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Discursos dados por Sai Baba

18. 07/06/73 El Alma individual y Dios son como las dos mitades de una semilla

El Alma individual y Dios son como las dos mitades de una semilla

El Alma individual y Dios son como las dos mitades de una semilla

7 de Junio de 1973

Si uno se mueve en el mundo sin la debida consideración

a los principios morales y sin ejercitar el necesario autocontrol,

se sumergirá en la ilusión y la ignorancia,

aunque sea una persona devota. Ello es igual al hecho

de que uno no puede disipar la oscuridad sin ayuda

de una lámpara, cosa que en el mundo es lo más normal.

¡Estudiantes!: Cada uno de ustedes ha estado pasando por toda una variedad de actos en el escenario del mundo. Cada uno de ustedes participa en muchos tipos de espectáculos diferentes.

Cada cosa viviente entre los ochenta y cuatro lakhs de individuos lo ha estado haciendo, mas en este nacimiento en particular del hombre, él está tratando de muchas maneras de merecer la Gracia de Dios. Trata de complacer a Dios y de hacerse digno de Su bondad. ¡Sin embargo, pese a todo su empeño no ha tenido éxito en ganarse esta Gracia! Las apariencias que exhibimos por medio de los cánticos que entonamos y las palabras que pronunciamos, no son, en verdad, satisfactorias. En este mundo es práctica común que, cuando un hombre lleva una carga sobre sus hombros, desea apresurar el paso y llegar rápido a su casa para alivianarse del peso. Así también, cuando un funcionario llega a su oficina temprano en la mañana, ya a las cinco de la tarde o antes estará preguntándose cuándo podrá volver a su casa.

Cuando viajan, ya sea en automóvil, en ómnibus o en tren, estarán preguntándose sobre cuándo terminará el viaje y cuándo llégarán a su destino. Aunque todo esto se produce respecto de las situaciones mundanas, el hombre no parece plantearse, en cambio, incluso después de haber pasado por tantos nacimientos y muertes, la cuestión sobre cuándo llegará a su destino: la Meta de la Divinidad. En el mundo de hoy se llevan a cabo muchos intentos para aumentar el tiempo libre de que pueda disponer el hombre, pero no nos empeñamos en igual medida en la necesidad de asegurarle la paz. Si el hombre carece de paz, no disfrutará de satisfacciones, aunque disponga de tiempo libre. Un sabio se mantendrá imperturbable y sereno aunque tenga que trabajar veinticuatro horas por día. Un ignorante, en cambio, se mostrará preocupado e inquieto aunque no tenga trabajo alguno y goce de todo el tiempo libre que desee en el día. Al no encontrar paz en la Tierra, el hombre está volando hasta la Luna. Discutiremos más adelante si el hombre puede o no encontrar la paz en la Luna, pero tendremos que establecer primero qué es lo que espera conseguir el hombre gastando una cantidad tan sideral de dólares con el propósito de llegar a la Luna.

Puede ser que el cuerpo se mantenga fresco en la Luna, pero la mente se encontrará en un estado de tremendo terror. ¿Lograremos la paz en la Luna si no podemos alcanzarla en la Tierra? No hallaremos la paz en esos lugares. Constituye un gran error buscar la paz fuera del propio corazón. Uno ha de mirar dentro de sí mismo en busca de la paz y ha de hacerlo con una mente limpia. Viene a ser como describir algo con un nombre muy atrayente, esperando encubrir con él la verdadera naturaleza del contenido. Si miran realmente dentro de algo así, descubrirán que no vale en absoluto la pena. Hablamos con entusiasmo de la Luna y de viajar hasta ella, mas lo que conseguiremos allá será perfectamente inútil. Sólo la idea y la descripción son atractivas. ¡Qué maravilloso sería si gastáramos todos esos dólares en la gente de la Tierra que merece ser ayudada!

Como decíamos, cada hombre de la Tierra anhela tener paz. Con este deseo de paz, el hombre intenta muchas cosas y participa en muchos tipos de labores. En donde haya Justicia y Rectitud en el corazón, se promoverán las virtudes. En donde haya virtudes, encontrarán armonía, y en donde haya armonía habrá orden. Si encuentran orden y disciplina, encontrarán la paz en el mundo. Por ende, la paz dependerá de la calidad de cada individuo. El cultivo de las buenas cualidades y de la conducta virtuosa representa el camino que conduce hacia la autorrealización. Hay una pequeña e interesante historia al respecto.

Una vez, Dios creó un Alma y le dijo que le daría todo lo que quisiera. De inmediato, la Diosa sentada junto a El indicó que iba muy lejos otorgándole tal don al Alma Individual, porque los deseos y ambiciones del hombre no conocen límites. El hombre es codicioso y si se le da la libertad de pedir, lo pedirá todo. El Señor le señaló a la Diosa que El no era tan descuidado e ignorante al plantear tal concesión, como ella parecía creer, porque cualquier cosa que pudiera pedir el hombre, ciertamente no incluiría la paz mental. De este modo, se vería obligado a retornar a Dios, aunque no fuera sino por lograr esta paz mental. La Diosa preguntó entonces cómo podía encontrarse la paz mental. A lo cual Dios le respondió que el hombre no necesitaba llegar hasta Dios en su búsqueda, porque el Ser Supremo reside en cada Alma. Sólo con que el hombre piense y preste servicio de manera desinteresada, tiene la seguridad de encontrar la paz mental. En la actualidad el hombre nos recuerda que el más certero estudio del género humano lo constituye el estudio del hombre mismo. En dondequiera que haya unidad entre el pensamiento que se nos viene a la mente, la palabra que sale de nuestra boca y la acción que llevemos a cabo, se encontrará el espíritu del Ser Supremo. Si no hay unicidad, unidad ni coordinación entre pensamiento, palabra y obra no habrá paz mental.

A la edad que tienen deberán entender al Alma y habrán de concederle un sitial sagrado; habrán de reconocer conscientemente que sea puro el pensamiento que provenga de vuestra mente, que sea veraz la palabra que provenga de vuestra boca y que sea sagrada la acción que llevan a cabo. Espero que se den cuenta de la importancia de estas declaraciones y que les den un lugar de preponderancia en sus reflexiones. El predominio de cualidades negativas mantiene suprimidas a las positivas. Aquí va un pequeño ejemplo. Si necesitan algo de luz,. requerirán de un receptáculo, de algo de kerosene y de una mecha. Serán ellos los tres artículos esenciales. Si cuentan con los tres, la luz que vean será como la Gracia de Dios. En esta analogía habremos de considerar al desapego como el receptáculo, a la devoción como el kerosene y al trabajo como la mecha. Si las tres cosas se encuentran presentes en una persona, brillará como luz en ella la Sabiduría. Si no reúnen las tres cosas, Dios no estará allí para encender la lámpara de la Sabiduría o del Conocimiento. Puede suceder también que cuenten con los tres componentes y que, no obstante, no reciban la Gracia de Dios para encender la lámpara. Estarán allí el recipiente, el kerosene y la mecha, pero ¿habrá luz? Puede que tengan las flores, la aguja y el hilo, mas ¿se formará por sí sola la guirnalda? Puede que tengan oro y piedras preciosas, mas ¿aparecerán por cuenta propia las joyas? Puede haber inteligencia y educación, mas ¿podrán llegar a la Sabiduría sin un Gurú? Pueden ser muy inteligentes, pero si alguien escribe una "A" sobre el pizarrón no descubrirán lo que es si alguien no les indica que esta figura representa la letra "A". La mera inteligencia, la mera devoción y el mero desapego no les ayudarán a alcanzar el resultado anhelado si carecen de Sabiduría. En este mundo, Dios se encuentra presente entremezclado con el Alma Individual en cada ser viviente. Si se olvidan hasta cierto punto del individuo y se concentran en el aspecto de Dios, encontrarán que vuestra vida estará libre de obstáculos. Entre el Alma Individual y Dios no quedará, en último término, sino uno y será Dios. Si toman una semilla y la parten en dos, enterrándola luego, no obtendrán planta alguna. Mas si la entierran entera obtendrán el brote. De igual manera, el Alma Individual y Dios constituyen una semilla. Son como las dos mitades de una semilla entera y la vida brotará solamente de esta semilla completa. Las mitades por separado no tienen existencia por sí mismas.

Nacemos como seres humanos. Nos proclamamos como Divinos. Pese a todo, no entendemos la verdadera naturaleza de la vida humana. El que el hombre viva como hombre le produce un gran placer a Dios. Si se les llama hombres, habrán de conducirse de una manera que le corresponda a un ser humano. Hay un ejemplo al respecto en el Ramayana. Ravana (rey demonio de Lanka) intentó repetidamente conquistar para sí a Sita (fiel esposa de Rama). Asumió para ello diferentes apariencias. Mas Sita evitó caer en sus manos; siempre pensaba en Rama. Dándose cuenta de la situación, Mandodari, la mujer de Ravana, le señaló que si aspiraba a ganarse a Sita, de nada le serviría asumir diferentes apariencias; la única posibilidad de éxito residía en asumir la apariencia de Rama mismo. A lo que Ravana contestó que si podía realmente asumir la sagrada apariencia de Rama, ya no podría albergar en su mente tan malvados pensamientos. Si se vieran como Rama, tendrían ideas y pensamientos que les corresponderían a El y no a Ravana. En este contexto, si asumimos la apariencia de un ser humano, deberíamos exhibir las cualidades de un ser humano y no las de un mono o demonio. El poder distinguir entre lo correcto y lo equivocado, de mantenerse alejado del pecado y de sentirse atraído hacia el bien, representan cualidades apropiadas para el hombre, y son aquellas que le conducirán hacia la Divinidad.

El hombre comparte algunas características comunes con el animal, como el comer, el dormir y el temer. El rasgo distintivo que lo hace diferente del animal, es la inteligencia. El animal carece de inteligencia. En el Ramayana nos encontramos con la historia de Hanuman. Por la forma en que se comporta, él sienta un ejemplo para todos nosotros. Cuando se le acerca Rama, muestra una extrema humildad y respeto. ¿Cuál es la razón por la cual Hanuman (Dios mono del Ramayana, fiel devoto y aliado de Rama) muestra tanta humildad en presencia de Rama? La razón reside en la descripción de Rama en cuanto Rama es la encarnación de la Rectitud y, por ende, Hanuman muestra humildad en presencia de Rama. Cuando Hanuman fue a Lanka, se colocó en un pedestal por encima de Ravana, porque éste le obligó a ponerse en cuatro patas como un mono. Esto se debió al hecho de que, aunque mostraba humildad y obediencia en presencia de Rama, Hanuman no quiso hacerlo frente a un rey arrogante. De igual manera, ustedes debieran inclinarse ante la Rectitud y mostrar respeto frente a los maestros y a los mayores. En cambio, habrán de mostrar valentía y prudencia cuando se encuentren en situaciones contrarias a los dictados de Dios. No obstante, ni siquiera así deberán recurrir a métodos anárquicos. En la actualidad, sin siquiera preguntarse respecto a lo que sea correcto o incorrecto, la gente se comporta como una banda de monos excitados. Aquí va un pequeño ejemplo en este sentido. Un estudiante entró a un hotel y ordenó una comida. Después de comer, pretendió irse sin pagar la cuenta. El gerente insistió en que debía pagarle. Si en estas circunstancias llega un grupo de estudiantes y le prende fuego al hotel con el pretexto de que el gerente insultó a uno de ellos, esto mostraría una conducta malvada e indigna. Este tipo de incidente no haría más que acarrearle descrédito a toda la comunidad estudiantil. Este episodio representa también el tomar por un camino equivocado, siendo que supuestamente llevan a Saraswati, la diosa de la Sabiduría, en sus corazones. Hoy en día se puede observar que, aunque los precios suban en algunos centavos en un hotel, los estudiantes decretan una huelga; si sube la tarifa de la locomoción, los estudiantes van a la huelga. Si tomamos en consideración la época y el lugar, y pensamos en la Rectitud con que se conducía Hanuman, ¡cuánto mejor deberíamos comportarnos nosotros, cuando nos tildamos de humanos! Puede entenderse fácilmente la diferencia que existe entre un mono y un hombre. A un mono se le llama vanara y al hombre, nara. La única diferencia reside en la partícula "va" y ella significa "cola". Por ende, el que tiene cola es un mono y el que no la tiene, un hombre. Pese a esta diferencia, el comportamiento parece ser el mismo. En un mono no existen atributos que puedan serle asignados al hombre, mas en el hombre quedan algunas cualidades residuales que son características del mono. Para sobreponernos a ellas y para desechar estas cualidades residuales simiescas que tenemos adheridas, hemos de tomar la senda sagrada. Fue dentro del contexto de transitar por esta senda que los discípulos de Sankara hablaron de moralidad y de verdad, y declararon que incluso aquel que da mucho como caridad y ayuda, no puede eliminar su ignorancia si no se atiene a la moralidad y a la verdad.

Vemana dijo poéticamente que uno que come o traga un perro, es una persona erudita; aquel que come o traga un cerdo, es aún más sabio y es como un yogui, y aquel que come o traga un elefante, es la más noble de las almas. En estas expresiones, Vemana usó la palabra perro como sinónimo de enojo, y el que puede controlar su enojo es como un erudito. La palabra cerdo la usó como sinónimo de ego y, por ende, si pueden suprimir el ego, serán como un yogui. En tercer lugar, el elefante equivale a la arrogancia, de modo que si pueden controlar la arrogancia se convertirán en un alma noble. Con esto implica que si pueden llegar a controlar vuestro enojo, vuestro ego y vuestra arrogancia, tragarlos y digerirlos, como para que no asomen en ustedes, llegarán a ser grandes yoguis.

Es así que los jóvenes deberán hacer el mayor esfuerzo para suprimir el enojo, el ego y la arrogancia. Deberán desarrollar ideas sagradas como la Verdad, la Tolerancia y el Amor y comunicarlas a sus amigos, y con ello ayudar a mantener en alto las grandes tradiciones y la cultura de la tierra del Vedanta (la ciencia de lo Absoluto).