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Discursos dados por Sai Baba

01. 21/05/73 am Charla de introducción para los estudiantes

Charla de introducción para los estudiantes

Charla de introducción para los estudiantes

21 de Mayo de 1973

En este gran país nuestro está extinta la sagrada relación entre el maestro y el educando. La verdad y la disciplina que son esenciales para el correcto vivir, se han vuelto raras. La devoción y la confianza en uno mismo, que habrían de ser los primerísimos ideales en nuestra conducta, han desaparecido. Y es más, han florecido deseos carentes de responsabilidad. El dominio sobre uno mismo representa el rasgo principal de nuestras vidas. Deberíamos interesarnos por cultivar el respeto por la verdad. En nuestra cultura, el respeto por la madre es considerado más importante aún que la propia vida.

En un país así, lamentablemente, se han adoptado hoy en día la moral, las tradiciones y las actitudes que prevalecen en países extranjeros. Nos encontramos inmersos en apariencias superficiales. ¡Cómo hacerles ver! Los hijos de la India no se dan cuenta de la fuerza de sus propias tradiciones, al igual que el elefante no tiene idea de su fuerza. ¡Queridos estudiantes y maestros! Llevados por el deseo de mejorar la educación en esta sagrada tierra, estamos diseñando muchos métodos y vías para lograrlo, mas al hacerlo, somos incapaces de entender qué es lo que tiene un valor prioritario en todo lo que emprendemos. El hombre que sostiene el arado para trabajar la tierra, el empleado que trabaja en una tienda, el comerciante que atiende sus negocios y el escritor que escribe su poesía en verdad, cada individuo dedicado a llevar a cabo cualquier tarea son todos estudiantes en la universidad que es este vasto mundo. Sin embargo, el escritor escribe algo y lo cambia. El artesano esculpe algo y después lo altera. Y todos hacen lo mismo. Todas estas creaciones y alteraciones son el resultado de los propios esfuerzos de cada uno.

En el mundo creado no hay nada que no tenga un uso específico y, en este contexto, resulta extraordinario que el hombre haga que su propia vida sea inútil. Todas las religiones y todas las castas son creaciones del hombre. Como tales, estamos contribuyendo a las divisiones y diferencias en pueblos y ciudades. Los pueblos se dividen en dos partes: una le pertenece a los ricos y la otra a los pobres. Las ciudades se dividen en la ciudad vieja y la ciudad nueva. Estas son diferencias creadas por nosotros. A1 establecerlas, nos olvidamos de que el objetivo primario de cada uno es la felicidad. La felicidad, la verdad y el sacrificio constituyen la riqueza guardada en las arcas del tesoro de Dios. Podrán ser felices sólo cuando entiendan la relación que ha de existir entre hombre y hombre. Si nos preguntamos a nosotros mismos cuál es el significado de la felicidad, recibimos la respuesta de que la ausencia de pesar constituye la felicidad. Por ende, hemos de pensar acerca del proceso de liberarnos del pesar. Entre una estrella y otra y entre un planeta y otro está la luz que brilla en el espacio. De igual manera, entre un período de pesar y otro debería haber, en lo que al hombre concierne, el brillo de la felicidad. Antes de que el hombre pueda gozar de esta felicidad, deberíamos llevar a cabo una indagación para darnos cuenta del sentido interno de algunas de las palabras que usamos.

En todo lo que el hombre hace con miras a amarse a sí mismo, no es posible que ignore el amar a otros. Sin cultivar el amor por otros, jamás podrán cultivar el amor por sí mismos. El pesar que puedan sentir, se lo ganan por herir a otros. De igual modo, toda victoria que se obtenga en una guerra lleva al resultado de otra guerra

Así también, la felicidad que puedan darle a otros al final resultará en felicidad para ustedes mismos. El hombre ha de darse cuenta de que no puede obtener nada sin compartirlo con la humanidad que lo rodea; por ende, han de creer que la felicidad de la gente en torno de ustedes llevará, a su debido tiempo, a vuestra propia felicidad. La muerte se encuentra implícita en la vida, y el pesar en el placer. A1 igual que la noche está implícita en el día. Nosotros consideramos al pesar y a la felicidad, a la noche y al día como entidades diferentes. No, esto no es así. Inquiriendo correctamente nos encontraremos conque, de hecho, son lo mismo. El hierro en su estado natural es negro y duro, pero cuando lo calientan se vuelve rojo y blando. Este cambio se ha producido como resultado del cambio que introdujéramos en el estado natural del hierro.

Con el objeto de realizar esta verdad en todo momento, hemos de participar en prácticas positivas, rodearnos de buena compañía y aceptar los buenos consejos de los mayores. Desde tiempos inmemoriales esta sagrada tierra ha mantenido sus buenas tradiciones, ha entregado muchas verdades espirituales y se ha destacado por la excepcional relación entre maestros y pupilos. Un Gurú (Maestro) como Vasishta y un discípulo como Sri Ramachandra; un Maestro como Sandeepa y discípulos como Krishna y Balrama; un Gurú como Datta Govinda y un discípulo como Adi Sankara, como Suka Maharshi y Parikshit, fueron los que crearon las sagradas tradiciones de nuestro país que se han mantenido como luminosos ejemplos hasta nuestros días y que no tienen parangón en ninguna otra parte del mundo. ¿En dónde podríamos encontrar a tales maestros y a tales pupilos en el mundo actual? ¿En dónde podría encontrarse una relación así ahora entre educadores y educandos? Solamente cuando aceptamos la necesidad y el valor de tal relación, de todo corazón y con una mente pura, es que podemos extraer lo mejor de las tradiciones nuestras en este campo. La juventud moderna debería darse cuenta de la verdad que reside en esta declaración y, con ese propósito, resulta esencial que entiendan correctamente la relación entre hombre y hombre, porque sólo entonces se hace posible entender la relación entre el hombre y Dios, entre la Creación y el Creador.

Ni siquiera importaría el que no se lleven a cabo mayores reformas en nuestro sistema educacional, pero es triste que en nombre de la educación, nuestra juventud esté adquiriendo hábitos tan excéntricos que sus padres no se atrevan a levantar la cabeza en público debido a la vergüenza. Sólo cuando el contenido de la educación que reciban se enlace estrechamente con los ideales del sacrificio, del dominio sobre sí mismos, de la verdad y del amor, la juventud recibirá el beneficio de ella. Los estudiantes jamás recibirán beneficio alguno de la educación si ésta carece de estos nobles principios. La educación no consiste en la acumulación de información y de hechos en base a una multitud de libros. La lectura les podrá enriquecer tan sólo en cuanto a la información que puedan recoger, pero jamás podrá entregar o promover buenas cualidades. Habrán de considerar a una buena educación en cuanto un proceso por medio del cual se mejore vuestro carácter y gracias al cual sean capaces de usar vuestra inteligencia y agudizar vuestra mente como para distinguir lo justo de lo erróneo. Los estudiantes habrán de empeñarse en alcanzar la fuerza que se conecte con la responsabilidad. También deberían reconocer la necesidad de hacerse conscientes de los defectos dentro de la sociedad y en el género humano en general. Los estudiantes habrán de tener tres cualidades esenciales: disciplina, devoción y deber. Sólo cuando las posean se harán útiles para la sociedad.

Pero los estudiantes las pasan por alto. Cada uno se comporta de tal manera que hace que otros sientan que lo único que persigue es conseguir diplomas más altos, como los de Master de Artes o Ciencias. Puede que lo disfracen diciendo que persiguen el así llamado conocimiento superior, sin preocuparse del conocimiento general. Si no se posee el normal sentido común, por mucho que alguien piense que es educado, en muchas ocasiones se le considerará al nivel de un iletrado; si no hay un sentido de la disciplina, si no se adquiere sino erudición en la educación inglesa y no se está educado en las cuestiones relativas al Alma o al Ser, el único resultado de tal educación será la esclavitud.

Hoy en día, no se tiene la conciencia necesaria como para respetar siquiera a los padres que han sido responsables por criarlo a uno, ni tampoco el conocimiento de cómo conducirse en presencia de los mayores. Muchos jóvenes no saben qué vestimenta usar ni en qué oportunidades. ¿Podría tildarse de educada esta gente que no posee este saber elemental? Si respetan a sus padres, a sus mayores, a sus profesores y mantienen lo sagrado de estas relaciones, serán respetados en el futuro. Si no respetan a sus mayores, otros simplemente les ignorarán.

La vida consiste en el intento del hombre de avanzar de un lugar llamado "YO" a uno llamado "NOSOTROS". Si alguien se volviera tan egoísta como para desear que otros le respeten y piensa que sólo sus intereses cuentan, mientras no le preocupa el bienestar de otros ni el respetarlos, todos estaríamos siguiendo lo que podría describirse como el tránsito por una sola vía. La vida no representa una sola vía de tránsito. Habrán de conducirse de manera de darle felicidad a otros y, recién entonces, pedirle a ellos que les den felicidad a ustedes.

¡Queridos estudiantes!: El hombre no puede vivir aislado como una gota de aceite que se deja caer sobre la superficie del agua. Debería darse cuenta de que el individuo juntamente con la sociedad son los que componen el mundo. La felicidad del individuo está íntimamente ligada a la felicidad de la sociedad. La prosperidad misma de la sociedad está estrechamente conectada con la felicidad del mundo. Si desean disfrutar una felicidad individual, habrán de aceptar que tanto el individuo, como la sociedad y el mundo han de ser felices todos. Se debe a los defectos de nuestro sistema educacional el que se haya llegado a un nivel en que nuestra juventud tanto muchachos como muchachas estén adoptando a veces maneras tan perniciosas e inaceptables. Esto seguirá siendo así en tanto el sistema educacional se confine por completo a los asuntos mundanos y en tanto ustedes no sigan sino aprendiendo sobre cosas que se refieran únicamente al mundo. Nuestros métodos educacionales deberían incluir aspectos espirituales, religiosos, éticos y morales. Sólo así se dará la posibilidad de que se corrija esta situación. Cada joven deberá realizar un esfuerzo para generar la confianza en sí mismo y así podrá gozar de felicidad y de alegría. Esto lo conducirá a la realización de sí mismo.

Todas las religiones, en esencia, predican que han de purificar sus mentes y conocerse a sí mismos. No deberíamos tratar de diferenciar una religión de la otra y una casta de la otra. El fin y la meta de todas las religiones y de todas las castas es uno y el mismo. Deberíamos tratar de realizar la unicidad de todas y la verdad esencial que hay en ellas.

Durante todo el mes que ha de seguir, habrá muchas personas mayores, llenas de considerable experiencia, que les hablarán sobre los grandes hombres y las grandes tradiciones de este país que le han agregado lustre a nuestra cultura. No desperdicien esta preciosa oportunidad. Guarden en sus corazones todo lo que escuchen. Todo ello representará otras tantas piedras preciosas a las que puede que tengan que recurrir en el futuro. Espero que después de este mes, saldrán de aquí como portadores de la antorcha de la cultura india y se dediquen a reivindicar la fe en ella. Aquellos de ustedes que han venido a participar en este curso son en verdad afortunados. No pierdan su tiempo, sino que presten odos a lo que se les enseñará y pónganlo en práctica en vuestra vida futura.