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Discursos dados por Sai Baba

11. 30/05/73 El desapego puede ser logrado por cada uno y por todos

El desapego puede ser logrado por cada uno y por todos

El desapego puede ser logrado por cada uno y por todos

30 de Mayo de 1973

No importa que uno sea un yogui entregado a la vida simple

y ascética o un bhogui entregado al lujo y al placer,

no importa que uno haya renunciado a todo

y sea un sanyasi o viva aun en una familia disfrutando

de los apegos; la paz y la verdad son las dos únicas cosas

que podrán conferirle ananda o dicha.

Su paz representará su felicidad suprema.

¡Niños y niñas!: Cuando Sankara estaba dedicado a componer los versos de Bhaja Govinda, cada uno de sus discípulos entregaba composiciones propias y uno de los principales entre ellos, llamado Nityananda, entregó un mensaje característico. El significado de esta estrofa es que ya sea que uno esté entregado a la vida del yogui o a una vida de lujo, ya sea que haya renunciado al mundo o siga en él, una vez que haya visto y palpado la grandeza de Brahman o el aspecto de lo Divino, se habrá convertido en una persona divina y nada lo apartará de la senda divina. Puede que se pregunten cómo puede ser que ello sea posible. Un bailarín o un actor llevan adelante su rol mientras interpretan una obra teatral, pero ello no significa que se aparten de sus vidas normales debido a lo que estén actuando en el drama.

Así, este yogui o este hombre que vive en una familia y desempeña los deberes prescriptos en su caso, no es absorbido por la familia. Debido al hecho de que sólo vemos las apariencias externas, no somos capaces de entender el verdadero espíritu con que funciona un yogui. Aquí va un pequeño ejemplo para esto. De acuerdo con las tradiciones indias y las prácticas aceptadas, si un hombre tiene dos mujeres y una de ellas está encinta en el momento en que el marido muera, ella no será considerada como viuda hasta el momento en que dé a luz al hijo, sino que continúa gozando del status de sumangali. Solamente ella sabe del hecho de que es viuda. Purusha, o el Creador del Universo, tiene dos mujeres: Pravritti y Nivritti. Como en el ejemplo citado, Nivritti mantiene sólo su apariencia de una sumangali en pro de la prosperidad del mundo y tiene una relación especial respecto del Purusha, el marido.

En el Mundaka Upanishad, un inteligente discípulo interroga respecto a esto al Gurú Angirasa. Angirasa responde que todo lo que se pueda enseñar tiene dos aspectos. Uno representa el conocimiento de tipo inferior, y el otro, el conocimiento de tipo superior. Ya sea que se trate del Rig Veda, del Atharvana Veda, el Sama Veda o el Yájur Veda o de las Upanishads, todos ellos han sido enseñados como conocimiento inferior. Y no solamente eso, sino que Angirasa había enseñado varias otras cosas como gramática, prosodia, astrología, etc., como partes del conocimiento inferior. Por otra parte, ya sea que fuera para escucharlo o para entenderlo y reflexionar sobre todo lo relativo a la Divinidad o a Brahman, el Eterno, ello se trataba como parte del conocimiento superior. Esto significa que, una vez que orienten sus mentes hacia el entendimiento del imperecedero Brahman, entonces, todo lo que se lleve a cabo en cuanto funciones del cuerpo deja de ser conocimiento inferior y se convierte también en conocimiento superior. Sabemos que el rey Janaka, incluso llevando a cabo sus deberes mundanos como el gobernar su reino y ocuparse de las necesidades de sus súbditos, lograba volver sus pensamientos totalmente hacia lo Divino. Hay un ejemplo para esta habilidad del rey Janaka. El gran hombre santo Suka estaba una vez enseñándole una serie de cosas a sus discípulos en una selva en las cercanías de Mithilapura. Janaka se dirigió a la selva, saludó con reverencia al hombre santo y le pidió ser aceptado entre sus numerosos discípulos, solicitando poder asistir a las clases. Desde ese día, el rey se comportaba como uno más de los pupilos. Un día en que no llegó a tiempo, Suka no comenzó sus clases, sino que esperó hasta la llegada de Janaka. Además, le indicó a sus discípulos que atrasaba el comienzo de la clase por este motivo. Al oírle, los pupilos comenzaron a murmurar entre ellos, comentando que se habían unido al gran sabio sólo porque se decía que no le daba importancia especial ni a reyes ni a ninguna otra persona por poderosa que fuera. Sin embargo, su actitud comprobaba que se dejaba influir por la riqueza y poder del rey. Desde aquel día comenzó a flaquear la fe que tenían en el Maestro. También sintieron envidia por el rey. Esto es algo sabido desde tiempos remotos. Cuando hay discípulos llenos de merecimientos a los que se les otorga la oportunidad de acercarse al Maestro, los que no han sido así distinguidos se sienten llenos de envidia. No es posible anticipar en qué momento o en quién recaerá tal gracia. Algunas personas incluso habiendo llevado a cabo numerosas buenas acciones en vidas previas, llegan a nacer nuevamente en el momento en que la acumulación de lo positivo se ha agotado. Esto implica que uno ha de seguir por el camino de las buenas obras y, de este modo, elevarse cada vez más alto. Si, en cambio, alguien piensa que no necesita seguir haciendo el bien, perderá la oportunidad. Tan pronto Suka se percató de la envidia y los celos que cundían entre sus discípulos, decidió darles una lección. En un momento dado, a todos los discípulos se les produjo la impresión de que la ciudad de Mithilapura estaba en llamas. Tan pronto como lo creyeron, todos ellos comenzaron a pensar en las consecuencias que el fuego tendría para sus casas, sus padres, sus bienes, etc. Uno tras otro se fueron corriendo hacia la ciudad con el propósito de salvar lo que pudieran. Solamente Janaka no se alteró ni abandonó su lugar. Suka le informó que, al parecer, las llamas se habían extendido hasta el palacio y le sugirió que podía irse para salvar a los que estaban en él. Janaka sólo sonrió y no aceptó moverse, pensando en que la voluntad de Dios había de cumplirse y que nadie podía cambiarla. Entretanto, los envidiosos pupilos llegaron a la ciudad para darse cuenta de que no había tal incendio y que todo no era más que una ilusión. Fueron retornando y le informaron a Suka lo que había pasado. Todos expresaron su sorpresa al comprobar la inalterable actitud de Janaka. Suka enfrentó a los que habían mostrado su envidia y les expresó que más valía contar con un discípulo disciplinado que tener muchos que no habían logrado una mente estable. Es bueno tener una mente serena a la cual comunicar las lecciones que tener mil mentes vacilantes al frente.

Hay una historia similar relativa a Ramakrishna Paramahamsa. En medio de un discurso, encontró que, mientras estaba exponiéndolo, su discípula, la Rani Rasmani, estaba sentada allí pretendiendo poner atención. Se dirigió directamente a ella y le propinó dos palmadas. Otros que estaban mirando, creyeron que Ramakrishna había perdido la razón. Rasmani se sorprendió y pensó en qué habría hecho de malo como para que el Maestro la tratara con esta falta de respeto. En verdad, cuando uno conoce sus faltas, se cuidará de no cometerlas. Mas ya que la Rani no conocía sus propios defectos, no entendió en qué había faltado. Ramakrishna le dijo que si iba allí para pensar en los problemas de un litigio que tenía y no para prestarle oídos al discurso, podía muy bien quedarse en casa. También aquí viene alguna gente a sentarse para escuchar lo que se dice, mas se agitan y se mueven como las hojas de un árbol. Andan por todas partes y miran a su alrededor al igual que los cuervos. No son capaces de sentarse quietos. Están todo el tiempo mirando hacia uno y otro lado. Se mantienen indiferentes a todo lo que pasa aquí y nada les afecta. Ni siquiera se sientan correctamente. Si no han logrado una mente estable no podrán entender los asuntos relativos al Alma. Las personas que se mencionan, por otra parte, sientan un mal ejemplo para los demás. Las personas que tienen mentes fluctuantes no pueden ser verdaderos yoguis aunque puedan pasar por buenos devotos según las apariencias.

Fue en este contexto que Nityananda, el discípulo de Sankara, escribió estos versos. El que tengan apegos familiares no es un obstáculo para que puedan hacer muchas cosas buenas ni para que entiendan la realidad o principio del Alma. Ha habido muchos santos como Pothana, Thyagaraja, Kabir, Ramdas, Vemana, Jayadeva, Gouranga, etc., que hablaron sobre lo Divino y lo explicaron, aunque siguieron permaneciendo en la sociedad y manteniendo sus apegos mundanos. Hay otros que se apartan de la sociedad y se aíslan en una selva o una montaña para lograr la realización del Alma. Hay aun otros dentro de la sociedad que pretenden ser grandes devotos. Siempre van a los lugares en donde se reúne un gran número de devotos. Pretenden ser muy desapegados aunque se mantengan en la sociedad. Mas estas acciones y este aparentar no pueden ser aceptados como forma de vida.

Las joyas valiosas se guardan siempre en cajas de seguridad y los que las venden se las muestran únicamente a quienes quieren comprarlas realmente o a quienes pueden hacerlo. No pueden llevarlas al mercado y mostrarlas a todo el mundo. La repetición del Nombre del Señor, la meditación, las prácticas espirituales y demás métodos para la autorrealización son todos como valiosas joyas y gemas. Se pueden mostrar tan sólo a quienes tienen una mente estable y una fe inconmovible. No pueden ser mostradas con ánimo de exhibición a personas que no saben ni siquiera concentrarse en un objeto. Hay tres clases de práctica espiritual que ayudan a desarrollar una mente estable. La primera se relaciona con los peces, la segunda con los animales y la tercera con la tortuga. La primera se refiere a que cabe recordar que los peces pueden sobrevivir únicamente en el agua: si se los saca de allí, perecen. De manera similar, esta práctica se puede realizar solamente en soledad. Si se sientan en público, la práctica no tendrá éxito. El sentirse incapaz de poderse concentrar con otras personas alrededor, pero lograr la concentración cuando se está solo es lo que caracteriza a esta práctica espiritual. La segunda se refiere a las personas que no se pueden concentrar sino en la tierra. No pueden estar en ninguna otra parte, no pueden concentrarse si están en el agua, por ejemplo. Por otra parte, hay personas que no pueden concentrarse sino cuando están en compañía de otros y no pueden hacerlo cuando están solas. Si están solas, comienzan a pensar en sus problemas familiares y en otras cosas. En el caso de la tortuga, ella puede vivir tanto en el agua como en la tierra. De modo que cuando decimos de alguien que es capaz de concentrarse como una tortuga, con ello significamos que la persona es capaz de concentrarse ya sea que esté sola o que se encuentre en compañía de otros.

Hoy en día hace falta la estabilidad mental; están desarrollando tan sólo lo que concierne a la sociedad. En esta época de la juventud, es posible que lleguen a desarrollar una intensa concentración. Mientras vuestro cuerpo es fuerte y también lo es vuestra mente, deben empeñarse en controlar sus órganos sensoriales. De lo contrario tendrán una mente vacilante y estarán desperdiciando sus vidas. Si las cosas se dan contrariamente a lo que son vuestras ideas, vuestros deseos y expectativas, habrá una agitación que surgirá desde vuestro interior. No deberán dejarse dominar por ella. Deberán controlarse y lograr ustedes el dominio sobre esta agitación. Sólo entonces se harán merecedores de la Gracia de Dios. Estén en la sociedad, pero cuiden que vuestra fe y vuestra devoción no se vean perturbadas. Si vuestra fe vacila, se hará vacilante también vuestra vida. Si vuestra mente puede ser controlada, ciertamente podrán hacer algo útil y vuestra vida cobrará un propósito.

Deseo hacer hincapié en que deben aprovechar la estadía aquí y no desperdiciar el tiempo. El que sólo tomen un interés superficial en todo esto y se limiten a tomar notas respecto de lo que dicen los diferentes maestros no les va a servir de mucho. Sólo aquella porción de lo que reciben que tomen realmente a pecho y que conserven cuidadosamente en el corazón, cobrará un valor perdurable. En casa de un lavandero puede haber cientos de camisas, pantalones y otras ropas de vistosos colores y formas, pero todo ello habrá de ser lavado, planchado y devuelto a sus dueños. Las únicas ropas que permanecerán por más tiempo en su poder serán las propias. De manera similar, vuestra cabeza viene a ser como la casa del lavandero. Las enseñanzas que se les está entregando ahora entran a vuestra cabeza al igual que la ropa ajena que llega a casa del lavandero. Solamente las enseñanzas que retengan y que pongan en práctica se quedarán con ustedes, todo lo demás se irá. Si toman una cuchara y la van hundiendo en diferentes tipos de comida, la cuchara misma no tomará el sabor de ninguna de ellas. De nada sirve que vuestra inteligencia se vaya hundiendo en el contenido de las diferentes charlas que escuchamos, al igual que la cuchara de esta analogía. Sólo cuando consumimos este contenido, obtendremos resultados provechosos.

Hay una pequeña historia en el Mahabharatha. Con miras a poner a Krishna de su lado, Sathyabhama, una mujer muy egoísta, se dirigió a Narada para pedirle que le indicara alguna manera por la cual lograr su objetivo. Narada sabía del egoísmo de Sathyabhama y también que el egoísmo nunca funciona en lo que se refiere a Dios. Para darle una lección, le dijo que sabía de un método que haría que Krishna se pusiera totalmente del lado de ella. Este consistía en un ritual devocional por medio del cual ella debía entregar a su marido como presente a alguien y luego comprarlo de vuelta, pagando una cantidad de dinero equivalente en peso al peso del Señor. Narada le indicó que, de esta manera, tendría a Krishna incondicionalmente de su lado. Sathyabhama no tenía idea de los caminos que sigue Dios. Nada sabía acerca del poder de Dios. Era tan absolutamente egoísta que se dejó llevar por el plan que Narada le había expuesto. Por lo tanto, llevó a cabo el ritual, regalando Krishna a Narada y luego buscó recuperarle en términos de equiparar su peso en dinero. Hizo que Krishna se sentara en uno de los platos de la balanza y colocó todas sus riquezas en el otro, pero de nada sirvió contra el peso de Krishna. Narada vio la oportunidad en la situación y le dijo a Sathyabhama que, ya que ella no podía entregar la cantidad de dinero que se requería para igualar el peso de su marido, él se llevaría a Krishna, el que le pertenecería en adelante a él y no a ella. En ese predicamento, Sathyabhama fue en busca de alguien que pudiere ayudarle. Pensó en Rukmini y se dirigió donde ella. La encontró llevando a cabo la adoración ritual del tulasi (planta sagrada de la India). Al verla tan afligida, Rukmini le dijo que con gusto la ayudaría y la acompañó con un puñado de hojas de tulasi en la mano. Cuando vio la escena, se quedó asombrada ante la idea de Sathyabhama de sobrepasar el peso del Señor con dinero. Sabía que ello no sería posible. Se volvió hacia Narada y le dijo que el dinero jamás podría exceder el peso de Dios y que lo único que podría equipararlo era Su Nombre. Narada se mostró en desacuerdo, arguyendo que puesto que Krishna tenía una forma visible, debía de ser equiparado con algo que también fuera visible. Indicó que no podía aceptar algo que no fuera visible, como un nombre, como equivalente para Krishna. Rukmini, que tenía un corazón puro, se hizo cargo de inmediato de la situación y se dijo para sí misma que cualquier cosa que se entregara con plena fe, ya fuera una fruta, una flor o una hoja e incluso una cucharada de agua, lograría con toda seguridad la respuesta de Dios. Habiendo algo de verdad en esto, esperaba, Krishna debía responder. De modo que con toda su fe, colocó algunas hojas de tulasi en el otro plato de la balanza, mientras murmuraba el nombre de Krishna. El nombre de Krishna se transformó en el peso exacto de la persona de Krishna y las hojas de tulasi marcaron un excedente en la balanza. Como ven, sólo con afecto, con amor y con un corazón puro se puede lograr que Dios se ponga de nuestra parte. Mas si quieren ponerse astutos, recurrir a artimañas o tomar atajos para eludir a Dios, El puede ser aún más astuto y convertirles en un perro. Vuestras pretensiones y el llevar a cabo cosas irrelevantes nunca les llevarán hasta Dios. Por esta razón, aunque uno sea yogui o bhogui, ya sea que viva en la sociedad o se haya aislado en soledad, si conoce y entiende la naturaleza de Dios, podrá ir transformándose hasta llegar a ser uno con lo Divino. Esto representa la sustancia de los versos entregados por Nityananda en el Bhaja Govinda.