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Discursos dados por Sai Baba

30. ../05/74 La educación no debe hacer que uno descuide a sus padres

La educación no debe hacer que uno descuide a sus padres

La educación no debe hacer que uno descuide a sus padres

Mayo de 1974

¡Estudiantes!: Durante el mes que ha pasado hemos estado aprendiendo muchas cosas respecto de la cultura india. Hemos aprendido que para nuestra cultura, la fuente es el Veda, que para todos los aspectos del Veda hay un significado sagrado y que es necesario para los estudiantes conocer estos aspectos. Hemos comprendido hasta cierto punto el sentido interno de los Vedas y que sólo entendiéndolo resulta posible brotar y florecer a la naturaleza humana. Se hace necesario reconocer la verdad de que la satisfacción de las aspiraciones y los agrados del hombre no se encuentran en los aspectos mundanos. La felicidad y la dicha permanentes son cosas que han de ser generadas desde dentro de vuestro corazón. No pueden ser traídas desde fuera para serles entregadas. Son cosas que no pueden pensar en buscar u obtener en el mundo externo. Una educación que no pueda otorgarles la dicha del corazón, ni la seguridad y fortaleza que buscan, no puede ser tildada de tal. Sólo es educación verdadera aquella que les pueda dar dicha en el corazón, paz en la mente y felicidad en la vida. Representa un error hacer de la educación que reciben un soporte para sus vidas o una forma de ganarse el pan. Hay cientos de miles de personas en este país que no son educadas y que, de todos modos, llevan una buena vida. Creer que la educación es necesaria para permitirle vivir al hombre es un gran error. La educación debería permitirles convertirse en modelos y desarrollarse en ejemplos ideales. Vuestro saber no ha de usarse únicamente para llenar vuestro estómago. La educación será del tipo correcto si les permite llevar una vida que sea un ejemplo para otros y si les permite distinguir entre el bien y el mal. La educación debería promover en ustedes la humildad, permitirles llegar a ser más humildes que una persona no educada, permitirles servir a vuestra madre, vuestro padre y vuestro país, con un servicio que habrá de hacerse desinteresado. Si se convierten en personas egoístas y se dedican simplemente a conseguir diplomas que se conviertan en una carga sobre vuestros hombros, esa educación no servirá de nada. El egoísmo, el exhibicionismo y la inmoralidad se pueden observar de manera generalizada sólo entre las personas de la clase educada. Una educación que les vuelva orgullosos y que haga desaparecer todas las buenas cualidades como la humildad y la modestia, no le agrega nada a la prosperidad del país. No puede sino perjudicarlo y crear confusión y problemas. Mientras más educados se hagan, mayor amplitud deberán tener sus ideas. En la medida en que aumente vuestro conocimiento, también debería aumentar vuestra humildad. En todo momento y en toda circunstancia deberán estar preparados para entregarle vuestra ayuda, vuestra energía y vuestro aliento a quienes lo pidan. Tan pronto nuestros estudiantes reciben uno o dos diplomas se vuelven insoportables para sus padres y hacen cosas que les causan gran confusión mental. Les hacen llorar lágrimas de pesar. El jefe de familia, incluso cuando se va haciendo viejo, lucha por hacerlo todo por su familia. Pese al hecho de que el hijo educado ve a su padre seguir en esta lucha y pasar por todos estos esfuerzos, no mueve ni el dedo meñique para ayudarle. Y este tipo de educación que no le permite a uno ni siquiera ayudar al propio padre, ¿cómo podrá capacitarle para ayudarle a servir al país? Son muchos los casos en que madre y padre lucharon y pasaron privaciones para sostener al hijo estudiante y, cuando los padres estuvieron en dificultades, el hijo nunca hizo nada por ayudarles o para aiiviar su hambre y sus problemas, sólo comía y dormía de manera muy egoísta. ¿De qué sirve la educación si no le enseña a preocuparse de sus padres cuando están en dificultades?

¡Encarnaciones del Alma Divina! ¡Estudiantes!: No se sumen al grupo de jóvenes que se comportan tan mal. Recuerden la sagrada cultura y las tradiciones indias, Yo espero que al no sumarse a este bando de jóvenes, ustedes mantendrán la cultura y las tradiciones de Bharat y proclamarán su grandeza, llevándolas a la práctica. Hagan uso de toda la fuerza de vuestra mente, cuerpo y lenguaje para trabajar duro y obtener resultados del mejor tipo. Si no nos adelantamos y no nos comprometemos en un trabajo duro, el país mismo llegará a deteriorarse. En este taller del Universo, un grupo de gente viene a ser como una máquina y en esta máquina, cada persona es como una pequeña parte o engranaje. En esta máquina, cualquiera sea el deber que les caiga en suerte como individuos, deberán llevarlo a cabo y cumplir con él, por ínfimo que sea. Si dieran un paso atrás en cuanto a llevar a cabo el trabajo que les haya caído en suerte, no solamente estarían perjudicándose a sí mismos como individuos, sino a todo el país en el que viven. La cultura india les enseña el aspecto del "Soham" pero no les enseña los aspectos del ocio o la pereza. La pereza equivale al polvo y a la herrumbre, en tanto que el trabajo desinteresado equivale al descanso y lo óptimo para cada uno. Si desearan descansar, deberán dedicarse realmente a todos los tipos de trabajo que ordenan sus Escrituras. Por otra parte, si no trabajaran durante el día y no le concedieran el ejercicio físico necesario al cuerpo, aunque se vayan a la cama en la noche, no podrán dormir. Simplemente se darán vuelta y vuelta en la cama. No obstante, si le dan el suficiente ejercicio físico al cuerpo, lograrán conciliar el sueño, ya que el sueño le sigue al trabajo duro. Hay un proverbio que dice que aquel que no puede dormir bien se entretendrá en toda clase de pensamientos y planes negativos. Pero si duermen bien, no quedará lugar en sus mentes para estos pensamientos y planes. Por lo tanto, ustedes, los jóvenes, deberán trabajar duro en pro del bien de sus propios hogares, de la aldea y de la sociedad a la que pertenezcan y, gracias a esto, de todo el país. En los tiempos de antaño, trabajaban muy duro todos los que se alistaban como estudiantes de los Vedas, y por esta vía desarrollaban ideas y prácticas positivas. Ello hacía que le procuraran una gran felicidad a sus padres. Pero la educación y las enseñanzas de hoy día son tales que ni los profesores entienden las lecciones que dictan. La educación que recibimos no nos otorga paz mental ni seguridad para nuestro diario vivir. El estudio de los Vedas, sin embargo, no es en absoluto así. Cualquiera que desee aprender los Vedas habría de aceptar un considerable esfuerzo físico y habrá de ser en todo momento un estudiante, sin perder ni siquiera un segundo. Habrá de estar preparado para enfrentar un sinnúmero de dificultades. Alguien que quería estudiar en profundidad todas las secciones de los cuatro Vedas, habría de ocupar en ello de cuarenta y ocho a cincuenta años. El Rig Veda tan sólo tiene treinta y una secciones y el Yajur Veda tiene ciento una. Hay mil secciones en el Sama Veda y nueve en el Atharvana Veda. Para aprender cada Veda había que contar con no menos de doce años y para los cuatro, solía tomar alrededor de cincuenta años y, durante todos estos años, el discípulo había de permanecer en el ashram (lugar donde habita un maestro y sus seguidores van allí en peregrinación) del gurú. Muchos sentían que era demasiado difícil aprender los cuatro Vedas, de ¡nodo que algunos solían estudiar uno o dos. Había otros, además, que eran incapaces de aprenderse ni siquiera un solo Veda, por lo cual, dependiendo de sus tradiciones familiares, aprendían únicamente algunas secciones.

Aprender sólo secciones elegidas de los Vedas ha sido llamado "swadbyaya". Swadhyaya es algo que se refiere a recitar algo que le resulta a uno natural por costumbre. Esta palabra no se usa en un sentido estrecho. Implica también el significado de ser capaz de recitar lo que se requiere para entender a Brahman. Pero, en este sentido, no se puede llamar "swadhyaya" el que uno recite el Veda de manera egoísta o con el deseo de ganar reputación o dinero. Hoy, lamentablemente, no se aprende ni se recita el Veda con el noble propósito de realizar al Ser Supremo, sino la mayoría lo hace por el beneficio monetario, por la reputación o por otras razones igualmente egoístas. Esta es una de las razones por la que está en declinación la fuerza de los Vedas y se ha erosionado nuestra propia fe en ellos. En los tiempos de antaño, el que era docto en los Vedas tenía por ambición comprender al Alma y, debido a ello, conocía muy bien el propósito real de recitarlos. En aquel entonces, cuando uno se atenía a todos los karmas prescriptos en los Vedas, se le llamaba "Vasuvu" y más adelante, cuando comenzaba con su práctica y el swadhyaya, se le llamaba un "Rudra". Vasuvu, el estudiante del Veda, avanza después de los primeros años hasta cuando comienza con la práctica del Upasana y se le llama Rudra, y desde ahí, progresa hacia la etapa de la Sabiduría o la adquisición del Conocimiento Supremo, y entonces es llamado Aditya. Este aspecto del Aditya cuando uno se encuentra en la etapa final del logro de la Sabiduría, también se denomina "Swadhyaya". Tenemos que decir también que la etapa del Aditya se encuentra conectada con la de Bharata. En la etapa intermedia del Rudra, se encuentra presente Saraswati. La inicial del Vasuvu debe identificarse con el aspecto de Ida.

Este discípulo de los Vedas o Vedavidu también ha sido llamado "Swasa". Para esta palabra hay un significado alternativo que es el de hermana y para este sentimiento de la hermana se emplean los nombres de Saraswati o Bharati. La misma Bharati ha sido llamada también Deepti. Como se dijera ayer, el mismo tipo de relación inseparable que existe entre el Sol y sus rayos, existe también entre Bharati y Bharata. Los Sruthis han dado sentidos que son todos sinónimo para palabras como Bharata, Bharati y Bhaarati. Cuando queremos entender el aspecto de Dios, nos será posible llegar a una conclusión únicamente si entendemos el significado de Bharati. Como próximo paso, será únicamente cuando entendamos el significado de Bharata que podremos decir con orgullo que somos ciudadanos de Bharat y que comprendemos lo que significa este término. Los estudiosos de los Vedas que los entendían realmente y que comprendían su real significado, estaban preparados para sacrificar cualquier cosa o sacrificarlo todo. No es fácil describir el tipo de devoción que solían proclamar. Era algo que sólo podía vivenciarse y que no era dable describir ya sea con palabras o con pensamientos. La devoción actual, en cambio, cambia continuamente. Lo que se siente en la mañana habrá desaparecido al anochecer y lo que se siente en la noche, ya no existe a la mañana siguiente. Si alguien logra satisfacer su ambición u obtener lo que pide, alabará al Señor con entusiasmo, pero si se siente desilusionado o sus deseos no se cumplen, no queda ya lugar para el respeto al Señor en su mente. Nuestra fe habrá de ser inconmovible, ya sea frente a la pérdida o a la ganancia. Este tipo de fe se llama también. "devoción en la cual todas las tareas están saturadas por el amor a Dios". Hemos de estar preparados para aceptar el fracaso tanto como el éxito de nuestros empeños con la misma prontitud.

Hay una pequeña historia para esto. Había un individuo que deseaba que otros lo aceptaran como un gran devoto, de modo que echaba mano de varios métodos exhibicionistas. Cada mañana partía temprano al templo y se sentaba con los ojos cerrados a hacer la Repetición del Nombre del Señor. Se quedaba, además, hasta muy tarde y mucho después que se marcharan varios de los demás devotos. Debido a esta situación, el sacerdote se veía obligado a quedarse hasta muy tarde y volver a su casa con mucho retraso. El sacerdote veía que todos los días era retenido y se 'preguntaba cómo podía desempeñar sus deberes normales si debía quedarse hasta tan tarde cada caía. Para su fuero interno se dijo que no era ,justo perturbar a este hombre sumido en la Repetición del Nombre del Señor y pensó que algo raro debía de ocurrirle, ya que se quedaba hasta tan tarde en el templo como si no pudiera sentarse a meditar en su propia casa. Con la intención de descubrir la verdad, se colocó un buen día detrás del ídolo y dijo: "Me siento muy satisfecho con tu devoción y te voy a fundir en mí". Tan pronto este devoto escuchó estas palabras, pensó que Dios estaba hablando realmente y fue tal el susto que se llevó que nunca más volvió al templo. Nuestra devoción y las actitudes que mostramos hoy en día son de este tipo. Si anhelamos en verdad un alivio de esta vida, entonces tendremos que estar preparados, al igual que Dios está pronto a llevarles en cualquier momento, para renunciar a la vida y llegar a ser uno con Dios. Si no lo quisieran, ¿cómo es posible que sigan deseando llegar a ser almas realizadas y uno con Dios? Aunque es necesario que planifiquen su futuro, no habrán de tenerle miedo a la muerte. No le teman a la muerte, no se olviden de Dios y no se involucren mucho con este mundo. Es necesario que recuerden estas tres cosas y que tengan fe en lo Divino. Por eso, mientras estén llevando a cabo su trabajo, llenen su corazón con el pensamiento de que Ida es la sagrada deidad regente. Cuando estén en su práctica espiritual y llenos de buenos pensamientos, recuerden que todas las palabras que salgan de sus bocas provienen de la Diosa Saraswati, la Diosa del Lenguaje. Instilen los aspectos de Ida, Saraswati y Bharati en su corazón, implántenlos firmemente en sus mentes y tengan fe en que ellos son los responsables por todas vuestras acciones.

No es cosa fácil para nadie llegar a entender y a descifrar la fuerza y el poder de Dios. Todas las descripciones del Señor que damos no son sino para nuestra propia satisfacción. No representan la verdadera descripción del infinito poder de Dios. Hasta cierto punto, deben entender las limitaciones de vuestro propio lenguaje y de vuestra fuerza, y deben estar dispuestos a llevar a cabo vuestro trabajo constantemente a través de la fuerza de vuestro pensamiento, palabra y obra. Lamentablemente, hoy en día damos pasos atrás incluso para cosas tan pequeñas como pronunciar el Nombre del Señor. Aunque sí estamos dispuestos a pronunciar palabras inútiles y carentes de propósito. Había una vez un hombre que sentía el mayor respeto por las tradiciones, y este hombre tenia un hijo. Este padre llevó a cabo el "Upanayanam" (conducirlo hacia el Maestro) para su hijo único y le dio el sagrado hilo y le indicó que debía pronunciar el sagrado nombre de Gayatri al menos ciento ocho veces cada día. El niño se sintió incapaz de soportar la presión a que lo sometía su padre y recitaba, por lo tanto, el mantra del Gayatri por obligación. A medida que pasaba el tiempo, quiso reducir el número de veces que había de repetirlo. Un día, el padre le dijo: "Parece que nos has recitado correctamente el Gayatri, déjame presenciar cómo lo haces hoy". El hijo comenzó recitándolo correctamente, pero luego, no hizo sino seguir diciendo "ídem, ídem, ídem" simplemente. No entendiendo lo que esto quería decir, el padre le preguntó qué significaba este "ídem, ídem" y el hijo le respondió que se refería al hecho de que lo mismo se repetía otras tantas veces.

Pero como la palabra "ídem" no tiene ningún sentido importante, también pierde significancia la frase original. El padre se sintió muy herido ante esto y se dijo: "¡Oh, qué hijo es el que tengo, no es ni siquiera capaz de repetir el mantra del Gayatri!" Pensó que, de alguna manera, habría de llevarlo nuevamente hacia las antiguas tradiciones. El muchacho entró a la educación media y ya desde entonces comenzó a ponerse en contacto con instituciones extranjeras, arreglando las cosas para poder salir al extranjero. Como el padre deseaba fervientemente que el hijo mantuviera las tradiciones aunque se marchara al extranjero, le dijo que hiciera el intento de seguir practicando el Gayatri, para que volviera después con buenas cualidades. También le llevó al templo de Devi para que le rogara a Devi que lo dotara de virtudes. De mala gana y para que el padre consintiera en que viajara al extranjero, el hijo oró ante Devi. Fue así que viajó al exterior y en tres años cambió de idea y pensó no volver a la India, pero debido a las súplicas de su padre, volvió de mala gana a su país. Padre y madre fueron esperanzados a recibirlo al aeropuerto, pero se sintieron defraudados cuando el hijo se dirigió a ellos en un idioma extranjero, pareciendo haberse olvidado de su lengua materna. La madre le rogó que le hablara en telugu, ya que no le entendía, pero el hijo le contestó que lo había olvidado. El padre estaba enojadísimo y se sentía profundamente herido, pero se controló para no lastimar al hijo que recién llegaba, de modo que mantuvo la calma pese a la rabia que sentía. En cambio, le dijo sarcásticamente al hijo que se sentía contento porque en esos tres años no había olvidado a su madre y a su padre, ya que lo había hecho tan fácilmente con la lengua que hablaba desde su infancia. Desde el aeropuerto los padres llevaron al hijo directamente al templo de Devi, en gratitud por su regreso. Antes de entrar, le pidieron que se quitara los zapatos, pero él arguyó que sin zapatos no podía caminar. El padre montó en cólera e increpó al hijo por mostrarse tan orgulloso, incluso ante la presencia de la Devi y por olvidar las tradiciones de su país. Cediendo en algo ante el enojo de su padre, el muchacho se quitó los zapatos, pero entrando al templo se dirigió a la Devi diciendo: "Hola, mamita, ¿cómo estás?" e hizo ademán de darle la mano. El padre se puso furioso y, pese a estar en el templo y en presencia de la Diosa, le propinó un par de sonoras bofetadas al muchacho. En la época actual, la juventud está desarrollando actitudes que son más o menos como éstas. Aquel que se olvida de su patria, de su madre y su padre y de sus divinas y nobles tradiciones, de hecho no merece ser llamado ser humano.

En la historia mencionada, debido a que el padre pertenecía a una época en que se respetaban las tradiciones, le dio unas buenas bofetadas al hijo cuando vio que se había descarriado. Los padres de hoy, en cambio, habrían asumido la actitud de enorgullecerse del cambio en el hijo. Seguramente se habrían sentido felices de que el hijo fuera tan moderno, de hecho tan moderno como para olvidarse hasta de su lengua materna. Esta es la lamentable posición que se asume hoy en día. En muchos casos son los padres mismos los responsables por el camino erróneo que siguen los hijos. La responsabilidad por arruinar a los hijos reside en los padres y son ellos los que han de aprender la actitud correcta que deben asumir para llevar a sus hijos por la senda correcta. Los hijos aceptarán los consejos de sus padres y tomarán por el camino correcto, sólo si los padres mismos han adoptado este camino y se conducen de manera correcta. Así también, los maestros que desean que sus pupilos vayan por el camino adecuado, habrán de practicar ellos mismos aquello que le predican a sus alumnos. Desde mi punto de vista, los estudiantes de hoy tienen, hasta cierto punto, defectos, pero son los profesores y los padres los principales responsables de esta lamentable situación en que se encuentran los jóvenes. En este contexto, dijo Kabir una vez que la mente viene a ser como un estanque de agua y la devoción es la tubería por la que saldrá el agua, de esta tubería saldrá agua buena y pura sólo si el estanque está lleno de agua buena y pura. Los maestros y los padres son como el estanque, y sólo cuando ellos tienen buenas ideas y adoptan una conducta irreprochable, ellas fluirán hacia los estudiantes. Otorgarle a los estudiantes una libertad excesiva e incontrolada y darles más dinero del que realmente necesitan, representan las causas primarias para este estado de cosas. Cuando el hijo necesita cien rupias y el padre le da ciento veinte, seguramente que utilizará las veinte restantes con un propósito erróneo. Por el contrario, cuando el hijo pide cien rupias, el padre no debería darle sino noventa. Ello lo hará seguir por el camino correcto. A primera vista esta restricción podrá parecer dura, pero con el paso del tiempo uno se dará cuenta de que ella le servirá en la vida y le ayudará a desarrollar fortaleza de carácter.

¡Estudiantes!: Deben entender el propósito con el que se han establecido las tradiciones. Deben entender también el significado que se esconde tras del lenguaje en el que se han comunicado. Deben aprender a respetar a sus padres. Deben también ser capaces de poner todo esto en práctica. En el futuro habrán de ponerle el hombro a muchas responsabilidades. Deberán aprender y descubrir en qué forma pueden merecer la Gracia de Dios y cómo distinguir el bien del mal. No bastará con que sientan devoción por Swami. El Amor que sientan por Swami no llevará necesariamente al Amor de Swami por ustedes; a menos que encuentren el camino y los medios para merecer la Gracia de Swami, todo vuestro esfuerzo será en vano. Más que mostrar Amor, han de seguir un camino tal que les permita experimentar y gozar del Amor. Conocer el camino por el que pueden recibir Amor es mucho más importante que decir simplemente que tienen Amor. Vuestro Amor solo es como una sola vía de tránsito. Si vuestro Amor resulta en que reciban Amor del otro lado, entonces se convierte en una doble vía y representa un dar y recibir. Si albergan buenas ideas, desarrollan buenas nociones y adoptan buenas prácticas, no tendrán necesidad de pedir la Gracia de Dios. Dios les otorgará por Sí Mismo Su Gracia y Amor como resultado de vuestra buena conducta.