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Discursos dados por Sai Baba

17. 04/09/07 Avatares, encarnaciones de la conciencia pura

Todos los Avatares son Encarnaciones de la Conciencia Pura

Todos los Avatares son Encarnaciones de la Conciencia Pura

4 de Setiembre de 2007

Prashanti Nilayam

Krishnashtami

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La creación emerge de la verdad y se funde en la verdad.

¿Hay algún lugar en el cosmos donde la verdad no exista?

Visualicen esta verdad pura e inmaculada.

(Poema telugu)

Uno tiene que comprender lo que significa Suddha Satva (conciencia pura). Ustedes han sido testigos de la creación de Hiranyagarbha Lingas realizada por Mí muchas veces. Ese Hiranyagarbha Linga es un símbolo de la conciencia pura. Es omnipresente. (Swami creó un Hiranyagarbha Linga y lo mostró a todos los presentes.) Miren, esto es verdaderamente Suddha Satva (conciencia pura).

No hay ser humano en este mundo que esté libre de deseos. Cada ser humano tiene algún deseo u otro. No hay lugar en este universo donde esta conciencia pura no esté presente. Por lo tanto, es un error limitar esa conciencia pura y omnipresente a una forma en particular. Todos son encarnaciones de la conciencia pura. Está presente en todos los seres humanos en una forma minúscula como un átomo. La conciencia pura adopta diferentes formas en diferentes eras como Avatares. Se manifestó como Narasimha, Vamana, etcétera en el Krita yuga. La misma conciencia pura adoptó la forma de Sri Rama en el Treta yuga y de Sri Krishna en el Dvapara yuga. En el Treta yuga Sri Rama estuvo acompañado por Sita, quien llevó la vida de una esposa ideal y estableció un ejemplo de castidad para la humanidad. A pesar de las grandes dificultades que enfrentó viviendo en el exilio, pasando diez largos meses cautiva en Lanka, Sita jamás perdió la serenidad. Ella se aferró firmemente al Ramanama (nombre de Rama) con una devoción resuelta. Jamás vaciló ni por un instante. Ella renunció al alimento y al sueño y se sumió en la constante contemplación del Ramanama. Ella no podía visualizar ninguna otra forma excepto la de Sri Rama, quien era Ekatma sarva bhutantaratma (El Atma única que mora en todos los seres). Incluso en las aves y las bestias, ella sólo veía la forma de Sri Rama. A ese Principio Átmico único se le da el nombre de Hiranyagarbha, que es oro puro. Siempre se hace referencia al oro puro como a oro de 24 quilates.

Siempre se dice que Dios manifiesta 16 facetas. Por ende, se hace referencia a Él como Purna Tatva (la Encarnación de la plenitud).

Purnamadah purnamidam,

Purnat purnamudachyate,

Purnasyapurnamadaya,

Purnamevavashishyate.

(Aquello es pleno, esto es pleno. Cuando lo pleno es extraído de lo pleno, lo que queda es nuevamente lo pleno.)

(Sloka sánscrito)

Los deseos lo alejan a uno de la Divinidad

Durante el período del exilio de Rama en la selva, Maricha, el demonio, adoptó la forma de un ciervo dorado para atraer a Sita. Ella sabía muy bien que no podía encontrarse un ciervo dorado en el mundo. No obstante, de conformidad con su papel en el drama Divino del Ramayana, ella expresó el deseo de poseer el ciervo dorado y le pidió a Sri Rama que lo capturara para ella. Entonces Rama tuvo que correr tras el ciervo dorado, para hacerla feliz. Cuando Sita desarrolló este deseo por un objeto mundano, al instante siguiente ella fue separada de Rama, la Divinidad. Todos saben que cuantos más deseos por cosas mundanas desarrollan, más se distancian de la Divinidad. Menos equipaje, más confort, hará del viaje un placer. Por lo tanto, tienen que reducir su equipaje de deseos. Sita siempre había reducido sus deseos para estar en estrecha proximidad de Rama. Sin embargo, en el instante en que desarrolló el deseo de poseer el ciervo dorado, Rama se alejó de ella. Ella no podía soportar la agonía de esa separación. Día y noche, ella estaba sumida en la contemplación de Rama y de nadie más. Ningún otro pensamiento se desarrolló en su mente. Así es como se convirtió en una gran pativrata (mujer casta). Finalmente, cuando Rama mató a Ravana y la liberó de su cautiverio, Él sometió a Sita a una prueba, antes de aceptarla nuevamente en Su redil. Él le ordenó que entrara en el fuego y saliera ilesa. El dios del fuego apareció ante Rama y declaró: “Sita es una gran pativrata. Ella no piensa en absoluto en ningún otro asunto, sino que está sumida constantemente en la contemplación de Tu nombre”. ¿Por qué Rama sometió a Sita a semejante prueba? Sólo para que el mundo supiera de su castidad. Luego, cuando Rama regresó a Ayodhya y comenzó a gobernar Su reino, un lavandero inició un altercado con su esposa comentando: “Sri Rama aceptó de vuelta a Su esposa Sita, quien vivió durante diez meses en Lanka bajo el cautiverio de Ravana. Yo no soy tan tonto”. La noticia llegó a oídos de Rama. Nuevamente Rama sometió a Sita a una prueba, abandonándola. Él sabía que ella era una gran pativrata, pero tomó la decisión de hacer que el mundo conociera su castidad. No hay nadie más que pueda igualar la castidad de Sita. Rama quiso probarle al mundo la castidad y devoción de Sita.

Krishna era un hombre de carácter

En el Dvapara yuga que siguió, Sri Krishna llevó a cabo muchos lilas (juegos divinos). Sin embargo, nadie fue capaz de reconocer Su naturaleza Divina. Las gopikas eran mucho mayores que Sri Krishna. En la época en que Krishna realizaba los lilas Divinos en compañía de las gopikas, Él era un pequeño de siete años. ¿Cómo puede alguien atribuir algún motivo malo o indecoroso a tales lilas? Él jugaba con ellas así como cualquier niño de siete años jugaría con su madre. Incapaz de comprender esta verdad, la gente creó diversas malas interpretaciones y apodó a Krishna ‘gopikalola’ (alguien que se dedicaba a las picardías con las gopikas, las ordeñadoras). Ellos trataron de insultarlo, atribuyendo malos motivos a Sus acciones. De hecho, el Señor Krishna también manifestó Su divinidad en muchas ocasiones a través de Sus lilas y estableció la cualidad humana ideal, al igual que el Avatar anterior. Sri Krishna siempre conservó su cualidad humana. Las gopis y las ocho consortes como Sathyabhama estaban para declarar la divinidad y la gloria de los lilas Divinos ante el mundo. Ellas no deben ser consideradas mujeres comunes. Krishna Mismo era un hombre de carácter ejemplar y nobles cualidades.

Dios encarna en diversas formas con el propósito de proteger a Sus devotos y transformar sus mentes. En el Dvapara yuga, Él encarnó como Krishna en respuesta a las plegarias de Devaki y Vasudeva. Él creció en la casa de Nanda y Yashoda y los protegió constantemente. Destruyó al demonio Kamsa y cumplió el anhelo de Kuchela, Su amigo de la niñez y devoto. Kuchela, a pesar de ser un amigo de la niñez del Señor Krishna, padecía una pobreza extrema. Él ni siquiera podía proporcionarles una comida satisfactoria a su esposa e hijos. Por lo tanto, fue a ver al Señor Krishna siguiendo el consejo de su esposa para que lo sacara de su pobreza. Sin embargo, en el instante en que vio a Krishna, él olvidó el propósito de su visita y le dijo: “¡Oh Krishna! No necesito nada. Soy consciente de que Tú me proteges no sólo a mí sino también al universo entero. Tú encarnaste para establecer el Dharma y proteger a la humanidad”. Él comenzó a alabar al Señor Krishna diciendo:

Tú estás más allá de toda descripción y comprensión humana. ¿Es posible calcular Tu gloria y esplendor? Yo he estado esperando Tu gracia. ¡Oh Señor! Escucha mi plegaria y redímeme. Tú eres quien le devolvió la vida al hijo muerto de Tu preceptor. Tú eres quien suprimió a la serpiente Kaliya, liberó a Vasudeva y a Devaki y salvó a Draupadi de la humillación. Tú cumpliste los deseos de Kuchela, Tú volviste hermosa a la fea Kubja. Tú protegiste a los Pandavas y salvaste a las 16.000 gopikas. Tú estás más allá de toda descripción y comprensión humana. Krishna, ni siquiera Brahma puede describir Tu gloria. Yo he estado orando para recibir Tu gracia.

(Canción telugu)

No limiten a Dios a un nombre y una forma

Dios es Ekatma Svarupa (la Encarnación del Principio Divino, que es indivisible). Él es incomparable. Él asume todas las formas y satura todos los cuerpos. Ishvara sarva bhutanam (Dios es el morador interno de todos los seres). Isavasyam idam jagat (el mundo entero es saturado por Dios). De hecho, los seres humanos, por su debilidad, lo limitan a un nombre y una forma en particular y comienzan a describirlo de muchas formas. Tomemos, por ejemplo, la historia del Principio Divino que encarnó como Sri Rama. ‘Dasarata’ era el nombre del padre de Rama. ¿Cuál es el significado interno de este nombre, Dasarata? Significa un cuerpo humano que puede compararse con un carruaje, con diez indriyas (sentidos) como caballos. Kausalya era la primera esposa del rey Dasarata. Él tenía otras dos esposas, Sumitra y Kaikeyi. Kausalya dio a luz a una niña, llamada Santa, quien fue dada en adopción a un rey. Ella no tuvo más progenie. En aquellos días, la costumbre familiar era que un esposo no podía casarse por segunda vez sin el consentimiento de la primera esposa. Por lo tanto, Dasarata recibió el permiso de Kausalya para tomar a Sumitra como su segunda esposa. El nombre Sumitra quiere decir una buena amiga de todos. Ella tenía un corazón puro. Ella tampoco pudo engendrar un hijo para él. Por lo tanto, Dasarata fue a ver al rey de Kekaya y le pidió que le diera a su hija, Kaika, en matrimonio. Sin embargo, el rey de Kekaya insistió en que Dasarata le prometiera que el hijo nacido de Kaika sería coronado rey de Ayodhya. Él preguntó: “Oh, Dasarata, tú ya tienes dos esposas. Ahora deseas casarte por tercera vez. ¿Cuál es el propósito? ¿Acaso no es para engendrar un hijo que pueda gobernar el reino? Entonces, ¿puedes hacer la promesa de que el hijo que nazca de mi hija será coronado rey de Ayodhya?” Dasarata dudó en hacer esa promesa. Respondió que regresaría a verlo luego de un tiempo. Fue directamente a ver a sus dos esposas y las consultó preguntándoles: “¿Ambas estarán de acuerdo con la condición de que el hijo que nazca de Kaika, con quien yo deseo casarme ahora, sea coronado rey de Ayodhya?” Kausalya y Sumitra aceptaron enseguida. Ellas le informaron al rey Dasarata: “Estaremos felices si tú engendras un hijo que pueda gobernar el reino”. Entonces Dasarata transmitió el consentimiento de ellas al rey de Kekaya y se casó con su hija, Kaika. Regresó a su reino junto con Kaika.

Posteriormente, el rey Dasarata llevó a cabo el Putra Kameshti Yaga, procurando ser bendecido con un hijo. El Yajña Purusha que emergió del Yajña Kunda le entregó una vasija que contenía el sagrado payasam (budín dulce) como prasadam (alimento bendecido) para que las esposas de Dasarata lo comieran. Le dio instrucciones al rey Dasarata para que distribuyera el payasam por partes iguales entre sus tres esposas. Él hizo esto en consulta con los Pundits. Kausalya y Kaikeyi se sintieron muy felices de recibir el payasam. Kausalya era la primera esposa del rey Dasarata y no era más que natural que un hijo nacido de ella llegara a ser el rey de Ayodhya. Kaika también tenía derecho a que un hijo suyo fuera coronado, como resultado de la promesa hecha por el rey a su padre, antes de casarse con ella, de que su hijo sería el futuro rey. Sin embargo, Sumitra no tenía tales reclamos. Ella recibió su porción de payasam y lo colocó sobre el parapeto de la terraza abierta de su residencia. Ella quería comerlo después de secar su cabello, ya que acababa de lavárselo. No había ventiladores eléctricos ni secadores en aquellos días, como hay ahora. Mientras tanto, un águila descendió del cielo a gran velocidad y se llevó el tazón que contenía su porción de payasam. El águila dejó caer el tazón en una montaña donde vivía Anjana Devi. Ella tomó ese tazón y consumió el payasam alegremente. Como resultado, dio a luz a Hanuman.

Sumitra se sentía muy infeliz por haber perdido su tazón de payasam. Descendió de la terraza y le informó a Kausalya acerca del incidente. Kausalya la aconsejó diciendo: “¡Oh! ¡Querida hermana menor! No necesitas apenarte. Yo te daré una parte de mi porción de payasam”. Kaika también prometió darle una parte de su porción. Tal era el amor entre las esposas en aquellos días. Kausalya y Kaikeyi vertieron entonces una parte del payasam de sus tazones en el de Sumitra. Entonces las tres fueron a ver al Purohit (sacerdote principal) para pedirle sus bendiciones. El Purohit bendijo a las tres reinas diciendo: “Éste es el momento más auspicioso para que ustedes coman el payasam”. Las tres reinas comieron el payasam siguiendo las indicaciones del Purohit. Kausalya, la primera esposa del rey Dasarata, dio a luz a un hijo, al que llamaron Rama. Kaikeyi también dio a luz a un hijo, al que llamaron Bharata. Sumitra, no obstante, tuvo dos hijos, nacidos de la porción de payasam que le dieran las dos reinas Kausalya y Kaikeyi. Ella pronto comprendió la razón de tener dos hijos.

Fiel a su nombre, Sumitra era una mujer de nobles cualidades. Entonces ella decidió que el hijo nacido de la porción de payasam que le diera Kausalya, es decir, Lakshmana, siempre debía seguir a Rama. Del mismo modo, el otro hijo nacido de la porción de payasam dada por Kaikeyi, es decir, Satrughna, debía servir a Bharata. Sumitra llamó a sus dos hijos a su lado y los instruyó al respecto. A partir de ese momento, Lakshmana se volvió un constante seguidor de Rama, mientras que Satrughna siguió a Bharata, con las bendiciones de su madre. Así, los cuatro hermanos pasaban su tiempo felices. Lakshmana no podía dejar la compañía de Rama ni por un instante; lo mismo ocurría con Satrughna, que siempre anhelaba la compañía de Bharata.

Cuando Rama partió hacia la selva siguiendo la orden del rey Dasarata, Lakshmana fue la primera persona en acompañarlo por propia voluntad. Bharata y Satrughna no estaban presentes en Ayodhya en ese momento. En una ocasión, cuando Rama y Lakshmana caminaban por el Dandakaranaya, Lakshmana se sintió repentinamente abatido y le dijo a Rama: “Querido hermano mayor, ¿por qué este exilio en la selva para nosotros? ¿Por qué tuvimos que dejar Ayodhya y experimentar tantas dificultades en esta selva? Ven, regresemos a Ayodhya y llevemos una vida confortable allí”. Comprendiendo la razón del extraño comportamiento de Lakshmana, Rama lo tomó amorosamente de la mano y dijo: “Lakshmana, no te apresures a sacar conclusiones. Ven, ven conmigo”. Diciendo esto, Él lo alejó de ese lugar caminando cierta distancia. Entonces Lakshmana recobró su serenidad. Comprendió su error y le rogó a Rama que lo perdonara. Entonces Rama lo apaciguó diciendo: “Mira, éstos no son realmente tus pensamientos. Son el efecto del lugar por el que acabamos de pasar. Muchos Rakshasas (demonios) transitan por esta selva. Sus cualidades demoníacas entraron en ti. Yo sé muy bien que tu corazón es muy sagrado y puro”.

Una vez, cuando Rama, Lakshmana y Sita vivían en la selva junto a un río en una hermosa Parnasala (cobertizo techado) rodeada de árboles frutales, un ciervo dorado comenzó a deambular por la vecindad. Sita se sintió fascinada por su belleza y desarrolló el deseo de poseer ese ciervo dorado y mantenerlo bajo su cuidado. Le pidió a Rama que atrapara ese ciervo y lo trajera a la Parnasala. Para complacer su pedido, Rama fue tras el ciervo, dejando allí a Lakshmana para que la protegiera. El ciervo jugó a las escondidas con Rama y lo llevó a lo profundo de la selva. Cuando Rama notó que el ciervo lo estaba eludiendo, le disparó una flecha. El ciervo dorado no era otro que Maricha, que había adoptado esa forma para alejar a Rama de Sita. Antes de morir, Maricha, imitando la voz de Rama, gritó: “¡Ah! ¡Lakshmana! ¡Ah! ¡Sita!” Sita oyó estas palabras, se inquietó mucho y le pidió a Lakshmana que fuera a ver qué le había ocurrido a Rama. Lakshmana trató de explicarle la situación a Sita y convencerla de que Rama no estaba en peligro y que se encontraba a salvo. Sin embargo, Sita no estaba convencida. Le imploró a Lakshmana que fuera inmediatamente en busca de Rama. Incluso usó palabras duras diciendo: “¡Oh! ¡Lakshmana! Quizás tú deseas hacerme tu esposa cuando Rama muera”. Incapaz de soportar las palabras pronunciadas por Sita, Lakshmana decidió ir en busca de Rama. Sin embargo, antes de partir, trazó una línea alrededor de la Parnasala y le dijo a Sita: “Oh Madre, voy en busca de Rama. Ni Él ni yo estaremos en el ashram para protegerte. Por lo tanto, te pido que no cruces esta línea bajo ninguna circunstancia”. Ella estuvo de acuerdo. En el instante en que Lakshmana dejó ese lugar, Ravana se acercó mendigando comida, diciendo que estaba hambriento. Sita sintió mucha pena al oír la palabra ‘hambre’. Decidió que era su deber ofrecer comida a una persona hambrienta. Por lo tanto, lo invitó a entrar. Sin embargo, Ravana sentía mucho temor de cruzar la Lakshmana Rekha. No se atrevía a cruzar la línea, pero continuó exclamando ‘hambre, hambre’. Entonces Sita se vio forzada a cruzar la Lakshmana Rekha y salir para ofrecerle comida a Ravana. Inmediatamente, Ravana secuestró a Sita y se la llevó en su carruaje.

Cuando Rama y Lakshmana regresaron a la Parnasala, no encontraron a Sita allí. Entonces Rama le preguntó a Lakshmana por qué había dejado sola a Sita, yendo en Su búsqueda. Lakshmana respondió: “Oh, hermano mayor, ella me dijo cosas muy duras. Yo no pude soportar esas injurias. Ella me acusó de abrigar la idea de tomarla como esposa en caso de que Tú murieras”. Cuando Rama se enteró de estas duras palabras pronunciadas por Sita, se sintió profundamente dolido. No podía creer que Sita, a quien Lakshmana trababa como a su propia madre, lo hubiera injuriado de ese modo. Él comprendió que Lakshmana no podía soportar tales insinuaciones y que sólo por esa razón la había dejado sola en el ashram, yendo en Su búsqueda. De hecho, luego de que Lakshmana dejó el ashram, Sita también se sintió profundamente afligida por su propia conducta hacia Lakshmana. Ella se lamentó diciendo:

¡Oh! ¡Lakshmana! ¡Mi querido cuñado!

Pronuncié palabras malas acerca de ti. ¡Oh, hombre de nobles cualidades!

¿Te alejaste de mí, profundamente herido, incapaz de soportar esas palabras?

(Canción telugu)

Ella rogó ser perdonada por su conducta impropia. Pero, ¡qué pena! Lo que había ocurrido ya había ocurrido. El daño ya estaba hecho. Ravana secuestró a Sita y la llevó con él.

Posteriormente, Rama libró una batalla contra Ravana para rescatar a Sita de su cautiverio. Una feroz batalla tuvo lugar. Un día, durante la batalla, Lakshmana cayó inconsciente. Entonces Hanuman partió en su misión de traer la hierba Sanjivini, para poder revivir a Lakshmana con esta hierba que devolvía la vida. Él no pudo localizar esa hierba en particular en la montaña y, por lo tanto, levantó la montaña entera e inició su regreso al campo de batalla. Tuvo que pasar sobre la ciudad de Ayodhya en su camino a Lanka. Los residentes de esa ciudad se preguntaron quién podía ser el mono que cargaba una montaña entera. En ese momento, Bharata se encontraba solo, apenado y preocupado por su hermano Rama y la vida que Él llevaba en la selva. Vio a Hanuman pasando por el cielo con la montaña en su palma y supuso que debía ser un Rakshasa avanzando en una misión malvada. Tomando su arco, disparó una flecha contra Hanuman. Inmediatamente, Hanuman cayó con un grito agudo: “¡Rama!”. Bharata corrió hacia él y Hanuman lo puso al tanto de su misión y de su urgencia diciendo: “¡Oh noble Bharata! Rama está librando una batalla contra Ravana, para liberar a Sita de su cautiverio. Lakshmana cayó inconsciente en ese campo de batalla. Para que pueda ser revivido yo estoy llevando esta montaña Sanjivini a ese lugar, siguiendo la orden de Rama. Como no pude localizar esa hierba que devuelve la vida, estoy llevando la montaña misma”. Bharata se arrepintió por su acto apresurado y Hanuman continuó con su misión.

Sumitra, la madre de Lakshmana, se enteró del incidente. A pesar de que la entristeció por unos momentos, ella rápidamente recuperó su compostura. Sumitra era una noble dama. Nadie ha intentado describir sus cualidades hasta el momento en el Ramayana. No sólo se consoló a sí misma sino que también aconsejó a Kausalya diciendo: “Oh, hermana mayor, no necesitas apenarte por que Rama esté librando una batalla contra Ravana. Sri Rama no es una persona común. Él es un gran guerrero, que puede conquistar el mundo entero y gobernarlo. Por ende, Rama Mismo protegerá a Lakshmana”. Mientras tanto, Urmila, la esposa de Lakshmana, también se enteró del incidente y se sintió feliz de que su esposo estuviera bajo el divino cuidado y la protección de Rama. Urmila también era una mujer noble y valiente. En el momento en que Lakshmana partía para acompañar a Rama a la selva, ella le ofreció sus pranams a Lakshmana y le aconsejó: “No pierdas tu tiempo pensando en mí. Dedícate al servicio a Rama todo el tiempo. No descuides tu deber en lo más mínimo”. En ese momento ella se encontraba pintando un bosquejo de la coronación de Rama. Tal era la nobleza de Urmila. Así, Sumitra, la madre, y Urmila, la esposa de Lakshmana, eran grandes y nobles mujeres. Sólo gracias a tales nobles mujeres, los cuatro hermanos, Rama, Lakshmana, Bharata y Satrughna, eran felices y estaban a salvo.

Hanuman se despidió de Bharata y de la gente que se había reunido allí diciendo: “Muy pronto Ravana será vencido en la batalla y todos regresaremos a Ayodhya a salvo”. Bharata difundió la noticia del paradero de Rama, Lakshmana y Sita a todos los habitantes de la ciudad de Ayodhya. Todos estaban felices de que Rama, Lakshmana y Sita estuvieran a salvo y le agradecieron a Hanuman por haberles traído la noticia.

Pronto, Hanuman apareció en el cielo sobre el campo de batalla, llevando la montaña Sanjivini en su palma levantada. Tocó el suelo y con la ayuda de la hierba que devolvía la vida, Lakshmana fue revivido. Posteriormente, Rama, Lakshmana y los jefes Vanaras se reunieron en el campo de batalla y discutieron la estrategia para derrotar a Ravana y su ejército.

Durante la batalla, Meghnat, el hijo de Ravana, también luchó valientemente, pero luego fue muerto. Después le llegó el turno a Ravana. Siguiendo el consejo de Vibhishana, Rama disparó una flecha justo debajo del ombligo de Ravana y él expiró en el término de dos minutos. Ese fue el final de la gran batalla entre Rama y Ravana.

Hanuman le transmitió a Sita la noticia de la caída de Ravana. De acuerdo a la orden de Sri Rama, ella fue traída a la presencia de Rama con todo respeto y reverencia por los vanaras. Los vanaras no habían tenido la oportunidad de verla antes. Por ende, ellos saltaban unos sobre los hombros de otros para tener una visión fugaz de Sita. Se postraron ante ella y se sintieron muy felices. Ahora, era el momento de que ella se encontrara con su amado Señor. Caminó lentamente hacia Rama. Cuando estuvo a corta distancia, Rama declaró que ella debía entrar al fuego y salir ilesa antes de poder ser aceptada nuevamente en Su redil. Siguiendo la orden de Rama, los vanaras recogieron palos secos y combustible para encender y alimentar el fuego para el rito. El fuego fue encendido. Sita caminó alrededor del fuego y antes de saltar dentro de él prometió solemnemente: “¡Oh, Receptor de las sagradas ofrendas! Ni con el pensamiento, ni con la palabra ni con la acción he tenido en mi mente a nadie más que a Rama, mi Señor. Si eso es así, que yo salga de este fuego ilesa”. Diciendo esto, ella entró en el fuego. Inmediatamente, el dios del fuego apareció allí junto a Sita y la ofreció a los pies de Rama diciendo: “Oh, Rama. Tú eres el omnisciente Señor. Conoces muy bien el corazón puro de Sita. ¿Cómo es que entonces no reconociste su pureza?” Rama declaró: “Es verdad que sé cuán pura y casta es Sita. Sin embargo, tengo la responsabilidad de hacer conocer al mundo su pureza. Sólo para probar al mundo su carácter inmaculado Yo le ordené que entrara al fuego y saliera ilesa”.

Cuando Sita salió del fuego ilesa, la congregación de vanaras, otros presentes allí y los dioses del cielo expresaron su alegría aplaudiendo fuertemente y haciendo sonar tambores y trompetas celestiales. Sita se inclinó reverentemente ante todos. Rama caminó algunos pasos y la acercó a Él tomándola de la mano. Después de eso, fue traída una carroza aérea (Vimana) llamada Pushpaka. Bharata hizo que Rama, Sita, Lakshmana, Sugriva y Vibhishana se sentaran en la Vimana y los llevó a Ayodhya. Los habitantes de Ayodhya estaban extremadamente felices de darle la bienvenida a su querido Señor Rama y a la amorosa Sita, a quienes no habían visto por 14 largos años. Trajeron guirnaldas para darles la bienvenida, pero estaban confundidos al no poder localizar a Rama. Bharata, sentado adelante como el auriga, se parecía a Rama en todos los aspectos, ya que por catorce largos años él había estado sumido en la constante contemplación de Rama. Yad bhavam tad bhavati (así como es el sentimiento es el resultado). Inmediatamente, Bharata dirigió la atención de ellos al verdadero Rama. La gente de Ayodhya adornó profusamente a Rama con las guirnaldas y le dio la bienvenida a la ciudad. Danzaron y cantaron en éxtasis la canción “¡Rama! ¡Kodanda Rama!”.

Finalmente, Sri Rama fue coronado rey de Ayodhya. Ésta es la historia del Ramayana. La esencia del Ramanama (el sagrado nombre de Rama) es incomparable y única. Ésta es la única verdad. Rama jamás faltó a Su palabra. Su palabra es verdad. Su palabra y la senda que Él transitó eran muy auspiciosas. Los habitantes de Ayodhya siguieron a conciencia la palabra de Rama, transitaron la senda que Él mostró y santificaron así sus vidas. Todos ustedes saben que la historia de Rama se remonta a miles de años atrás. A pesar del paso de un tiempo tan largo, la gente continúa cantando el Ramanama. No hay aldea en Bharat donde no haya un templo para Rama o donde el Ramanama no sea cantado. El Ramanama no es un nombre común. Es sumamente sagrado.

¡Queridos estudiantes! Es posible que hayan leído muchas historias. ¡Todas ellas son sólo historias! Sin embargo, la historia de Rama es muy sagrada. Por ende, canten todos el Ramanama en todo momento. Éste es el regalo que Yo quiero entregarles a ustedes hoy. Hoy es el sagrado día de Krishnashtami. El canto del Ramanama es muy importante también en este día. La divinidad de los Avatares Rama y Krishna no es diferente. Ambos Avatares representan el mismo Principio Divino. Por ende, pueden elegir cualquier nombre y cantar ese nombre constantemente. También pueden cantar ‘Ramakrishna’. O pueden cantar ‘Sai Rama’ o ‘Sai Krishna’, con amor por Swami (Bhagavan Sri Sathya Sai Baba). Pueden proseguir cualquier tipo de educación y obtener altos grados académicos; sin embargo, no deben dejar de cantar el nombre divino. No deben olvidar el nombre divino. El mero canto del nombre divino es suficiente. Los llevará a través del océano de samsara. Los librará de todas las penas y dificultades. El Nama es como un puente; cruzándolo podrán ir a cualquier parte.

----------------------- fin del discurso --------------------------------------

El control de los sentidos es de suma importancia. De hecho, ésta es la diferencia básica entre un hombre y un animal. Sólo si el hombre puede controlar sus sentidos, él podrá ser mejor que un animal. Uno no debe permitir que su mente se mueva sin control. Uno debe controlar y entrenar a la mente de modo tal que ella esté subordinada a uno. Para este proceso, cierta cantidad de Yoga es necesaria. Los estudiantes como ustedes deben cultivar una mente sana y sagrada. Sólo si son capaces de hacer esto, nuestro país podrá avanzar por una senda de prosperidad. Si toman la senda equivocada, la madre patria sufrirá mil veces más de lo que sus padres sufren cuando ustedes no progresan en su educación. Cada estudiante debe moldearse a sí mismo hasta volverse un ejemplo ideal.

Baba

No es fácil para el hombre vivir su vida satisfactoriamente en este mundo. Cuando un estudiante está en la escuela, habrá una nueva lección cada día, y una nueva clase cada año. No sucederá que él permanezca en la misma clase durante todos esos años y aprenda la misma lección todo el tiempo. Del mismo modo, cada sadhaka en la senda espiritual debe practicar la introspección y descubrir si su Sadhana es correcto y si está mejorando día tras día. Si no es así, él debe cambiar sus ideas y actitudes y mejorarse a sí mismo.

Un sadhaka no debe permanecer siempre en una senda dual. Como primer paso, debe avanzar desde una senda dual a una que llamamos no-dualismo calificado. Éste es el deber de cada sadhaka. Adorar a Dios con flores y ofrecerle incienso es sólo el primer paso en el Sadhana. Un sadhaka que posea buenas cualidades y una mente sagrada siempre crecerá en estatura espiritual a medida que avance por la senda espiritual. Es el deber de cada sadhaka continuar mejorando a partir de su primer paso. Un sadhaka no debe pasar toda su vida llevando a cabo una puja mundana a Dios y continuar siendo un principiante. Debe esforzarse por mejorar su actitud mental.

Baba


Traduccion Mercedes Wesley