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Discursos dados por Sai Baba

10. 29/05/73 Adoren una imagen como a Dios y no a Dios como una imagen

Adoren una imagen como a Dios y no a Dios como una imagen

Adoren una imagen como a Dios y no a Dios como una imagen

29 de Mayo de 1973

La noche le sigue al día y el día le sigue a la noche, el verano le sigue al invierno y el invierno le sigue al verano.

Así sigue el curso del tiempo, absorbiéndonos y acortando nuestras vidas. Sin embargo, y pese a ello, seguimos aferrados a nuestros deseos.

La verdad generalmente no le gusta a la gente. La miran como a una enemiga. La falsedad es algo que le gusta a la gente. La miran de manera amistosa. A la gente le gusta adquirir bebidas y licores que intoxican, aunque tengan que pagar un alto precio por ellas. No aprecian el buscar alimentos saludables como la leche y el requesón, incluso siendo bastante económicos. Esto es lo que sucede generalmente en la mayor parte de las familias. ¡Estudiantes!: El tiempo se aleja velozmente al igual que el viento. El tiempo que dura nuestra vida se derrite como un bloque de hielo. Desecharemos el cuerpo en uno u otro momento y abandonaremos el mundo sin conocer el propósito de la vida. Cuando la vida se vaya, el cuerpo va a ser enterrado o cremado. ¿Qué es lo que distingue a la vida humana? El hombre ha de reconocer la sagrada tarea para la cual ha asumido el nacer, mas si gasta su tiempo sólo en satisfacer sus deseos sensoriales, estará desperdiciando su vida. La duración de la vida constituye un factor importante. Por ende, el tiempo habrá de ser empleado de manera correcta. El hombre confía demasiado en sus fuerzas físicas y mentales. No se esfuerza en absoluto en volverse hacia la Fuerza Divina.

En el corazón humano arde hoy en día un inmenso fuego. Este fuego está hecho de las llamas de la ira, las llamas de la lujuria, las llamas de la codicia y las llamas del apego. El hombre parece no darse cuenta de que todos estos fuegos pueden terminar por consumirlo y reducirlo a cenizas. Indiferente a ello, sigue adelante con su vida y traza grandiosos planes para el futuro. Si una serpiente llega a entrar en una casa, nadie se atreve a comer, caminar por la casa o dormir en ella hasta que no se le haya dado muerte al reptil. Una vez que se la haya matado vuelve la tranquilidad a la casa. En este cuerpo nuestro, empero, que viene a ser como una casa, vive la serpiente de los deseos, y no sólo vive en él sino que se está reproduciendo constantemente en otros tantos deseos múltiples. Mientras viva, crezca y florezca esta serpiente dentro de nuestro cuerpo, uno llega a preguntarse cómo se puede vivir en paz. Ha de ser muy valiente el hombre que se atreva a vivir en una casa llena de tales serpientes. Y uno no entiende si lo hace a sabiendas o inadvertidamente.

Nuestro nacimiento, nuestra vida, nuestro desarrollo, nuestra decadencia y nuestra destrucción son todos resultantes del paso del tiempo. La noche que le sigue al día y el día que le sigue a la noche también son consecuencias del paso del tiempo. Al ser de día para nosotros en la India, es de noche para la gente de América. Para una mitad de la Tierra parece ser de día, en tanto que para la otra mitad es de noche. La Tierra misma nos enseña una bonita lección al ir cambiando la oscuridad de una de sus mitades por la claridad de la otra. Pese a esta lección, creemos que nuestra vida es inalterable y permanente. ¡Resulta ridículo! El hecho de que vayamos cambiando de la niñez a la juventud y de la juventud a la vejez, resulta ilustrativo para mostrar cómo el paso del tiempo produce cambios en nosotros. A este tiempo se puede hacer referencia como a la Diosa Kalika o Kala. Ella está danzando sobre el escenario de nuestra vida y, a medida que danza, el tiempo avanza y el plazo de nuestra vida se va acortando. El tiempo transcurrido es llamado pasado, el tiempo de ahora se llama presente y el tiempo que queda por delante se llama futuro. Al recordar lo sucedido en el pasado y pensando en lo que ocurre ahora, seguimos adelante para imaginar nuestros éxitos y planear muchas cosas para el futuro. Tanto el pasado como el presente y el futuro vienen debido al tiempo cambiante. No representan algo que haya sido especialmente creado. Nuestro objetivo primordial habría de ser reconocer la naturaleza del tiempo y emplearlo de manera sagrada. Esa es la lección que nos enseñan todas las Escrituras y los Vedas. Si vemos que el tiempo mismo está tragándose a cada individuo, el sentir pesar y el pensar que el individuo sea permanente no resulta adecuado. La Diosa del tiempo los absorbe a todos. Es posible que la hermosa primavera que ha pasado pueda producirse de nuevo. También es posible que vuelvan a producirse las fases de la Luna que ya fueron. Mas el agua que ya ha fluido por el río y la juventud que ha quedado detrás de ustedes, jamás volverán. Puesto que la vida es una corriente que fluye en una dirección solamente, se hace necesario para nosotros el llevar la vida con un propósito.

En muchos lugares de nuestro país se dice, frente a la gente que tiene riquezas, que le han ayudado a otros en sus nacimientos previos y que, por ello, son acomodados en el actual. Esto ha pasado a ser un lugar común. Decimos que alguien que haya llevado una vida recta, que haya practicado la caridad y haya llevado a cabo muchos sacrificios en su vida previa, va a nacer en una familia pudiente en esta vida. Hay ocasiones en que personas que han nacido en familias muy pobres, llegan a formar parte de una familia acomodada por adopción. Alguien que haya nacido como hombre muy pobre, puede llegar a ser muy rico llevado por su suerte. También alguien muy pobre puede tener la oportunidad de una excelente educación, conseguir un muy buen trabajó y terminar siendo una persona de fortuna. En los tiempos modernos, se da, además, el caso de personas muy pobres que pueden obtener fortunas ganando un premio a la lotería, si tienen suerte. Mas, por sobre todo, uno puede tener la Gracia de Dios y, como resultado de ella, puede llegar a ser una persona rica. Mas para todos, esta felicidad y buena suerte será una consecuencia de sus acciones en la vida anterior. La causa no estará en todos los intentos que lleve a cabo en esta vida.

Si nuestra visión se orienta hacia afuera, no seremos capaces de vernos a nosotros mismos. Dispondremos de una verdadera visión del Sí Mismo, sólo cuando apartemos la vista de las cosas materiales. Nuestra inteligencia es como una linterna. Mientras la dirijan hacia afuera, podrán ver el camino y la gente que va por él, pero no podrán verse a sí mismos. Cuando esta linterna está vuelta hacia ustedes, podrán ver su propia forma. Dios les ha entregado un límpido espejo bajo la forma de la inteligencia. En lugar de mirarse a sí mismos en él, llevan el espejo vuelto hacia otros. Si quieren tener la visión de su Alma, verse a sí mismos, deberán mantener el espejo frente a ustedes.

Sankara entregó esta estrofa con el objeto de hacer ver que el tiempo es sagrado y que hemos de respetar al Dios del tiempo. Ramakrishna Paramahamsa orientaba todo su tiempo hacia el logro de la visión de Dios. Cuando se acercaba la noche, solía pensar que no había tenido la fortuna durante el día de poder alcanzar la visión de Dios, y a menudo lloraba pensando que había perdido un día más. En la actualidad, los jóvenes parecen haberse hecho expertos en perder el tiempo. Hablan entre sí por horas acerca de cosas innecesarias. Si no tienen otras tareas, leen ridículos libros de historietas y desperdician el tiempo dedicados a distracciones inútiles. Cualquier trabajo que no implique algún propósito específico en la vida diaria, significa una pérdida de tiempo. Si no tuvieran ningún trabajo específico que llevar a cabo, háganse el hábito de leer libros sagrados que tengan relación con nuestra cultura. Lean obras como el Ramayana, el Mahabharatha, el Bhagavad Gita u otros. Vuestra mente es como la lente de una cámara fotográfica. Si leen acerca de pensamientos impuros, esa impureza quedará impresa en la placa de vuestro corazón, después de pasar por la lente de vuestra mente. Es por ello que deben poner todo su esfuerzo en hacer el bien, ser buenos y ver el bien. De ahí que deban volver sus mentes hacia la dirección adecuada.

Hoy día se les ha dicho que se convertirán en almas realizadas si sienten que "tú y yo somos uno". Esto no es algo que sea posible, ya que "tú y yo" nunca pueden ser uno. Siempre seguirán siendo dos. Llegarán a ser verdaderos filósofos del no dualismo cuando puedan darse cuenta de que "yo y yo" son uno o que "tú y tú" son uno. Aquí va una pequeña historia para ilustrarlo. Había un Gurú que enseñaba a varios discípulos y, un buen día, dijo: "El Maestro es Dios", "El discípulo es Dios", "Todo es Dios". Con lo cual implicaba que todo en el Universo era Brahman (Dios). Todos los días había un discípulo que acostumbraba saludar respetuosamente al Maestro cada vez que llegaba, mas después de este evento en particular, dejó de hacerlo y no se levantó de su asiento. El Maestro lo interrogó acerca de su extraña conducta y el discípulo le replicó que, puesto que el día anterior el Maestro había dicho que todo era Brahman, no había, por ende, diferencia alguna entre ellos. El preceptor pensó entonces que lo que había dicho se volvía e!l contra suyo como un boomerang y decidió darle una lección al estudiante. Se dirigió al pizarrón y escribió: "El Maestro es Dios", y a continuación, "El discípulo es Dios" y "Todo es Dios". Si lo ven escrito se darán cuenta de que aunque Dios aparea: en los tres, Maestro, Discípulo y Todo son diferentes. Sólo cuando estas tres palabras se conviertan también en una sola, podrán decir que todas son una. De modo que, hasta que no sean capaces de vivenciar esta unidad de todos en la práctica. el pupilo seguirá siendo un pupilo y el maestro seguirá siendo un maestro, y no habrá modo alguno de escaparle a la obligación del pupilo de respetar al preceptor. La base puede que sea una, mas los receptáculos son diferentes. Aquí hay otro ejemplo para lo mismo. Hay una gran piedra en la cantera y un artesano la esculpe con la forma de una estatua de Krishna. Luego lleva la estatua y la coloca en un templo y la adora. Después de haber sido esculpida la estatua, habrán quedado cascajos de la misma piedra en la cantera y éstos podrían decir: "Tú eres Eso", o sea que ellos son lo mismo que la piedra que sirvió para esculpir la figura de Krishna. Mas nadie le rendirá homenaje ni adorará a estos cascajos de piedra, sino que adorarán únicamente a la estatua de Krishna. Si consideramos el sentido y nos remitimos a la base, el material de la estatua y el de los fragmentos restantes son una sola y la misma cosa. En base a una evaluación superficial, la estatua de Krishna es diferente de los fragmentos de piedra y adoramos solamente la estatua.

Esta misma es la relación entre el mundo y su Creador. La Naturaleza y el Ser Supremo son diferentes entre sí. La unidad entre ambos se hará evidente tan sólo cuando se produzca una unión de ambos en vuestros pensamientos. No les será posible apreciar el no dualismo en ellos, en tanto sientan que son distintos el uno del otro. En nuestra mente hemos de ser capaces de pasar de la Naturaleza al Creador y unirlos a ambos. Debemos intentar llegar a esta unión. En caso contrario, estaremos arrastrando al Creador hacia el nivel de la Naturaleza. Pueden adorar a Dios en una imagen, pero no a la imagen como a Dios. Pueden elevar un trozo de piedra, un montón de greda o una lámina de papel a la posición de Dios y adorarlos, pero no deben rebajar a Dios a la posición de un trozo de piedra, un montón de greda o una lámina de papel. En nuestra cultura se ha dicho que Dios está presente en todas las cosas, de modo que pueden pensar en términos de Dios en una piedra, pero no de la piedra como Dios. Hay veces en que los occidentales nos ridiculizan, porque sostienen que adoramos a una piedra imaginando que ella es Dios. Mas la interpretación correcta indica que estamos acostumbrados a creer que Dios está presente en cada cosa del mundo. Es por ello que adoramos las hojas de tulasi, adoramos a la vaca, al árbol aswatha, al león, al tigré, a la serpiente y, de hecho, a la Creación toda, debido a que Dios está presente en todo en este mundo. La juventud india no ha de pensar que lo hacemos movidos por una fe ciega. Los jóvenes deben leer los grandiosos textos que retratan nuestras tradiciones y deben conocer las vidas de los grandes seres que han surgido de esta tierra. Este es el propósito con el que iniciamos estos cursos de verano.