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Discursos dados por Sai Baba

22. ../05/79 El Dios Universal

El Dios Universal

El Dios Universal

Mayo de 1979

Aquel a quien los musulmanes llaman Alá

al que los cristianos llaman Jehová

al que los vaishnavitas adoran como Phullabjaksha

(Vishnu de los ojos de loto)

al que los shaivitas adoran como Shambhu

al que los hombres de todos los tiempos miran con devoción.

Aquel que le confiere riqueza y prosperidad a todos,

¡ése es nuestro Salvador!

Sepan que EL es el único y solo Paramatma (Alma Suprema).

¡Encarnaciones del Amor!: Las personas le dan varias formas y nombres a Dios según el tipo de devoción que practiquen. En los tiempos modernos, sin embargo, se hace necesario un concepto universal de Dios, aceptable para todas las tradiciones religiosas. El concepto monista de la Divinidad expuesto para Arjuna por Krishna en el Bhagavad Gita, armoniza las enseñanzas de todas las religiones y concilia todas las tradiciones.

"Akshara" significa una letra. Mas, etimológicamente, Akshara significa algo que es imperecedero. Akshara es la Forma, Aumkara, su Nombre y, espiritualmente, su contenido. Representa una Forma de Verdad universalmente aceptable. Su naturaleza intrínseca no implica la interacción de los trigunas o los tres atributos primordiales, sino es la Naturaleza Divina de la que emana el Universo entero. Esta Alma Divina monista manifiesta la multiplicidad en el mundo y éste es el concepto de Dios en el Gita. El Alma monista no sufre cambios, no crece ni decrece. Es por ello que se la ha designado como Akshara o lo imperecedero. Representa una realidad integral que no declina.

La unidad es el número primero. El "Uno" contiene a todos los demás números y todos los números pueden ser derivados del "uno". Hemos de reconocer el significado interno de este hecho. Todos los demás números no son diferentes del "uno". Son sólo formas del "uno". Por ejemplo, "cuatro" contiene cuatro unos ó 1 + 1 + 1 + 1 = 4. Si le agregan 1 al 4, obtienen 5. En estos procesos aritméticos, los números aumentan o disminuyen de valor. Pero el número "1" se mantiene como número integral sin cambio ni modificación alguna.

En tanto que el mundo fenoménico está sujeto al cambio y la decadencia, la Realidad Divina es indestructible. Akshara simboliza esta indestructible Realidad Divina. Todas las tradiciones religiosas proclaman que Dios, la manifestación de Akshara, es eterno y todos los credos aceptan esta idea. Las así llamadas diferencias teológicas, no son realmente fundamentales. "Aum" es el Akshara primordial y todas las demás palabras derivan de él. La divina palabra Aum representa al Parabrahman (el Ser Supremo). La aprehensión de la esencia del Parabrahman se conoce como Brahmavidya o el Conocimiento de Brahman. Es por ello que el octavo capítulo del Gita ha recibido el título del "Aksharaparabrahma Yoga".

El conocimiento secular es indudablemente necesario para salir adelante en la vida. La dicha de la espiritualidad no puede alcanzarse sin satisfacer las necesidades mínimas de la vida. No obstante, el conocimiento secular no representa la esencia ni la finalidad de la existencia humana. En verdad, el Conocimiento Espiritual es más importante que el conocimiento material. Todas las ramas del conocimiento humano son como otros tantos ríos y la espiritualidad es como el océano insondable e inexplorado. De la misma forma en que los ríos fluyen hacia el océano y se funden con él, todo el conocimiento secular logra su plenitud en el Conocimiento Espiritual.

La naturaleza primordial del Akshara (o palabra indestructible, símbolo del OM) trasciende todos los atributos. Viene a ser carente de atributos y carente de apegos. Cada Akshara o palabra en el Bhagavad Gita proclama la realidad trascendental e inmanente del Alma Suprema.

"¡Oh necio ignorante! ¡Canta el nombre de Govinda! ¡Tu conocimiento de la gramática no te ayudará en la hora de la muerte!" dijo el gran santo filósofo Sankara. Todo nuestro conocimiento enciclopédico y nuestra profunda erudición nada podrán hacer para rescatarnos de la certeza de la vida y la muerte.

Había una vez un filósofo muy docto que había llegado a dominar todos los Vedas y los Sastras. Un buen día hubo de viajar hacia una aldea vecina. En el camino debía abordar una barca para cruzar un río. Como pasatiempo, comenzó a hacerle preguntas al botero. "¿Puedes saber la hora consultando un reloj?", fue una de las primeras. El simple botero le contestó que no. Ante esta respuesta, el arrogante filósofo se rió despectivamente y le indicó al pobre hombre que el no saber esto era como haber desperdiciado al menos un cuarto de su vida en el río.

La segunda pregunta se refirió a si sabía leer un periódico. Cuando el botero confesó que era analfabeto, el orgulloso filósofo se burló de él y le dijo que ya llevaba media vida desperdiciada en el río. A continuación le preguntó si sabía cantar alguna canción y, al recibir nuevamente una respuesta negativa, le dijo con desprecio al simple botero que, por así decir, tres cuartas partes de su preciosa vida se las había llevado el río. Entretanto, el cielo había empezado a cubrirse de nubes amenazadoras y comenzó a soplar un fuerte viento. Desatándose una terrible tormenta, el bote comenzó a ser sacudido de uno a otro lado por las olas cada vez más altas. El botero le preguntó entonces al arrogante filósofo: "¿Sabe nadar, señor? Si no sabe, el total de su vida habrá sido desperdiciado". El desventurado filósofo no sabía nadar. Toda su pedantería y su erudición no sirvieron para poderlo rescatar en ese momento de necesidad y fue arrastrado por el torrente. El botero analfabeto, en cambio, que sabía nadar como un pez, cruzó el río y llegó a la orilla a salvo.

Para cruzar a salvo el océano de la vida una persona habrá de desarrollar fe en el Alma Universal (Paramatma). La conciencia espiritual por sí sola le capacitará para cruzar a nado este peligroso océano de la vida. Una persona podrá seguir cualquier religión o adherir a la secta que prefiera. No obstante, todos, ya sea consciente o inconscientemente, entonan el Aumkara. Puede haber diferencias de denominación y pueden cambiar las formas de culto. Cada religión tiene su propio conjunto de dogmas. Es posible que los musulmanes no aprueben el estilo de adoración de los hindúes. De manera similar, puede ser que los cristianos condenen el estilo de culto de los musulmanes. Pero éstas no representan sino diferencias superficiales. Lo que es indiscutible, es el Akshara o la Divina letra que representa a la sustancia imperecedera de la Divina realidad monista. Ella es la inmutable e indestructible realidad de la Omnipresencia Divina.

La división en varios capítulos del Bhagavad Gita no tiene más sentido que adecuarlo a nuestra conveniencia. El texto completo tiene una unidad orgánica inseparable e indivisible. Todos los capítulos son interdependientes. El cuerpo humano consiste de varios miembros y órganos, sin embargo éstos no pueden tener una existencia aislada e independiente. Del mismo modo, la Omnipresente Realidad Divina del Alma Suprema es lo que constituye el tema central de todos los capítulos del Gita y los interconecta entre sí.

Así como hay una naturaleza Divina detrás de la naturaleza fenoménica, hay también una mente Divina detrás de la mente fenoménica. La verdadera espiritualidad reside en el reconocimiento y la aprehensión de la Divinidad que subyace al mundo fenoménico de mente y materia.

El Universo puede ser considerado como un número integral. De la misma forma en que el número primario "`1" es una parte integral de todos los demás números concebibles, la Divinidad le es sustancial al mundo. De manera similar, el Aum es el Akshara primordial del que han emanado todos los demás sonidos y letras. En último término hemos de reconocer y experimentar la realidad monista y no dual única detrás de la multiplicidad fenoménica de formas y de nombres. Debemos desechar el apego al cuerpo físico mutable y perecedero para poder apreciar y aprehender la unidad espiritual en la diversidad material. Debemos hacer el esfuerzo por fundirnos en el Akshara o la inmutable realidad de Brahman. Debemos ir de la oscuridad hacia la luz y de la muerte hacia la inmortalidad.

El cuerpo físico no es más que un instrumento. El espíritu en su interior es el testigo. No es posible que cese el karma mientras perdure el apego por el cuerpo que decae. El apego por el cuerpo habría de ser sustituido por la realización de la realidad del Alma. El cuerpo físico compuesto por los cinco elementos (tierra, fuego, agua, aire y éter) y sujeto a la enfermedad, la decadencia y la muerte, no puede cruzar el océano del ciclo de nacimientos y muertes. Es por ello que uno ha de entregarse a los Pies de Loto de Dios y tomar conciencia de que no es el cuerpo mortal sino el Alma Divina que mora en el cuerpo, que no es el cuerpo que se disipa sino la Divina Alma que reside en ese cuerpo finito.

¿Para qué habrían de comprar una vaca ordinaria si tienen consigo a la Kamadhenu o la vaca divina que concede todos los deseos? ¿Para qué habrían de sentir afecto por un árbol frutal que crezca en su huerta si han encontrado al Kalpatharu o árbol divino que les concede los deseos? ¿Habiendo encontrado la dicha del Alma, para qué habrían de ansiar los placeres inferiores del cuerpo?

El cielo se refleja en la superficie del agua que haya en un recipiente. Cuando se rompe el recipiente, la imagen reflejada del cielo se funde con el cielo ilimitado. Así también, con la desintegración del cuerpo físico, el Alma se funde con el Alma Suprema. Krishna exhortó a Arjuna a meditar en el Akshara Inmutable para llegar a experimentar la Realidad Omnipresente del Alma Suprema (Paramatma). Recordándole a Arjuna su rol en el drama divino del Universo, Krishna le indicó que no era más que un instrumento de la Voluntad Divina. Krishna vació el néctar del Gita dentro del ser de Arjuna y le concedió la inmortalidad.