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Discursos dados por Sai Baba

15. 04/06/73 La moralidad y la verdad constituyen la base de nuestra cultura

La moralidad y la verdad constituyen la base de nuestra cultura

La moralidad y la verdad constituyen la base de nuestra cultura

4 de Junio de 1973

¡Encarnaciones del Espíritu Divino!: Durante varios de los días pasados hemos estado escuchando los versos compuestos por Bhadavatpada Sankara en una serie titulada Bhaja Govinda. Hemos estado absorbiendo su esencia que es como la miel sagrada. Los versos de Sankara nos ayudan a entender la Divinidad. La mente es como un claro espejo, pero se ensucia con nuestros deseos. El héroe único llamado Deseo lo impregna todo en el mundo. Mas este héroe no puede acercarse de manera alguna al reino del Espíritu. Deseo o lujuria tiene un amigo muy íntimo que se llama ira. La lujuria y la ira van siempre juntas. Un individuo que lleve en sí a estos amigos, indudablemente podría ser considerado como un cuerpo muerto o un cadáver viviente. Sólo la gente que es como Thyagaraja (el monarca del ámbito de la renunciación) en cuanto a llevar una vida de sacrificio, puede llegar a entrar al reino del Alma y podría ser considerada como los "Siva Saktis" (los dos aspectos de la Suprema Realidad: Shiva, la Realidad Suprema y Shakti, la Madre Naturaleza). Un discípulo de Sankara declaró que hasta los yoguis podían sufrir alguna caída si no fueran capaces de controlar sus sentidos. Con el objeto de controlar nuestros sentidos, hemos de controlar nuestros apegos hacia las cosas materiales y nuestros deseos por ellas. Hoy en día los jóvenes no entienden lo que significa acercarse al Alma. Están viciados por los deseos materiales y, debido a la carencia de una guía en sus hogares, no son capaces de distinguir entre lo bueno y lo malo. Debido a las malas compañías y al presenciar historias inconsistentes que se proyectan en nuestros cines, nuestros jóvenes se han volcado hacia el desarrollo de una lujuria, una arrogancia y una codicia ciegas. Se sienten orgullosos del poco conocimiento que llegan a adquirir. Carecen de humildad, lo cual se traduce en que se estén convirtiendo en ciudadanos indignos de este gran país. De esta manera se están arruinando a sí mismos. Ustedes deben dedicar sus vidas a la Verdad y a promover la prosperidad en el mundo y, de este modo, hacer que sus vidas sean fructíferas.

La manera más fácil de controlar los deseos sensoriales es practicar el amor altruista y desinteresado. El amor puede ser de tres tipos. El primero de ellos se basa en el craso egoísmo y ata la mente egoísta a un sentir de posesión. Un ser que sienta este tipo de amor, no se preocupa por el sufrimiento de otros. Para él, lo único que importa son sus bienes y sus riquezas. Este tipo de amor no hace realmente feliz a nadie, ni nadie sentirá algún afecto por esta clase de personas. A su vez, ellas no se preocuparán por el respeto que inspiren o no, sino que pensarán únicamente en satisfacer sus deseos básicos.

El segundo tipo de amor se manifiesta en el pretender que se ama a la gente que es rica, físicamente fuerte o que detente posiciones de poder, con miras a obtener algún beneficio de tal asociación. Es grande el número de personas que no muestra sino este tipo de amor. Como el status y la fortuna no son cosas permanentes, este tipo de amor no resulta beneficioso, ni tampoco es el correcto, puesto que se basa en el interés propio para obtener beneficios de otros.

El tercero y más alto tipo de amor carece de todo egoísmo grosero y de toda pretensión de mostrar aprecio por la gente con autoridad o con fortuna. Este tipo de amor se basa en el conocimiento de que el Alma Universal y Eterna los penetra a todos y lo impregna todo. Si una persona llega a desarrollar esta ecuanimidad mental como para ver a todo el mundo como uno solo, estará cultivando el más elevado tipo de Amor.

No es la materia sino el Principio del Alma que mora en lo interior lo que tiene un valor perenne. Adquirimos, por ejemplo, un árbol frutal y lo plantamos en nuestro jardín con la intención de dejarlo crecer. Lo regamos con amor, lo abonamos y le prodigamos cuidados porque queremos que llegue a ser un árbol grande. Si por alguna razón, la planta no crece y se va secando, la arrancaremos con nuestras propias manos y la tiraremos.

¿Qué significa esto de que mostremos tanta preocupación por la planta verde y tanto desinterés cuando comienza a secarse? Es la presencia de la vida que simboliza la Divinidad, lo que nos atrae hacia la planta y nos hace mostrarle afecto, y la ausencia de vida nos hace descuidarla y desecharla. Es con afecto que compramos frutas y las traemos a casa, pero si alguna está podrida, la desechamos. De igual manera, si un individuo muestra señales de vida, lo cuidamos con gran esmero. Mas en el momento en que la vida que no es otra cosa que la Divinidadabandona ese cuerpo, dejamos de sentir afecto por él. Nos alejamos del cuerpo y lo cremamos.

Todas las historias sagradas de nuestra mitología y cultura contienen las experiencias de los ancestros. Buscando comprender su significado, habríamos de llevarlas a la práctica. Los Pandavas consideraban a Krishna en todo momento como al Señor, estuvieran o no en dificultades. Incluso cuando personajes tan poderosos como los Devas (dioses protectores) venían a oponérsele, Arjuna no titubeaba en enfrentarse a ellos. Arjuna presentó muchas batallas con gran valentía. Sin embargo, resulta significativo que, cuando acompañaba a las mujeres desde Dwaraka hacia Hastinapura, después de la guerra del Mahabharatha, se puso tan débil que ni siquiera pudo enfrentar a los pastores de vacas. Arjuna comprendió que había podido pelear en tantas batallas, debido a que Krishna había estado antes junto a él en su forma mortal y que ello le había infundido valor. Sin embargo, ahora que Krishna ya no se encontraba entre ellos, no era capaz de luchar. Todo el coraje le había abandonado, así como Krishna había dejado este mundo. Debemos entender que en donde no está Dios, no hay coraje. Todos los cuerpos humanos se verán reducidos a meras bolsas de piel, carentes de vida, si no hubiera contacto con lo Divino. Sobre la base de estas experiencias fue que los Pandavas le dejaron sus ideas al mundo y por ello adquirieron una reputación que ha perdurado. Establecieron un ejemplo digno de ser emulado por el resto del mundo. Ha sido así que el Mahabharatha, que no es sino la historia de los Pandavas, ha llegado a ser considerado como el quinto Veda.

Con la idea de aplicar la sagrada historia de los Pandavas a un propósito material, el Taneshah de Delhi invitó una vez a ocho renombrados poetas de Vijayanagar a su corte. Se les pidió describir lo característico del Mahabharatha y lo hicieron de manera bellamente descriptiva. Después de escuchar la historia, el Taneshah quiso escribir una nueva épica en la que él figurara como Dharmaraja, el mayor de los hermanos Pandava, los ministros de su preferencia como los demás Pandavas y sus enemigos como los Kauravas. En otras palabras, les pidió escribir un Taneshah Bharatham. Los poetas no se sintieron motivados para escribir un relato épico así transcripto y discutieron entre ellos la forma de manejar la situación. Con gran inteligencia, uno de ellos, llamado Tenali Ramakrishna, se ofreció para preparar el libro. Quería darle una buena lección al Taneshah. Este le pidió completar la obra en una semana. El plazo estaba por terminar y Ramakrishna no había ni comenzado a escribir, de modo que los restantes poetas estaban atemorizados ante la idea de que todos sufrirían un castigo. Hacia el final del plazo señalado, Ra inakrishna tomó algunos pliegos de papel y fue a ver al Taneshah, quien estaba rodeado de numerosos invitados a los que había anunciado la lectura del magno texto. Cuando Ramakrishna compareció ante él, le preguntó si ya había completado el encargo. Ramakrishna le contestó que ya casi estaba terminado, pero que se le presentaban algunas pequeñas dudas que requerían ser clarificadas por el Taneshah. Este le pidió que se las enumerara, pero Ramakrishna le respondió que vacilaba en manifestarlas en público y le rogó que le permitiera hablar con él en privado. Ambos se retiraron a una habitación interior y Ramakrishna indicó que dudaba respecto a qué persona sería adecuada para el rol de Draupadi. Puesto que era la mujer de los cinco Pandavas, la persona que figurara en este papel también habría de ser la esposa de los cinco Pandavas y le preguntó al Taneshah si aceptaría que su mujer desempeñara este rol, ya que tendría que ser también la esposa de sus ministros. Ello no le gustó en absoluto al Taneshah quien de inmediato canceló su encargo, despidiendo a Ramakrishna, no sin antes haberle colmado de regalos. Podemos ver aquí que el Taneshah quería hacer suya la reputación de los Pandavas, mas no quería aceptar los sagrados términos bajo los cuales los cinco Pandavas tomaron por esposa a Draupadi. Hoy en día, si queremos dejar establecida la nobleza de nuestra cultura, debemos tomar conciencia y aceptar como un hecho que la base que la sostiene está constituida por la moralidad y la verdad. Hemos de seguir la senda de la moralidad y de la verdad. Si quisiéramos únicamente tener la reputación, pero no seguir la senda de nuestros ancestros, no estaríamos sino haciendo lo que pretendía el Taneshah mencionado. Ello significaría llevar una vida artificial. No deberíamos correr tras un renombre y una popularidad baratos. Debemos enfocar el pleno logro de la vida.