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Discursos dados por Sai Baba

20. ../06/78 Los no creyentes no tienen experiencia directa de la Divinidad

Los no creyentes no tienen experiencia directa de la Divinidad

Los no creyentes no tienen experiencia directa de la Divinidad

Junio de 1978

NI HAN LEIDO

SOBRE ELLA EN LOS LIBROS

Las palabras que pronuncian los mayores son como requesón y arroz.

Han de aceptarlas con ese espíritu.

Si alguien no lo hiciera, sufrirá un grave perjuicio.

Esta palabra de Sai es testimonio de Verdad.

¡Encarnaciones del Alma Sagrada!: La Creación es infinita. La Creación no tiene origen. En este infinito e ilimitado Universo, la Divinidad lo impregna todo y es, por ende, extraordinariamente interesante. El hombre ha realizado innumerables esfuerzos para lograr saber lo que es el Purushottama ("Aquel cuya Conciencia llena todo el Universo") y cuáles son sus manifestaciones. Desde tiempos muy antiguos se han realizado estas investigaciones y se ha seguido una indagación constante. Algunos buscadores se han sometido a rigurosos tipos de sadhana o disciplina espiritual y, como resultado, tuvieron éxito en lograr la Visión del Ser Supremo (Paramatma). Algunos se vieron obligados a terminar a medio camino con esta indagación, pero llegaron a la conclusión de que existía un poder superior y sospecharon la existencia de lo Divino. Pese a que ellos no llegaron a lograr una visión directa del Señor, fortalecieron la fe en su existencia. Hay otro grupo de individuos que, sin ninguna búsqueda ni experiencia, sostenían que Dios no existe. Habitualmente niegan la existencia de Dios. Desde tiempos inmemoriales estas tres categorías de individuos se han trabado en discusiones, y esta situación continúa hasta estos días. Incluso ahora nos encontramos con personas que han tenido una experiencia divina directa, con personas que no han tenido sino una experiencia divina indirecta y con personas que no han tenido experiencia alguna. Aquéllos que han tenido la experiencia son descriptos como creyentes, los que han tenido una experiencia indirecta se describen como religiosos y los que no tienen experiencia alguna, como no creyentes. Sin embargo, como resultado de la presión ejercida por Kali (el mal), ha surgido una cuarta categoría de individuos. Esta categoría piensa en el Señor cuando se encuentra en problemas y enfrenta pesares, pero una vez que los ha superado, se olvida del Señor y hasta niega su existencia. Esta categoría debería describirse como la de los creyentes no creyentes. Uno puede tolerar hasta a un no creyente, pero no al creyente no creyente.

Aquellos que han tenido una experiencia directa de Dios, confían en su propia evidencia directa de la existencia de Dios. Aquellos que aceptan la autoridad respecto a la evidencia tal como proviene de los Vedas, los Itihasas y los Puranas, se describen como los que aceptan la autoridad del sonido. Aquellos que no llevan a cabo práctica espiritual alguna, y que carecen de experiencia son los no creyentes. Ellos derivan la autoridad de meras conjeturas.

La primera categoría de personas describen a Dios como estando presente tanto en las cosas más pequeñas como en las más grandes en el mundo. En su concepto, Dios está presente en todas partes y es Todopoderoso. La segunda categoría cree que Dios viene en forma humana cada vez que hay injusticia, dificultades y que se han multiplicado demasiado las malas acciones del hombre. Creen que Dios responde a las necesidades de la gente. Sin embargo, tanto entonces como ahora, no puede haber una prueba directa de la existencia de Dios ni nadie puede tampoco comprobar la existencia o la ausencia de Dios. Si nos basamos en la experiencia de la primera categoría de personas, podemos contar con alguna base sobre la cual aceptar la existencia de Dios. En su concepción, Dios se encuentra presente como la más ínfima de las cosas pequeñas y como la más inmensa de las cosas grandes. Uno podría preguntarse sobre cómo es posible que veamos la más pequeña de las partículas y la más inmensa de las cosas grandes. El aire se mueve continuamente en torno de nosotros y está presente en todo momento, pero ¿somos capaces de ver las partículas de aire? En este sentido, ¿cómo podríamos ver lo más ínfimo de lo pequeño? No somos capaces siquiera de ver las pequeñas partículas que llamamos átomos. ¿Cómo podríamos ver partículas más pequeñas que ellos? Preguntémonos ahora si podemos ver a Dios como lo más grande de las cosas inmensas. El Sol es mucho mayor que la Tierra y está a miles de millas de distancia. Incluso si viajáramos a quinientas millas por hora tardaríamos más de doscientos años en llegar al Sol. Y hay millones de soles como éste. Todo lo que se encuentra a tan gran distancia aparece como una pequeña estrella, pero estas estrellas son como nuestro Sol y, a veces, incluso más grandes. Parece como que estuviesen cerca una de otra. Pero las distancias que hay entre una y otra estrella son también muy grandes. Si nos toma doscientos años para llegar hasta nuestro Sol, cuánto nos tomaría el llegar hasta todas las estrellas. De modo que somos incapaces de ver ni los aspectos minúsculos ni los inmensos de la Creación misma. ¡Cómo podríamos, entonces, ver a Dios!

En este mundo hay tres aspectos distintos que corresponden al tamoguna, al rájoguna y al satvaguna (las cualidades de la materia: inercia, pasión o dinamismo y pureza). Se ha dicho en los Vedas que si desean reconocer y entender el aspecto del Paramatma (Alma Universal), deberán cruzar las fronteras oscuras. Pese a que la realidad es sólo una, muchas personas que han tenido una experiencia directa de ella la han descripto de varias maneras diferentes. Los Vedas dicen que la Verdad no es más que una, pero la gente la describe diferentemente. En nuestro mismo hogar se da el caso de que un mismo individuo es descripto como padre por el hijo, como marido por la mujer, como hijo por la madre, como suegro por la nuera y como abuelo por el nieto. El individuo es nombrado de manera diferente debido a las diferentes relaciones corporales. Así también los sabios, los yoguis y los demás que han tenido la experiencia, han descripto a Dios de diferente manera. Dios no tiene ningún nombre o forma en particular. Los Vedas lo han descripto como alguien con mil cabezas, con mil manos y mil extremidades. Si deseamos hacernos una idea de la forma de Dios, cada individuo lo describirá de conformidad a sus propios conceptos. En lo que concierne a los hombres, éstos anhelan reconocer a Dios en la forma humana. Mas, lamentablemente, con el desarrollo de la ciencia, la gente ha llegado a decir que no podemos considerar a ninguna persona viviente como Dios y que Dios puede existir tan sólo como una entidad no viviente. Un cuerpo con vida en él es Sivam y un cuerpo sin vida es Savam. ¿No es estúpido considerar a un cadáver o a un cuerpo sin vida como Sivam? La situación hoy en día es esta equivocada confusión. La Deidad toma una forma humana con la misión específica de instilar fe y mostrar la Senda de la Verdad al género humano.

Los Vedas nos han enseñado que en toda esta confusión hay algo de Paz, en esa Paz hay una Luz Divina y esa Luz es Dios. Lo mismo puede expresarse diciendo que en el tamoguna está el rajoguna, en el rajoguna está el satvaguna y en el satvaguna vemos a Dios. A través de esta óptica, el satvaguna es generado por el tamoguna mismo. Hay un ejemplo al respecto. En un buen árbol de mangos hay varios frutos verdes. No hay duda de que la cualidad del mango es óptima, pero si tratan de comerlos verdes, sabrán ácidos. Cuando el mango llega a madurar, el fruto tendrá algo de dulzura y algo de acidez al mismo tiempo. Pero cuando está totalmente maduro habrá desarrollado la completa dulzura. De modo que, aunque se trate de una fruta de buena calidad, sabrá ácida cuando está en las primeras etapas y verde aún, pero no habrían de descartarla entonces pretextando que es ácida. Habremos de protegerla hasta que madure en una buena fruta. Del mismo modo, el tamoguna puede compararse a una etapa joven e inmadura. A su debido tiempo, se desarrollará y madurará. Esta etapa es la del rajo guna. Debido a esto es que uno encuentra muchas vacilaciones en la etapa de la juventud. Desde esas vacilaciones desarrollarán el Conocimiento Superior y la Sabiduría. En la adolescencia coexisten las vacilaciones y la sabiduría. Cuando uno madura en la vejez, las mismas cualidades madurarán en el guna sátvico. No basta con que simplemente alcancen una edad avanzada. Junto con la edad, también habrán de aparecer las buenas ideas, los buenos pensamientos y los buenos sentimientos. Sólo entonces la vida desarrollará su dulzura. Es por ello que debemos empeñarnos en promover ya en la etapa del tamoguna las cualidades sátvicas. A este estado sátvico se ha hecho referencia como Verdad (Sathya). El primer paso es hablar la Verdad. Para alcanzar este estado deben empeñarse en seguir el Dharma (la Acción Correcta). No obstante, este proceso ha sido revertido hoy en día. No hacemos sino hablar de la Rectitud en lugar de practicarla y no hacemos sino predicar la Verdad en vez de decirla. En todos los discursos formales, lanzamos palabras como Amor, Rectitud, Verdad (Prema, Dharma, Sathya), etc., como los loros, siendo que en la práctica, lo primero que se descarta es la Verdad.

La gente tiene miedo de decir la verdad. Uno tiene miedo incluso de saber la verdad acerca de sí mismo. Si alguien pone al descubierto una mentira nuestra, intentamos encubrirla. ¿Cómo van a decir la verdad en estas circunstancias? Puesto que no somos capaces de hacerlo, estamos diciendo: "Maten la Verdad o destruyan la Verdad". ¡Estudiantes!: La Verdad es el más fundamental de los aspectos. Es incluso más fundamental que el átomo. La palabra "Verdad" representa incluso la base para el átomo. No podemos ver un átomo debido a su pequeñez. No podemos ver el Universo debido a su magnitud. Pero ciertamente que podemos ver la Verdad. La Verdad constituye el fundamento para todo. Se ha dicho: "No hay otro Dharma que la Verdad". Deben dirigir el trayecto de sus vidas por la sagrada senda que conduce al Señor Supremo. Para este viaje la Verdad habrá de ser vuestro vehículo. Entonces serán capaces de ver que la Verdad misma es Dios. Cuando hablamos de no creyentes y de creyentes no creyentes, veremos que siguen por su camino únicamente debido a su ignorancia. Su camino es altamente individualista y carece de autoridad. En los aspectos que se refieren a Dios, la mejor autoridad la constituye la propia experiencia de uno. Para alguien que haya saboreado lo dulce le resultará fácil explicar el sabor de algo dulce, pero ¿cómo podrían explicarle la forma que tiene la dulzura a quien les pida que se la describan? Vuestra experiencia deberá surgir del conocimiento directo y él será la mejor de las autoridades. Bajo ninguna circunstancia podrá la evidencia proveniente de conjeturas o de prueba de oídas ser más importante que la experiencia directa. Esto habrán de reconocerlo claramente los estudiantes.

Hay dos partes en la palabra "Nastika": Na y astika. El. negativo "na" está como prefijo y niega el aspecto de "asti" o la existencia de lo Divino. En esta palabra misma podemos observar la existencia de Dios. Aquí va otro ejemplo. Podemos decir que una forma en particular no está aquí, sólo si esa forma existe en alguna parte. Si deéimos que esta flor no es una rosa, obviamente habrá de existir en alguna parte una flor llamada rosa, con una cierta forma y fragancia específicas. Sólo ante la existencia en algún lugar de una rosa es que podemos decir que esta flor no es una rosa. De manera similar, si decimos que esto no es Dios, ello significa que hay un Dios en alguna parte y estaremos indicando que esto no es Dios. Esto no es más que un juego de palabras. Los no creyentes dirán: "No hay Dios" y los creyentes dirán: "Dios está aquí". El no creyente lo refutará diciendo: "Dios no está aquí", pero con sólo retirar la partícula "no", quedará la frase "Dios está aquí".

Nunca deberíamos depender de una autoridad que se base por completo en una fantasía individual. Para los ciudadanos de Bharat la autoridad la han constituido los Vedas. Para los cristianos la autoridad la ha constituido la Biblia, en tanto que los musulmanes aceptan como su autoridad al Corán. Es así que cada grupo religioso tiene un texto sagrado que representa la autoridad para él. Entre los ciudadanos de Bharat hay dos grupos que se llaman los saivitas y los lingayats. El Lingapurana describe a Shiva como aquel que tiene un toro como vehículo. El Vishnupurana dice que Garuda es el vehículo para Ranga (otro nombre de Vishnu). Y, mientras estos grupos discuten entre sí, los cristianos dicen que Dios es como una estrella fulgurante. Vemos cómo cada cual recurre a la autoridad que está a su alcance; sin embargo, más allá de todo esto deberíamos ver que Dios de hecho no es otra cosa que la Verdad básica. Adondequiera que vayamos, esa sola y única Verdad asume diferentes formas.

Las gopikas y los gopalas desarrollaron tal fe en la Omnipresencia de Dios que creían que Dios existía en todo y en todas partes. Cuando iban a beber agua de una fuente, encontraban a Krishna allí. Cuando hubo personas que, por envidia, les sirvieron leche envenenada, incluso allí encontraron a Krishna y pensaron en El. En cambio, si Krishna no se encuentra presente en nuestro corazón, no podremos verle en absoluto, incluso aunque esté realmente presente en donde le busquemos. Pero si estuviera en nuestro corazón, podremos verle en todas partes. Si usáramos anteojos de color, todo el mundo nos parecería coloreado. Si mantuvieran trozos de sal en la boca y comieran azúcar, ¿podrían sentir el sabor dulce? Si dijeran entonces que el azúcar está salada, ¿en dónde residiría la falla? Residiría en ustedes y en la sal que mantienen en la boca y en manera alguna en el azúcar. Si estuvieran sufriendo de fiebre alta y comieran algo dulce, les sabría naturalmente amargo. Lo amargo se debería a la fiebre que tienen dentro de ustedes y no provendría del dulce.

La situación de hoy viene a ser como que hubiera gente sentada junto a la ribera de un río que les predique acerca de la profundidad de la corriente. No tienen experiencia alguna con el río. Tomando otro ejemplo, sería también como que hubiera gente que les dé una charla respecto a la buena comida, sin que jamás la haya probado. Si nos basamos en las palabras de los ciegos y los inválidos, ¿se justificaría que intentáramos cruzar el río? El ciego ni siquiera lo ha visto; el inválido jamás lo ha cruzado. Los no creyentes vienen a ser como este ciego y este inválido: no cuentan con la experiencia directa de la Divinidad, ni han leído acerca de ella en algún libro. Parten de la premisa de la falta de credo en cuanto a fe y se reúnen para promover este aspecto. Los estudiantes habrán de reconocer esta Verdad y conducirse de la manera apropiada. Pongan su fe en la Senda de la Rectitud, acepten las instrucciones de los mayores y denles felicidad y alegría a sus mayores, derivándola también para sí mismos. Si se atienen a esta conducta, vuestra vida podrá llegar a ser un ejemplo para otros.