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Discursos dados por Sai Baba

25. ../05/74 La inmortalidad se puede alcanzar a través del sacrificio

La inmortalidad se puede alcanzar a través del sacrificio

La inmortalidad se puede alcanzar a través del sacrificio

Mayo de 1974

La fortuna que uno pueda tener es inestable y cambia rápidamente como las fases de la Luna. Con el tiempo, también puede alejarse y desaparecer. No sientan pesar por la riqueza que se esfuma. Esto que les digo no es más que la pura verdad y es lo que sucede realmente en el mundo.

¡Estudiantes! ¡Niños y Niñas!: La personificación de nuestra voz y lenguaje que es Saraswati, también es conocida por otro nombre alternativo: "Abdevata". La sagrada Saraswati, que empezara como la personificación de nuestro lenguaje y se expandiera luego por todas partes, ha exhibido su fuerza y poder que son como el poder de Dios. De este modo se identificó con vuestro lenguaje en la amplia vía de vuestro corazón, para armonizarse con la inteligencia y el pensar que uno posee. Al identificarse con Vayu, se expandió por todo el espacio y se nos reveló como "adhibuta" y "adhidevata". También recibe otro nombre alternativo que es el de Saraha. Esta sagrada deidad que asociamos con el lenguaje, toma también los lugares de Aditya en el corazón, de Agni, el fuego y de Vayu, el aire, y representa aquello de común que hay en estos tres aspectos. "Bishak" es otro nombre alternativo para ella. Es práctica común en este mundo el curar cualquier enfermedad del cuerpo humano por medio de algún tipo de atención y de medicamentos. Así como curamos los males del cuerpo físico mediante los medicamentos apropiados, las impurezas de la mente, sus suciedades y los problemas que la turban son curados por Saraswati en la forma del lenguaje. Es así que se justifica su nombre dada la capacidad de curar los males de la mente. Debido a que ella tiene la capacidad de llenarnos con el sabor del conocimiento, también se le da el nombre de Adhidevata indicado antes.

Debido a que esta Saraswati con tales capacidades llena el cielo, hace resaltar la importancia de Vayu y de Agni. Porque llena el cielo con cantidades de agua, a veces también representa un caudal de agua corriente. Se hace necesario que investiguemos sobre el origen del agua que llena el cielo. Los rayos del Sol caen sobre el océano y hacen que las aguas del océano se transformen en nubes. Aditya o el Sol es el responsable de la formación de estos vapores de agua que se reúnen luego en nubes y se transforman en cantidades de gotas de agua. Ya saben que Aditya es un nombre sinónimo de Bharata. Por ende, Bharata se une a Aditya y produce este aspecto de Saraswati. Hemos de notar aquí que Aditya se une al agua y de aquí se producen las gotas de agua. Podemos ver de nuevo la unicidad de los tres aspectos de Ida, Saraswati y Bharati. Contenidos de manera latente en ellos se encuentran también Indra, Vayu y Vasu. En esta enumeración entenderemos, al comprender el sagrado significado de la palabra Bharata, que tiene origen védico y que todos sus significados pueden referirse a este origen. Cuando se considera este aspecto de Bharata en cuanto a su origen y, por ende, a la autoridad védica que lo respalda, resulta posible entender que este aspecto sea capaz de eliminar las faltas que le son inherentes a un ser humano. Por muy cuidadoso y precavido que pueda ser un hombre y por mucho que quiera llevar una vida sin tacha, hay cinco faltas que se le adhieren por muy cauto que sea. Al respirar el aire, al caminar por la tierra, al encender el fuego doméstico, al alimentarnos y al beber agua, le causamos gran daño a una infinidad de seres vivientes y puede que hasta exterminemos a muchos. Como usamos nuestros órganos instrumentales en estas acciones, destruimos y matamos a numerosos seres vivientes y es por ello que los Vedas han prescripto sacrificios (yagnas) para compensar las faltas que cometemos por medio de nuestras acciones. Los sacrificios que dictan los Vedas son el relativo a los Dioses protectores (Deva Yagna), el relativo a los antepasados, el relativo a los sabios, el relativo a los diferentes individuos y seres vivientes de nuestro entorno y el relativo a los huéspedes. Si los llevan a cabo, les será posible eliminar el pecado de las faltas que puedan haber cometido, ya sea consciente o inconscientemente, a través de estas acciones. El sacrificio relativo a los Dioses protectores consiste en que reciten mantras védicos, las Upanishads y realicen varias ceremonias asociadas con Agni, como también el que lean el Bhagavata u otros textos sagrados. Todas estas acciones constituyen este sacrificio. También lo constituyen todas las acciones relacionadas con Dios, como pensar en El y considerar mentalmente Sus Aspectos Divinos. Los sacrificios referidos a los antepasados se manifiestan en la tarea de ganarse la buena voluntad del padre y la madre, preocuparse de su bienestar y velar porque no sufran ningún perjuicio. El sacrificio por los sabios (Rishi Yagna) se refiere a que entiendan el aspecto de la meditación, que constituía la dedicación normal de los sabios. También entran en este sacrificio los procesos de escuchar, reflexionar y asimilar sobre las diferentes cosas que nos transmitieron los sabios. Formaría parte de él también el poder participar en la Repetición del Nombre y la Contemplación del Señor que nos han transmitido nuestros ancestros. El relativo a los individuos (Bhuta Yagna) se refiere a la atención y el servicio que le presten a las cosas vivientes. Puede ser que, por ejemplo, tengamos en casa ganado o animales domésticos, como pájaros, gatos, perros, etc., y el proceso de cuidar de ellos y de alimentarlos constituirá este sacrificio. Puede que haya gente internada en un hospital y que necesite de vuestra ayuda, como también contribuir a aliviar el sufrimiento de cualquier ser viviente se considera parte de este sacrificio. De modo que consiste en servir y satisfacer las necesidades que puedan tener todos los seres vivientes, como también aliviar sus sufrimientos y darles felicidad. Puesto que no es posible dedicarle todo el tiempo a este tipo de servicio, se ha convertido en tradición en nuestro país el que una o dos veces por año nos preocupemos de alimentar o de vestir a los pobres, o también hacerlo ocasionalmente. Es en este contexto que se dice: "No hay mayor presente que darle comida a un hambriento".

No hay personas a las que puedan demostrarle mayor respeto que a vuestro padre y a vuestra madre. "En este mundo no hay nada más sagrado que la Repetición del Nombre, la Meditación y seguir la senda de la Rectitud". Esto es lo más sagrado. No hay enemigo más ensañado que vuestra propia ira. Estos sentimientos han ocupado siempre un alto sitial en nuestras vidas y nuestras tradiciones. Le sigue en importancia el servicio que se le presta a los huéspedes. Ya sea que se trate de parientes que vengan a visitarles o de algún hambriento que llegue hasta vuestra puerta pidiendo alimento, es obligatorio ofrecerles cualquier cosa que tengan para aliviar su hambre. Pero no traten de cumplir con estas sagradas obligaciones más allá de vuestras fuerzas. No necesitan hacerlo sino dentro de los límites de vuestra capacidad. Una porción de vuestros recursos habrá de dejarse de lado con miras a prestarle algún servicio a otros individuos necesitados. Pero no resultará justo que vayan a incurrir en deudas si carecen de recursos propios para cumplir con este servicio. No sólo es erróneo incurrir en deudas para prestar servicio, sino también lo es endeudarse para emprender una peregrinación, por ejemplo. En lugar de ir de peregrinación con dinero prestado, es mejor que se evite el pecado y volver sagrado y puro el corazón. El Veda ha entregado los mandamientos que se refieren a nuestra vida diaria, pero todos los preceptos los ha estado entregando con amplitud de mente. El Veda no sólo contiene mandamientos concernientes a los deberes de nuestra vida cotidiana, sino también todo un código de conducta que la rebasa, como la Rectitud y la Liberación. El Veda nos habla de variados aspectos que se ubican más allá de la experiencia directa y, a veces, incluso más allá de la evidencia inferida. El Veda ha mantenido siempre el punto de vista de que no pueden dividir sus deberes en dos compartimentos: los temporales y los espirituales. Ellos prescriben diferentes tipos de acciones considerando a todo tipo de actividades como interrelacionadas, ya sea temporal o espiritual. El Veda nos ha dicho que es un pecado dividir nuestras actividades en dos partes y decir que una cosa es trabajo de uno y la otra, trabajo de Dios. En todas las labores que hemos de llevar a cabo en nuestra vida, no hay nada que puedan considerar como propio: todo es trabajo de Dios. Habrán de llevar a cabo todos vuestros trabajos creyendo que es el trabajo de Dios y así el Omnipresente Señor se hará cargo de los resultados. Estará presente en ustedes como el Alma y, si mantienen esta orientación, se ocupará del éxito. Si no son capaces de servir y satisfacer a los seres humanos que están con ustedes y que son sus iguales, ¿cómo podrían satisfacer a Dios a quien no pueden ver con los ojos físicos, que no vive con ustedes ni es como los demás seres humanos? El Veda afirma también que si le causan daño a los seres vivientes que viven con ustedes, no tiene sentido el adorar a Dios. Vyasa, quien codificó los Vedas dividiéndolos en varias secciones y emprendió la labor de escribir los dieciocho Puranas, describió la esencia de nuestras Escrituras, declarando que es bueno ayudar a los demás y es un pecado dañarlos. Si por cualquier razón se ven incapacitados para hacer el bien, refrénense al menos de hacer el mal a otros. En sí mismo esto ya es un gran bien.

Todas las cosas sagradas que se conectan con incidentes de nuestra vida cotidiana son consideradas por el Veda. En él no se hace diferencia entre cosas grandes y pequeñas. Un ejemplo o un ideal en este sentido ha sido presentado por Rama en el Ramayana. Cuando vino Sumantha para conducir a Rama hasta los aposentos de Kaikeyi, Rama le siguió, aunque lo sabía todo y sabía lo que iba a suceder. En los aposentos de Kaikeyi, Rama supo lo que estaba sucediendo, pero resolvió respetar los deseos de su padre, ya que sabía que era su deber seguir por la senda que le daría felicidad al padre, de modo que retornó donde estaba Sita con la determinación de obedecer las órdenes de su padre. Al regresar a casa, encontró a Sita haciendo ofrendas para el Señor. Sita misma es Divina y el hecho de adorar al Señor tiene un sentido interno. Se mencionó ayer que grandes seres, personas revestidas de plena santidad, también hacen estas cosas sólo porque desean sentar un ejemplo para que otros lo sigan. Cada hombre y cada mujer siempre buscan a un líder para saber por qué camino y a quién seguir. Y entonces, Rama, al ver a Sita en adoración, le preguntó qué estaba haciendo. Ella le respondió que estaba adorando al Señor con el objeto de mantener la reputación de Rama y la felicidad de la gente del reino. Considerando que era una buena oportunidad para él de entregar un buen consejo a la gente de este mundo, Rama le indicó a Sita que no era justo que adorara a algo abstracto, en especial cuando padre y madre, que habían sacrificado tanto por criarlos, estaban a su alcance en cuantos seres humanos vivientes. Le dijo que el padre y la madre de uno equivalían a dioses vivientes. Han de entender que toda vida en la Tierra es un aspecto de Dios y que padre y madre en particular han de ser considerados como dioses vivientes. Si no son capaces de rezar por el bien general de la comunidad que les rodea y en la cual vive Dios, ¿cómo puede ser que adoren a un Dios invisible? Lo primero que han de hacer es preocuparse por el bien de la comunidad que vive alrededor de vosotros.

En tiempos de antaño, hasta los reyes comunes tenían una visión tan amplia que siempre hacían ciertas cosas llevados por su sentido del deber y se preocupaban cabalmente de sus pueblos. Hay una pequeña historia para ilustrarlo. Un gran rey consideró como su primer deber preocuparse de sus súbditos y llevaba a cabo muchas cosas para promover su bienestar. Solía pensar que el pueblo representaba el cuerpo del rey y que éste representaba el corazón de su pueblo. De este modo estableció un estrecho vínculo con sus súbditos. En todo lo que hacía, consideraba ante todo la conveniencia de su pueblo. Un día quiso tomar un baño de aceite e hizo llamar a la reina para que se lo aplicara. En esos tiempos no se contrataba más que el mínimo requerido de sirvientes y todo lo que había que hacer por el marido lo hacía la mujer y no un sirviente. De modo que también en esta labor era la mujer la que se ocupaba, aunque se tratara de la reina, porque si bien era la reina para los demás, ante el marido era la esposa. En esta historia, además, la reina tenía el criterio de apreciar la tarea de servir a su marido. Por otra parte, en aquella época solía haber inmensos y amplios espejos en todos los aposentos que ocupaban el rey y la reina. El rey se sentó y la reina comenzó a aplicarle el aceite. De pronto se dio cuenta de que había algunos cabellos grises en la cabeza de su marido y pensó que su fin era cercano. La aparición de cabellos grises constituye el primer paso hacia la proximidad del fin de la vida de uno, siendo el segundo paso el acortamiento de la vista, el tercero la pérdida de los dientes y el último comenzar a tener arrugas en la cara. La reina pensó que el primer paso ya estaba siendo visible y se sintió tan apesadumbrada que comenzó a llorar. En la actualidad y debido a la presión que ejerce el Kali Yuga, cada cual ansía ser Viswamitra (un sabio) y originar su propia creación. De modo que cuando comienzan a aparecer las canas, se tiñe el cabello. Cuando se caen los dientes, se hacen insertar otros falsos. Cuando los ojos comienzan a desarrollar cataratas, se los hacen operar, y cuando comienzan a aparecer arrugas, echan mano a algunos cosméticos y las cubren. De este modo pueden contrarrestar los primeros pasos, pero el final tiene que producirse en algún momento y nada se puede hacer al respecto. En el gran espejo que estaba frente al rey, éste vio correr las lágrimas de la reina y de inmediato se volvió hacia ella y le preguntó por el motivo de su llanto. La reina le dijo la verdad, tal como lo pensaba. El rey, dadas sus buenas cualidades, aceptó que la reina le decía la verdad y pensó para sí mismo que nadie podía vivir demasiado tiempo y que era seguro que el cuerpo podía morir de un momento a otro, de modo que resolvió entregarle la carga del gobierno a los ministros y retirarse a la selva para pasar el resto de sus días pensando en Dios. Habiendo tomado esta determinación, una vez terminado su baño hizo llamar a sus ministros. Los ruegos de los ministros en cuanto a que cambiara de parecer no tuvieron efecto. El rey se mantuvo firme en su decisión y les dijo que habían de encargarse del reino, ya que él se retiraría a gozar del reino del Alma y de lo Divino. Luego le pidió a uno de ellos que informara al pueblo. La noticia se esparció en pocos momentos por la ciudad. Niños, jóvenes y viejos llegaron corriendo junto al rey. Todos le rogaron que no partiera y no dejara la ciudad. ¿Si el corazón abandona al cuerpo, cómo podrá vivir éste? Todos le aseguraban que entregarían sus vidas si el rey se marchaba. Entonces, el rey no ocultó la verdad y le explicó sus sentimientos al pueblo de la siguiente manera: "El cuerpo conformado por los cinco elementos no es una cosa permanente y ha de caer uno u otro día. Nuestros mayores nos han dicho que el promedio de la vida de uno es de cien años, pero que nadie ha de confiar en ello. La muerte puede sobrevenir en cualquier momento, ya sea en la niñez, en la juventud o en la vejez. Es seguro que en uno u otro momento el cuerpo ha de perecer. Uno no sabe si perecerá en la ciudad, en una selva o en el agua. La única cosa cierta es la muerte. La vejez ya ha llegado hasta mí y deseo pasar los años que me queden pensando en Dios, puesto que la muerte es segura". Todos los súbditos lloraban y decían que irían a la selva a rogarle a Dios para que le otorgara una larga vida al rey, y fue así que los ciudadanos se dirigieron a la selva con el propósito de orar por el rey. Cuando el rey los vio tan determinados, pensó que no era justo que actuara contrariando los deseos de su pueblo y les dijo que hicieran como quisieran. Ofrecieron de todo corazón sus plegarias al Señor y éste, complacido con las oraciones, se les apareció y les preguntó qué querían. Todos a una voz, le pidieron al Señor que le concediera otros cien años de vida a su rey. Entonces Dios dijo que, debido a su petición unánime y a su devoción, se sentía muy complacido y que le concedería doscientos años de vida al rey. El pueblo volvió corriendo hasta el rey, llevado por su alegría incontrolada, y le transmitieron las buenas noticias de las bendiciones que Dios le enviaba. También el rey se sintió muy complacido. Llegó la reina y, tan pronto oyó la nueva, dijo que se iba a la selva. El pueblo pensó que la reina se había enojado porque habían solicitado el don para el rey y no para ella. La reina entró en profunda meditación y obtuvo la Gracia y la Visión del Señor. Tan pronto se le apareció, ella le preguntó si era cierto que le había concedido doscientos años de vida al rey. El Señor le contestó que así era. La reina indicó que se sentía feliz de saberlo, pero preguntó: "¿De qué servirá que el rey viva doscientos años si sus amantes súbditos que consiguieron este don para su rey no pueden vivir lo mismo?" Entonces el Señor le concedió el que los súbditos también vivieran doscientos años. La reina expuso que sólo cuando vivían en un reino súbditos tan buenos, merecía el rey vivir por doscientos años. Y sólo cuando un rey tan bueno vive por doscientos años, merecían también los súbditos del reino vivir por ese período. Esto debería constituir una especie de conexión inseparable entre el pueblo y el rey. El Señor se sintió tan complacido que le concedió los doscientos años de vida al rey, a su pueblo y también a la reina por tener una mente tan amplia. Dios sintió complacencia por este magnánimo sacrificio por parte de la reina y por ello le concedió también esta larga vida. La moraleja de esta historia es que la mayor de las ofrendas es el sacrificio. Ser capaz de hacer sacrificios es la más importante de todas las cualidades. En la historia, debido a que el pueblo se sacrificó y oró por la vida del rey, mereció vivir también por doscientos años. Así también el rey, que estaba dispuesto a sacrificarlo y dejarlo todo, pudo ser merecedor de este don, y también la reina, debido a su magnanimidad y sacrificio, pudo obtener una larga vida. No hay nada más grande que el sacrificio.

Hemos de comprender también aquí el sentido interno de la palabra sacrificio. Ya sea por la casa en que vivimos, por el terreno que poseemos o por cualquier cosa que sea de nuestra propiedad, le pagamos un impuesto al gobierno por el derecho a usufructuar de ellos. Si no se paga el impuesto, el gobierno puede vender los bienes y cobrar así los impuestos. Esto representa la práctica común. De igual manera, para compensar los pecados y malas acciones que cometemos, el sacrificio viene a ser algo así como un impuesto que debemos pagarle al Señor. Deberíamos ser capaces de hacer sacrificios y pagarle con alegría al Señor por nuestros pecados. El sacrificio les dará una felicidad que nada más les puede dar. Ni el trabajo, ni la erudición ni nada más les puede dar el grado de felicidad que pueden obtener del sacrificio.