. Se complementan recíprocamente.

La fe es una virtud cardinal y la fe en Dios representa un puntal en la vida. Aunque Dios mora en todos, uno no puede llegar a ser Divino a menos que tenga fe en Dios. Algunos podrán decir que creerán sólo una vez que hayan tenido la experiencia. Pero esto es como poner el carro por delante del caballo. En la espiritualidad, la fe siempre precede a la experiencia.

"La sabiduría sin perseverancia es fútil", dice Swami Vivekananda. La perseverancia junto con la capacidad de empeñar el esfuerzo, es absolutamente indispensable para la ciencia del Sí Mismo. Los hombres y mujeres jóvenes de la actualidad tienen perseverancia en abundancia. Pero, lamentablemente, toda esta perseverancia es desviada hacia dramas, novelas, cines, radios, televisión, cricket y carreras de caballos. Esta perseverancia erróneamente aplicada ha dado por resultado la debilitación física y la corrupción mental de la juventud, con la consecuencia de que no sólo han perdido la fe en Dios, sino también en sí mismos.

La espiritualidad es una actividad. Es una actividad del Alma. De la misma forma en que el hombre no puede decir simplemente que se lanzará al agua sino después de haber aprendido a nadar, no puede decir que se sumirá en las profundidades de la experiencia espiritual, sino hasta después de haberla comprendido plenamente.

Piensen en el ejemplo de la rotación de la Tierra sobre su propio eje y su revolución en torno del Sol. Como todos sabemos, el Sol es estacionario y es la Tierra la que orbita en torno de él. Las así llamadas salida y puesta de Sol se deben al movimiento de la Tierra y no al movimiento del Sol. Esto se ha comprobado científicamente. No obstante, los hombres de ciencia también hablan, en sus vidas diarias, en el lenguaje de los legos y se refieren a la salida y a la puesta del Sol, ocultando la verdad que conocen. En forma similar, también el lenguaje de las palabras resulta gloriosamente inconsistente para expresar o para explicar las grandes verdades de la espiritualidad. Para poder comprenderla, el único medio lo representa la experiencia.

Los científicos han descubierto que la Tierra tiene el poder de atraer cosas hacia sí y ello ha servido de base para la enunciación de la "ley de la gravedad". Obviamente, esto no quiere decir que no existiera en la Tierra esta fuerza de atracción gravitacional antes de ser descubierta por los hombres de ciencia. Por otra parte, la fuerza de gravedad es imperceptible. Podemos ver cómo una flor se desprende de la rama de un árbol y cae al suelo, pero no podemos percibir la fuerza de gravedad que hizo que la flor llegara hasta la tierra después de haberse desprendido de la rama del árbol. De manera similar, la afirmación empírica no puede otorgarle validez de evidencia a la experiencia espiritual. Así, tampoco el hombre puede percibir con sus cinco sentidos a las sutiles fuerzas de la espiritualidad que lo divinizan.

Para que un imán pueda atraer a un pedazo de hierro, éste habrá de estar libre de óxido y de impurezas. Si el imán no llega a atraer a un pedazo de metal oxidado, no hay que concluir que el imán es defectuoso. De manera similar, si el Alma estuviera cubierta por las impurezas de la mente, no será atraída por el Absoluto Universal (Paramatma).

Si miran hacia el mundo a través de cristales coloreados, todo asumirá el color del cristal con que se mire. Pero el color le pertenecerá al cristal y no al mundo. A un paciente que sufra de malaria, los confites más dulces le sabrán amargos. El defecto, sin embargo, está en el paciente y no en el confite. Así también, el individuo autoengañado no puede captar la realidad última, absoluta y eterna del Alma.

En la materia hay electricidad, pero ella no se manifiesta en todas partes. Su efecto se ve cuando se conecta una bombilla eléctrica al circuito. Así también, Dios es Inmanente y Omnipresente. Está en todas partes, pero Su presencia se manifiesta solamente en un corazón puro. El noveno capítulo del Bhagavad Gita enfatiza la necesidad de la pureza del corazón para la realización de Dios.

La Divinidad es permanente, en tanto que la vida humana es transitoria. En torno de nosotros vemos a muchas criaturas que nacen, crecen, viven por algún tiempo y perecen. De esta manera tomamos conciencia de la secuencia de nacimiento, crecimiento, declinación y muerte. Sin embargo, nos engañamos a nosotros mismos y vivimos considerándonos seres inmortales. Esto no es más que un signo de ignorancia y de quiebre espiritual.

El Maharaja Janaka tuvo un sueño una noche, en el que se veía habiendo perdido su reino y convertido en un mendigo. Recorría las calles de su ciudad y pedía limosna. La angustia del hambre le hacía llorar. Alguien de buen corazón le daba unos mendrugos, pero para su desventura, se le escapaban de las manos. En esos momentos, el horrorizado rey despertó de su sueño. Se encontró nuevamente en el palacio real. El rey se preguntó a sí mismo: "¿Qué es lo real, el mundo de los sueños o el mundo consciente?" La reina junto a él no supo qué responderle. Decidieron consultar al gran sabio Vasighta. El sabio dijo: "¡Oh rey! En cierto sentido, ambos son reales. Pero hay aún otro punto de vista. Te convertiste en un mendigo en el mundo de los sueños y eres rey en el mundo consciente. `Tú' existes en ambos mundos. En tanto que ambos son irreales, únicamente `tú' eres real. Tú eres la realidad absoluta en el estado del soñar y también en el estado consciente".

"Ekam Sat": el Uno es Real. La Verdad es una y sus manifestaciones son muchas. Esto es lo que constituye la doctrina central del Bhagavad Gita.