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Discursos dados por Sai Baba

16. 05/06/73 Todas las diferencias en este mundo solo se refieren a nombre y forma

Todas las diferencias en este mundo solo se refieren a nombre y forma

Todas las diferencias en este mundo solo se refieren a nombre y forma

5 de Junio de 1973

El pensar que algunos son vuestros enemigos, algunos vuestros amigos, algunos vuestros hijos, algunos vuestros parientes y el desarrollar apego o aversión hacia ellos, no es correcto. Vean el Alma única en todos ellos. Desechen la ilusión y la ignorancia.

Tenemos amigos y enemigos, agrados y desagrados, aunque el Vedanta nos enseña a desarrollar la ecuanimidad mental. Así como no castigamos a nuestros dientes por habernos mordido la lengua, por considerarlos a ambos como órganos de nuestro cuerpo, así también hemos de tener presente que el Alma Eterna y Universal reside en todos y en todas partes. No debemos acentuar las diferencias, sino concentrarnos en la unidad. Si le asignamos importancia a las relaciones corporales, saltarán al primer plano las diferencias individuales. Si, por otra parte, recordamos que un maestro, un amigo, un actor, un gurú y un discípulo son diferentes tan sólo en cuanto a nombre y forma, entonces el Alma, que es la conciencia testigo en todos ellos, es la misma. La presencia del Alma en todos estos nombres y formas establece la unidad de todos ellos.

Desde el punto de vista de la Gran Alma, todo lo que ven, incluyendo vuestro propio cuerpo, le pertenece, en un análisis último, a este Universo compuesto por los cinco elementos fundamentales. Todo el mundo temporal no es sino un tejido de vuestro ego. Las apariencias son fabricaciones construidas por vuestra mente. Nuestro destino final es el de ascender desde la humanidad hacia la Divinidad. De modo que hemos de utilizar este período transitorio de nuestras vidas para alcanzar los objetivos que anhelamos.

El hombre es una mezcla del cuerpo y el alma: la casa y el que mora en la casa. También puede considerársele como Naturaleza y Dios. Viene a ser como una semilla consistente en dos partes: la ilusión y la realidad, lo fijo y lo móvil. Si no se encuentra al que vive en la casa, no se plantea la cuestión de que exista el cuerpo. Sin la Encarnación de la Sabiduría, no puede haber un cuerpo.

El cuerpo tiene vida tan sólo mientras resida en él la Encarnación de la Sabiduría. Nuestro Vedanta sostiene que el cuerpo es el templo en el que reside Dios en la forma de Alma Individual. En otras palabras tenemos "sthira", "algo que está fijo" y "chara", "algo que se mueve". La Naturaleza se está moviendo constantemente, en tanto que el Alma Suprema es estacionaria. Lo que está cambiando en todo momento es el mundo y lo que no cambia es Dios. En la experiencia india, se puede tomar una analogía de un artefacto doméstico para moler. Este consiste de dos piezas circulares de piedra. La piedra colocada en la parte de abajo es estacionaria, en tanto que la de arriba gira. El conocimiento que se refiere a la vida del hombre en este mundo se mantiene girando en torno del mundo. En el centro de la piedra fija hay un pequeño tarugo de madera, al que podemos comparar con nuestro objetivo. Si echamos grano en el agujero que rodea a este tarugo, todo lo que se aparta del centro o del objetivo, es reducido a polvo, mas el grano que se queda cerca del centro, queda entero, retiene su forma original. Esto significa que el que lleva a Dios en su mente y se esfuerza por mantenerse cerca de Dios, se mantiene inalterable. El que se aleja de Dios, cambia su forma y es pulverizado. La excesiva indulgencia con el cuerpo obstaculiza el reconocimiento de nuestro verdadero destino. Hasta el cuero de un animal muerto tiene cierto valor, en cambio el de una persona muerta no tiene valor alguno. Con esto no quiero decirles que deban descuidar sus cuerpos o que no deban prestarle atención a su mantenimiento.

¡Tenemos tantos tipos de vehículos para transportarnos! Tenemos bicicletas, automóviles, motos, buses y otros y es necesario que nos ocupemos de ellos poniéndoles aceite o combustible para mantenerlos en funcionamiento. De igual modo, el cuerpo representa un vehículo para nosotros. De la misma manera en que cuidamos de nuestra bicicleta o de nuestro automóvil tenemos que cuidar del cuerpo para que pueda llevarnos a lo largo del trayecto de nuestra vida. Tenemos que darle el alimento que requiere y mantenerlo en buenas condiciones. Al igual que necesitarán de varias personas para que les ayuden a sacar un automóvil que se haya quedado atascado en el barro, también necesitarán de la ayuda de varias personas, de la buena compañía, etc., para sacar de los embrollos al carro de nuestra vida que se haya atascado en el terreno reblandecido de una familia. En la actualidad no conducimos por camino correcto al carro de nuestra vida. Lo llevamos, en cambio, por sendas torcidas y es por ello que nos metemos en dificultades e incluso perdemos algunas de las partes que componen el vehículo del cuerpo. Hay como un ochenta por ciento de personas que pierden partes vitales de sus cuerpos por haber transitado por desvíos. Del veinte por ciento restante, un quince por ciento mantiene sus cuerpos al igual que automóviles que se guardan en un salón de exposiciones: se decoran vistosamente, se visten y comen bien. Si tenemos un vehículo cuyo propósito es el de transportar a los que requieran viajar pero no lo usamos con este objetivo, no deberíamos considerarlo como vehículo sino sólo como un montón de metal.

El cuerpo representa la barca para cruzar el océano de la vida. Debería ser empleado para comprender la fuente de la que provenimos, la cual es también nuestra meta, vale decir, Brahman (el Principio Universal). Los discípulos de Sankara habían enseñado en estos versos la necesidad de entender la naturaleza de los agrados y desagrados, la necesidad de perseguir ideales sagrados. El cuerpo está compuesto por los cinco elementos y, por ende, es seguro que ha de morir. El Alma única que mora en el cuerpo es permanente y no muere y es a ello a lo que se hace referencia en cuanto Dios mismo. Esta es la razón por la cual los discípulos de Sankara plantearon estas preguntas respecto a quiénes son vuestros enemigos, quiénes son vuestros amigos, quiénes vuestros hermanos y quiénes vuestros parientes, y se dedicaron a la sagrada tarea de entregar explicaciones acerca del Alma. El júbilo Divino es el destino final codiciado por el hombre. Nos preguntamos en dónde está este júbilo, cómo se llega a este dichoso lugar y qué habremos de hacer para llegar allá. La respuesta entregada por los discípulos de Sankara fue que este júbilo se encuentra en los niños, los que viven en éxtasis y no saben nada sobre lo que les rodea. A medida que nos hacemos mayores, nos vamos involucrando más y más en los deseos sensoriales. No pensamos ni por un segundo sobre la dicha que experimentábamos siendo niños.

Cristo dijo una vez que la dicha jugueteaba en las tiernas mejillas de los niños, en quienes no hay deseos. Los niños muestran a menudo este júbilo de manera notable. La dicha y la felicidad que exhiben no tiene parangón con nada en el mundo. Un niño que va en brazos de su madre por el camino, muchas veces se ríe solo. Los niños poseen también la extraordinaria cualidad de poder hacer reír a los mayores. La razón para ello es que no guardan ninguna ilusión respecto de sus cuerpos. Los mayores, en cambio, están tan sumidos en pensar en sus cuerpos y en cosas que les conciernen a los mismos que aunque desean reír, no lo pueden hacer. Sólo pretenden reír. Es en este contexto que dice el Bhagavad Gita que aquel que ríe es el Creador y el que llora es el Hombre. Cuando el Hombre, representado por Arjuna, lloraba movido por el desaliento, el Creador, representado por Krishna, se mantenía tranquilo, incluso en el campo de batalla. Nos reímos sólo cuando estamos felices. Cuando estamos felices, no sólo reímos, sino que entonamos alguna canción. Los que tienen buena voz, cantarán en público y los que no la tengan, cantarán al menos en el baño. Krishna tenía una buena voz y un buen conocimiento de la música y el ritmo, de modo que cantaba el Gita hasta en el campo de batalla. La palabra Gita significa "canto" y en medio de todas las dificultades de la guerra, sólo Krishna puede cantar. Esto demuestra que Dios es la encarnación de la felicidad.

¡Jóvenes estudiantes!: Han de conservar sus mentes y cuerpos en buenas condiciones. Deben usar sus cuerpos en pro del establecimiento de la Verdad y la Rectitud en el país. Deben recordar que la cultura india, de la que son custodios, habrá de ser reinstaurada por ustedes.