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Discursos dados por Sai Baba

07. 26/05/73 Vuelvan su mente al interior, hacia el Alma

Vuelvan su mente al interior, hacia el Alma

Vuelvan su mente al interior, hacia el Alma

26 de Mayo de 1973

El prestarle oídos a un discurso espiritual, el recapitular y reflexionar sobre dicho discurso, el rodearse de buena compañía y otras acciones semejantes representan diferentes maneras de servir al cuerpo y constituyen lo que puede llamarse las prácticas externas. Frente a ellas hay sólo dos que podrían llamarse las prácticas internas: una es el pranayama y la otra es el pratyahara. Sankara entrega una valiosa estrofa en la serie del Bhaja Govinda con respecto a estas dos últimas prácticas.

El pranayama es la práctica por medio de la cual sostienen el prana o respiración. Su importancia puede entenderse cuando reconocemos que existen cinco aires vitales: el prana, el apana, el vyana, el udana y el samana. El proceso por medio del cual son controlados es lo que se llama pranayama y ello nos da una cierta medida de visión interior. Este pranayama se divide en tres tipos que son llamados rechaka, puraka y kumbhaka. Los dos primeros se refieren a los métodos por los cuales uno puede controlar a varios aires vitales e internalizarlos. La capacidad de mantenerlos dentro de uno es lo que se llama kumbhaka.

La segunda práctica o pratyahara, consiste en controlar la mente a través de los órganos. Tanto los órganos como la mente desean mirar siempre hacia los objetos externos y ocuparse de ellos. La mente va desarrollando deseos sensoriales al mirar hacia estos objetos externos y, como resultado de estos deseos, la mente se va haciendo impura. El proceso del pratyahara consiste, entonces, en volver la mente hacia el interior, alejándola de los objetos externos. Hoy en día hay muchos aspirantes que, al no saber qué hacer, se acercan a buscar la guía de Maestros ignorantes, y no hacen sino practicar el pranayama o el pratyahara y nada más. Esto no es correcto. Ambas prácticas han de ir juntas. De hecho, recíprocamente son reflejo la una de la otra. No obtendrán ningún beneficio si practican únicamente el pranayama o el pratyahara, por separado. Ambos deben llevarse a cabo conjuntamente y cada uno de ellos depende del otro. No es sino cuando llegan a controlar la mente que pueden llegar a controlar al prana o los aires vitales. No es sino cuando llegan a controlar los aires vitales que pueden llegar a controlar 1a mente. No es posible llevar a cabo una de estas prácticas, sin llevar a cabo la otra. Siguiendo ambas prácticas en forma conjunta, podrán volver la mente hacia el interior y controlar vuestro prana. En esta forma pueden controlar al cuerpo que tiene la vida en él y pueden experimentar un estado mental que se denomina Bienaventuranza o equilibrio perfecto.

En estos mismos versos señala que la indagación que se oriente a descubrir qué es permanente y qué no lo es, resulta esencial. Cuando lleven a cabo esta indagación, llegarán a la conclusión de que el Alma es permanente y verdadera, en tanto que el cuerpo humano no es permanente y es falso. Si siguen más allá e inquieren en la naturaleza del Alma, se encontrarán con que se hace referencia a ella con muchos nombres sagrados, tales como Verdad, Prosperidad y Felicidad, por ejemplo. No es posible alcanzar Prosperidad sin adherir a la Verdad, ya que Prosperidad y Verdad van juntas. Similarmente, no es posible lograr la Felicidad ni la dicha sin Prosperidad. La Felicidad y la Prosperidad van juntas. La Verdad es como una luz resplandeciente. Con su ayuda es que podemos ver la naturaleza en nuestro entorno. La habilidad para hacer uso de la resplandeciente Luz de la Verdad para ver y entender a la naturaleza alrededor nuestro, representa la dicha y la felicidad expresadas por estas palabras. Es así que la mezcla o unión de Verdad, Prosperidad y Felicidad representa el Alma. Después de que sean capaces de entender los especiales aspectos de estas tres cosas, ya no les quedará nada por descubrir, al igual que cuando se termina de preparar la comida, no hay necesidad ya del fogón y la leña.

La tercera línea de esta estrofa se refiere al estado de samadhi (equilibrio o ecuanimidad). Se explica cómo llegamos a este estado. Esto se logra haciendo uso tanto del pranayama como del pratyahara. Ello les habilitará para renunciar a todos sus deseos y para volver vuestra mente hacia el Espíritu Divino. Cuando llegan a esto, se dan cuenta de que todo el cuerpo toma un giro muy diferente. Los diferentes tipos de energía quedan todos bajo vuestro control. Este equilibrio no ha de entenderse tontamente como una especie de mente en blanco o mente en la oscuridad. El estado mental a que se llega con el japa (repetición del Nombre de Dios), ha sido descripto como estado de sereno equilibrio. En este contexto, la palabra japa no significa sostener la sarta de cuentas del rosario en la mano e ir pasándolas simplemente entre los dedos. Japa significa la repetición continua del Nombre del Señor. La repetición puede o no ser dicha en voz alta, debe, al menos, repetirse mentalmente. Esta repetición del Nombre del Señor dentro de la mente de uno es lo que se llama japa. Si pronunciaran al revés la palabra japa, se transforma en bhaja. Ya sea que pronuncien el Nombre del Señor en sus mentes, o sea japa, o que lo enuncien en voz alta, o sea bhaja, ambas prácticas se pueden denominar como japa.

¡Jóvenes estudiantes!: El estado de Bienaventuranza se interpreta ahora de muchas maneras. Si alguien cae inconsciente, si alguien pronuncia el Nombre del Señor en un estado semiinconsciente, si alguien se comporta de manera confusa e inconsistente, etc., esto nos da pie para pensar que se encuentra en estado de Bienaventuranza. Mas el estar inconsciente, en un estado subconsciente o en uno supraconsciente, no implica estar en estado de Bienaventuranza. Han de entender que sólo cuando uno se encuentra en su condición natural y normal y logra la dicha de la ecuanimidad, se puede hablar del estado de Bienaventuranza real. Todo lo demás puede llamarse de cualquier modo y por diferentes nombres, como histeria, ataque, debilidad, ebriedad, etc. Ningún estado de éstos puede asimilarse al estado de Bienaventuranza. Mas, lamentablemente, los hindúes de hoy ya no son capaces de reconocer ni de distinguir al verdadero equilibrio de estas varias alteraciones. Es por ello que no son capaces de explicarle a otros el sagrado significado del estado de Bienaventuranza.

Palabras como pranayama, pratyahara, japa y tapa (austeridad) han de ser interpretadas todas con precisión. En ese contexto uno ha de entender lo que significa esta sagrada nivelación de la conciencia. Las palabras conllevan un significado en cuanto se refieren a variadas cosas.

De hecho, el significado que se le adjudica a la palabra proviene de la palabra misma. De esta manera, el estado de Bienaventuranza o Samadhi debe indicar por sí misma su verdadero significado. "Sarna" significa igual y "dhi" significa buddhi o mente. Cuando han desarrollado una mentalidad siempre igual, un equilibrio mental, estarán en el verdadero estado de Samadhi. Es muy posible que puedan desarrollar este estado incluso en la vida común, siempre que lleguen a entender su relación con el pranayama y el pratyahara. Cuando la mente se torne hacia el interior, mirará únicamente hacia el Alma y no hacia el entorno exterior. Es así que cuando la mente está vuelta hacia el interior, dejarán de percibir las diferencias entre placer y dolor, entre pesar y felicidad o entre el frío y el calor. De hecho, la mente no tomará nota en absoluto de diferencias o disparidades. Lo que realizarán será la unidad de todo. Cuando un individuo se encuentra en el estado de Samadhi, no tiene nada que ver con el mundo, aunque siga moviéndose en él. Aunque parezca formar parte de la sociedad, no es afectado por ella. La mente de una persona así se encontrará siempre sumida en lo que podría llamarse la unidad con el Alma. Para ilustrar esta condición se pueden citar numerosos ejemplos.

Un gusano que vive en el barro no será afectado en absoluto por el barro. Las mujeres que se pintan las pestañas de negro, no dejan que la crema negra toque el globo del ojo. Los ojos quedan absolutamente libres de crema, aunque las pestañas estén cubiertas por ella. Comemos muchas cosas con grasa. Puede que esta grasa se adhiera a la mano, pero nunca quedará sobre la lengua, la que queda libre de grasa. Veamos el caso del loto. El loto vive en el agua y depende de ésta para su existencia, mas ella no lo afecta. A1 igual que el loto, la lengua, el gusano y el globo del ojo en los ejemplos dados, la persona que está en Samadhi no es tocada por el mundo que la rodea.

Para que puedan entender este estado del Samadhi, la última línea de la estrofa dice que han de desarrollar lo que se conoce como gran concentración. No muestren apuro. No pierdan la paciencia. No tengan una mente vacilante, si desean llegar al estado de Samadhi. Habrán de ser capaces de concentrarse. Si plantan ahora un pequeño retoño, ¿cómo podrían conseguir de inmediato los frutos?... La planta tiene que convertirse en un árbol y recién entonces los podrán obtener. Tomen por caso las semillas que se plantan. No pueden pensar en la cosecha cuando recién la simiente está plantada. Habrá que darle el tiempo necesario. Hoy en día, todos los aspirantes quieren obtener los frutos tan pronto como plantan la semilla. No aceptan esperar un tiempo. En el cuarto verso, Sankara quería decirnos que no debemos sentir premura y que hemos de mantenernos serenos y calmos. Si le enseñan al corazón a permanecer así, podrán alcanzar el estado de Samadhi.

Muchos buscadores de la Verdad y personas que estudian este aspecto de Brahman, llegan muchas veces a tener dudas. Se preguntan cómo puede ser que Dios y el mundo creado, que son dos cosas separadas, puedan ser tratadas como una sola. Esta es la pregunta que a menudo plantean, porque dudan de la identidad de Brahman con la naturaleza. Aquí viene un pequeño ejemplo. Es cierto que, aparentemente, Dios y el mundo se ven como separados. Tomemos el caso de la semilla. Cuando la ponen en la tierra, sale de ella una planta. La planta crece y llega a ser un gran árbol y en él brotan hojas, ramas, flores y frutos. Ven todas estas diferentes manifestaciones saliendo de una sola semilla. No es sino la apariencia ilusoria de la Naturaleza lo que nos hace creer que son cosas diversas. Mas si miran estas ramas, hojas, flores, frutos y a la semilla desde una óptica espiritual, verán que todas estas cosas son manifestaciones diversas de la misma semilla. Todas han surgido porque la mente las imagina así. De igual manera, sucede que la Naturaleza que ha nacido de Brahman y que ustedes ven a su alrededor, no puede ser sino una manifestación de Brahman y nada más. Si se la ve como algo diferente a Dios, ello no es más que una ilusión. Para poder reconocerlo, uno ha de tener claridad mental y la habilidad de percibir la Verdad.

Para poderse hacer una idea respecto de la claridad mental, consideraremos lo que sucedió cuando Dronacharya (sabio brahmin preceptor de los príncipes Pandavas) llamó uno por uno a los Pandavas y les pidió disparar hacia un pájaro al que había atado y tenía de blanco. Cada vez que uno de los Pandavas esta ha por apuntar, Dronacharya les iba planteando algunas preguntas. A Bheema se le preguntó primero qué era lo que veía. Contestó que veía al pájaro, la cuerda que servía para atarlo y el cielo tras él. Fue así como fueron llamados todos los Pandavas y todos, salvo Arjuna, contestaban que podían ver muchas cosas. Arjuna, sin embargo, respondió que no veía nada fuera del pájaro. Esta era la concentración con la que se acercaba a su objeto. Si sienten el deseo de aprender alguna cosa en particular, deberán desarrollar una intensa concentración centrada sólo en esa cosa. Es lamentable que hoy en día, cuando deseamos aprender una cosa, nos concentramos en alguna otra. Esta es la razón por la cual no somos capaces de llegar a nuestro destino y aprender lo que debiéramos aprender. En cuanto al segundo aspecto, es decir, la habilidad de percibir las buenas cualidades, hay un buen ejemplo en el Mahabharatha. Krishna llama a Duryodhana con la intención de someterlo a prueba. Esto sucedió antes de la guerra. Krishna le indicó que quería hacer algo importante y que buscaba para ello a un buen hombre con buenos atributos. Le pidió a Duryodhana que buscara a un hombre así. Duryodhana buscó por todo el mundo por algunos días y volvió diciendo que no había ninguna persona que tuviera realmente buenos atributos, y si había alguien con buenas cualidades, el mejor era él mismo y el que más se acercaba al ideal. Entonces Krishna despidió a Duryodhana y le pidió a Dharmaraja que viniera. Le pidió a Dharmarája que buscara a un hombre que fuera muy malo y cuyas cualidades mostraran que no podía haber uno peor. Dharmaraja buscó en todo el mundo y volvió diciéndole a Krishna que no había podido encontrar a nadie con cualidades negativas y que si había alguien que las tuviera, era él mismo. Indicó que era el que más se acercaba a la descripción que había dado Krishna. Para que Duryodhana dijera que era el mejor de los hombres y para que Dharmarája dijera que era el peor, la responsabilidad no está en el mundo. La responsabilidad recae en las cualidades que poseen y la forma en que se consideran a sí mismos y a los demás. Es por ello que le concedemos tanta importancia a la capacidad de percibir el bien y distinguirlo del mal. Nadie puede determinar realmente lo que es bueno o lo que es malo. La única alternativa que le queda a uno es la de tener fe en Dios y la de mejorar sus propias cualidades.